ECLIPSE Y VENTA FORZADA DE LA CULTURA MAPUCHE
Durante los últimos días diversos Lof se han reunido en sus territorios para hacer nguillatün, pidiendo lluvia en tiempos del eclipse. Hoy hemos contemplando contentos como las nubes han cerrado los cielos del wallmapu, y las aguas de la lluvia han caído en nuestro territorio abriendo paso una vez más a la vida.
Así a un día del eclipse queremos compartir nuestra reflexión desde el conocimiento propio mapuche, cuestionando la espectacularización del eclipse y la explotación económica realizada por turismo multicultural que una vez más instrumentaliza y explota nuestra cultura como recurso.
Mientras la sabiduría indígena transfiere y pone ese conocimiento en la memoria colectiva de los pueblos, lo que se materializa en distintos tipos de relatos y creencias mediante su propia lengua; el mundo de la ciencia occidental y de la visión capitalista, lo pone a disposición principalmente para el mercado, como un recurso al servicio de los que tienen dinero y tienen la capacidad de consumirlo.
En este contexto, surgen al menos dos maneras conceptuales de aproximación al eclipse, por un lado –y en el mundo mapuche- mediante los sueños, la contemplación y la convicción y creencia de que lo que ocurre en torno al antü o sol y la küyen o luna tiene que ver con los ciclos de la vida.
La otra aproximación sería desde la visión occidental, aquella que nos promete tener el mejor asiento con vista privilegiada, a través de la compra de un boleto, que garantice tener un lugar para poder consumir este espectáculo que ofrece la naturaleza y tomarse la mejor foto para compartir en redes sociales. Esto ha ocurrido claramente en la Araucanía, donde las instituciones han intentado “vender” a la región como destino turístico, sobrevalorando la zona de Pucón, en donde la industria turística depredadora del ambiente se ha preparado para dicho evento.
Durante las últimas semanas tanto se ha hablado y escrito sobre el tema, que hasta se ha llegado a reproducir “barbaridades” como que los mapuche “tiraban piedras al sol” cuando éste se oscurecía, o que el sol se “muere” (traduciendo el concepto layantü, como el fin de la vida del sol) además de un sinfín de otras interpretaciones frente a este acontecimiento cíclico.
Sin embargo, no se ha dicho lo sustancial del conocimiento mapuche respecto de los ciclos: de tiempo en tiempo… todo vuelve a su lugar. De allí las expresiones como “wallkülekey ta küyen” (el movimiento circular de la luna) “wallkülekay ta antü” (el movimiento circular del sol) o “wallküley ta mapu” (la mapu o el espacio circular), conceptos que, además, dan cuenta de que cada uno no se entiende por sí solo, sino relacionados. Como un cuarto componente de esta relación se encuentra “Pu wagülen” traducido como “las estrellas” las que se visualizan como un manto que sostiene todo. Como se indicó, estos componentes se interrelacionan y no se entienden separadamente sino como conjunto. Por supuesto que cada cierre o inicio de ciclo -en función de su magnitud- viene acompañado de numerosos designios y acontecimientos que, culturalmente, le son privativos a su propia gente.
Los cuatro conceptos mencionados en conjunto también son parte la noción de “IxoFillMogen” traducido como las diversas formas de vida existente para el mundo mapuche, donde nosotros como Che (persona) no somos el centro de ese universo. Eso choca con la noción o idea de naturaleza en el mundo occidental, que no concibe al ser humano en su interior, sino eminentemente como su “consumidor”. Esa mirada que pone en el centro de la naturaleza al hombre (blanco occidental) es lo que, literalmente, estamos presenciando en estos tiempos donde las empresas extractivas que han invadido nuestro territorio - forestales, mineras, hidroeléctricas, pisciculturas, agroindustrias - destruyen todas las formas de vida presente en nuestro IxoFillMongen.
Sumando y restando, las “oportunidades” que brinda el eclipse, desde la perspectiva del wigka kimün (conocimiento occidental), presenta por un lado la oportunidad del desarrollo científico-astronómico para una mejor comprensión, entre otras cosas, del magnetismo y plasma solar que compone su corona. Por otro lado otorga la oportunidad para los negocios y la farándula como espectáculos de la modernidad. Entonces, ¿Cuál será el balance? Dependerá de la perspectiva: probablemente es ganancia por donde se le mire sin importar mucho, por ejemplo, los costos ambientales de cada oportunidad.
Por ahora, no es precisamente la “oportunidad científica” ni la de la sabiduría ancestral sino la mercantilización de la naturaleza la que se apodera de la agenda del eclipse en wallmapu.
Para concluir, no nos llama la atención la frenética búsqueda wigka sobre el sentido del eclipse para el mundo mapuche, lo que sí nos preocupa es la opinología de autodenominados “expert@s mapuche” intentando congraciarse con la coyuntura y el turismo “cosmovisional”, acuñando todo tipo de conceptos y expresiones desde nuestra lengua para con el fenómeno natural denominado eclipse. Ojalá hablaran con la misma fuerza frente al triste espectáculo natural que a diario debemos presenciar en nuestros territorios, donde las empresas extractivas destruyen el IxoFillMongen. Sabemos que opinar sobre este espectáculo de la tragedia de la naturaleza sería difícil, pues implicaría que cuestionaran a quienes financian sus agendas.
Así exigimos respeto hacia nuestro pueblo y los verdaderos conocedores y portadores de nuestro saber propio. Por ello, en diferentes espacios hemos realizado innumerables ceremoniales en estos días a fin de pedir lluvia para nuestros campos, y nuestra petición ha sido escuchada: suena la lluvia en wallmapu, y el espectáculo turístico se ve obligado a cerrar sus cortinas.
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