Mientras la comunidad internacional se pronunció para que la guerra entre Armenia y Azerbaiyán se detenga de inmediato, Turquía redobló su apuesta por el régimen azerí enviando mercenarios a la guerra.
Mientras la comunidad internacional se pronunció para que la guerra entre Armenia y Azerbaiyán se detenga de inmediato, Turquía redobló su apuesta por el régimen azerí enviando mercenarios a la guerra.
Los proyectos expansionistas de Turquía están en crisis. Los planes neo-otomanos del gobierno del AKP/MHP (partidos de la Justicia y el Desarrollo, y Acción Nacionalista) se están derrumbando cada vez más en el Mediterráneo Oriental y Libia, dejando al régimen aislado. Los crímenes de guerra de Recep Tayyip Erdogan en Siria incluso han sido documentados por las Naciones Unidas.
Ahora, después de muchos años de interferencia, el Estado turco ha iniciado una guerra entre Azerbaiyán y Armenia. El enfoque de Turquía se basa en el patrón “si no funciona en un lugar, continuaré en otro lugar”. Con esta estrategia, se ha enfrentado con la resistencia de la lucha por la libertad en Kurdistán, así como a nivel internacional con alianzas dirigidas en su contra.
La política de Turquía es ampliamente conocida y se encuentra en su punto más bajo, no solo entre los kurdos, sino también en el mundo árabe y a nivel internacional. El Estado turco ha ocupado tierras árabes y kurdas para sus sueños neo-otomanos y está experimentando una crisis tanto en la política interior como en la exterior. Para superar esta crisis y mantenerse con vida, el régimen no tiene miedo en incendiar toda la región. La guerra entre Armenia y Azerbaiyán, desatada por Turquía, lo ha dejado más que claro.
Hace apenas unas semanas, la situación en el mar Egeo y el Mediterráneo Oriental se agravó. Turquía sufrió una dura derrota, ya que Francia, Egipto, Israel, Estados Unidos y la mayoría de los estados de la Unión Europea (UE) se pusieron abiertamente del lado de Grecia y de la República de Chipre.
Para comprender el papel de Turquía en las luchas entre Armenia y Azerbaiyán, es útil retroceder unos meses y observar el contexto general de la política interior y exterior del régimen del AKP/MHP.
A través del gobierno de la Hermandad Musulmana de Fayez Al Sarraj, en Libia, el régimen turco quería establecer una cabeza de puente para la expansión hacia el sur y hacia el este en el Mediterráneo. En particular, la intervención de estados como los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Egipto anuló los planes turcos. Con el alto del fuego en Libia y la creación de una nueva base de entendimiento entre las partes combatientes, los planes de Turquía amenazan con sufrir un nuevo freno. Así, las partes interesadas en una solución exigen la retirada de las tropas mercenarias enviadas por Turquía desde Siria a Libia. A pesar de todos los esfuerzos de Erdogan, el pueblo libio y las potencias internacionales quieren evitar que Turquía se apodere de la riqueza del país.
Los esfuerzos de Turquía en la búsqueda de gas natural en el Mediterráneo Oriental tampoco han tenido éxito. Por el contrario, estados como Egipto, Israel, la República de Chipre, Grecia y Francia han formado una alianza abierta contra Turquía. Las amenazas de guerra de Turquía contra estos estados tampoco se han cumplido. Grecia y Chipre recibieron el apoyo total de muchos estados de la UE, Estados Unidos y los países ribereños del Mediterráneo. La visita del secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo a Grecia, las conferencias de Francia y los países mediterráneos, y las maniobras conjuntas con Grecia, sirvieron de advertencia a Turquía. Como resultado, el buque de investigación Oruç Reis fue retirado de los sondeos de gas natural en el Mediterráneo Oriental. No importa cuántas veces Erdogan diga que querían darle una oportunidad a la diplomacia, está claro que se trata simplemente de un intento barato de lavar la cara.
Incluso la crisis en Idlib, provincia siria ocupada por Turquía, no se ha resuelto. Aunque Rusia insta a Turquía a mantener calladas a sus tropas yihadistas, existe una gran tensión en la región. Turquía ha establecido bases militares en todas partes, en preparación para una posible nueva guerra contra el régimen sirio o Rusia.
