Antecedentes históricos de Rojhelat
A Kurdistán le fue arrebatada por primera vez su unidad nacional por el Tratado de Qasr-e Shirin (también conocido como Tratado de Zuhab), en 1639. Esto puso fin a una década y media de guerra entre el Imperio Otomano y el Imperio Safavida, y dividió Kurdistán en dos partes. Esta división entre el Imperio Otomano y el Imperio Safavida, y sus sucesores en el Irán actual, continuó hasta los inicios del siglo XX.
El siglo XX fue un siglo de guerras y tribulaciones para Kurdistán y el pueblo kurdo. La Primera Guerra Mundial dio lugar a una serie de acuerdos entre los poderes imperiales. El acuerdo Sykes-Picot de 1916 fue seguido por el Tratado de Sèvres (10 de agosto de 1920) y el Tratado de Lausana (24 de julio de 1923). Este último descartó toda idea de autodeterminación del pueblo kurdo y dividió Kurdistán en cuatro partes. La parte de Kurdistán previamente controlada por el Imperio Otomano se dividió entre Turquía, Irak y Siria, mientras que la parte controlada por el Imperio Safavida pasó a formar parte de Irán. Así, Kurdistán se convirtió en una colonia interestatal, con cuatro nuevos estados definidos arbitrariamente, oprimiendo al pueblo kurdo y explotando los recursos de Kurdistán.
Para entender la situación de los kurdos en Irán, comenzaremos con una mirada cercana a la administración interna del sistema iraní. Irán tiene un largo historial de administración provincial; sin embargo, esto no se estableció para el beneficio de los diversos pueblos del Estado, sino más bien para permitir un gobierno fuerte por parte del poder central. Hoy en día, Irán está dividido en 31 provincias, cuyos límites han sido dibujados para servir a objetivos políticos. Así, aunque hay una provincia llamada Kurdistán, incluye sólo una pequeña parte del área de mayoría kurda dentro de las fronteras de Irán. Kurdistán del Este (o iraní), también conocido en kurdo como Rojhelat (Este), se ha dividido en cinco provincias diferentes: Azerbaiyán occidental, Kurdistán, Kirmaşan, Îlam y Luristán. También hay importantes poblaciones kurdas en las provincias de Khorasan del Norte y Razavi Khorasan, en el noreste de Irán.
Cada una de estas provincias ha sido objeto de un programa de parsificación (del parsi o persa). No está prohibido el uso público del idioma kurdo, la lengua materna del pueblo, pero se etiqueta como “lenguaje local” y sólo se tolera en la vida cotidiana. El término “iraní” se ha convertido en sinónimo de “persa”. El persa es el idioma oficial del Estado en todas las regiones y provincias, y los persas se sitúan en el centro de la sociedad iraní, mientras que los demás pueblos son considerados como periféricos.
La situación económica del Kurdistán Oriental
En las cuatro partes de Kurdistán -Irán, Turquía, Irak y Siria- la economía siempre ha sido de base agrícola, aunque con diversos grados de importancia. Los fértiles pastos han dotado a Kurdistán de una riqueza natural única en comparación con otras partes de Oriente Medio, y estas tierras siguen proporcionando alimento para un ganado diverso, mientras que los ríos apoyan el crecimiento de los cereales.
Kurdistán es un lugar estratégicamente importante, con abundantes recursos naturales, pero el pueblo kurdo no ha obtenido ningún beneficio. En 1908 se descubrió petróleo, y junto con el resto de Oriente Medio, se convirtió en un foco de creciente interés de las potencias mundiales -Reino Unido, Francia, Alemania y Rusia-. Las reservas de combustible fósil de Kurdistán han sido explotadas por los diversos regímenes de ocupación, aportándoles gran riqueza, y la minería también se ha convertido en una industria floreciente. De acuerdo con el programa de Ministerio de Industria, Minas y Comercio, el 90% de las casi 500 minas activas en Kurdistán son propiedad de no kurdos.
A pesar de todas estas riquezas naturales, los kurdos han sido dejados bajo una especie de bloqueo en su propia tierra, como dejan claro los siguientes hechos:
- La población de Rojhelat constituye, según diversas fuentes, alrededor del 17,5% de la población de Irán, mientras que los kurdos presentes en los procesos industriales son alrededor del 3%.
