Estamos –o somos- en una nueva realidad, y eso parece ser entendido para algunas cosas, pero no para otras. El virus, la pandemia, la cuarentena y el encierro han venido a cambiar nuestras vidas, pues los poderosos y los burócratas han aprovechado para cambiarlo todo. El pueblo ha explotado tras aguantar los gobiernos “democráticos”, que hábilmente entregó la dictadura a la partidocracia, y se ha lanzado a desplegar su protagonismo cambiando las formas de relaciones entre nosotros (asambleas, ollas comunes, brigadas “sólo el pueblo ayuda al pueblo” y decenas de iniciativas barriales) y de nosotros con la naturaleza (huertas comunitarias, agroecología, defensa del ambiente, etc).
Ante ese despertar la partidocracia firma su pacto de unidad que hace extensivo a todos los demás partidos –legales e ilegales- llenando todos los espacios posibles de candidaturas, constituyentes y demás ilusiones para volver a los brazos del poder, que es la trampa de que defienden los empresarios para tener a la población en fila ordenada y usarla una parte para producir ganancias y otra parte para defender el modelo (partidos políticos y funcionarios estatales o municipales).
La educación y la salud son las dos estructuras más importantes para aquietar a la población y domesticarla: la educación para evangelizarlos (curando el alma) y la salud para cuidarlos (curando el cuerpo).
Nuestra idea es que la educación no es un servicio, sino una forma de vida que hoy debe acompañar las tareas de construcción de otra sociedad basada en la democracia en los barrios.
Los partidos hacen sus escuelas y van enseñando lo mismo para formar futuros militantes que defenderán la estructura del poder estatal, por eso decimos que derecha, izquierda y centro se han aliado para disputar los sillones del poder y la única diferencia entre ellos es la que usted puede encontrar entre las dictaduras de izquierda en Nicaragua y Venezuela y las dictaduras de derecha en Turquía, Irán y Marruecos.
Nuestras escuelas barriales no pueden subordinarse a alguna ideología política, filosófica o religiosa, que sólo dividen al pueblo. De allí que en este verano podemos realizar múltiples actividades en cada barrio con los niños, jóvenes, adultos y mayores; entre todos para fomentar el encuentro, la fraternidad y el afecto, y mediante cuatros categorías etarias, para que decidan entre ellos lo que les gustaría aprender y ejecutar.
Cada categoría etaria puede autoorganizarse a su modo y hacer llegar sus iniciativas y resultado al grupo face
https://www.facebook.com/groups/pedagogiabarrio para que otros los conozcan y puedan aprender o corregir sus experiencias, estando claros en que nadie hará de juez ni estará atacando las posiciones de los otros para hacer valer la suya como “la verdadera” o “la buena”.
Los niños pueden subdividirse en dos categorías, pero no en cuanto a la subjetividad, pues la mayoría de las teorías pedagógicas insisten en que el niño debe desarrollarse en su cultura y sociabilidad por una parte, y por la otra en su singularidad “única” como llaman a lo personal escondiendo que así están reproduciendo el individualismo, que luego se va a desarrollar en la competencia, la ambición, el odio y el miedo. De manera que si procuramos que los niños se formen en medio del amor y el compartir con el resto del hormiguero humano del barrio sin estimular las competencias y premios por medio de notas, concursos de quien es ganador o perdedor, etc. estaremos formándonos en el espíritu solidario del todo es de todos, del común.
Tomamos del grupo face “sicología del común”
https://www.facebook.com/groups/SicologiadelComun no por adscribir o suscribir alguna tesis o teoría psicológica, sino por un sentido del aprendizaje permanente que todo se va poniendo en duda sin aferrarse a dogmas de fe de una verdad, lo siguiente:
“Erikson identifica la confianza contra desconfianzacomo el conflicto básico de la infancia. Los bebés empiezan a descubrir si pueden depender del mundo que los rodea. El niño desarrollará un sentido de confianza si se satisfacen sus necesidades de alimento y atención con una regularidad cómoda.
Los niños deben confiar en los aspectos de su mundo que sobrepasan su control.
La segunda etapa de Erikson, autonomía contra vergüenza y duda, marca el inicio del autocontrol y la confianza en sí mismo. Los niños pequeños son capaces de hacer cada vez más cosas por sí mismos.
Durante este periodo, los padres tienen que establecer una línea apropiada; deben ser protectores. Si los padres no mantienen una actitud de confianza y reafirmación y si no apoyan los esfuerzos de dominar las habilidades motrices básicas y cognoscitivas, es probable que los niños comiencen a sentir vergüenza.
