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Economía de resistencia, emancipación ahora

Arturo Anguiano :: 19.03.21

Los pobres de la tierra y quienes estamos con ellos debemos enfrentar la guerra de espectro amplio en todos los espectros pacíficos po-sibles: en el terreno de la educación para pensar y hacer, en el terreno de la economía de la resistencia que cuida el pan y el agua, el fogón y el techo, los servicios de salud y de seguridad; el tejido social de la familia y el de la comunidad, y el terreno de una clase trabajadora que reestructure la unión necesaria de los trabajadores regulados y desregulados.

Economía de resistencia, emancipación ahora

Arturo Anguiano

Insistir en que los pobres de la tierra y quienes estamos con ellos debemos enfrentar la guerra de espectro amplio en todos los espectros pacíficos po-sibles: en el terreno de la educación para pensar y hacer, en el terreno de la economía de la resistencia que cuida el pan y el agua, el fogón y el techo, los servicios de salud y de seguridad; el tejido social de la familia y el de la comunidad, y el terreno de una clase trabajadora que reestructure la unión necesaria de los trabajadores regulados y desregulados; en la lucha indigna-da contra las corporaciones, los líderes amarillos y la mafias que ocultan su guerra depredadora con otras guerras no menos infames —como las del te-rrorismo, el narcotráfico y la confusión—. Y estar cada vez más conscientes de que la guerra actual de intimidación y corrupción busca sobre todo el despojo de los territorios comunales, de las parcelas campesinas, de las tie-rras nacionales, de los bosques y las minas, de los viveros de petróleo y de los mantos acuíferos; de los suelos y los subsuelos, de las costas y las sierras.1Realmente puede decirse que las comunidades zapatistas de Chiapas, Mé-xico, dirigidas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln) , viven una situación de guerra desde antes y después de la insurrección del amanecer de 1994. Una guerra social que se volvió militar, que se contiene bajo la presión de la sociedad movilizada por la paz con justicia * Este capítulo esá inspirado en los trabajos iniciales que René Olvera Salinas realizó sobre el te-ma, en el marco de una tesis en el doctorado en Ciencias Sociales de la uam Xochimilco. Por des-gracia, luego aquellos no prosiguieron y han tenido otra derivación.1 Pablo González Casanova, “El movimiento mundial de los indignados de la tierra empezó en La Lacandona”, La Jornada, 4 de enero de 2012.Rehacer el mundo_UAM.indd 97Rehacer el mundo_UAM.indd 9706/11/20 12:2806/11/20 12:28

REHACER EL MUNDO98y dignidad, y que devino luego una desgastante guerra de baja intensidad dirigida a dividir a las comunidades, a desgarrar su tejido social, enfren-tando pueblos de distintos orígenes y referencias políticas (o lealtades) en la búsqueda del Estado mexicano por liquidar una revuelta de decenas de miles de indígenas, cargada de consecuencias y resonancias incluso de alcance mundial. El ezln va a tratar de reorganizar la vida de las comunidades como una forma de resistencia a la guerra, desde el 19 de diciembre de 1995 en que rompe el cerco erigido por el pri-Gobierno —cuando el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) apenas se instalaba bajo el estruendo de la erupción del Popocatépetl—, proclamando el surgimien-do de 38 municipios autónomos rebeldes zapatistas (Marez). Los consejos autónomos con los que se dotan las comunidades para conducir los Ma-rez juegan, desde el principio, un papel decisivo para construir de entrada “las condiciones materiales de la resistencia”, lo que logran con el apoyo solidario fundamental de lo que los zapatistas denominan “sociedades ci-viles”. Se ocupan de la educación y la salud, pero asimismo de problemas de vivienda y alimentación, cultura e información, hasta de las cuestio-nes involucradas por el trabajo, el comercio y la tierra.2 El ejercicio de la autonomía indígena se refuerza y da un salto cualitativo luego de la larga trama de los Acuerdos de San Andrés y la fracasada reforma constitucio-nal de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) del Congreso mexicano en 2001, sobre derechos y cultura indígenas, cuando los zapa-tistas hacen un largo repliegue creador —a veces cobijados bajo la fuerza del silencio— que desemboca, en el verano de 2003, en la creación en el territorio rebelde de los cinco Caracoles y echan a andar las Juntas de Buen Gobierno.3El vasto territorio ocupado por los zapatistas —muy especialmente las tierras recuperadas de los antiguos finqueros— se convierte en un campo de experimentación de la autonomía de pueblos originarios, que no cesan 2 Véase Subcomandante Insurgente Marcos, Chiapas: la treceava estela, México, Ediciones del Fren-te Zapatista de Liberación Nacional, julio 2003, donde se recalca en la p. 38: “la construcción de esta autonomía indígena no ha sido solo obra de los zapatistas. Si la conducción del proceso ha sido exclusiva de las comunidades, la realización ha contado con el apoyo de muchos y muchas más. Si el alzamiento del 1 de enero fue posible por la complicidad conspirativa de decenas de miles de indígenas, la construcción de la autonomía en territorio rebelde es posible por la com-plicidad de cientos de miles de personas de diferentes colores, diferentes nacionalidades, diferentes culturas, diferentes lenguas, en fin, de mundos diferenres”. 3Ibid., p. 40 y ss.Rehacer el mundo_UAM.indd 98Rehacer el mundo_UAM.indd 9806/11/20 12:2806/11/20 12:28