- El petróleo y el gas natural en Kurdistán representan el 67% de los recursos energéticos de Irak, pero el auge del petróleo en la década de 1970 no fue nada positivo para la región kurda. El régimen iraquí compró armas más sofisticadas para luchar contra los kurdos, y en 1975 el gobierno de Bagdad inició una campaña para eliminar las zonas rurales kurdas, llegando a destruir casi 4.000 aldeas.
- Turquía forzó la destrucción de pueblos kurdos mediante expulsiones forzosas de las poblaciones originarias kurdas cercanas a los campos de petróleo de Siirt y Amed (Diyarbakir). Éstas y otras acciones similares siempre se emprendieron con la pretensión de luchar contra el “separatismo kurdo”.
- El régimen sirio negó la ciudadanía a más que 300.000 kurdos que habitaban cerca de los campos de petróleo de Qamishlo, ciudad mayoritariamente kurda situada en al noreste de Siria.
No hay información estadística definitiva sobre los kurdos en Irán. Cualquier estadística que el gobierno iraní pueda tener se mantiene como secreto de Estado.
Los territorios que componen Rojhelat se encuentran entre los más pobres y menos desarrollados de Irán. La tendencia a una mayor urbanización, como en otras partes del mundo, ha llevado a la creación de grandes y concurridas ciudades en las provincias kurdas de Irán. Los trabajadores kurdos que se desplazan de las zonas rurales a las urbanas son absorbidos, en su mayoría, por el sector servicios, ya que hay poca industria en estas áreas subdesarrolladas.
En consecuencia, el sector servicios representa el 54,1% de la economía de las zonas urbanas de la provincia de Kurdistán (que podemos usar como referencia para otras provincias kurdas de Irán), mientras que el sector industrial representa sólo el 4,9%. Estas cifras apoyan claramente el argumento de que el gobierno central de Irán ha prestado intencionadamente una mínima atención al desarrollo de esta parte del país.
Muy poca inversión extranjera llega a Rojhelat. De hecho, casi ninguna inversión extranjera se ha visto en las tres provincias kurdas de Kurdistán, Kirmaşan e Îlam en las últimas tres décadas. Por supuesto, la privación económica en Kurdistán se ha producido en un contexto de crisis financiera a nivel nacional. Históricamente, Irán ha soportado una inflación muy superior a la del crecimiento del PIB. De 1937 a 2010, la inflación fue elevada, con un promedio del 12,69% anual, mientras que el crecimiento promedio de la producción fue de alrededor del 4,96%. Una correlación negativa con un coeficiente de -0,39 entre la inflación y el crecimiento de la producción durante todo el período de muestra, indica un grave problema estructural en la economía de Irán.
La economía iraní se caracteriza por una mala gestión y soluciones institucionales deficientes para hacer frente a la volatilidad de los ingresos del petróleo. Está fuertemente dominado por el Estado, que recauda los ingresos de las exportaciones de petróleo crudo. Los principales actores económicos son actores estatales en la sombra, como las bonyads (fundaciones) y las entidades comerciales del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), y sus actividades económicas han desplazado al sector privado casi desde el establecimiento de la República Islámica de Irán en 1979.
Los datos económicos recientes muestran que, para septiembre de 2018, las exportaciones de petróleo de Irán habían disminuido hasta los 1,9 millones de barriles por día desde un máximo de 2,7 millones por día en junio de 2018. En abril de 2019, habían caído a 1 millón de barriles por día, y en octubre de 2019, a sólo 260.000. Las sanciones han costado a Irán miles de millones de dólares en ingresos. Estos acontecimientos han causado una reducción del 8% en el PIB este año, según las últimas perspectivas económicas del FMI para Irán. Al mismo tiempo, el país está experimentando de nuevo una muy elevada inflación. Según el Banco Central de Irán, la tasa de inflación es del 41%. Según el Banco Mundial, la inflación ha sido alarmantemente alta para los alimentos, con un aumento del 116% del índice de precios al consumidor para los productos cárnicos. A medida que la economía entraba en recesión, la tasa de desempleo se disparaba, y algunas de las tasas de desempleo más altas se encuentran en las provincias kurdas.
