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Colombia: La resistencia civil de los indígenas del Cauca

Esperanza Hernández Delgado :: 27.03.21

Las diferentes fases de lucha y organizativas de los pueblos del Cauca frente a la constante agresión capitalista del estado colombiano-

LA RESISTENCIA CIVIL DE LOS INDÍGENAS DEL CAUCA 1

 

Esperanza Hernández Delgado*

* Abogada, especialista en Derecho Público y magistra en Estudios Políticos. Investigadora, docente y consultora. Son sus temáticas de trabajo: paz y no violencia, iniciativas civiles de paz, resistencia civil, y niñez y conflicto armado. Docente del posgrado de Resolución de Conflictos de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana.

 


Resumen

En forma ejemplarizante, desde su resistencia ancestral, los pueblos indígenas de Colombia han logrado pervivir a distintas violencias, en las últimas décadas se han convertido en importantes actores sociales y políticos, y aportan al proceso de construcción de paz en este país.

Los pueblos indígenas del Cauca, generadores del movimiento indígena en Colombia, en los últimos treinta años se han comprometido con propuestas y acciones no violentas en torno de la recuperación, el fortalecimiento y la protección de sus culturas, su ejercicio de autonomía, y el desarrollo de un proyecto político que ellos identifican como la “construcción de un nuevo país y un mundo posible y deseable”2.

El proceso, las propuestas y los logros de la experiencia de resistencia civil de estos pueblos, evidencian importantes pistas sobre los requerimientos de la paz y la democracia, los aportes y las exigencias de la multiculturalidad, y ofrecen modelos de vida más humanos y esperanzadores.

Palabras clave: indígena, paz, resistencia civil, minorías étnicas y multiculturalidad.

 


“(…) la resistencia acá es frente a las políticas del gobierno que son muy duras, que son muy fuertes para nosotros los indígenas (…) con los mismos grupos armados que siempre nos han venido haciendo la guerra, nos han matado líderes (…) nosotros siempre hemos sido opositores a todos los grupos armados, no compartimos de que aquí exista la guerrilla, inclusive el ejército, ni la policía, porque nosotros manejamos como defensa de la vida y la comunidad a la guardia indígena (…) resistimos al mismo capitalismo, a las multinacionales, que cada día pretenden comprar todo y que la humanidad ya no vale, sino que lo que vale es el dinero (…)”3.

Presentación

Colombia como la mayoría de los países del mundo, es culturalmente diverso o multicultural. Pueblos indígenas, afrodescendientes, gitanos y raizales entre otros, materializan esta realidad4. Ellos representan raíces importantes en nuestro pasado, sus culturas milenarias han dejado huella en otros pueblos y comunidades, y han aportado significativamente a este país.

En forma reiterada, a lo largo de la historia de Colombia, la multiculturalidad ha sido asumida desde diversas violencias con las que se ha intentado negar, invisibilizar, arrasar u homogeneizar los distintos pueblos asentados en este país y por ende sus culturas. Dan cuenta de ellas: la conquista o “invasión española”5 en el siglo XV, la esclavización primero de los indígenas y luego de los afrodescendientes, y la inquisición, momentos vergonzosos del pasado, que evidenciaron una crueldad sin justificación ni límites. También, las distintas formas de exclusión y discriminación impuestas desde la cultura dominante y las políticas de Estado, la miseria y la pobreza, el accionar de los actores del conflicto armado, y los intereses económicos privados nacionales e internacionales.

Las violencias ejercidas contra los pueblos en Colombia han galopado sobre la equivocada creencia de superioridad racial, la discriminación por los colores de la piel, la codicia y el deseo de enriquecimiento rápido, proyectos políticos y armados excluyentes, el autoritarismo, y modelos económicos homogeneizantes.

En forma ejemplarizante, desde su resistencia ancestral, los pueblos indígenas han logrado pervivir a la adversidad y las distintas violencias, en las últimas décadas se han convertido en importantes actores sociales y políticos, y aportan al proceso de construcción de paz en este país.

Los pueblos indígenas del Cauca, generadores del movimiento indígena en Colombia, en los últimos treinta años se han comprometido con unas propuestas y acciones no violentas en torno de la recuperación, el fortalecimiento y la protección de sus culturas, su ejercicio de autonomía, y el desarrollo de un proyecto político que ellos identifican como la “construcción de un nuevo país y un mundo posible y deseable”6.