ECONOMÍA DE RESISTENCIA, EMANCIPACIÓN AHORA99de ensayar formas de autoorganización, de autogobierno y autogestión no solo en el ánimo de sobrevivir al acoso tanto como a las agresiones guber-namentales y paramilitares, sino con la intención deliberada de construir un nuevo modo de vida. Los ejidos preexistentes, los nuevos poblados y hasta rancherías que crean con las tierras recuperadas, se convierten en la base material de los cambios de fondo que imaginan en colectivo.De esta forma, construyen una economía de guerra contra la guerra, una economía de resistencia que evidentemente asume de entrada la for-ma de una economía de subsistencia por carencias, limitaciones y obstácu-los que los zapatistas tratarán de enfrentar y resolver de modo autogestiona-rio, muchas veces —como queda dicho— con el apoyo de organizaciones solidarias que contribuyen de vez en vez al financiamiento e incluso a la realización de trabajos de infraestructura, equipamiento y capacitación.4La economía de resistencia zapatista se articula según una autonomía irrestricta, por lo que de entrada resiste a los llamados programas sociales del Estado, en sus distintas versiones federales, estatales o partidarias. Es-tas, sostén del clientelismo y de las relaciones de supeditación disfrazadas de asistencia o tutoría estatal (El ogro filántrópico, de Octavio Paz) se multipli-can y amplían desde los primeros signos de que los ánimos estaban cam-biando entre los pueblos originarios ya en 1993, cuando Luis Donaldo Colosio, secretario de Desarrollo Social del gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), realiza una gira preventiva por Chiapas y, en parti-cular, después de que se percibe la penetración y alcance del desconocido movimiento zapatista, claramente enraizado en numerosas comunidades. Programas como Progresa, Oportunidades y Procampo, así como to-das las dádivas provenientes de diversas instancias oficiales con intención manipulatoria, pretenden cooptar, dividir, alimentar expectativas respecto 4 Saulo, ex integrante del Consejo Autónomo del Marez 17 de Noviembre, del Caracol de Morelia, destaca: “Los proyectos de nuestros hermanos solidarios nos ayudan en la resistencia, pues ellos nos han apoyado con el financiamiento de algunas construcciones que han ayudado a nuestros pueblos. A los nuevos ejidos antes les llamamos nuevos centros de población, eso cambió el 14 de febrero de 2009, entonces esas tierras se formaron como ejidos o colonias. En esos ejidos contamos con electrificación, los hermanos solidarios nos han ayudado ahí […] También nos han apoyado con los proyectos de agua. En la mayor parte de nuestros poblados tenemos agua potable, agua en tubería. En eso también nos han ayudado y con algunas construcciones, como nosotros no contamos mu-chos recursos económicos en los municipios, en la Junta, con esos apoyos que nos han dado nuestros hermanos solidarios siempre hemos hecho cosas útiles en nuestras comunidades y municipios. A veces hemos invertido el apoyo en equipamientos, ya sea en las escuelas secundarias o en las clínicas municipales. También a veces lo hemos llevado para capacitación en el área de producción”, Resis-tencia autónoma. Cuaderno de texto de primer grado del curso “La Libertad según l@s zapatistas”, spi., p. 68. Rehacer el mundo_UAM.indd 99Rehacer el mundo_UAM.indd 9906/11/20 12:2806/11/20 12:28