Estos tres principales indicadores macroeconómicos -crecimiento económico negativo, inflación sin precedentes, y desempleo muy alto- pintan un panorama nefasto de la economía de Irán. Los iraníes están sufriendo en todo el país, sobre todo en los últimos años, a medida que se han ido imponiendo las sanciones económicas contra Irán. El crecimiento económico negativo unido a una elevada inflación produce un estado de estanflación, situación que es difícil de cambiar sin aceptar muchos sacrificios en el futuro.
Incluso en comparación con el resto del sufriente país, las provincias kurdas de Irán siguen sin desarrollarse y el Estado las ignora deliberadamente. Las tasas de desempleo e inflación son más altas y la contracción económica mayor.
El desempleo y las condiciones sociales y culturales de los kurdos
La población trabajadora de Irán tiene pocas oportunidades y suele quedar atrapada en el desempleo, y relegada a vivir en la pobreza y la miseria social. El desempleo en Irán ha sido por lo general de alrededor del 18%, aunque como consecuencia de la pandemia del coronavirus y las actuales sanciones de Estados Unidos, es actualmente mucho más alto. La tasa oficial en la provincia del Kurdistán, en abril de 2019 (según informado por el gobernador provincial al Parlamento iraní), era del 31%, y podemos suponer que es considerablemente superior a esta cifra.
En Îlam, examinando otros indicadores sociales, podemos ver que sólo 62.000 personas (alrededor del 18% de la población de la provincia) están cubiertas por el seguro del gobierno. El resto de la población no tiene nada más a lo que recurrir.
El PIB de las zonas kurdas es sustancialmente menor que el de otras partes de Irán. Al menos el 60% de la población vive por debajo del umbral de pobreza.
Como resultado de la pobreza y la falta de oportunidades, muchos kurdos viajan cientos de kilómetros dentro de Irán para obtener trabajo de corta duración o cualquier trabajo temporal. Muchas personas, llamadas kolber en kurdo, llevan mercancías a través de la frontera hacia y desde Irak, y a veces a Turquía, para ganarse la vida. Estos kolbers incluyen mujeres, niños desde los 10 años, y a veces personas de hasta 70 años. Debido a la continua opresión y crisis económica, el número de kolbers está aumentando, incluyendo a jóvenes con educación superior que no han encontrado trabajo en los sectores público o privado. Según las estadísticas iraníes, más de 20.000 personas, solo en la provincia del Kurdistán, trabajan como kolbers. No tienen seguro, plan de jubilación o sindicatos, y gran parte de su trabajo es considerado ilegal por el régimen.
El trabajo de los kolbers es extremadamente peligroso. Muchos de ellos se congelan hasta morir o mueren al caer de las montañas en el difícil terreno fronterizo. Si son detectados por los guardias fronterizos iraníes, a menudo se les dispara en el acto. Los kolbers son asesinados casi a diario por las tropas en la frontera que actúan como juez, jurado y verdugo. Actúan sin saber cuáles son los bienes que transportan. De acuerdo con la ley iraní, es ilegal dedicarse a la importación y exportación de bienes, ya que es visto como una amenaza para la economía y producción domésticas. También está prohibido importar bienes que están censurados por la interpretación que hace el régimen de la ley islámica. La mayoría de los bienes que se transportan no son ni una amenaza para el Estado ni ilegales en el mercado, como se argumenta por el régimen de los mullah. Los datos disponibles muestran un aumento del número de asesinatos, con 126 kolbers muertos en 2015, 140 en 2016, 219 en 2017 y 231 en 2018. En 2019, 252 kolbers fueron asesinados a sangre fría cerca de las fronteras de Irán.
El militarismo del régimen iraní y su desprecio de los derechos humanos
Rojhelat está completamente militarizada. Irán ha desplegado en la región del Kurdistán no sólo el ejército regular, sino también muchos miembros del Sepah Pasdaran (Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, IRGC). El ejército y el IRGC ejercen el control sobre las aldeas y las áreas cercanas a las fronteras de Irán con Irak y Turquía (es decir, otras partes de Kurdistán), mientras que la Ettela’at, la agencia de inteligencia, controla las ciudades kurdas.
