Lo que está en juego son dos elementos fundamentales: el mínimo acuerdo social que, mediante un proceso popular devino en la Constitución de 1999; y la sobrevivencia económica de la población, que se rehúsa a ser los daños colaterales de convertir a Venezuela en una hacienda, en una zona de sacrificio.
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1. La aprobación de esa ley no se puede sólo evaluar por sí misma. Hay que entender que surge en un contexto de neoliberalización económica que lleva años. Es la continuación de viejas políticas neoliberales, llevadas ahora a nuevas escalas.
2. Hay quiénes se sumergen y llevan la discusión sobre esta ley al campo puramente normativo y de ‘derecho’, y no parecen darse cuenta que la función de dicha ley es primordialmente política. Revela más bien un momento y una orientación clara del proceso de acumulación por desposesión que se desarrolla en Venezuela. No se deje distraer
3. En Venezuela la Constitución se viola a diestra y siniestra desde hace tiempo por parte del Gobierno nacional. ¿Para qué una nueva Ley, si las que están no se cumplen? ¿Para qué una nueva Ley, si los ciudadanos no se pueden refugiar en las que existen? Pues sencillo: para ofrecer garantías al capital transnacional, quien es el que las exige para arrimar sus inversiones. (Por eso Fedecámaras le dió Like al proyecto).
4. El contexto de excepcionalidad y emergencia siempre ha sido utilizado de excusa para aplicar reformas neoliberales y suspender el estado de derecho (cuando debería ser lo contrario). Este contexto de excepción en Venezuela ya lleva, formalmente, más de 4 años (sí, antes de las sanciones que en verdad nos han afectado). Así, cualquier medida la van a justificar. Nada democrático cabe en este formato de excepcionalidad (lo terrible es que haya ciudadanos que lo defiendan…). La excepcionalidad puede ser eterna…
5. Ante las críticas formuladas y las barbaridades que establece esa Ley, voceros del Gobierno nacional nos terminan llevando a la conclusión de que lo que tenemos que hacer, es confiar en Maduro. Vaya…
6. En el fondo, lo que está en juego son dos elementos fundamentales: el mínimo acuerdo social que, mediante un proceso popular devino en la Constitución de 1999; y la sobrevivencia económica de la población, que se rehúsa a ser los daños colaterales de convertir a Venezuela en una hacienda, en una zona de sacrificio.
7. El descontento que provoca esta Ley está generando coincidencias de muchos actores diferentes, lo que se une al descontento por la situación general que se vive en el país (¿nuevo escenario político?).