Es en este contexto donde ubicamos la experiencia de resistencia civil de los pueblos indígenas del Cauca. El proceso, las propuestas y los logros de esta experiencia evidencian importantes pistas sobre los requerimientos de la paz y la democracia, los aportes y las exigencias de la multiculturalidad, y ofrecen modelos de vida más humanos y esperanzadores.

El presente es un artículo síntesis de la investigación realizada en torno de 10 experiencias de construcción de paz desde la base, 9 de ellas de resistencia no violenta, durante el periodo comprendido entre el 2002 y 20047. Mediante el mismo se pretende aportar desde los hallazgos de la investigación para la paz y las voces de los protagonistas de estos procesos, elementos de reflexión y análisis sobre las experiencias de resistencia civil de los pueblos indígenas del Cauca, denominada por ellos: “Resistencia Indígena Comunitaria”.

Visibilidad de la resistencia civil en Colombia

Mecanismos no violentos de construcción de paz como la resistencia civil, se expresan en Colombia con mayor intensidad y se tornan más visibles desde principios de la presente centuria, a pesar de ser este un país caracterizado por la recurrente presencia de diversas violencias a lo largo de su historia. Ellos se materializan en experiencias de comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas que encontraron su origen en las tres últimas décadas del siglo XX.

La generalización y los alcances de estas experiencias han propiciado un debate en torno del significado de la resistencia civil y le han otorgado el carácter de concepto en construcción. Es por tanto de vital importancia escuchar las autorizadas voces de sus protagonistas y los valiosos aportes de la investigación para la paz a fin de poder desentrañar el significado de este mecanismo de construcción de paz en este país.

Las experiencias de resistencia civil evidenciadas en Colombia, registran como elementos comunes el ejercicio de la acción no violenta y la comprensión positiva de la paz8, pero difieren en cuanto a las poblaciones que las jalonan, las causas que las generan, sus procesos y las modalidades de violencia frente a las cuales se ejercen. Algunas surgen como respuesta de defensa a la violencia del conflicto armado, pero otras se ejercen en forma integral como mecanismo de lucha política y de defensa frente a la violencia estructural9, el conflicto armado y la globalización.

 

 

En cuanto a las experiencias de resistencia indígena comunitaria del Cauca, algunas de ellas se identifican como las más antiguas expresiones de resistencia civil en Colombia. A su vez, desde la apertura de sus procesos y propuestas a la mirada externa, en la década de los noventa, cuando así se autorizó en un congreso regional del Consejo Regional Indígena del Cauca —CRIC—, han comenzado a identificarse como experiencias ejemplarizantes de construcción de paz, y con mayor énfasis a partir de reconocimientos internacionales, hallazgos de la investigación para la paz en torno de las mismas, y la amplia difusión por los medios de comunicación de algunas expresiones de resistencia civil como movilizaciones masivas de denuncia e inconformidad frente a políticas públicas10 del gobierno, acciones directas no violentas para la protección de localidades y el rescate de personas secuestradas, y consultas ciudadanas sobre la aceptación del Tratado de Libre Comercio.

Aspectos generales de la resistencia indígena comunitaria del Cauca

La resistencia indígena del Cauca es histórica, compleja, fuerte y exitosa. Constituye una experiencia de construcción de paz desde la base y mediante mecanismos no violentos. Tiene características propias, se expresa en escenarios locales y zonales que se articulan en el regional, y en diversas propuestas y estrategias.

Abordar en forma integral la resistencia indígena comunitaria del Cauca, obliga a conocer la historia, la cultura, la cosmovisión, los procesos organizativos, y las diversas estructuras de los nueve pueblos indígenas que allí se asientan en 77 resguardos y que representan una población estimada en 255.486 indígenas11.

La resistencia indígena del Cauca es milenaria y ancestral; en algunos momentos de su historia ha admitido el recurso a la violencia como necesidad extrema de defensa, pero desde un pasado reciente se ha expresado como resistencia civil al emplear acciones no violentas. A su vez, es integral, por ejercerse como mecanismo de lucha y de defensa, frente a diversas violencias y actores violentos; es férrea, por pervivir en el tiempo y a las distintas violencias; y es exitosa, por los importantes logros alcanzados en el corto lapso de 34 años a pesar de las condiciones de marginalidad y exclusión a que han estado sometidos los pueblos indígenas del Cauca12.

