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Nuevos cuestionamientos a la carta a dos jóvenes indígenas escrita por Boaventura

Alfredo Pérez Bermúdez :: 24.03.21

La carta de Boaventura De Sousa Santos dirigida a dos jóvenes indígenas ecuatorianos sigue ocasionando polémica. En esta ocasión compartimos un artículo del sociólogo Alfredo Pérez Bermúdez quién cuestiona a De Sousa por pretender apoyar a los “progresistas” ecuatorianos, “sin entender el mundo andino/indígena desde sus raíces o entendiéndolo desde perspectivas eurocéntricas”.

A propósito de la carta a dos jóvenes indígenas escrita por Boaventura

La carta de Boaventura De Sousa Santos dirigida a dos jóvenes indígenas ecuatorianos sigue ocasionando polémica. En esta ocasión compartimos un artículo del sociólogo Alfredo Pérez Bermúdez quién cuestiona a De Sousa por pretender apoyar a los “progresistas” ecuatorianos, “sin entender el mundo andino/indígena desde sus raíces o entendiéndolo desde perspectivas eurocéntricas”.

Por Alfredo Pérez Bermúdez*

Servindi

23 de marzo, 2021

Viene a colación esta este texto porque resulta preocupante que un eminente pensador como Boaventura de Sousa Santos, que aun no ha hurgado en el enjambre de posibilidades cognitivas del mundo Andino, haya postulado una tendencia política basada en un ambigua ontología indigena, producto de 500 años de colonización. Me refiero a aquella contenida en la “Carta abierta a dos jóvenes indígenas ecuatorianos” cuya respuesta, en los mismos términos, ya fuera planteada por el filósofo andino Atawalpa Oviedo y sobre la cual no cabe abundar, pues como se dice en el portal servindi.org (15 de marzo, 2021) y lo reitera Eduardo Gudynas, vía redes sociales, Boaventura De Sousa Santos, quiere o pretende apoyar a los “progresistas” ecuatorianos, sin entender el mundo andino/indígena desde sus raíces o entendiéndolo desde perspectivas eurocéntricas.

Si Oviedo le ha contestado diciendo que “el progresismo en toda América Latina nos ha perseguido, criminalizado, asesinado, y usted (Don Boaventura) nos pide que seamos masoquistas y que votemos por ellos para que nos sigan sometiendo”, no cabe duda el filo estrictamene político que rige dicha Carta, notable en aupar la tendencia de una espuria Revolución Ciudadana, mientras nos conmina a votar por su candidato en la actual elección 2021: el Sr. Andres Arauz Galarza, hoy en la palestra de esa cuestionada Cosa Nostra electoral (por sus antecedentes y el evidente fraude cometido contra del candidato Yaku Sacha Pérez Guartambel), junto al representante del sistema financiero-bancario del Ecuador: el Sr. Guillermo Lasso. 

Pues debe saber Boaventura de Sousa, que quienes hemos vivido los acontecimientos políticos y económicos de los últimos 14 años, no son sino la línea programática polaroid de un correísmo que insufló en el pueblo humilde y la mentalidad de cierta intelectualidad camaleónica, el numen del Buen Vivir como prurito de un nuevo desarrollo que sobrepreció la antaña corrupción en nuestro país, convirtiéndolos en consumidores de commodities ideológicos de uso partidario y sectario, a la medida en que su élite, como lo han escrito ciertos investigadores (entre ellos el docente universitario Diego Delgado Jara) pertenecen a grupos de poder perfectamente definidos.

Lo que Atawallpa refiere, no es sino el progroms de dicha élite que quiere seguir reeditando la república colonial (neocolonialismo), potenciando las utilidades bancarias, la industrialización productiva privada, el extractivismo sin fronteras, tal como ocurrió en la llamada “década ganada”, sin que importe el despojo territorial, el desarraigo cultural y el peligroso daño ambiental. Todo ello lo hemos palpado en fuego y sangre, bajo el prurito de: “escúchenme bien ah, que el Jefe de Estado no es solamente Jefe del Poder Ejecutivo, sino también del Legislativo, Judicial, Electoral, Transparencia y Control Social, de las Superintendencias, Contraloría y Procuraduría”.