REHACER EL MUNDO100a las ayudas oficiales, pero desorganizan sobre todo la vida social y econó-mica de las comunidades que se involucran, al hacerlas dependientes del gobierno. De esta forma, el rechazo contundente de esas políticas asisten-cialistas y de los tratos con las agencias estatales (con su vasta red de inter-mediarios), se convierte en un signo significativo de la autonomía radical del zapatismo, que choca con la tradición de las organizaciones y movi-mientos sociales de toda índole (incluso autoproclamados independientes), apurados por negociar con los gobiernos subvenciones y ayudas circuns-tanciales o permanentes.5 No es ese un rasgo menor de la resistencia zapa-tista, es realmente inédito y se asume como cuestión de principio, en un medio nacional condicionado por la centralidad del Estado, que durante décadas sostuvo, en parte por esa vía clientear, su prologado dominio cor-porativo, el cual hereda el pri-Gobierno a los otros partidos, a toda la clase política, que la asume como cultura política nacional. El rechazo a la po-lítica contrainsurgente del Estado arropada con el asistencialismo es solo la reafirmación de la dignidad y una decisión de resistir que los motiva al desarrollo material sustentado en las fuerzas propias, a organizar una difícil autosubsistencia que conciben para el largo plazo.6Lo central es asegurar las condiciones para la construcción de la eco-nomía colectiva, condiciones que se asientan precisamente en lo que consideran la socialización de los instrumentos de producción, de entrada la tierra recuperada, pero igualmente todos aquellos elementos que van ar-mando o construyendo en los distintos espacios (pueblos, regiones, mu-nicipios, zonas), con el propósito de impulsar sectores productivos o servicios vitales, por medio de la planeación y distribución de los trabajos individuales y colectivos de las comunidades rebeldes. Tal es la base ma-terial de todo su proyecto de autonomía. Y lo mismo van a considerar respecto al proceso específico que viven las mujeres en sus comunidades y cómo ellas, para poder echar las bases de su propia libertad e indepen-dencia, tuvieron que participar también en la economía, en los procesos productivos (creando cooperativas, talleres, colectivos de trabajo, centros de salud, etc.) que les aseguran las condiciones para la igualdad, para la par-ticipación en todos los terrenos en situaciones similares a las de los hom-bres. Una verdadera revolución de las relaciones sociales y de género.7La economía de resistencia —que requiere múltiples habilidades, acti-vidades y numerosos aspectos— ha sido posible, no solo por la insurrec-ción del 94 y la socialización de los instrumentos de producción, sino sobre todo por la política. Esto es, porque el autogobierno rebelde, sostenido en fuerzas propias, posibilita la organización y la planeación colectivas de los trabajos comunes e individuales que involucran y movilizan permanente-mente a pueblos y comunidades, a todos sus miembros, hombres y mujeres. Los diversos niveles de gobierno deciden qué hacer y cómo hacer, donde al final de cuentas existe siempre la asamblea como la máxima instancia de deliberación y resolución en colectivo. Una democracia participativa, radi-cal, que gobierna la economía, los trabajos, mecanismos y procedimientos que la reproducen.El proceso de construcción de la autonomía es, así, lo determinante, lo que condiciona y favorece la propia economía de resistencia. La clave es la autonomía caracterizada por la autoactividad, la autoorganización, la autogestión y el autogobierno de los pueblos originarios que conforman las comunidades zapatistas. La madre tierra y su cuidado representan la ba-se material primaria, mientras el autogobierno es la condición del proceso. La centralidad la tiene entonces la política, pero la política muy otra, puesta en acción mediante la democracia participativa radical que construyen con los siete principios de mandar obececiendo: servir y no servirse; representar y no suplantar; construir y no destruir; obedecer y no mandar; proponer y no imponer; convencer y no vencer; bajar y no subir. La otra política se condensa en las Juntas 7 Son significativas las intervenciones de cinco mujeres zapatistas en el seminario El pensamiento crítico frente la hidra capitalista. Las diversas situaciones que vivieron antes y después de la insu-rrección, así como su particular esfuerzo de participación en el proyecto autónomo: El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista I. Participación de la Comisión Sexta del ezln, spi, 2015, cap. “Hacia una genealogia de la lucha de las zapatistas”, pp. 109-136.Rehacer el mundo_UAM.indd 101Rehacer el mundo_UAM.indd 10106/11/20 12:2806/11/20 12:28

REHACER EL MUNDO102de Buen Gobierno de los Caracoles zapatistas, en las relaciones y los modos de vida igualitarios que implican. Precisamente en 2003, con la constitución de los Caracoles, la co-mandancia general del Comité Clandestino Revolucionario Indígena (ccri) del ezln decidió separar lo militar de lo político y dejar este últi-mo ámbito a las comunidades, de suerte que pudieran impulsar un pro-ceso ampliamente democrático, muy distinto a la verticalidad y disciplina estrictas que caracterizan al ezln.Son muchos los aspectos que se combinan en ese original proceso de autonomía y aquí solamente trataré de abordar lo que considero la eco-nomía de resistencia, una resistencia económica que sin embargo los zapa-tistas combinan con una resistencia ideológica, política, social, cultural y hasta militar en contra del capitalismo neoliberal y el Estado mexicano.Al resistir y rechazar la intervención del Estado y sus agentes disgre-gadores que ponen en práctica las políticas asistenciales contrainsurgentes, la economía zapatista debe desarrollarse en forma por completo autosufi-ciente, respetando el territorio y la madre tierra, bajo los principios de la sustentabilidad del medio ambiente y la naturaleza. Esto evidentemente no deja de generar dificultades y contradicciones, actuar como elemento dis-gregador, más cuando muchas comunidades rebeldes comparten territorio con pueblos que no son zapatistas y que sí se involucran en relaciones con las instancias estatales y disfrutan los programas gubernamentales (reforza-dos en tanto mecanismos contrainsurgentes), lo que a final de cuentas ge-nera conflctos, pero también cierto tipo de intercambio entre ambas co-munidades.8Pero la dignidad zapatista y su convicción autónoma de hecho van más allá en la medida en que igualmente rechazan y combaten el capitalis-mo con sus jerarquías, desigualdades, explotaciones y opresiones. Por más 8 Gerónimo, ex integrante de la Junta de Buen Gobierno, del Marez Lucio Cabañas del Caracol de Morelia, explica: “Por ejemplo en el municipio 17 de Noviembre es donde había ranchos más gran-des, había fincas grandes donde vivían los Castellanos, los Kanteres y otros; esos ranchos eran de 500 o 1000 hectáreas, eran grandes extensiones de tierra, esos rancheros ocupaban toda la cañada, todo lo que es la orilla del río. Ahora no es así, esas tierras ahora son nuevos ejidos que se declararon en la resistencia. Ahí es donde está la tarea, ahí donde a través de las asambleas de zona nos tienen que decir cómo vamos a defender la tierra. Tenemos que trabajar duro, trabajar mucho en la milpa, en el café, en la ganadería, en los colectivos […] No queremos hacer como hacen los hermanos partidis-tas que están atenidos a las migajas que da el mal gobierno, esperando los proyectos que da el go-bierno. Esos hermanos están esperando que llegue el mes en que les van a dar su Progresa, cuando saben que ya va a llegar van las mujeres a sacar fiado en la tienda porque ya va a venir su Progresa; es-tán atenidos a su proyecto, pero qué va a pasar cuando se acabe”, Resistencia autónoma…, op. cit., p.60. Rehacer el mundo_UAM.indd 102Rehacer el mundo_UAM.indd 10206/11/20 12:2806/11/20 12:28