Otro problema que actualmente no se discute es la compra de misiles rusos S-400 por parte de Turquía. En la actualidad, surge la pregunta de si Turquía experimentará la misma tolerancia, que a través de Donald Trump, por parte de un posible nuevo gobierno estadounidense después de las elecciones de octubre. Si los demócratas ganan las elecciones, esta crisis volverá a estallar. Por lo tanto, se vislumbran varias medidas de sanción contra Turquía como posibilidades. En el pasado, hemos observado repetidamente que la trinidad de AKP, MHP y Ergenekon¹ amenaza con cambiar de dirección en el tema de los misiles S-400. Sin embargo, ha quedado claro que, sin el paraguas de la OTAN, Turquía sería una gran nada, como los eventos mencionados anteriormente han demostrado más que claramente.
Si bien la política de expansión se ha derrumbado, el bloque de poder formado por el AKP, MHP y Ergenekon se ha encontrado, al mismo tiempo, en su territorio en una situación donde ya no puede gobernar debido a la desintegración económica y política. El comportamiento del gobierno durante la pandemia del coronavirus expuso esta situación. Los increíbles datos sobre la propagación de la pandemia en Turquía, considerados sospechosos por las instituciones internacionales y difundidos a diario por el gobierno, son una expresión de esta situación.
Así, el supuesto proyecto gubernamental del siglo, el llamado “Canal de Estambul”, así como el debate sobre la retirada de la Convención de Estambul contra la Violencia contra la Mujer, fueron eliminados de la agenda después de solo una semana. Podemos observar que el poder del régimen para establecer la agenda y barrer los problemas reales bajo la alfombra está cada vez más influenciado por la aceptación cada vez menor de sus tesis por parte de la sociedad.
¿Y la “reconquista” de Santa Sofía? Con la eliminación de la iglesia y el establecimiento de una mezquita, estas amenazas de los gobernantes también han perdido su poder. ¿Qué ha cambiado la apertura de Santa Sofía a la oración en el equilibrio internacional? ¿Qué “juego” de los poderes internacionales se ha visto perturbado por ella?
¿Y por qué ha desaparecido de escena el debate sobre el gas natural en el Mar Negro? Con el gas encontrado, se suponía que Turquía se convertiría en un “creador de juego”, después de todo. Al final, el “alegre mensaje” de Erdogan del gran descubrimiento de gas aterrizó en el montón de basura de la historia, como todos los demás.
El conflicto armenio-azerbaiyano en el Cáucaso, en el que el Estado turco asume el papel de liderazgo, es también un intento de silenciar las demandas de libertad de los pueblos en Turquía, en medio de un sistema en crisis y descomposición. Sin embargo, la ofensiva en el Cáucaso se trata de algo más. Se trata de arrebatar al pueblo azerbaiyano los recursos minerales, que no pudieron ser capturados en Libia y en el Mediterráneo Oriental, bajo la bandera de la “hermandad”. El régimen del AKP/MHP está dirigido directamente contra el pueblo armenio, contra quien Turquía cometió un gran genocidio a principios del siglo XX. El régimen convierte al pueblo armenio en blanco de ataques racistas y utiliza las batallas de Artsaj (Nagorno Karabaj) como medio de estabilización política interna.
La agencia de noticias ANHA publicó el 23 de septiembre los nombres de 41 de los 50 miembros de la Brigada Sultán Murad enviados desde Afrin (Kurdistán sirio ocupado) a Azerbaiyán. Pero esto fue solo la punta del iceberg. El Estado turco ha enviado a cientos de yihadistas a Azerbaiyán además de sus propios soldados. La continuación de la ocupación de áreas en el norte de Siria, las campañas de linchamiento contra los kurdos en Turquía y el resurgimiento selectivo del odio contra los armenios son los métodos actuales del gobierno turco. Una vista de la situación política interna muestra, sin embargo, la probabilidad de que cometió un error de cálculo. En el caso de la prolongación de la guerra, el factor ruso, los equilibrios de poder internacionales y la resistencia del pueblo armenio pueden poner fin repentinamente al entusiasmo del fascismo turco.
¹La red Ergenekon es una organización semi-secreta formada, entre otros, por militares, policías, políticos, sindicalistas y académicos de ideología nacionalista. También se dice que Ergenekon fue inventado por el propio gobierno de Erdogan para justificar la represión acusando a la red de intentar golpes de Estado.