Sobre las Protestas del 23 de Enero
Comunizar
Este texto se publicó originalmente en inglés en el sitio estadounidense Crimethinc, con la siguiente introducción:
Hemos recibido los siguientes informes de anarquistas en Rusia, que describen la situación de lo sucedido allí durante las protestas del 23 de enero, en las que decenas de miles de personas se manifestaron por todo el país, en respuesta al arresto del líder de la oposición Aleksei Navalny—expresando una ira que es mucho más profunda. Teníamos la esperanza de que, tarde o temprano, las revueltas de Bielorrusia pudieran extenderse a Rusia —esta es sin duda la mayor esperanza de lxs rebeldes en Bielorrusia y en otras partes de la esfera de influencia rusa, así como la de todxs lxs que sufren bajo el mandato de Putin. Publicamos estos informes, con el interés de fomentar perspectivas internacionales entre todxs lxs que soportan las consecuencias del capitalismo y el poder estatal. Que toda revuelta profundice y se extienda.»
Carta I
Hoy, 23 de enero, se ha encendido una chispa en la Federación de Rusia. Desde Moscú hasta Ulan-Ude, decenas de miles han salido a las calles para protestar contra Putin, la corrupción y la represión. A primera vista, estas manifestaciones pueden parecer las mismas protestas, que se inician cada vez que un/a candidatx prominente de la oposición es reprimido de forma grave. Pero aquellxs de nosotrxs que estamos sobre el terreno, sentimos que algo ha cambiado.
Se ha abandonado la habitual actitud pasiva que caracteriza este tipo de protestas. La gente está luchando contra la policía. Del mismo modo, estos mítines no están teniendo lugar únicamente en los sitios habituales, ni están compuestos por las mismas personas políticamente activas provenientes de clases altas. Desde la ciudad de Chita, escuchamos historias de cuentan que la policía ha sido derrotada. En Perm, una multitud aplaude después de que anarquistas hablaran sobre la rebelión, la actividad autoorganizada y la solidaridad contra la represión. En Irkutsk, la gente también recibe calurosamente a lxs anarquistas y sus palabras. En un sitio, la gente bloquea los coches de la policía, mientras que en otro, evitan que se detenga a un manifestante. En una calle, un hombre golpea a un policía, mientras que en otra, la gente grita “¡Libertad! ¡Libertad!”, mientras una mujer le quita la porra a un policía. Más allá del creciente interés por las ideas anarquistas, que sin duda es emocionante, en la revuelta que estalló hoy, hay por humilde que sea, un potencial anárquico aún más excitante.
Una novedosa y emocionante táctica, ha sido el ataque que se ha realizado contra la policía utilizando bolas de nieve, que han fomentado la confianza y mantenido la tensión, al mismo tiempo que ha sido una escalada con la que la gente se ha sentido cómoda. Si el objetivo de una insurgencia es humillar a las autoridades y motivar a otrxs partidarixs a actuar, esta es sin duda una forma de hacerlo. En un video que circula en Telegram, se puede ver incluso un ataque que comienza con bolas de nieve, para convertirse en el ataque a un vehículo con matrícula estatal (supuestamente, un vehículo asociado con el FSB, el odiado Servicio Federal de Seguridad Ruso). Hemos visto cómo la revuelta comienza a florecer con estas tácticas, pero, por otro lado, también ha llegado la represión.
El estado ha admitido más de 3.000 arrestos. Han aparecido videos que muestran brutales palizas policiales. Lxs vigilantes paraestatales salieron en masa. Las estaciones de metro fueron cerradas. Sin duda seguirá más represión; el estado ruso tiene grandes recursos represivos. Sin embargo, como todos los estados, requieren de un cierto nivel de conformidad por parte de la población, si quieren tener éxito en reprimir las multitudes en la calle y los movimientos en general. Lxs policías pudieron cumplir con su rutina habitual de encerrar y secuestrar a la gente en numerosas ocasiones, pero esta vez la gente también se defendió, rescatando a sus compañerxs de la policía o incluso expulsando por completo a la policía de algunas áreas.
Mucha gente aquí parece haber visto a Bielorrusia como un ejemplo en el que la represión y la violencia policial no obligaron a lxs rebeldes a retroceder. En muchas de las asambleas de hoy se han podido escuchar consignas y mensajes de solidaridad con la lucha que se está llevando a cabo allí. Esto nos llena de esperanza —no en el sentido de que dos nacionalismos se estén coordinando, sino porque estas luchas están traspasando sus fronteras nacionales. Cada brecha que hace la ola de insurrección es diferente, todxs tenemos situaciones diferentes, pero también podemos encontrar causa, resonancia e inspiración comunes. Podemos encontrar resonancia en aquellxs que en Bielorrusia se manifiestan contra un oligarca que puede estar perdiendo su control, en aquellxs que se defienden de la policía y, lo más importante, en aquellxs que, a veces, lograron superar a lxs políticxs cuya experiencia en la represión fue uno de los catalizadores originales de los disturbios.
Quizás deberíamos mencionar que no tenemos ningún elogio que ofrecer a Navalny, el político cuyo arresto aparentemente desencadenó esta ola de protestas. Navalny es un político oportunista ultranacionalista fanático que se retrata a si mismo como populista, al utilizar una narrativa de política anticorrupción, que solo apuntalaría a un grupo diferente de oligarcas y perpetuaría actitudes opresivas de maneras más perniciosas. Ni siquiera es el político de oposición más popular, ni su partido es el más popular.