ECONOMÍA DE RESISTENCIA, EMANCIPACIÓN AHORA103que no puedan librarse del todo del mercado capitalista, y del intercam-bio mercantil, de sus reglas y consecuencias, los zapatistas tratan de que su economía sea autosuficiente y autosustentable, conforme a los principios que asumen en la defensa de la madre tierra que les procura la vida. Cuan-to mucho, reciben de tiempo en tiempo el apoyo de organismos sociales y comunidades afines (siempre bajo los criterios y los mecanismos que de-ciden las Juntas de Buen Gobierno), pero en lo fundamental dependen de sus propias fuerzas, que en verdad no cesan de crecer y multiplicarse. Una economía solidaria, colectiva, que se alimenta por supuesto de la solidari-dad del propio movimiento social nacional y global.Si bien se desarrolla bajo el apremio de la autosubsistencia de las am-plias bases de apoyo zapatistas, la economía de la resistencia no se organiza solo para lo inmediato, para las necesidades urgentes múltiples que se de-ben cubrir todos los días. La economía de resistenca se orienta, también, a construir las bases materiales y sociales de un nuevo modo de vida en co-munidad, una economía colectiva autosuficiente, autosustentable, que no dañe sino que favorezca el medio ambiente.9 Por eso se despliega como una economía diversa, múltiple, cada vez más compleja, capaz de sustentar y reproducir condiciones de vida mejores que las que tenían, por encima de las que caracterizan a las comunidades vecinas “partidistas”, como las llaman. Una economía solidaria que posibilite al mismo tiempo, por sus propios modos de reproducción, nuevas relaciones sociales igualitarias y prácticas de trabajo voluntarias que no conlleven la supeditación, la explo-tación ni el despojo individual o colectivo. Una economía que no descan-sa en relaciones mercantiles cotidianas entre los distintos miembros de la comunidad y que sin embargo tiende circuitos de intercambio y beneficio social, con el fin de tratar de satisfacer las necesidades múltiples bajo acuer-dos colectivos regidos por la fraternidad. Por lo mismo carece de patrones o jefes. Es una economía socializada que se socializa.9 No dejan de reflexionar en términos amplios: “La economía que pensamos en una sociedad li-bre tiene que ser planeada conscientemete [para] que no dañemos a la base de la vida de los seres vivos que es nuestra madre tierra. En ella producimos nuestra alimentación para vivir, por lo tan-to, no debemos destruir, maltratatar o explotar a lo bestia. Lo que nos da la madre tierra o lo que producimos en ella, humanamente tiene que ser repartido para nuestro bien común sin que na-die [se] quede [con] el disfrute de la producción. O sea, sin explotación. Es nuestra base de la vi-da, que es nuestra madre tierra, que es ahí donde sacamos nuestra producción, ya no permitiremos la explotación del hombre por el hombre, así sea mujer también”, en “Apuntes de bases de apoyo del ezln para su participación en la compartición”, Rebeldía Zapatista. La palabra del ezln, núm. 3, septiembre de 2014.Rehacer el mundo_UAM.indd 103Rehacer el mundo_UAM.indd 10306/11/20 12:2806/11/20 12:28

