“Que el niño analice, que no trague todo. Enséñeles a leer y no a firmar su propia suerte. Decía y enseñaba Nasa pal Álvaro Ulcué Chocué a los jóvenes indígenas en la década de los 80s; y eso es lo que hacen hoy.
Esta frase nos hace detenernos a pensar, entender y analizar a profundidad muchas de las situaciones actuales para los jóvenes en los territorios; el proyecto de despojo cultural que está imponiendo el modelo dominante, nos quiere desenraizar y llevarnos a un olvido de la memoria, de la historia. Hoy es momento para que la semilla de la resistencia, la juventud siga caminando por el proceso digno que han trasado nuestros mayores y mayoras.
Por ello; los invitamos a sentir, a hablar, a entender lo que nos dice Uma Kiwe (Madre Tierra) a conservar espacios de diálogos de los pueblos originarios y caminar los territorios en espacios como: la primera minga juvenil, política, artística y cultural “Tras Las Huellas De Los Mayores” que se realizó del 19 al 22 de noviembre en el resguardo indígena de San Andrés de Pisimbalá, municipio de Inzá, Zona Tierradentro.
Allí nos encontramos con gran cantidad de jóvenes indígenas del Cauca y otros territorios de Colombia, conocimos una pequeña parte de nuestra historia; pero también quedó la tarea de plantearnos desde cada zona y cada proceso acciones contundentes, que nos permitan hacer frente a los retos actuales como pueblos indígenas, sin olvidar que los jóvenes históricamente hemos sido parte activa y fundamental de nuestros procesos; y esto ha quedado a flor de piel en las mingas y movilizaciones.
Los jóvenes en su caminar han echado mano de las artes ancestrales e interculturales, práctica que se notó y dió relevancia en esta minga, sin embargo hay que preguntarse ¿Cuál es el papel del arte en nuestros territorios, comunidades y la sociedad en general? Teniendo en cuenta que desde el pensamiento originario el arte ha sido una apuesta política de lucha y resistencia.
“Los jóvenes artistas deben romper con los esquemas atreverse a crear cosas nuevas, que se ajusten a la necesidad de forjar una nueva sociedad, y que se mezclen con su pueblo para que aprendan del poder creador de la cultura popular; el arte no debe ser un simple instrumento de la lucha revolucionaria, sino una de sus mejores expresiones”[1]
Pero también, en estos espacios debemos preguntarnos por nuestro papel en el proceso indígena, ya que los jóvenes hemos sido protagonistas indiscutibles por nuestra energía, entusiasmo, nuestro aguante, nuestra capacidad de no rendirnos a pesar de las adversidades. Nos hemos destacado por las ganas que tenemos de aprender del mundo, de soñar, construir y dar fuerza al proceso organizativo.
Y en este caminar tras las huellas de los mayores, desde el norte del Cauca, queremos recordar al compañero Gabriel Pavi, primer coordinador del movimiento juvenil Álvaro Ulcué Chocué, Dumar mestizo, Nelson Casamachin y a muchos otros y otras que han dado su vida por esta y en esta lucha y hoy son truenos protectores de nuestros planes de vida.
Estas características particulares de los jóvenes indígenas, también son vistas por quienes quieren desarmonizar nuestros territorios, por los diferentes actores armados legales e ilegales, el narcotráfico y otros, que en últimas buscan generar despojo en los territorios. En esta estrategia de guerra nos han querido vender una forma de vida que nos aleja del buen vivir y que se ensaña contra nuestros territorios engañando a jóvenes para que hagan parte de su plan de muerte.
Los jóvenes hoy están muy sueltos desde la familia, se van a la ciudad y llegan con otros pensamientos y esto lo aprovechan los actores armados, así lo mencionó comunero de la cxhab wala kiwe.