Hoy vimos que las tácticas y la resolución de luchar, se extendieron casi instantáneamente a través de todo el territorio y las diferencias comunales. Alrededor de 100.000 personas probaron la acción colectiva. Esperamos que los temas de la protesta se generalicen al igual que las protestas mismas, pero este es un trampolín tan bueno como cualquier otro para dar el siguiente salto. Los próximos momentos serán cruciales. ¿Cómo actuamos de manera cohesiva, eficaz y decisiva sin estructuras de mando de tipo militar y sin depender del liderazgo de la FBK (Fundación Anticorrupción)? ¿Cómo podemos operar sin generar demasiada represión sobre nuestras propias organizaciones o grupos de amigxs? Todavía tenemos muchas preguntas, pero también vemos que mucho de lo que necesitamos ya está aquí.
Hemos enviado esta misiva con la esperanza de que llegue a algunxs amigxs estadounidenses, cuyo verano de lucha contra la policía ha sido una inspiración, al menos, para nosotrxs. En Rusia, tenemos un dicho, “las cabras se comen a lxs lobxs”, lo que para lxs estadounidenses sería “lxs cerdxs están volando”. En Rusia, a lxs policías corruptos se les llama hombres lobo y en los Estados Unidos, entendemos que lxs policías son cerdxs. Entonces, invocando el espíritu de la solidaridad internacional, decimos que ójala las cabras se coman a lxs lobxs y pongamos alas a lxs cerdxs.
Donde hay miseria, hay resistencia.
¡Valor y astucia!
¡No para Navalny, sino para la gente!
PD: ¡Saludos rebeldes a lxs que luchan en las calles de Túnez! ¡Abajo el estado policial!
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Carta II
Decenas de miles de personas han protestado en toda Rusia hoy contra el gobierno de Vladimir Putin, en una de las mayores manifestaciones que han tenido lugar en la última década. Más de 3.000 han sido detenidxs.
Estas protestas fueron significativamente diferentes a las anteriores, que tuvieron lugar en Aspen en Moscú y San Petersburgo durante los últimos 10 años. En este caso, la población de las principales ciudades de Rusia salió a las calles, incluida la de la ciudad de Yakutsk, donde la temperatura era de -52 grados centígrados. La segunda diferencia importante ha sido que la gente no temía entrar en conflicto abierto con la policía: enfrentándose con policías antidisturbios, bloqueando las calles más grandes, rompiendo los coches de la policía e incluso arrojando una avalancha de bolas de nieve a lxs policías. Todo esto ha sucedido con anterioridad en alguna ocasión, pero no a tan gran escala. El objetivo oficial de las protestas es la exigencia de la liberación del político opositor e investigador anticorrupción independiente Alexei Navalny, quien fue detenido hace una semana tras su regreso de Alemania, donde había estado recibiendo tratamiento tras ser envenenado por el FSB (los servicios de seguridad rusos). Después de que Alexei fuera encarcelado, el equipo de su Fundación Anticorrupción hizo público un video de investigación de dos horas de duración, que obtuvo 74 millones de visitas en YouTube en menos de una semana. Hablaba de la carrera de Putin en la corrupción, que comenzó en la década de 1990, y de una de sus nuevas casas: el palacio más grande de Rusia (39 veces el tamaño de Mónaco), construido para él por los oligarcas. El increíble lujo del palacio ha enfurecido a lxs rusxs que viven en una situación económica en constante deterioro y que ya no confían en la propaganda estatal, que en los últimos años ya ha superado los peores ejemplos de propaganda soviética. A pesar de las polémicas opiniones políticas de la Navalny (fluctuando del populismo de derechas al de izquierdas), salieron a las calles muchas personas, que no compartían completamente sus puntos de vista, pero que entendieron la importancia de unirse y confrontar al corrupto gobierno ruso controlado por Putin y a su pequeño círculo interno, a quienes Putin ha hecho las personas más ricas de Rusia y del mundo, al transferirles el control de las más grandes compañías rusas de petróleo y gas.
La gente viene a protestar contra la corrupción, la pobreza y la más repugnante forma de capitalismo estatal. También crece el odio contra la policía y los servicios de seguridad que hacen cumplir esta orden.
Muchxs anarquistas participaron en estas protestas, a pesar de que muchxs dudaron por su desacuerdo con la opinión del político (que sin embargo ha apoyado, en sus discursos a lxs anarquistas y antifascistas que estuvieron entre rejas en los últimos años de represión). Con suerte, lxs anarquistas aprovecharán la situación actual para interactuar con diversas fuerzas de la sociedad para derrocar al régimen y salir del estancamiento en el que se encuentra ahora el movimiento. Podemos ver una experiencia importante en Ucrania, en la que los grupos de extrema derecha se aprovecharon de la actividad de protesta del pueblo, lo que les ayudó a acceder al poder en el país postrevolucionario.
Lxs anarquistas pueden ayudar a las personas que se encuentran por primera vez en acciones callejeras, a ser más efectivas y seguras en las calles, a enfrentarse a la policía, a crear estructuras horizontales para ayudar a quienes están presxs o experimentando represión estatal, así como a planificar acciones futuras.
La experiencia del otoño en Bielorrusia muestra que ese apoyo fue extremadamente eficaz. Hacer que la información esté al alcance de la población (sin clichés ideológicos obsoletos), puede conducir a la politización de la sociedad y a la formación de objetivos claros para las protestas.
La situación en Rusia no solo afecta a este país y a los países postsoviéticos más cercanos. El régimen de Putin apoya muchos movimientos políticos de derechas en Europa y crea zonas de conflicto militar en todas partes; sus grupos paramilitares operan en muchos países desde Ucrania hasta la República Centroafricana. Los asesinatos de lxs líderes de la oposición o simplemente de enemigxs personales ocurren regularmente en diferentes países. Es importante estar preparado para las próximas protestas y la posterior represión que definitivamente seguirá.
Sin embargo, los acontecimientos de hoy muestran que las personas están listas para hacer todo lo posible para cambiar su futuro.