REHACER EL MUNDO104De esta manera, en las bases zapatistas rebeldes de Chiapas se vive un proceso autogestionario de socialización del trabajo, de socialización de la pro-ducción, que parte de la cooperación, de una amplia labor de organización para la puesta en práctica de trabajos colectivos en los distintos niveles de las instancias de base que van armando: pueblos y comunidades, regiones, municipios autónomos y Caracoles. Parten, incluso, de la comunidad fami-liar y entablan relaciones que desechan cualquier forma de supeditación o jerarquía y, en cambio, se asientan en el reconocimiento de la igualdad fun-damental como trabajadores que caracteriza a todos sus miembros, hombres, mujeres, ancianos e incluso niños, que devienen protagonistas de sus pro-pias decisiones.Las relaciones igualitarias, en la comunidad de trabajo que se crea, perfi-lan una nueva forma de vida evidentemente muy distinta a la que preva-lecía antes de la insurrección de 1994, que se caracterizaba por la explota-ción, el despojo, el racismo, la opresión, hasta la exclusión y el abandono.Desde la Sexta Declaración de la Selva Lacandona de mediados de 2005, cuando el ezln opta abiertamente por una identidad anticapitalista, se pre-figura en forma clara un proyecto emancipador que refrenda su perspectiva de largo plazo.10 Por esto la organización y la resistencia colectivas se con-vierten en mecanismos básicos, articuladores, de la alternativa de fondo que se construye de manera cotidiana. Organizar, imaginar, pensar, crear, poner en práctica un proceso rebelde que se ocupa del ahora, transformando las condiciones preexistentes, pero que sabe que es indispensable que se con-ciban para durar, para permanecer en el largo plazo, en el entendido de que es un proceso que no concluye, inacabable, que requiere mejorarse día a día y de la mejor manera, con el concurso de todos y todas. Los zapatistas saben bien que no pueden extender o exportar su proyecto autónomo, en-raizado en condiciones particulares que posibilitan su emergencia y conso-lidación, más todavía cercados como viven, en medio de una guerra. Pero apuestan al intercambio, al encuentro, al movimiento de otros pueblos ori-10 “Nuestra resistencia económica debe ser de expropiar los medios de producción, las maquinarias, para producir la tierra y las fábricas, trabajar colectivamente sin explotar a nadie. Propiedad colec-tiva, porque la tierra es de quien la trabaja, la tierra no se compra, no se vende, ni se renta. Y las fá-bricas son de quienes las trabajan colectivamente para el bien común de la sociedad. Y también las grandes tiendas deben pasar a sus manos de los empleados. Y así con todo lo que explota el trabajo de otros para enriquecerse a cambio de la pobreza del trabajo. Con esta forma colectiva vamos sa-neando una economía anticompetitiva. Solo así hay una economía consciente para el bien común, controlada y adminstrada por el pueblo. Toda ciencia que crea el pueblo sea para el beneficio del mismo pueblo” Rebeldía zapatista…, op. cit.Rehacer el mundo_UAM.indd 104Rehacer el mundo_UAM.indd 10406/11/20 12:2806/11/20 12:28

ECONOMÍA DE RESISTENCIA, EMANCIPACIÓN AHORA105ginarios y demás oprimidos y explotados que se despliega por todos lados bajo sus característicos contextos, tradiciones, modos y fuerzas propias, los que convergen en perspectivas de resistencia y prefiguran hasta un horizon-te de emancipación.La organización es, pues, decisiva, en el día a día, se desarrolla en todos los espacios, en todos los niveles, es el principio de la economía, del traba-jo, de la resistencia, de la preparación de la vida colectiva de pueblos y co-munidades que necesitan organizarse para tramar sus propias decisiones di-rigidas a edificar las condiciones de la convivencia, a cambiar y realizar su vida. Para decidir esta última y dirigirla en colectivo en todos los terrenos y niveles dando forma al autogobierno, con democracia, libertad y justicia. La zapatista es, pues, una comunidad rebelde con una densidad organizati-va sin igual. La organización, entonces, es entendida como principio, pero también como presupuesto vital, como premisa del futuro, precondición del cambio emancipatorio. No es tarea, entonces, de una generación —de la que se insurreccio-nó—, sino también de la nueva que emerge en el proceso y de muchas otras en la perspectiva de resistir al capitalismo arrollador y sus presiones cotidianas, en el entorno adverso y amenazador que genera sin remedio.11De ahí la necesidad de compartir lo logrado para nutrir la memoria, ca-pacitar para la experiencia y dar continuidad al proyecto autónomo an-ticapitalista.Como he señalado, las tierras recuperadas con los nuevos poblados que genera, ejidos preexistentes y algunas rancherías que se encuentran en el territorio zapatistas y se conservan en lo fundamental como propiedad común son el fundamento originario de la economía de resistencia. Sin preocuparse de la legalidad que remite al Estado, los zapatistas transforman de hecho los derechos de propiedad en todo su territorio, realizan a su 11 En la noche de su desaparición, el Subcomandante Marcos insistió en el balance: “Nuestro dile-ma no estaba entre negociar y combatir sino entre morir o vivir. Elegimos construir la vida, esto en medio de una guerra. Una guerra que no por sorda era menos letal […] Elegimos la rebeldía, es de-cir, la vida […] En estos 20 años ha habido un relevo múltiple y complejo en el ezln. Algunos han advertido solo el evidente, el generacional. Ahora están haciendo la lucha y dirigiendo la resistencia quienes eran pequeños o no habían nacido al inicio del alzamiento; pero algunos estudiosos no se han percatado de otros relevos: de clase, el de clasemediero ilustrado al del indígena campesino. El de raza de la dirección mestiza a la dirección netamente indígena y el más importante: el relevo de pensamiento. Del vanguardismo revolucionario al mandar obedeciendo […] De la toma del poder de arriba a la construcción desde abajo. De la política profesional a la política cotidiana. De los líde-res a los pueblos. De la marginación de género a la participación directa de las mujeres. De la burla al otro a la celebración de la diferencia”, “Entre la luz y la sombra”, op. cit.Rehacer el mundo_UAM.indd 105Rehacer el mundo_UAM.indd 10506/11/20 12:2806/11/20 12:28

