Continúa la ofensiva militar preparada por Bakú con el apoyo turco en el territorio del Alto Karabaj. Los combates del último día se concentran en el sur de la región, muy cerca de la frontera con Irán. Las pérdidas en vidas humanas y equipamiento no parecen desanimar al mando azerí. Bakú no parece dispuesto a parar una ofensiva que le ha llevado bastante tiempo de preparación, como se está evidenciando ahora. Los armenios han amenazado, por su parte, con escalar el conflicto utilizando armamento de largo alcance.
La ofensiva azerí, o la contra-ofensiva como la ha denominado el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliev, por recuperar el disputado enclave del Alto Karabaj sigue en marcha. Tras no conseguir una gran ruptura en las primeras horas de combate del domingo, las tropas azeríes hacen uso de su superioridad técnica para ir poco a poco avanzando y parando los contraataques armenios para recuperar el terreno perdido.
Los 2.805 millones de dólares del presupuesto militar de Azerbaiyán se están haciendo notar frente a los 1.385 millones del presupuesto bélico de Armenia.
Además, si el de Armenia se ha incrementado drásticamente en los últimos años, el gasto militar azerí era alto desde hace decenios. La tecnología, principalmente drones y artillería, del ejército de Azerbaiyán le está permitiendo avanzar causando graves pérdidas a las fuerzas armenias.
Ello no se hace sin pérdidas por parte de Azerbaiyán, tanto en soldados como equipamiento. Los dos bandos hablan de cerca de 100 muertos cada uno y varios centenares de heridos. Además, Armenia ha perdido varios sistemas antiaéreos, tanques y otro equipamiento. Azerbaiyán habría perdido varias decenas de drones de diferentes clases, entre dos y cuatro helicópteros y varios tanques.
A pesar de que ambas partes han declarado movilizaciones, total en Armenia y parcial en Azerbaiyán, nadie de momento está enviando masivamente tropas de refresco al frente.
Las autoridades armenias han pedido a sus ciudadanos que no se dirijan en masa a la zona del conflicto, algo que ha creado serias retenciones de miles de vehículos en las carreteras que unen Armenia con el Alto Karabaj. De momento, las movilizaciones se centran en los especialistas técnicos, en el caso armenio especialistas en defensa aérea para contrarrestar el uso de drones por parte azerí.
Quizás la pérdida más destacable de momento haya sido la de un avión de ataque Su-25 armenio que, según el Ministerio de Defensa de este país, habría sido derribado por un caza F-16 turco. Azerbaiyán no dispone de ese modelo de avión dentro del espacio aéreo armenio.
Además, según la versión armenia, el caza despegó para tal misión desde el propio Azerbaiyán. Tanto Bakú como Ankara desmienten que haya sido un F-16, pero que la participación turca en el conflicto es importante está cada vez más claro.
Ante las dificultades del bando armenio en el frente para contener a los azeríes y recuperar el territorio perdido, Ereván ha amenazado con utilizar su armamento “de mayor alcance y poder destructivo”, en clara referencia a los misiles Iskander-E, que recibió desde Rusia en 2016. Estos misiles tienen un alcance de casi 300 kilómetros y pueden llevar diferentes cabezas con hasta varios centenares de kilos de explosivos.
Prácticamente al mismo tiempo, la diplomacia turca se ha encargado de señalar que cualquier ataque contra Azerbaiyán será considerado por Turquía como un ataque contra su propio territorio.
Conflicto híbrido
En este momento se hacen patentes las peculiares pero cada vez más comunes condiciones en los conflictos actuales. El Alto Karabaj es un Estado no reconocido, habitado por armenios en un territorio que jurídicamente pertenece a Azerbaiyán.
Tiene gobierno y fuerzas armadas propias, pero en su ejército sirven reclutas de toda Armenia y su economía es un apéndice de la economía armenia. Por su parte, Ereván no reconoce al Alto Karabaj como Estado para evitar sanciones internacionales. Ello, a su vez, crea una curiosa situación en la que, mientras combaten, ambas partes deben tener en cuenta aspectos legales.
Así, Turquía y Azerbaiyán deben evitar atacar abiertamente Armenia para que esta no pueda pedir ayuda a Rusia, amparándose en el Tratado de Seguridad Colectiva, un acuerdo de defensa mutua en el que se incluyen Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán.
Pero ese tratado no cubre el territorio del Alto Karabaj al no reconocerlo sus miembros como armenio. Por ello, si Azerbaiyán o Turquía atacan fuerzas armenias allí, estarían en su derecho y no correrían teóricamente el peligro de las represalias rusas.
Armenia, por su parte, puede combatir en el Karabaj, pero si ataca territorios más allá del frente con ayuda de los Iskander, como por ejemplo una base azerí con personal turco en la retaguardia, podría verse golpeada por fuerzas turcas desde otras direcciones y no solo en el Karabaj. Estas características complican el conflicto y hacen que cualquier error pueda activar los mecanismos de protección mutua, que llevarían a una guerra de mayor calibre que enfrentaría ya de manera directa a Turquía y Rusia.
Otra de las especificidades de este conflicto es lo que se conoce como “niebla de la guerra”, que no permite saber exactamente qué es lo que sucede en el frente. En los últimos años, casi todos los conflictos han sido transmitidos casi en directo gracias a las nuevas tecnologías. Vídeos y fotografías inundan el espacio mediático casi al momento. Ello no sucede en el Karabaj, una región con muy mala comunicación móvil. Solo en las ciudades hay red 3G, y prácticamente ninguna señal en el frente. Por ello, en los primeros días la única información eran vídeos de combates hechos públicos por los respectivos ministerios de Defensa. Estos materiales aportan, pero no permiten a ciencia cierta, comprobar todas las informaciones, como la supuesta llegada de combatientes desde Siria para apoyar a las fuerzas azeríes. Es de esperar que con la llegada de corresponsales, la situación informativa sea mejor en los próximos días.
Reunión urgente del Consejo de Seguridad
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió de urgencia y a puerta cerrada a última hora de ayer para tratar sobre la guerra abierta en torno al enclave armenio de Nagorno Karabaj, a instancias de varios países europeos.
La reunión comenzó a las 17, hora de Nueva York (21.00 GMT), a petición de Bélgica tras una iniciativa franco-alemana. Estonia, miembro no permanente del Consejo, y Gran Bretaña, se sumaron a la demanda europea. Londres y Paris son miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
Fuentes diplomáticas no descartan una declaración tras la reunión, por el propio Consejo o por los miembros europeos a falta de una posición consensuada*.
En plena Asamblea General de la ONU, el estallido de combates en la región hace temer una guerra abierta entre Azerbaiyán y Armenia, con Ankara y Moscú entre bambalinas. Rusia también es miembro permanente del Consejo y tiene, por tanto, derecho de veto.
*NdE: Luego de la reunión de ayer, el Consejo de Seguridad demandó el “”fin inmediato a los combates” entre Armenia y Azerbaiyán.
FUENTE: Pablo González / Gara