De Sousa Santos no se ha enterado que con aquella afirmación se definía el proyecto político de la Revolución Ciudadana que enarboló el Estado del Buen Vivir basado en los derechos ciudadanos y de la naturaleza, recordándonos la tendencia del Siglo XVIII en que se traslaba la trascendencia de la fe a los aparatos del Estado debido a la consolidación de los Estados nacionales y de las monarquías absolutas, así como al crecimiento de la burguesía y su actividad fundamental: el comercio internacional.

 

Afirmación que hizo que el Estado girara en torno a Rafael Correa Delgado, quien entendía el ordenamiento jurídico del Ecuador centrado en él como primera causa, la de un nuevo Dios de una vieja monarquía, la misma causa que esgrimiera el ultraderechista León Febres Cordero y su plana mayor de ministros y asesores (década de los ochenta del s. XX), algunos de los cuales estuvieron en la administración del Estado Correísta; y, quiéranlo o no sus seguidores y Boaventura de Sousa, también en la administración de Lenín Moreno Garcés (2017 – 2021); esa causa que hoy dice que Yaku Pérez apoyó el Golpe de Estado en Bolivia, que aupó las masacres en el altiplano, en Sacaba y Senkata, que es un falso ecologista y que es agente de la CIA, para lo cual ha utilizado todo el aparataje nacional e internacional de espionaje y desprestigio que tiene a su alcance.

Lo demás ya lo narra el mismo Boaventura de Sousa Santos en su Carta abierta a dos jóvenes indígenas ecuatorianos y la cuestiona Atawallpa Oviedo. Pero lo que sí cabe resaltarse es lo que señala Oviedo con debida contundencia: “ni la derecha, ni antes la monarquía, lograron en estos 500 años dividir al movimiento indígena, como sí lo consiguió el Socialismo del Siglo XXI”; ¿por qué?, porque al parecer existe un plan mayor que se dirige hacia su desarticulación, considerando que el resurgimiento del Buen Vivir Andino desacredita el colonialismo y se proyecta hacia las futuras generaciones de los países de Latinoamérica como un acontecimiento emancipador. Así, el progresismo de izquierda “es la expresión posmoderna de los sectores medios y académicos que buscan desplazar a los movimientos sociales (especialmente al indígena) o cooptarlos para que estén bajo su tutela socialdemócrata” dice Oviedo.

Tal acontecimiento empieza a desplazar al progresismo y a la clásica izquierda que ahora personifica la grosera actitud “revolucionaria” del correísmo, cuyo pellejo dictatorial quiere salvar justificando su retorno en un lawfare contra El Lider para “neutralizarlo políticamente” como dice Boaventura en su Carta, sin saber que la supuesta y “cruenta” persecusión le corresponde a lo que tal Jefe de Estado dijo en su tiempo ser: no solo el Jefe del Poder Ejecutivo, sino también del Judicial. Y lo fue y lo dejó instalado. Pues sí, el Buen Vivir Andino desplaza al Estado acumulador de todas la nulidades de las cuales está compuesto, como dijera Carl Jung, en que el gobernante lider (el así llamado führer de la humanidad), como primera causa, encarnó esa política que multiplicó su conducta, tanto en el discurso como en las prácticas y creó micropoderes, tal cual ocurrió y ocurre en la función pública o en las dirigencias de la organización política en el poder y sus grupos de poder satélites, hecho comprobable e innegable a simple vista en el gobierno de Rafael Correa Delgado (2007 – 2017): “escúchenme bien ah, que el Jefe de Estado no es solamente Jefe del Poder Ejecutivo, sino también del Legislativo, Judicial, Electoral, Transparencia y Control Social, de las Superintendencias, Contraloría y Procuraduría”.