REHACER EL MUNDO106modo su propia reforma agraria.12 De manera que los municipios y Juntas de Buen Gobierno disponen de las tierras comunes y organizan los tra-bajos agrícolas, combinando trabajos individuales que aprovechan a las fa-milias y trabajos colectivos que se destinan a cubrir los gastos que precisan las actividades del gobierno autónomo. Sin embargo, no todos los Caraco-les cuentan con tierras recuperadas y no alcanzan a cubrir sus necesidades agrícolas, por lo que se abastecen muchas veces en los otros Caracoles que sí las tienen —a través de formas de intercambio justo y cooperación— y deben dedicarse más bien a otras actividades productivas acordes a las con-diciones y recursos de su lugar.En realidad, en todo el territorio zapatista, organizado en cinco zo-nas denominadas Caracoles, que a su vez comprenden diversos munici-pios autónomos, integrados por regiones, pueblos y comunidades, como he señalado, se parte de la economía familiar (huertos, cría de toda suer-te de animales, etc.) hasta abarcar en una suerte de espiral trabajos rela-cionados con la producción, distribución, transporte, abasto, intercambio y venta de productos. No todos los Caracoles tienen los mismos ramos ni todas las ocupaciones (oficios, especialidades, competencias), más bien cada uno forja sus características según sus recursos y posibilidades. Crea un amplio abanico: agricultura, ganadería, lo mismo que construcción de infraestructura, talleres como herrería, artesanías, textiles, zapatería, trans-porte público y de productos, abasto (acopio), bodegas, abarrotes, etc. Incluso en algunos lugares balnearios y centros turísticos como en los municipios Comandanta Ramona y 17 de Noviembre del Caracol de Morelia (Agua Clara y Tzaconejá). Más todavía, en varios Caracoles se organizan y operan bancos con financiamientos voluntarios y contribu-ciones de diversa índole, que funcionan bajo los principios de una eco-nomía solidaria para apoyar gastos específicos de las familias, por ejem-plo, relacionados con la salud o para favorecer actividades productivas de colectivos.1312 Ya en su Ley Agraria Revolucionaria, el ezln había estipulado, en su artículo quinto: “Las tierras afectadas por esta ley agraria, serán repartidas a los campesinos sin tierra y jornaleros agrícolas, que así lo soliciten, en propiedad colectiva para la formación de cooperativas, sociedades campesinas o colectivos de producción agrícola y ganandera. Las tierras afectadas deberán trabajarse en colecti-vo”, en Paulina Fernández Christlieb, Justicia autónoma zapatista…, op. cit., pp. 458-461.13 Son una clara forma de economía solidaria, pues además de operar con un mínimo interés de 2 por ciento, llegado el caso pueden anular la deuda por fallecimiento o debido a situaciones espe-cíficas y también aceptar saldar el cobro con trabajo, por ejemplo. Los reglamentos y decisiones de los bancos se someten a acuerdos de asamblea.Rehacer el mundo_UAM.indd 106Rehacer el mundo_UAM.indd 10606/11/20 12:2806/11/20 12:28

ECONOMÍA DE RESISTENCIA, EMANCIPACIÓN AHORA107Todo a través de colectivos especializados, sociedades de productores y cooperativas. Hay colectivos de mujeres, con trabajos especializados, pero en general hombres o mujeres participan en todas las labores por medio de sociedades o cooperativas. Por supuesto que, al tratar de ser autosufi-cientes, los zapatistas no consideran que estén en una isla y cuando es ne-cesario acuden al mercado regular para abastecerse de muchos productos que requieren, pero igualmente para tratar de vender sus excedentes. Or-ganizados como están, tratan de conseguir mejores condiciones, saltándo-se a los coyotes intermediarios que luego controlan el acceso al mercado. Igualmente, muchos productos de las comunidades, como el café de altura, implican no solamente la organización de cooperativas más maduras sino de igual modo entablar relaciones para acceder en la trama del comercio justo, incluso de carácter internacional. Aunque aquí los zapatistas no de-jan de sufrir los ineludibles mecanismos y controles gubernamentales, con los que tienen que lidiar.En general, la economía de resistencia zapatista se arraiga y prospera desigualmente en las distintas zonas y municipos, pero logra no solo cubrir las necesidades de las comunidades, sino alcanza, asimismo, para impulsar el autogobierno y los muy variados y cada vez más extensos trabajos que construye la autonomía. Basta mencionar las distintas áreas de trabajo del gobierno autónomo para ver la magnitud de las necesidades y retos: sa-lud, educación, agroecología, justicia, comunicación, transporte, etc. Mu-chas de esas actividades suponen aprovechar habilidades, conocimientos, trayectorias ocupacionales individuales y colectivas, así como procesos de formación y aprendizaje, al tiempo que conllevan trabajos de edificación de centros de salud y hospitales, escuelas, sedes de los Caracoles, sistemas y equipo de transporte, caminos, etc. Una infraestructura material y tupi-das redes de capacitación y funcionamiento que no dejan de prosperar. La comunicación e intercambio entre los distintos Caracoles sin duda están facilitados por el ccri-Comandancia General, que tal vez sea la que tiene la visión más completa del proceso, así como la capacidad de zanjar des-equilibrios o desigualdades en un proyecto al final unitario.La administración, gestión y organización colectivas de las Juntas de Buen Gobierno y de los municipios autónomos requieren muchos re-cursos que en lo esencial provienen de los trabajos colectivos que carac-terizan a la economía de resistencia. No para retribuir con salarios a los encargados y responsables de que funcione todo el sistema de autogo-bierno, ni los servicios que aseguran en general el funcionamiento de los mecanismos económicos, pues se trata de cargos y desempeños volun-Rehacer el mundo_UAM.indd 107Rehacer el mundo_UAM.indd 10706/11/20 12:2806/11/20 12:28

