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La autogestión como éxodo. La experiencia del MTD de Solano, Argentina

Neka Jara :: 08.10.20

En 1997 un grupo de vecinos de San Francisco Solano, partido de Quilmes, comenzó areunirse de manera regular. Cansados de las promesas incumplidas de los políticos y delas manipulaciones de sus punteros, fueron agrupándose bajo las consignas de “trabajo,dignidad y cambio social”.

La autogestión como éxodo.El MTD de Solano

Neka Jara

En 1997 un grupo de vecinos de San Francisco Solano, partido de Quilmes, comenzó areunirse de manera regular. Cansados de las promesas incumplidas de los políticos y delas manipulaciones de sus punteros, fueron agrupándose bajo las consignas de “trabajo,dignidad y cambio social”.

El 11 de noviembre de 1997, el MTD efectuó su primer corte deruta y organizó una red de producción y gestión solidaria a través de comedores, talleres,micro–emprendimientos productivos, huertas y granjas. Luego amplió su irradiación haciabarrios vecinos del conurbano bonaerense.Comenzamos a organizarnos a medianos de 1997, en el marco de unaiglesia cristiana en San Francisco Solano. Todos sabemos lo que significóla década del noventa para nosotros; aquellos eran tiempos de desocupa-ción masiva e incertidumbre. Una manera de organizarnos era la reflexiónconstante sobre el momento que nos tocaba vivir. La mayoría éramos mu-jeres que comenzábamos a estar juntasyapensarnosanosotras mismasdesde la necesidad. La necesidad que provocaba el desempleo, el hambre,la pobreza, la exclusión, la falta de salud y la precariedad de la educa-ción. Juntas queríamos encontrar formas de subsistencia. Veníamos conuna experiencia muy dura, la del clientelismo político, de manera queno queríamos saber nada con eso. Veníamos de una zona con muchaspeleas y conflictos por el liderazgo y la representación, así que nos pre-guntamos qué podíamos hacer. En nuestras manos no teníamos más quela decisión de ponernos de pie y construir algo. Comenzamos a plantearnuestras reivindicaciones al Estado, que hasta entonces sólo había podidoinventar los famosos “Plan Trabajar”. No importa aquí enumerar cuálesfueron esos planteos, lo cierto es que ese objetivo nos permitió repen-sar nuestras vidas y recrear nuestra existencia. Así fue que entendimosque si insistíamos en el papel de víctimas, de desocupados, corríamos elriesgo de desaparecer como organización. Empezamos a crear espaciospara autogestionar aspectos de la salud y pequeñas redes de autoabas-tecimiento.

170El trabajo por venir. Autogestión y emancipación socialDe esta manera, se dio inicio a una serie de actividades que nos llevarona unirnos cada vez más y a tener más fuerza. Participamos de muchísi-mos piquetes, marchas y ocupaciones de tierras. Vivimos momentos muyduros de represión y el asesinato de compañeros. Fuimos amenazados yalgunos compañeros vieron sus ranchos incendiados como represalia porocupar las tierras. Todo esto hacía que nos abroqueláramos fuertementefrente al enemigo común. El enemigo estaba afuera, nos golpeaba día adía y no permitía que tuviera lugar lo que estaba surgiendo. El primergran conflicto fue con la jerarquía de la Iglesia. Muchas personas queestaban en el movimiento no eran cristianas y la Iglesia pedía que lo fue-ran. Cuando digo jerarquía me refiero tanto a las jerarquías ordenadascomo también a las personas que, en los barrios, ponen en práctica estasformas jerarquizadas. Esa exigencia se usaba como una forma de control,de dominio.A pesar de todo, pudimos hacer surgir los espacios para que tuvieranlugar los proyectos. De manera precaria dimos origen a los primeros pro-yectos productivos que nos ayudaron a tomar distancia con la condiciónde desocupado. Era importante que el opresor no nos pusiera esa etique-ta de desaparecidos, anulados, aniquilados. Eso nos volvió a dar fuerzas.Nos metimos para adentro porque el enemigo de afuera muchas veces semetía en nuestra casa, en la organización. Así que trabajamos para queeso no pasara. Descubrimos que el núcleo de nuestra forma de luchar te-nía que pasar por pensar en la construcción de nuevas relaciones sociales.Es decir, el desafío era trabajar sobre las nuestras relaciones, pensandocómo romper con las relaciones estatales o relaciones jerarquizadas quese nos metían hacia adentro y que nos volvía enemigos entre nosotros.Voy a tomar una imagen que un compañero usa mucho en estos días,la del éxodo. Nosotros sentimos nuestra vida en la organización comoun movimiento permanente, como un caminar a través del desierto, enun estado de éxodo. A veces el objetivo es nítido, a veces se disuelve enun espejismo; entonces todo se vuelve incertidumbre, confusión. Por esopensamos que nada está dado o acabado. Hemos llegado a conformar unaorganización muy grande; hemos salido hacia el mundo, a veces con sustoy a veces con jactancia, llevándonos el mundo por delante. Y de pronto,cuando nos volvíamos sobre nosotros, nos consumía nuestra fragilidad.Volvíamos a ser débiles. Este constante reponerse es como caminar en eldesierto.

