El triunfo del MAS en las elecciones del 18 de octubre de 2020 le devolvió el control del gobierno a esa fuerza política pero no la presidencia a Evo Morales que condujo las campañas electorales sub-nacionales del 7 de marzo, con fracasos de por medio..
Si algo profundo se cultivó, en estos años de lucha contra los desmanes del régimen de Morales y que busca repetirlos desde dentro del gobierno de Arce, es que aprendimos a preguntarnos ¿quién se cansa? ¿quién se rinde?
¡Hoy los defensores y defensoras de la democracia y el pueblo estamos nuevamente convocados a movilizarnos para garantizar la vigencia de los derechos y garantías constitucionales, el Estado de Derecho y la democracia!
CONADE:
¿Qué paso realmente en octubre y noviembre de 2019?
Gonzalo Rodríguez
Las últimas aprehensiones de la expresidenta Jeanine Añez y de dos de sus exministros, vulnerando garantías procesales fundamentales, no solo ponen en evidencia nuevamente la instrumentalización del Ministerio Público y el Órgano Judicial para fines políticos, sino que reabren el debate sobre la sucesión constitucional que vivió el país en 2019 y desafía a desentrañar qué realmente ocurrió en octubre y noviembre de tal año.
El 20 de octubre de 2019 tuvo lugar las elecciones generales en el país, con un resultado que quedó en entredicho por denuncias de fraude, que en los días siguientes llevó al propio gobierno del MAS a la aprehensión de los vocales del Tribunal Supremo Electoral y a ofrecer nuevas elecciones al país.
Ese fraude, tras las irregularidades detectadas y señaladas en el informe de la Comisión de Observadores electorales de la O.E.A., que el propio régimen del MAS puso de garante, acrecentó la indignación ciudadana y se hizo evidente una crisis política nacional, de tal magnitud que llevó a que incluso instituciones y sectores, como la COB, que estuvieron bajo el control del régimen desde antes, terminen pidiendo la renuncia del entonces presidente Morales.
La imagen de Morales se desmoronó rápidamente y éste terminó sintiendo una impensada orfandad política, incluso de una parte importante de lo que fuera su propia base social; de manera que desde la localidad de Lauca Ñ (Chapare) anunció su decisión de renunciar a la presidencia, escuchando al CONALCAN, a la COB y a la Iglesia Católica, como afirma en un vídeo. Renuncia que la formalizaría después ante la propia Asamblea Legislativa Plurinacional.
Definitivamente Evo Morales resultaba parte del problema y no tenía visos de ser parte de una solución de la crisis política. Entonces organizó su huida del país partiendo del Aeropuerto de Chimoré hacía México. La historia de que se fue para cuidar su vida solo será la argucia para ocultar su cobardía y vergüenza del fracaso de una pretendida reelección fraude de por medio.
La crisis política, con esas características y con un Evo Morales fuera del gobierno a partir de su propia renuncia, afectaba varios intereses y entre ellos también de potencias foráneas, que con su régimen penetraron en el quehacer político nacional. Y no cabe duda que urdieron un plan para trastocar la huida de Morales hacia un desenlace insurreccional a su favor.
Así la renuncia, de principio impensada, pretendió ser convertida en un plan maestro hacia una retoma del poder por la vía de las armas.
Frente a la renuncia de un primer mandatario se tienen previstas las sucesiones constitucionales para la conducción del país. Pero el nuevo plan de Evo Morales tenía por objetivo generar un completo vacío de poder, sembrar el caos y luego volver campante y victorioso después de una guerra civil.
No fue una casualidad que a la renuncia presidencial le acompañara la renuncia del Vicepresidente, y le siguiera la renuncia de la Presidenta del Senado, del Presidente de Diputados, de los primeros vicepresidentes de cada una de las cámaras parlamentarias, incluso de gobernadores.
A la par de ello tampoco fue una casualidad la presencia que grupos movilizados que pretendían sembrar la consigna de: ahora sí guerra civil, junto a materializar atentados contra bienes públicos como los buses puma kataris, la quema de viviendas de personalidades que luchan por la democracia y también de periodistas, entre muchas otras.
La conspiración que pretendía una solución violenta a favor de Morales no tuvo la respuesta de la totalidad de la base social del MAS, ni de las entidades que con mucha anterioridad las habían cooptado.
Pero ante todo, una opción de sucesión constitucional mediante la Segunda Vicepresidenta del Senado no pudieron impedirla, de manera que la gran mayoría de la ciudadanía pro democrática encontró en la asunción al gobierno de Jeanine Añez como la salida política a la crisis, que podría impedir el desenlace sangriento en una guerra civil que buscaba Morales.