REHACER EL MUNDO108tarios y rotativos, sino para garantizar las condiciones materiales y prác-ticas para la reproducción y continuidad del proyecto autónomo. Dece-nas e incluso cientos de hombres y mujeres se comprometen e invierten de tiempo en tiempo (en forma rotativa y bajo rendición de cuentas) en cargos y ocupaciones que a veces no pueden combinar con sus labores cotidianas (individuales y familiares) relacionadas con su propio susten-to, por lo que se requieren recursos económicos regulares para contribuir solidariamente a algunas de sus necesidades de operación (como trasla-dos, hospedaje, alimentación, etc.), lo mismo como contribución colecti-va (en trabajo o en especie) que facilite cubrir sus necesidades durante el tiempo en que —fuera de su espacio— realizan sus funciones.14El autogobierno, la organización y la autogestión, el conjunto de tra-bajos que conlleva la construcción de la autonomía son actividades vo-luntarias, gratuitas, la participación en la política democrática de las co-munidades no genera relaciones salariales que invariablemente acarrean jerarquías y supeditaciones, a diferencia de la política estatal profesiona-lizada convertida en negocio. Ni el autogobierno ni la economía de re-sistencia descansan en la desigualdad que implican las relaciones sujetas al salario.15 Incluso el dinero circula poco en las comunidades zapatistas, básicamente cuando no queda otra alternativa que acudir al mercado pa-14 John Holloway escribe al respecto: “El trabajo colectivo es el medio de pago para aquellos que deben dejar de trabajar en su milpa, como promotores de salud o de educación o quienes cum-plen su turno como autoridad en el gobierno autónomo”, en “El zapatismo y el dinero”, anexo a Contra el dinero. Acerca de la perversa relación social que lo genera, Buenos Aires, Herramienta/buap, 2015, p. 122. 15 Hay que decir, sin embargo, que en las comunidades sí se discute la cuestión salarial. Por ejemplo entre las mujeres, quienes consignaron en el artículo segundo de la Ley Revolucionaria de Mu-jeres que “tienen derecho de trabajar y recibir un salario justo”, en Sara Lovera y Nellys Palomo (coords.), Las alzadas, México, Comunicación e Información de la Mujer, AC/Convergencia So-cialista, 1999, pp. 59-60. Hay muchos argumentos al respecto en un debate en distintos Caracoles reproducido en Participación de las mujeres en el gobierno autónomo. Cuaderno de texto del primer grado del curso “La Libertad según l@s zapatista”, spi. Por ejemplo, Ana, formadora de educación del Marez El Trabajo del Caracol de Roberto Barrios, apunta: “Muchas veces es que vamos a trabajar, y se distri-buye el trabajo, qué trabajo hacen los niños pequeños, qué trabajo hacen las niñas pequeñitas, qué trabajo hacen las hijas grandes, qué trabajo hacen los hijos; cómo se distribuye en la familia para que haya un buen acuerdo y también se logre ver ese recurso, cuando hablamos de un salario justo lo que queremos es que todos los que participamos en ese trabajo nos distribuyamos colectivamente el recurso o en equipo se decida en qué se va a gastar y qué se va a comprar”, p. 58. Y Susana, coor-dinadora de salud sexual y reproductiva del Marez Francisco Gómez del Caracol de La Garrucha precisa: “Nosotras las mujeres tenemos el mismo derecho que los hombres para recibir el mismo sa-lario, porque somos la misma sangre. Esto es lo que queremos como mujeres hoy en la autonomía, pero todavía eso no lo estamos haciendo porque aquí no hay salarios” p. 40.Rehacer el mundo_UAM.indd 108Rehacer el mundo_UAM.indd 10806/11/20 12:2806/11/20 12:28