“la iniciativa agrega a la autonomía la cualidad de emprender, planear y realizar una tarea para estar en activo y seguir el curso”. Pero con la iniciativa se presenta la conciencia de que algunas actividades son prohibidas.
Los adultos deben establecer una línea apropiada, esta vez al supervisar sin interferir. Si no se permite a los niños que hagan las cosas solos, tal vez se desarrolle un sentido de culpa; pueden llegar a creer que lo que quieren hacer siempre está “mal”.
En los primeros años desarrollan un sentido de laboriosidad (afán de participar en un trabajo productivo). Empiezan a ver la relación entre la perseverancia y el placer de realizar una tarea. Para los niños, el compartir con sus iguales y el vecindario ofrecen un nuevo conjunto de desafíos que se deben equilibrar con aquellos de hogar.
La dificultad con estos desafíos puede tener como consecuencia sentimientos de inferioridad.
Adolescencia: la búsqueda de identidad
El aspecto central para los adolescentes es el desarrollo de una identidad, que ofrecerá una base sólida para la edad adulta. La adolescencia marca la primera vez que se hace un esfuerzo consciente por responder a una pregunta que en este momento implica presión, “¿Quién soy?”. El conflicto que define esta etapa es la identidad contra confusión del papel.
La tendencia natural los adolescentes de “probar identidades”, es una parte importante del establecimiento de una identidad firme.
Así, para los objetivos de nuestra escuela propia de los vecinos del barrio podemos formar cuatro grupos etarios: el de Construcción de confianza, hasta los cinco años, el de construcción o mejor de autoconstrucción de autonomía, de cinco, seis y siete años, el de laboriosidad o de construcción que se inicia y se termina junto a otros, de ocho, nueve y diez años, y por último el de identidad, de pre adolescentes de 11 y 12 años, que si sabemos comprender y actuar en los tres primeros grupos, la identidad será común, es decir la identidad del nosotros, contraria al individualismo y al colectivismo, que es la agrupación de individualidades que aún juntos compiten entre sí.
Debemos tener claro que esto es sólo una propuesta para reflexionar y definir en cada barrio lo que consideren más aceptable y viable, de modo que esperamos en el grupo face de pedagogíabarrio sus propuestas y opiniones que podrán ser tomadas en cuenta por los demás para ampliar los intercambios.
Los contenidos como juegos y actividades pueden ser libres en un comienzo para ver gustos, necesidades y posibilidades de los niñas, niñas y niñes. Esa fase de observación o exploración debería ser distinta según el grupo etario, Por ejemplo el grupo de niños que están formando su confianza será necesario incorpora el contacto físico y el apego, por ejemplo haciendo rondas de la mano con música o similares. En el grupo de formación de la autonomía pueden jugar a las escondidas, la piñata o la búsqueda del tesoro que quien encuentra tiene el placer de compartirlo con los demás.
En la fase de formación de la laboriosidad es muy importante que puedan vincularse a la producción de alimentos entre varios para picar tierra, arrancar ciertas malezas, cavar, sembrar un poroto en vasito y cuidarlo, etc. También juntar piedras para construir un muro, hacer ladrillos, modelar barro, tallar madera, mucha actividad con la naturaleza.
En la fase de construcción de la identidad pueden rotarse actividades como huerta, cocinar, construir una casa de madera y bioconstrucción, hacer filtros de aprovechamiento de agua reutilizable, paseos colectivos y exploraciones en bicicleta y otros medios con ruedas, construcción de bicicleta móvil para ejercicios, club deportivo, fiestas de bailes recreativos, coro, etc. La idea es construir grupos, clubes o tribus urbanas de carácter transitorio.
Tener en cuenta que no se trata de crear animosidad o competencia entre grupos, de allí la importancia de la rotación, por ejemplo en el verano los de esta edad escogen varios temas a trabajar y se dedican unos durante un tiempo a un tema y luego cambian los temas y se re-arman los grupos.
Siempre ha sido más fácil asumir la pedagogía oficial o la de alguna teoría, por eso en este caso es una escuela para todos.
Finalmente recuerde que estas ideas y experiencias no pueden ser copiadas, sino que sirven para discutirlas en su barrio, en la asamblea, entre profesores, apoderados y estudiantes, con la junta de vecinos, en fin entre un grupo de vecinos que se decidan a experimentar esta experiencia pedagógica que va al encuentro de la nueva sociedad que aún no sabemos cómo va a ser y donde todos podemos ser artistas y creadores ante la tela en blanco a pintar de la vida y nuestras relaciones con los vecinos.
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