En todo momento, hay miles de prisioneros políticos kurdos detenidos en Irán. La mayoría de estos prisioneros son activistas democráticos que han tratado de abordar preocupaciones como la de los derechos humanos, los derechos de las mujeres, la protección del medio ambiente, el matrimonio infantil y las condiciones de los trabajadores. Todos los informes indican que el pueblo de la región kurda de Irán está sobrerrepresentado, en comparación con otros ciudadanos iraníes, en los movimientos laborales, estudiantiles, de las mujeres y otros movimientos políticos, debido a que los kurdos siguen soportando una opresión extrema a manos del régimen iraní. Las violaciones de los derechos humanos son comunes, y los y las activistas políticas kurdas se enfrentan a la tortura, a severos castigos y, en muchos casos, a la pena de muerte.
Según muchos informes del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y de Amnistía Internacional, el gobierno iraní ha sido siempre uno de los principales violadores de los derechos humanos en el mundo. Sin embargo, casi nunca se menciona que el pueblo kurdo de Irán es un objetivo desproporcionado del régimen iraní. En un informe de mayo de 2018 se afirmaba que Irán tenía 200.000 prisioneros dentro del superpoblado sistema penitenciario del país, y otros informes afirmaban que tal vez la mitad de todos los prisioneros políticos en Irán son kurdos. En 2015, según Amnistía Internacional, más de 997 personas fueron ejecutadas en Irán, de los que el 45% eran kurdos. Los kurdos constituían el 43% de las 567 ejecuciones en 2016, el 48% de las 531 ejecuciones en 2017, el 55% de las 277 ejecuciones en 2918 y el 43% de las 251 ejecuciones en 2019.
Además de las detenciones generalizadas y las frecuentes ejecuciones, el régimen islámico de Irán oprime al pueblo kurdo, usando sus fuerzas para imponer su propia interpretación radical de la ley islámica.
Adicción a las drogas y crisis de salud mental
La drogadicción es un problema grave entre la juventud kurda de Irán, habiendo algunos informes que indican que el consumo de drogas es más alto en la región kurda que en cualquier otra parte del país. Pobreza y desempleo son las causas principales de este grave problema social. El régimen iraní no toma a propósito ninguna medida para abordar el problema de las drogas en la región kurda. Más bien, permite que prolifere para debilitar la región y evitar que los jóvenes se movilicen políticamente para exigir sus derechos.
La región kurda de Irán es un lugar con una aguda crisis de salud mental. Según las estimaciones publicadas en 2018, la tasa media de suicidios de Irán es de 4,5 por 100 mil, pero esta proporción es mucho más alta en la región kurda. La tasa de suicidio en Îlam es de 71,9 por 100 mil, la más alta de Irán y probablemente una de las más altas del mundo.
Los problemas de las mujeres
La revolución iraní de 1979 dio lugar al derrocamiento del Shah Mohammed Reza Pahlavi y la sustitución de su régimen por la llamada República Islámica, liderada por el Ayatolá Rouhollah Jomeini. La opresión aumentó y la situación de las mujeres de Irán inmediatamente se volvió mucho peor. La opresión de las mujeres se ha intensificado a medida que las circunstancias económicas y sociales del pueblo se deterioraban. Las mujeres de las minorías étnicas, incluidas kurdas, baluches y árabes, sufren una discriminación particularmente intensa, siendo perseguidas como mujeres y privadas de la vida social y justicia económica, enfrentándose a la negación de sus derechos.
La discriminación contra la mujer es parte de la fundación de la República Islámica, lo que representa gobernar sobre la base de la ley islámica chiíta. Esta opresión patriarcal es institucional y estructural, y tiene consecuencias negativas de gran alcance, entre ellas el matrimonio infantil, tragedias familiares, suicidios entre jóvenes y niñas, trata de mujeres, explotación sexual y abusos. Por ejemplo, según el gobernador de la provincia de Kurdistán, en 2018 se registraron en esta provincia un total de 512 matrimonios que involucraban a niñas entre los 12 y 15 años.
Estas políticas no han hecho sino agravar el descontento y la frustración de la población con el régimen y con el gobierno clerical, y cada pocos años han estallado en Rojhelat protestas contra el régimen, que rara vez son cubiertas por los medios de comunicación internacionales. Aunque han sido de carácter pacífico, el Cuerpo de Guardias Revolucionarios Islámicos (IRGC), cuya tarea es proteger a la Revolución Islámica de las amenazas internas, las ha reprimido violentamente. En las últimas oleadas de protesta, que englobaron a todo Irán, la región kurda tuvo la mayor tasa de bajas.
