Colombia vive una jornada de huelga después de unas intensas jornadas democráticas. A Bogotá llegaron entre 8.000 y 10.000 participantes en la Minga Nacional Pluriétnica e Intercultural que marcharon de manera pacífica desde el Suroccidente del país. Allí reclamaron el diálogo político con el presidente de la República, Iván Duque, quien quiso mostrar una hiperactividad y abrumo con una agenda que lo llevó del Chocó a la instalación del Consejo Nacional de Políticas Públicas de Juventud, pero su ruta no pasó por la Plaza de Bolívar.
Allí, las autoridades indígenas, apelando a la Constitución Política y al derecho originario avalado por ésta, juzgaron al Gobierno y a Duque en cabeza de él por la “vulneración masiva y sistemática de los derechos ancestrales, milenarios, fundamentales y constitucionales: a la vida y paz, el territorio y la democracia”.
La sentencia final de este juicio abierto y popular, concluyó con la declaración del “Gobierno Nacional en cabeza del Presidente de la República Iván Duque Márquez [como] Responsable de vulnerar los Derechos Ancestrales Milenarios y Fundamentales Constitucionales de los Pueblos Indígenas, Afrodescendientes, Campesinos, los sectores sociales rurales y urbano-populares y sindicales de la Minga Nacional”. Además, incluyó 16 indicaciones para Duque y el Gobierno que se resumen en: enmendar y restituir los derechos Ancestrales Milenarios, Fundamentales y Constitucionales; implementar una verdadera reforma agraria integral; ordenar la anulación de todo tipo de concesiones y licenciamientos ambientales para proyectos minero energéticos que atenten contra la vida y el equilibrio natural; adoptar e implementar modelos y planes propios de planificación territorial comunitarios, urbanos y rurales; prohibir la aspersión aérea con glifosato y otras sustancias químicas; implementar un modelo desarrollo para la transición minero-energética que avance en la superación del modelo extractivista; implementación de mecanismo jurídicos y técnicos que garanticen el respeto por el derecho fundamental de la consulta previa libre e informada; readecuar la institucionalidad para que garantice la soberanía del constituyente primario; adoptar las orientaciones y mandatos emanados en los espacios colectivos y comunitarios; una reforma político – electoral integral, entre otros.
Mientras Duque se atrincheraba en actos controlados, donde el guión lo dictaminaba su equipo, el lunes, una silla plástica vacía simbolizó su ausencia ante la convocatoria de la Minga, una movilización popular que fue recibida de manera amistosa y cálida en Bogotá por su ciudadanía y por la Alcaldía, aunque algunos medios de comunicación convencionales han querido destacar los insultos de una solitaria ciudadana que, desde su carro, insultó a todos los indígenas del país. Este miércoles, justo después de saludar al paro nacional, las y los mingueros saldrán de vuelta al Cauca. Noelia Campo, consejera mayor del CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca), hacía un balance positivo en las páginas de El Espectador: “Llegaron las comunidades se le habló al país y se deja el mensaje. Queda claro que el que quedó mal aquí fue el Gobierno Nacional frente a un tema de que sigue gobernando para un sector de la sociedad y que no tienen nada de capacidad ni de voluntad para dialogar con el pueblo colombiano. Queda mal frente a lo que se quería discutir y debatir en cuatro puntos estructurales: vida, paz, territorio y democracia”. Campo destacó que no van a caer en la trampa de la “tabla reivindicativa” y que la Minga sigue creyendo que el debate que se debe producir es profundamente político. Si Duque quiere ir al Cauca a hablar, lo tendrá que hacer “de frente al pueblo”.