El acontecimiento del Buen Vivir Andino en América, la Sumak Kasway Pacha/Yachay, emancipador/a, que rearticula las co-ordenadas regionales y locales, las relaciones entre las cuatro direcciones cardinales de la América, que fue y es el Tinku (encuentro), el Yanantín (articulación y correspondencia) territorial, no parece gustarle al progresismo (1), a las corporaciones políticas de un supuesto orden contrahegemónico que lo han asumido como opción ideoteórica y política, en el marco de un posestructuralismo que cuestiona el eurocentrismo y las prácticas institucionales de poder y dominación; ¿por qué?… porque anula ese Estado de las nulidades, creando liberación colectiva e individual genuina, ajena a los intereses neocoloniales, extractivistas, constantes a todas luces en sus prácticas de gobierno.

Lo dicho marca un nuevo horizonte de comprensión para romper con las instituciones de corte eurocéntrico creadas en sus distintas esferas corporativas científicas, ideológicas, religiosas, estatales y de la política del pasado, como quisiera Boaventura de Sousa Santos. Esto quiere decir que “ya no nos ponemos a la cola eurocentrada del “socialismo del siglo 21” –como dice Atawallpa Oviedo– sino que les disputamos sus concepciones y horizontes; y porque hemos emprendido una lucha que ya no es solo de clase y moral sino ontológica y transcivilizatoria. 

De la literatura de Boaventura

He leido con pasión y con ojo crítico –como debe ser toda lectura– la obra de Boaventura de Sousa Santos, sus valiosos aportes desconstructores del desarrollo capitalista, desde las perspectivas del Buen Vivir que, como dijera apresuradamente Edgar Morín (youtube, 2012) y otros intelectuales a nivel regional y mundial: fue “una gran idea del Presidente Correa” (2007 -2017) para hacer una simbiosos de “lo mejor de cada cutura […], tomando en cuenta la diversidad de culturas indígenas existentes” en el Ecuador y que esa idea debía ser aplicada en todos los continentes y naciones.

Reinventar la democracia, reinventar el Estado (2004); Conocer desde el Sur: Para una cultura política de emancipación (2007); Descolonizar el saber, reinventar el poder (2010); Cuando los excluidos tienen derecho: justicia indígena, plurinacionalidad e interculturalidad. Justicia Indígena, plurinacionalidad e interculturalidad en Ecuador (2013), entre otros ensayos y artículos, han sido y son importantes materiales de estudio en la lucha por objetivos superiores, pues presumen la aspiración de un cambio ético y económico/social en el comportamiento de la sociedad civil y de los Estados.

Sin embargo, los libros de Boaventura de Suosa Santos, como los de muchos deconstructores y decoloniales (Dussel, Grosfoguel, Quijano, otros), en lo personal, me han sido útiles, para darme cuenta que el Camino de los Andes que había recorrido, no podía ser explicado con los usuales métodos y categorías intelectuales, así como con la bibliografía de “autores reconocidos por la Academia” (Philipp Altmann) como en aquella se reclama, para develar la verdad única del homo sapiens europeo, pues se cree que desde ciertos desmontajes cognitivos con reconocimiento, se puede avanzar en el sentido de desarrollo, de economía, de civilización, opuesto al capitalismo. Ese sentido que no pudo haber tenido como mayor fuente los pruritos y presupuestos eurocéntricos cartesianos, newtonianos y marxistas.

Al respecto, cabe señalar que desde de la Revuelta Leninista Rusa de 1917 y el Grito Universitario de Córdoba de 1918, que insuflaron las revoluciones socialistas del s. XX en América, ese sentido se volvió tan farisaico como lo que inspira ontológicamente al capitalismo, en la medida en que se ha querido cambiar el mundo social, “los errores de la naturaleza” humana y no humana, bajo un numen ideológico vanguardista, haciéndonos creer que el significado de las metamorfosis sociales residían exclusivamente en el ámbito de la producción y que la transformación revolucionaria de las estructuras económicas liberaría por sí misma al resto de actores sociales, pero hoy sabemos que no es así. (Touraine, 2016).