Partidos políticos activos en la región del Kurdistán de Irán
La historia de los partidos y organizaciones políticas en Rojhelat es relativamente joven. La primera organización política kurda que se estableció en esta parte de Kurdistán se encontraba en la ciudad de Mehabad, donde se estableció el Partido de la Libertad de Kurdistán (Hizbî Azadî Kurdistan) desde 1938 hasta 1941. El Partido de la Libertad era pro-democracia y antifascista, pero sin una clara agenda nacional. El partido tenía muy poca influencia sobre la política kurda, ya que se disolvió después de un corto tiempo.
La Sociedad para la Resurrección del Kurdistán (Komeley Jiyanewey Kurdistán, JK) dio un nuevo comienzo al nacionalismo de liberación kurdo. Esta organización, que existió de 1941 a 1945, se formó principalmente por intelectuales de clase media que promovieron la conciencia nacional y la idea de un Kurdistán independiente. JK pronto se “transformó” en una nueva organización política: el Partido Democrático de Kurdistán (Hizbî Demokratî Kurdistan, PDK). El PDK, establecido en 1945, es ahora el partido político más antiguo de Rojhelat. El presidente del PDK era Qazi Muhammad, que declaró el establecimiento de la República de Kurdistán, el 22 de enero de 1946, en la ciudad de Mehabad, y que tuvo una corta vida. Esta primera república kurda atrajo a kurdos de otras partes de Kurdistán. Más tarde, el PDK se dividió en dos organizaciones separadas, con ideología similar pero liderazgo diferente: el PDK (Partido Democrático de Kurdistán) y el PDK-I (Partido Democrático del Kurdistán Iraní).
Komala (Komeley Şorişgêrî Zehmetkêşanî Kurdistanî Êran – Sociedad de Trabajadores Revolucionarios del Kurdistán iraní) fue creada en 1969 por un grupo de estudiantes activistas kurdos como una organización de izquierda/socialista. En los últimos decenios, han participado, junto con el PDKI/PDK, en la guerra de guerrillas contra la República Islámica de Irán. El legendario activista kurdo Foad Mustafa Soultani fue uno de los cofundadores de este movimiento. Hoy en día, hay al menos cuatro grupos diferentes que llevan el nombre de Komala, con diferentes programas políticos. Estos grupos incluyen Komeley Şorişgêrî Zehmetkêşanî Kurdistanî Êran, Komeley Zehmetkêşanî Kurdistan (Sociedad de Trabajadores del Kurdistán), Komeley Rewtî Sosyalist (Komala del Camino Socialista), y Komala Sazmanî Kurdistanî Hizbî Komunistî Êran (Asociación del Partido Comunista de Irán en Kurdistán), una rama política del Partido Comunista iraní.
El Partido de la Vida Libre de Kurdistán (Partiya Jîyana Azad a Kurdistanê, PJAK), establecido en 2004, es ahora una de los más prominentes partidos políticos que trabajan para asegurar los derechos democráticos y nacionales del pueblo kurdo en Irán. El PJAK es miembro de KODAR, la Sociedad Democrática y Libre de Kurdistán Oriental (Komalgeha Demokratîk û Azad a Rojhelatê Kurdistan), una organización coordinadora que lucha por el confederalismo democrático y una república popular democrática en Irán. Las Unidades de Kurdistán Este (Yekîneyên Rojhelatê Kurdistanê, YRK) son las fuerzas autónomas de autodefensa en la región de Kurdistán en Irán, y siguen la estrategia de KODAR. PJAK, KODAR e YRK ponen gran énfasis en la coexistencia multiétnica y la igualdad de género, y las mujeres juegan un papel clave en la gestión de estas organizaciones.
Khebat –“lucha” en kurdo- (Sazmani Xebatî Kurdistanî Êran – Organización de la Lucha de Rojhelat) es un partido islamista establecido por el jeque Jalal Hosseini. Más tarde se dividió en dos organizaciones: Sazmani Xebatî Kurdistanî Êran y Rekxirawî Xebatî Shoreshgerî Kurdistan (Organización de la Lucha Revolucionaria de Kurdistán).
