El porno es tremendamente violento y que el porno que es menos violento, no llega ni al 10% de lo que actualmente es producido por esta industria. Sin embargo, no deja de ser un reflejo de lo que como sociedad estamos sosteniendo y hemos sostenido desde hace décadas.
Estamos creando en conjunto, como sociedad, un modelo de relaciones poco reflexivo, poco comunicativo, poco empático y, por lo tanto, violento
El porno ha hecho que todas las personas que nos preocupa cómo las relaciones de pareja se han ido tornando cada vez más violentas y menos humanas, le miremos fijamente con ojos intimidatorios.
Qué bien, ahora que todo es inmediato, que tenemos fórmulas para casi cualquier cosa y podemos explicar todo en cinco pasos… por fin hemos topado con el mal que estaba acechando detrás de la esquina… El porno ha hecho que todas las personas que nos preocupa cómo las relaciones de pareja se han ido tornando cada vez más violentas y menos humanas, le miremos fijamente con ojos intimidatorios.
Y no deja de ser cierto que el porno es tremendamente violento y que el porno que es menos violento, no llega ni al 10% de lo que actualmente es producido por esta industria. Sin embargo, no deja de ser un reflejo de lo que como sociedad estamos sosteniendo y hemos sostenido desde hace décadas.
Estamos creando en conjunto, como sociedad, un modelo de relaciones poco reflexivo, poco comunicativo, poco empático y, por lo tanto, violento
Cuando miramos la programación de la televisión y vemos que la gran mayoría de los productos que consumimos buscan las discusiones como “gancho” para captar más audiencia, que las películas nos muestran continuamente violencia gratuita “porque la gente lo pide”, que en los videojuegos da más puntos matar a la gente “porque nos gusta lo prohibido” y en la literatura, como 50 sombras de grey, se erotiza la violencia sobre ella “porque a ella le gustaba”, estamos creando en conjunto, como sociedad, un modelo de relaciones poco reflexivo, poco comunicativo, poco empático y, por lo tanto, violento. ¿Por qué el producto más popular que esquematiza nuestro modelo de sexualidad tendría que ser diferente?
Lo cierto es que no es más que otro síntoma de lo que estamos construyendo y como tal, una nueva oportunidad para despertar y hacer algo. Si nos asombra que las chicas sigan sin saber qué decirle a su pareja sexual cuando le hace daño, si no queremos que siga creciendo el número de niñas que van al médico por desgarros anales, si te preocupa que la palabra violación sea la más buscada en algunas páginas de pornografía, tengo malas noticias, todo eso ya está ocurriendo desde hace años y cada año que pasa, va a peor. No es una distopía, es ya la realidad que están viviendo muchas niñas y mujeres que probablemente conozcas y probablemente, si visitas páginas porno a menudo, ya lo puedes intuir porque se puede ver claramente que ellas no lo están pasando bien. Sin embargo esta realidad es ignorada continuamente gracias a nuestro silencio cómplice y al manejo interesado de la industria que, cuando las actrices hablan de las bondades del porno, se publicita su mensaje de forma masiva pero, cuando ellas mismas se sinceran y cuentan cómo han sido coaccionadas, los medios dejan de prestarles atención.
Ahora parece que el sexo es lo que nos muestran estas paginas, que sólo nos queda asumir que a unos nos toca violentar y a otras les toca aguantar
Y es que ahora parece que el sexo es lo que nos muestran estas paginas, que no hay otra forma de despertar nuestra sexualidad, que sólo nos queda asumir que a unos nos toca violentar y a otras les toca aguantar y, es cierto, este es el mensaje masivo, el más difundido, el hegemónico pero, eso no significa que sea el único, ni el mejor. De hecho, si algo me ha costado en mi proceso de deconstrucción, ha sido darme cuenta de que no era una mala persona sólo por ser varón y esto estaba íntimamente relacionado con el rol que se nos exige representar para convertirnos en “hombres reconocibles por la sociedad”, y que el porno reproduce a la perfección.
Creo que toda lucha contra lo que Rosa Cobo identifica como la Industria de la Explotación Sexual, es más que necesaria en éste tema a día de hoy (y ya vamos con retraso), pero no pensemos que por dejar de ver porno se resuelve el desaguisado que tenemos encima, es necesario construir nuevos imaginarios pero, cómo podemos hacerlo si sólo conocemos esto, es imposible imaginar el bosque, si hemos vivido siempre entre 4 paredes.
Antes de continuar, emulando al Test de Bechdel, te invito a que te hagas estas cuatro preguntas:
¿Has hablado de sexualidad con alguna persona que estuviese bajo tu responsabilidad?
Si lo has hecho, ¿le has hablado de sexualidad antes de los seis años?
Si lo has hecho, ¿le has hablado de algún aspecto que no estuviese relacionado con los riesgos?
Si lo has hecho, ¿le has hablado en primera persona de lo que a ti te gusta de la sexualidad?
Si no reconocemos que el porno lo sostenemos entre todas las personas que convivimos en esta sociedad a través de sus modelos de belleza, sus roles estereotipados, sus estrategias para erotizar, su manera de clasificarnos y cosificarnos, seguiremos repitiendo sus esquemas en nuestra forma de desear, de mirar, de escuchar, de hablar (o callar), o de actuar. Es por esto que, intentando responder a la violencia implícita en la letra de una canción, un día me llega un mensaje como este:
Y seguido a este mensaje,el siguiente vídeo.
En fin, no me pertenece a mi el objetivo de decidir qué debe o no ser la sexualidad (como tampoco quiero darle ese poder al porno), pero sí siento la responsabilidad de ayudar a que esta dimensión de la humanidad (la sexualidad), vuelva a ser tan diversa como lo son el resto de dimensiones del ser humano y, para ello, te invito a que busques dentro de ti y encuentres las tuyas.