La sucesión presidencial a la cabeza de Jeanine Añez, no solo resultaba socialmente factible para la mayoría de la población, sino que definitivamente el propio Tribunal Constitucional Plurinacional terminó pronunciándose porque era absolutamente legítima ante un vacío de poder, con pleno apego a las normas constitucionales y como una necesidad política impostergable.
El plan de Evo Morales de un vació de poder hizo aguas y buscó aún persistir en sus esfuerzo insurreccional con sus consignas de “cerco a las ciudades” y movilizaciones urbanas que proclamaban el “ahora sí guerra civil”.
Pero definitivamente no prosperó su pretensión de llevar la crisis política hacia una salida de confrontación armada, y tuvo que virar sus planes hacia una nueva elección nacional que era parte ineludible de las labores del gobierno de Añez de sucesión constitucional y consiguiente transición democrática.
Con una legitimidad social y política la sucesión constitucional tenía por tarea principal el de promover y garantizar nuevas elecciones generales. Y esto mismo lo comprendieron los propios parlamentarios del MAS que teniendo una mayoría de dos tercios en la Asamblea Legislativa aprobaron la Ley N° 1266 estableciendo un régimen excepcional y transitorio para la designación de Vocales del Tribunal Supremo Electoral, Tribunales Electorales Departamentales y la realización de las Elecciones Generales 2020.
Los anteriores Vocales del Tribunal Supremo Electoral guardaban detención desde el propio reconocimiento de anormalidades en el proceso electoral por parte del entonces Presidente Evo Morales. No era posible y menos fiable que tales autoridades electorales condujeran las nuevas elecciones nacionales.
A su vez se requería anular, con una norma expresa, el proceso electoral de octubre de 2020 viciado de fraude; de manera que con esa misma Ley N° 1266 los dos tercios de parlamentarios masistas también formaron parte de la votación de la anulación de las elecciones generales del 2019 por unanimidad.
Con todo ello la legalidad y legitimidad política de la sucesión constitucional fue consolidada, así como un nuevo proceso electoral, siempre en el marco del respeto de la institucionalidad democrática que precisamente es lo que no hubiera existido si Bolivia hubiera estado con un gobierno de facto.
En base a lo acontecido en el país durante el recuento de votos de las elecciones de octubre de 2019, la ciudadanía se indignó con el fraude y la propia base social de Morales quedó paralizada y viéndolo como parte del problema y no parte de una solución.
La crisis política explotó en protestas ciudadanas incansables y llevó a una orfandad política a Evo Morales que no tuvo más remedio que huir del país, pero pretendió hacerlo para volver a la retoma del poder por la vía de la violencia armada, que pretendía tras su intento de dejar al país en un total vacío de poder.
Una salida de sucesión constitucional fue la respuesta materializada en el gobierno de Jeanine Añez, que junto a un nuevo Tribunal Supremo Electoral y la convocatoria a nuevas elecciones generales permitieron preservar la institucionalidad democrática.
Fue frustrante, sin duda, todo lo acontecido para Evo Morales entre octubre y noviembre de 2019, porque perdió la presidencia que quiso retenerla para toda la vida, porque sintió una orfandad política que nunca se imaginó, porque sus pretensiones conspirativas no prosperaron y se demostró que una mayoría de bolivianas y bolivianos, por encima de su inclinación partidaria, prefiere soluciones en las urnas que mediante una guerra civil.
El triunfo del MAS en las elecciones del 18 de octubre de 2020 le devolvió el control del gobierno a esa fuerza política pero no la presidencia a Morales. Debe esperar cinco años para intentar conquistarla. Y como quien inicia su campaña con tal propósito de futuro condujo las campañas electorales sub-nacionales del 7 de marzo, con fracasos de por medio.
Sin duda los malos estados de ánimo pueden dar lugar a planes perversos como la cacería política que se habría iniciado con la aprensión de la expresidenta Añez y dos de sus ministros.
Pero si algo profundo se cultivó, en estos años de lucha contra los desmanes del régimen de Morales y que busca repetirlos desde dentro del gobierno de Arce, es que aprendimos a preguntarnos ¿quién se cansa? ¿quién se rinde? Y sobre todo a aprendimos a respondernos con plena convicción ¡nadie se cansa y nadie se rinde en la verdadera lucha por la democracia!
¡Hoy los defensores y defensoras de la democracia y el pueblo estamos nuevamente convocados a movilizarnos para garantizar la vigencia de los derechos y garantías constitucionales, el Estado de Derecho y la democracia!
Documento al cual se adhiere el CONADE en su integridad y es suscrito por el Comité Ejecutivo:
Manuel Morales A. Eduardo Pinedo
Iván Ignacio Lucio Gonzales A.