En total, hay más de una docena de partidos políticos y organizaciones que luchan por los derechos de los kurdos de Rojhelat; entre ellos, además de los ya mencionados, está el Partido de la Libertad de Kurdistán (Partî Azadî Kurdistan, PAK), el Partido de la Independencia de Kurdistán (Partî Serbestî Kurdistan), el Partido de la Independencia de Kurdistán Oriental (Partî Serbestî Rojhelatî Kurdistan), el Partido de Kurdistán Independiente (Partî Serbexoyî Kurdistan) y el Movimiento Republicano de Kurdistán Oriental (Bizutnewey Komarîxwazî Rojhelatî Kurdistan).
Las organizaciones políticas kurdas exigen una solución pacífica y democrática de la cuestión kurda, que se logre mediante el diálogo y la negociación con el régimen central. La mayoría de ellas exigen una verdadera descentralización y democratización de Irán. Mientras que un par de estos partidos piden un Kurdistán independiente, el PJAK aboga por un Irán democrático confederal con una emancipación radical de las mujeres. Esto sería similar al sistema que promueve la Administración Autónoma del Noreste de Siria (AANES), que está demostrando ser la solución más viable a las crisis que han extendido por todo Oriente Medio.
El régimen iraní ha negado la existencia de la cuestión kurda y ha continuado con su política de opresión y asimilación cultural. En su determinación por resolver el problema a través del diálogo, los partidos políticos kurdos han perdido algunos de sus líderes más carismáticos. En 1989, el Secretario General del Partido Democrático del Kurdistán Iraní (PDK-I), Abdul Rahman Ghassemlou, fue asesinado en Viena por los “diplomáticos” iraníes en la mesa de negociaciones. Tres años después, agentes iraníes asesinaron a tres líderes kurdos más en Berlín, en lo que vino a ser conocido como “el asesinato del restaurante Mykonos”. La Corte alemana dictaminó que el asesinato había sido ordenado directamente por los principales políticos iraníes.
Medio ambiente
El gobierno iraní ha emprendido muchos de los llamados “proyectos de desarrollo”, que han tenido efectos perjudiciales en Kurdistán y en el pueblo kurdo. Estos proyectos normalmente se encuentran fuera de la zona kurda, pero se alimentan del agua y los recursos minerales kurdos. El gobierno ha cambiado la dirección de los ríos para desviarlos a otras partes de Irán, causando sequías y crisis de agua en las zonas kurdas.
Estas tácticas son similares a las utilizadas durante mucho tiempo por el gobierno turco en la región de Kurdistán en Turquía, como el plan gubernamental turco “Proyecto de Anatolia Suroriental” (Güneydoğu Anadolu Projesi, GAP), que es uno de los más grandes y controvertidos proyectos de presas en todo el mundo, y ha tenido el efecto de hundir miles de años de historia kurda y de patrimonio cultural bajo el agua.
Los ecologistas kurdos han demostrado que las políticas del régimen iraní, como la construcción de presas y el desvío de agua, destruyen los ecosistemas de la región y, a través de la explotación no compensada de sus recursos naturales, exacerban los problemas de la crisis económica en un área que ya sufre de un grave subdesarrollo.
Además, y de nuevo como el gobierno turco, el régimen iraní quema deliberadamente áreas rurales de Kurdistán durante el verano, matando animales, causando grandes daños a bosques, campos y tierras agrícolas, y haciendo que estos lugares se vuelvan inhabitables. Muchos bomberos voluntarios kurdos han muerto intentando controlar estos incendios.
Las amplias políticas regionales anti-kurdas de Irán
Las políticas anti-kurdas de Irán van mucho más allá de las fronteras del país. El régimen iraní ha sido durante mucho tiempo el aliado regional más cercano de Siria, que ahora se encuentra en conflicto. La dictadura de la familia Assad, con una relación que es muy anterior al reinado de Bashar Al Assad. Irán da un gran valor a mantener el régimen de Assad y ha dedicado importantes recursos a la protección de Assad y a evitar cualquier tipo de transición a la democracia en Siria. Ambos regímenes se oponen fuertemente a cualquier reconocimiento para el pueblo kurdo de Siria.