La autogestión como éxodo. El MTD de Solano171Por eso pensamos que construir autonomía no es un punto de llega-da. Para nosotros, pensar la autonomía es un problema cotidiano. Aquísituamos el tema del trabajo y de la autogestión. La autogestión no essólo un modelo para construir fuerzas productivas, sino también es unproblema diario, se trata de una conjunción de fuerzas que busca encon-trar nuevas relaciones para poder crear algo. Es así que entendemos eltrabajo como pura creación. Es que en realidad, nos quedó más que eso;al no tener trabajo había que pensar cómo crearlo. No en el sentido detener un patrón que manda y un grupo que obedece sino como creaciónen todos los niveles de la vida. Nosotros decimos que la autonomía esempezar a hacernos cargo de toda nuestra vida porque está en nuestrasmanos pensar y construir de qué manera queremos vivirla.Esto implica pensar qué es la salud, qué es la educación, qué es pro-ducir una alimentación sana, unos zapatos o un vestido. Todas estascosas tienen fundamento en este sentido de la creación. Así concebido,el trabajo no es un bien absoluto sino algo abierto, modificable. Es lacreación de relaciones y esto, es fundamental. No se trata sólo de plan-tar lechuga, cuidar huertas o producir pan, sino de pensar de qué formalo vamos a hacer, cómo vamos a plantear las relaciones entre nosotrosy con quiénes nos vamos a relacionar a partir de esa experiencia. Re-cién entonces, pudimos abrirnos al encuentro con otras organizaciones,con otros movimientos. Entendemos que organizarnos no es encontrar-nos sólo con amigos o estar bien en nuestra casa. Precisamente nuestracasa es el mayor problema; porque es allí donde se ponen en marcha losconflictos cotidianos, la relaciones de dominación que desde ese interiorllevamos hacia afuera. El encuentro muchas veces consiste en esperar aconocer qué tiene el otro para decir y no sólo decir lo que yo tengo o loque estoy haciendo.El desafío es la construcción del cambio social. Desde un horizontehistórico, somos bastante nuevos como movimiento, pero podemos decirque hemos aprendido a pensar. En este sentido, me gustaría agregar quees difícil encontrar un marco teórico de dónde aferrarse, todo está abiertoen el horizonte. Por eso quiero aclarar que no tenemos a ningún intelec-tual que nos oriente o que nos marque una teoría; vamos construyendoteoría a partir de lo que vamos haciendo. Esto que les estoy comentandoes algo que venimos pensando en este último tiempo. En otros momentospensamos otras cosas y después, las fuimos modificando. Cada situación

172El trabajo por venir. Autogestión y emancipación socialtrae un desafío nuevo para pensar. Si hay algo que tenemos que agra-decerle al presidente Kirchner en estos momentos, es la posibilidad quenos dio para repensarnos, para redescubrir dónde nos situábamos. Creoque es la única posibilidad. No somos seguidores ni de Holloway, ni deNegri, ni de nadie por el estilo, pensamos con todos los que nos dan laposibilidad de encontrarnos y de poder reflexionar. Y le agradecemos atodos aquellos que han abierto espacios para poder hacerlo.

 


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