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La violencia se aprende en el nido familiar y en la estructura del patriarcado

Rita Segato :: 03.03.21

El feminismo radical que tiende al poder es patriarcal, “la plataforma de superioridad moral siempre fue masculina, nuestros propósitos históricos no son los mismos propósitos del patriarcado, tenemos que localizarnos por otro lado”,

La violencia se aprende en el nido familiar y en la estructura del patriarcado

Karina Canseco/Diana Rojas

El mandato de la masculinidad necesita exhibir la dominación de un cuerpo y recibir el tributo de sumisión femenina para existir

Es un error pensar y aceptar que cada vez que se habla de un problema de género se refiere a un problema que atañe a una minoría, porque “la violencia contra las mujeres afecta a todos, el problema es de toda la sociedad”, señaló Rita Segato.

En su conferencia magistral Reflexiones para comprender las estructuras de la violencia contra las mujeres consideró que “la violencia contra las mujeres es el vivero, el lugar donde germinan y se  aprenden todas las otras formas de violencia que van a perjudicar a la sociedad”. La violencia se aprende en el nido inicial que es la familia.

La activista explicó que en la prevención de la violencia contra mujeres y niñas hay cinco niveles de atención: el primero es el de la emergencia, los teléfonos de auxilio, los refugios y los botones de pánico; el segundo es el del remedio, procuración de leyes y políticas públicas, la creación de instituciones.

Y denunció que los siguientes tres niveles están desatendidos, uno de ellos es la investigación de las trabas que impiden que el nivel de emergencia y de remedio respondan a tiempo.

El cuarto nivel es la reparación transformadora a futuro, “lo que podría garantizar la no repetición de la violencia contra el cuerpo de las mujeres, las sexualidades femeninas y las identidades feminizadas”.

El quinto es la transformación de la sociedad “que llevaría a una comprensión profunda de cuáles son las estructuras que hacen que exista violencia de género, lo que produce agresores y víctimas”.

El mandato de violación

La activista, cuyas ideas sobre la violencia contra las mujeres inspiraron el himno feminista Un violador en tu camino, performance que nació en Chile y que se replicó en las plazas de países de todo el mundo, planteó que el violador es un sujeto moral que no viola por placer sexual, sino como un acto de dominación y poder, la libido está puesta en la autoimagen y el reforzamiento de la masculinidad.

Explicó que con la violación se dice algo en dos sentidos; uno es a la mujer violada (eje vertical) y el segundo es a los otros hombres (eje horizontal). A la mujer se le hace saber que es un ser frágil y vulnerable a la que es necesario vigilar, someter, domesticar y moralizar socialmente, “es un castigo a la fragilidad moral de la víctima”. A los hombres se les dice que es hombre y que debe ser aceptado y reconocido como tal. “El mandato de masculinidad incluye dentro de sí la necesidad de exhibir el dominio de un cuerpo, sin dominación no hay masculinidad”.

Patriarcado

La antropóloga argentina aseveró que en la estructura social del patriarcado, el violador representa a la autoridad dominante sólo por ser hombre. “El violador se ve a sí mismo como el macho de la especie con el derecho y la misión de someter a la mujer”.

Con el acto de violación grupal surge una estructura de orden patriarcal, el deseo de ser aceptado en la cofradía masculina, “el hombre tiene que decirle a otros hombres que es hombre a través de siete potencias: sexual, física, bélica, económica, política, intelectual y moral (jueces y legisladores)”.

Masculinidad

El mandato de la masculinidad necesita exhibir la dominación de un cuerpo y recibir el tributo de sumisión femenina para existir. Sin embargo, el mandato daña también a los hombres porque les exige actos que los van a destruir física y moralmente. “La mayor prueba de masculinidad es desmarcarse del mandato de masculinidad”.

Es entonces necesario construir la masculinidad de otra forma, “para derribar esa estructura es necesario trabajar con los hombres, sobre todo con los niños y adolescentes, producir una desobediencia generalizada al mandato de masculinidad que impida usar a los más jóvenes”.

Feminismo patriarcal

En opinión de la especialista, la reivindicación del feminismo no es sólo para las mujeres es para toda la sociedad.

El feminismo radical que tiende al poder es patriarcal, “la plataforma de superioridad moral siempre fue masculina, nuestros propósitos históricos no son los mismos propósitos del patriarcado, tenemos que localizarnos por otro lado”, concluyó la docente en el evento virtual organizado por el Colegio de San Luis.

Este material se comparte con autorización de UNAM Global 

 


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