ECONOMÍA DE RESISTENCIA, EMANCIPACIÓN AHORA109ra obtener productos, equipos o acceder a los distintos circuitos formales de comercialización.16Hombres y mujeres por igual se involucran ahora de manera paritariaen la jbg, en todas las actividades y ocupaciones se desempeñan en situa-ción de igualdad y comparten semejantes obligaciones y disfrutan de los apoyos solidarios que las comunidades les facilitan para que estén en po-sibilidad de cumplir sus funciones democráticas, participativas, de gestión y organización, las que sin duda no dejan de diversificarse y extenderse.Los Caracoles y municipios rebeldes, entonces, no pueden dejar de formar un fondo de reserva, algo así como un fondo de acumulación social, el cual en los hechos emerge por todos lados, más que de forma centra-lizada, unificada.Como dice el Subcomandante Moisés, con la economía de resisten-cia que construyen y ponen en práctica, las comunidades zapatistas ape-nas logran “arañar al capitalismo”, abrir ciertas grietas que, por supuesto pueden ser resanadas o desaparecer, pero no cabe duda de que, en el vasto territorio zapatista —con tenacidad y denuedo— se construye una nueva forma de vida, sostenida en una economía de subsistencia, sí, básicamente de autoconsumo, pero que rompe con la lógica del capitalismo (la lógica de la ganancia sustentada en la explotación del trabajo) y en la medida de lo posible del propio mercado (suprimiendo las relaciones mercantiles).En los medios publicitarios y entre la clase política se insiste en que las comunidades zapatistas continúan viviendo en condiciones precarias, que la pobreza se sigue enseñoreando entre los pueblos originarios, lo que fue rechazado en forma contundente en los días de la insólita irrup-ción zapatista del 21 de diciembre de 2012. Escribe el Sup Marcos:En estos años nos hemos fortalecido y hemos mejorado significativamen-te nuestras condiciones de vida. Nuestro nivel de vida es superior al de las comunidades indígenas afines a los gobiernos en turno, que reciben las li-mosnas y las derrochan en alcohol y artículos inútiles. Nuestras viviendas se mejoran sin lastimar a la naturaleza imponiéndole caminos que le son aje-nos. En nuestros pueblos, la tierra que antes era para engordar el ganado de finqueros y terratenientes ahora es para el maíz, el frijol y las verduras que iluminan nuestras mesas. Nuestro trabajo recibe la satisfacción doble de pro-veernos de lo necesario para vivir honradamente, y de contribuir en el cre-16 El Sub Moisés precisa: “Pocas veces manejamos dinero. Por ejemplo, en la movilización ahí sí nos obliga, porque hay que pagar con pesos la gasolina, no nos aceptan kilos de maíz, frijol”, El pensa-miento crítico frente a la hidra capitalista, op. cit., p. 9 8 . Rehacer el mundo_UAM.indd 109Rehacer el mundo_UAM.indd 10906/11/20 12:2806/11/20 12:28

REHACER EL MUNDO110cimiento colectivo de nuestras comunidades. Nuestros niños y niñas van a una escuela que les enseña su propia historia y la del mundo, así como las ciencias y las técnicas necesarias para engrandecerse sin dejar de ser indíge-nas. Las mujeres indígenas zapatistas no son vendidas como mercancías. Los indígenas priistas van a nuestros hospitales, clínicas y laboratorios porque en los del gobierno no hay medicinas, ni aparatos, ni doctores, ni personal ca-lificado. Nuestra cultura florece, no aislada sino enriquecida por el contac-to con las culturas de otros pueblos de México y del mundo. Gobernamos y nos gobernamos nosotros mismos, buscando siempre primero el acuerdo antes que la confrontación. Todo esto se ha conseguido no solo sin el go-bierno, la clase política y medios que los acompañan, también resistiendo sus ataques de todo tipo.17Sobran, por lo demás, los testimonios que comprueban el progreso efec-tivo de los pueblos rebeldes y el contraste de sus condiciones de existen-cia respecto a las comunidades “partidistas”, que no logran subsistir ni con los programas asistencialistas gubernamentales que se suceden.18La economía de resistencia y el proyecto todo del ezln son sin duda inciertos, amenazados no solo por el capitalismo y sus leyes que condicio-nan y determinan los procesos en el planeta y en México, sino ante todo por una guerra múltiple (guerra de espectro amplio, en los términos de González Casanova) y no solo de baja intensidad, que el Estado mexica-no mantiene contra los pueblos originarios rebeldes y que, con frecuen-cia, endurece incluso con el paramilitarismo, el acoso reforzado y el cerco mililitar de las comunidades y territorios. Pero es, igualmente, un proyecto alternativo de vida que pugna de forma infatigable, persistente, por avan-zar con un propósito de autoemancipación de los oprimidos, igualitario, sin jerarquías ni supeditaciones, con libertad, democracia y justicia. Con futuro dudoso, sí, dadas las condiciones adversas y el aislamiento en que prospera, pero abre caminos que se cruzan o pueden cruzarse con otros ensayos en México o en otros países, en busca de vías para defender la vida arruinada por el capitalismo y rehacer el mundo desde ahora.

 

 


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