Por encima o al margen de los bloqueos imperialistas a paises como Cuba, Venezuela y Nicaragua, tales revoluciones solo han llenado las páginas de la historia sin originar ni aperturar al anhelado cambio social/transcivilizatorio; son, hasta el momento, los símiles de las tensiones dialécticas e históricas entre la sociedad civil y el Estado clásico, explicadas (dichas tensiones) por tales leyes con caracteristicas artificiales. Sin embargo, otras nociones confederativas locales y regionales son posibles desde otra actividad sentirazonante; se la puede encontrar –si de libros se trata– en la literatura de autores ecuatorianos, bolivianos, peruanos y hasta extranjeros, que están en la búsqueda de la profunda epistémica de nuestro pasado: Josep Estermann; Marcos Guerrero Urena, Carlos Milla y Zamir Milla Euribe, Javier Lajo, Javier Medina, Alfredo Lozano Castro, Atawalpa Oviedo, por nombrar unos pocos; o de aquellos que hoy se hallan conformando el Movimiento al Buen Vivir Global, que se alza como una fuerza de pensamiento propio, con genuinas raices andinas, abya yalences.

Los contextos ambientales, ecosistémicos, antropológicos, semióticos, arquitecturales, ingenieriles que nos hablan de otra racionalidad biocósmica/cosmogónica, surgida y ungida en los Andes ancestrales, no constan en la obra de Boaventura, ni en los otros decolonizadores (a lo más desde parámetros artificiales o epistémicos usados desde hace siglos en la vieja Europa), mucho peor en aquellos que bajo las líneas de las constituciones republicanas de Bolivia y Ecuador, han elaborado sus tesis sobre el Buen Vivir con herramientas intuitivas, bibliográficas y bajo conveniencias econométricas, tal como en su momento lo enaboló el Ec. René Ramírez Gallegos, en el contexto ideológico de la Revolución Ciudadana Socialista del Siglo XXI, sin prever que el Buen Vivir (SK) puede ser reconstruido a partir de lo nuevo/viejo como fuente energética de pensamiento y actividad integradora para llenar los vacíos de futuro, con posibilidades “plurales y concretas”, “utópicas y realistas”, como quisiera de Sousa Santos (2010). Preceptos constitucionales que operaron como un dispositivos que puso a funcionar la inteligencia de los más conspicuos hacedores de historia y cultura y que ahora pretender ser útiles al Progroms correísta a través de su candidato títere: Andrés Arauz Galarza. Del candidato Guillermo Lasso, ya lo sabemos, también viene por más.

Nota:

(1) En el año 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas propuso la llamada Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible -ODS- a nivel mundial, cuyo propósito era superar la situación de crisis planetaria, mediante 17 ítemes considerados estratégicos activos en los programas de desarrollo, como los del PNUD que integró los postulados del Buen Vivir de Bolivia y Ecuador para su Informe Regional de Desarrollo Humano. En este contexto, y a nivel académico, los intereses españoles, especialmente de la Corona, no se han dejado de revelar, pues al considerar el Buen Vivir Andino como transformador del Status vigente o de una nueva visión del mundo, han puesto a funcionar un trusts de cerebros o think tanks oficiales que se halla revalorando la histórica “conquista” de América como un hecho de desarrollo y progreso de nuestros pueblos, frente al resurgimiento del paradigma Andino.

Algunas referencias:

 


* Alfredo Pérez Bermúdez es sociólogo, investigador de las ciencias y lo saberes ancestrales. Docente de la Universidad Central del Ecuador, Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación. Correo: alfrepz@gmail.com.

 


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