La idea de “transportar la revolución” constituye uno de los principales pilares de la Revolución islámica de 1979 y el régimen clerical le ha otorgado su compromiso incondicional. Por consiguiente, el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (IRGC), y especialmente su rama externa, el Cuerpo Quds, tiene la tarea de encender una revolución chiíta similar en Oriente Medio a fin de preservar la revolución chiíta en el país. Este proyecto subyace a la interferencia iraní en los países vecinos, como Líbano, Siria, Irak y Yemen. No sólo ha enfurecido a las poblaciones iraníes, por los miles de millones de dólares gastados en este proyecto que podrían haber sido invertidos en Irán, sino que también ha amenazado a las poblaciones suníes en todo Oriente Medio, que no quieren ver una revolución chiíta en sus propios países. En consecuencia, algunos suníes han apoyado a grupos radicales suníes como Al Qaeda e ISIS como una forma de protegerse de una revolución chiíta.
Al mismo tiempo, Irán se coordina directamente con el Estado turco para luchar contra los kurdos en todas las partes de Kurdistán. Mientras que las relaciones del gobierno turco con la mayoría de los países árabes están ahora en descomposición, Erdogan y su gobierno AKP-MHP han hecho causa común con el régimen iraní, ya que han trabajado juntos militarmente y de otras maneras para atacar a los kurdos. De hecho, que el Estado turco esté relativamente aislado en relación con el mundo árabe ha dado lugar a que una cooperación aún más estrecha con Irán.
Desde que los kurdos se convirtieron en una potencia visible en Oriente Medio, y en particular con su propagación del concepto de autonomía democrática dentro de las fronteras existentes en Siria, muchos países árabes han llegado a reconocer la realidad kurda. De hecho, las varias campañas de agresión militar, invasión y la ocupación de zonas de Siria e Irak han demostrado que es Turquía, y no los kurdos, quien busca activamente cambiar las fronteras de la región.
Turquía e Irán son rivales históricos y su actual alianza es táctica. Turquía aspira a ser la cabeza de la comunidad musulmana suní internacional, pero coopera con Irán, una teocracia islamista chiíta que patrocina grupos militantes chiítas en toda la región. Un interesado enfoque anti-kurdo une a estos dos regímenes.
Desde principios de este año, los ataques aéreos turcos han atacado a los combatientes por la libertad kurda en las regiones fronterizas de Irak e Irán. Al mismo tiempo, Irán ha aumentado sus ataques contra los combatientes kurdos en el interior de Irak. En Irán, hay alrededor de 12 millones de kurdos, la mayoría de los cuales comparten los objetivos del Partido de la Vida Libre de Kurdistán (PJAK). Turquía está atacando ahora al PJAK en nombre de Irán. El régimen iraní no es capaz de declarar una guerra directa contra los kurdos, ya que Teherán está involucrado en muchos otros conflictos. De hecho, una guerra abierta contra los kurdos es uno de los mayores temores de Irán, porque los kurdos tienen más opciones políticas y diplomáticas que el régimen, y las fuerzas kurdas lanzarían acciones defensivas contra posiciones militares dentro de Irán, lo que crearía confusión para el régimen. No obstante, Irán sigue perpetrando ataques contra grupos kurdos y participando en asesinatos y guerra psicológica, incluyendo la emisión de amenazas de muerte contra activistas kurdos.
Conclusión
La cuestión de Kurdistán Oriental es un importante componente de la cuestión de Kurdistán en su conjunto, y es el resultado de la negación de la existencia de los kurdos y un total desprecio por su voluntad. Por tanto, la cuestión sólo puede ser abordada adecuadamente por las autoridades reconociendo la existencia kurda, garantizando y protegiendo los derechos de los kurdos y reconociendo la voluntad de los kurdos. Los esfuerzos de democratización pueden tener efectos positivos sobre la cuestión kurda, y una solución democrática y pacífica de la cuestión kurda puede ayudar a traer la paz, la estabilidad y la prosperidad de la región en general.
Para descargar el informe completo en inglés, click aquí
FUENTE: Congreso Nacional de Kurdistán / Rojava Azadi Madrid / Edición: Kurdistán América Latina