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Chile y los cambios en los polos del antagonismo

Jaime Yovanovic (Profesor J) :: 06.12.20

Hasta el estallido social el sistema parecía que al salir de la dictadura se asentaba en una democracia formal como terreno propicio para la disputa del poder o manejo del estado entre los actores del teatro burlesco de la partidocracia.

 
Chile y los cambios en los polos del antagonismo
 
 
Hasta el estallido social el sistema parecía que al salir de la dictadura se asentaba en una democracia formal como terreno propicio para la disputa del poder o manejo del estado entre los actores del teatro burlesco de la partidocracia.
Así las batallas más intensas eran dirimidas o resueltas entre las burocracias partidarias y sus maniobras dentro de las instituciones para avanzar en sus estrategias de disputar y compartir los puestos del poder.
1.En primer lugar hay que destacar la poderosa revolución pingüina de 2006, que fue vendida por el Partido Comunista mediante sus voceros secundarios en las mesas de negociaciones. El resultado fue favorable al sistema.
2.En segundo lugar fue la revolución universitaria de 2011 que fue traicionada por el Partido Comunista y sus aliados Jackson y Boric que fueron instalados en la gran mesa de negociaciones del parlamento.
Así las grandes batallas sociales fueron instrumentalizadas por los partidos de izquierda que no dudaron en sacrificar al pueblo por su eterna pelea con la derecha. Conclusión: el acceso a los cargos del poder para los partidos es más importante que las necesidades y los derechos del pueblo, que ya se realizarán plenamente cuando ellos, los lindos, ocupen los sillones de mando. No se diferencian de los religiosos que nos ofrecen la promesa de futuro en el cielo a condición que aceptemos ser el Job y vivir el martirologio en la tierra.
Por eso la gran pelea de los profesores la transformaron en el circo de gladiadores peleando entre el Partido Comunista con sus aliados contra el Partido Humanista, el Frente Amplio y sus amiguetes. Y hoy día es todo lo contrario: el Partido Comunista se ha distanciado de la Nueva Mayoría y ahora está de amiguete con los del Frente Amplio, o lo que va quedando de esa cosa, en fin que como dicen los chinos no importa el color del gato sino que cace ratones.
Y vino el estallido, el momento de los quiubos para todos: Gran pacto partidario para evitar la fuga de la población que asumiendo la consigna de evadir saltaba todos los obstáculos y parecía que iban a seguir empujando hasta desmoronar el castillo de naipes del poder. Pánico en los pasillos del poder, el corre corre fue notorio en las altas esferas. Sacaron los milicos a la calle, pero no se la pudieron y tuvieron que encerrarlos nuevamente y ocupar su primer muro de contención social, los partidos, que haciendo sus pases mágicos y trucos de prestidigitación discursiva inventaron el plebiscito constitucional donde podrían luchar amigable y educadamente por los puestos del poder trayendo cada uno una buena lista de derechos que harían formas filas de incautos tras de cada corriente partidaria y así sin querer queriendo se armaría otra vez el desordenado aparato de poder estatal y todos saldrían a cantar el venceremos, como efectivamente hicieron tras ganar el plebiscito con votos de izquierda, de derecha y de centro mientras la mitad de la población se negó a pisar el palito.
Así el antagonismo vuelve de la cancha de futbol de la vida al taca taca de la pugna constitucional que promete todos los cielos soñados y por soñar atrayendo masas de incautos que no perciben que el brillo del espejito espejito en cada árbol no permite ver el bosque de la maraña elaborada por los partidos.
Y así nos tienen peleando por una nueva constitución que no tocará el aparato del poder y sólo será una bella lista de derechos que no se cumplen.
Así el antagonismo se ha trasladado desde la pugna de los partidos por el reparto de los sillones del poder, hacia la evidente contradicción del poder, sus aparatos y partidos, con las dinámicas propias del pueblo que ha estirado el estallido hacia los barrios y se ha puesto a construir una nueva sociedad.
Por eso los partidos se están quebrando y los bloques se están deshaciendo o re-articulando.
Los partidos de la vieja Unidad Popular se han transformado abiertamente en socialdemocracia capitalista traicionando el legado de Allende, además se han unificado con los golpistas de la DC. Los profesionales universitarios del Frente Amplio que se separan, dividen y quiebran a cada rato han quedado unos pocos amiguetes que quieren revitalizar la vieja Unidad Popular junto al Partido Comunista que para conseguir sus objetivos va fluctuando de un lado a otro para hacer alianzas especialmente con quienes tienen algún cargo de algo. Si analizamos los tiempos vemos que los partidos se agarran a patadas con quienes luego son sus mejores amigos o se pasan de la izquierda a la derecha o son de derecha y se declaran socialdemócratas, como el camarada Lavín.
Donde no hay trampa es en la unidad del pueblo forjada en los barrios. De modo que hay que optar por uno de los polos actuales del antagonismo: el pueblo unido en los barrios, por una parte, o el poder, los empresarios, los milicos y los partidos con su constitución y su estado, por el otro lado.
 
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