La resistencia indígena del Cauca se materializa en la actualidad en la experiencia indígena comunitaria regional del CRIC, y en valiosas experiencias locales y zonales. Todas ellas se alimentan y retroalimentan dentro de dinámicas propias y participativas, y diversas estructuras que han hecho posible la unidad en la diversidad.

Contexto en el que surgen las experiencias de resistencia indígena comunitaria del Cauca

El Cauca es el escenario donde emergen las experiencias de resistencia indígena comunitaria. Este departamento se ha caracterizado por la persistente huella de la historia en la generación de profundas desigualdades, diversas formas de exclusión e injusticia social; la composición multiétnica y pluricultural de su población; expresiones de acumulación de riqueza y de pobreza extrema; presencia de diversas modalidades de violencia; y la emergencia y consolidación de movimientos sociales, iniciativas de paz desde la base y experiencias de resistencia civil.

Este departamento está ubicado en la parte suroccidental de Colombia, entre las regiones andinas y pacíficas, y cuenta con una extensión de 29.308 km2, que equivale al 2,7% del territorio nacional13. Limita, por el norte, con el Departamento del Valle; por el este, con los departamentos de Tolima, Huila y Caquetá; por el sur, con los departamentos de Nariño y Putumayo; y por el oeste, con el océano Pacífico14.

Su población se estima en 1.299.256 habitantes15 y su división política está constituida por 6 regiones, 41 municipios, 77 resguardos indígenas16, 181 corregimientos, 353 inspecciones de policía, y 77 caseríos17.

Se identifican como regiones de este departamento: la del pacífico, la del norte, la de la Bota Caucana, la del Patía, la del centro, y la del Macizo18. Ellas evidencian un desarrollo desigual.

La economía departamental no ha alcanzado mayores niveles de crecimiento por centrarse en el sector agropecuario, estructuras que perviven desde la colonia, como la hacienda19, y por no consultar los proyectos alternativos de los distintos pueblos que se asientan allí20.

Las causas generadoras de las experiencias de resistencia indígena comunitaria del Cauca

Al igual que el concepto de indio, la resistencia indígena del Cauca surgió con la invasión española en el siglo XVI21. Ha encontrado su origen en diversas modalidades de violencia, la resistencia histórica de los pueblos indígenas que allí se asientan, el legado de sus líderes históricos, y su decisión política de resistir en defensa de su cultura, territorio y autonomía, y de luchar por la transformación de la realidad desde un proyecto político propio22.

Diversas violencias se identifican como las causas generadoras de la resistencia histórica de los pueblos indígenas del Cauca23. Dentro de éstas, la violencia estructural y la violencia directa, soportadas por estos pueblos desde la llegada de los españoles a sus territorios en el siglo XVI y extendidas desde entonces hasta nuestros días24. También, como modalidades de violencia directa, la violencia política partidista y el conflicto armado25.

Estas violencias, se han dinamizado desde un concepto autoritario, equivocado e inaceptable de superioridad étnica sobre los pueblos indígenas, considerados desde la invasión española como bárbaros y por ende como esclavos. También, desde intereses económicos privados, intereses políticos partidistas y las diversas dinámicas del conflicto armado.

La violencia estructural, entendida en términos de Johan Galtung, “como aquella que impide a los seres humanos una vida mínimamente humana”, se expresó durante la invasión española y la colonia como exclusión, negación, explotación, racismo, esclavización, despojo y dominación26. Se materializó en instituciones, normas, y hechos, que constituyeron la negación de la cultura de los pueblos indígenas, sus derechos ancestrales y sus formas organizativas, y que generaron desde entonces, marcadas divisiones sociales, injusticia social, y formas de producción soportadas en la explotación del hombre por el hombre27.

Esta modalidad de violencia se evidenció en la orden de la Reina Isabel en 1503 de esclavizar a los indígenas, para que fueran cristianizados28; su reparto mediante las encomiendas29

; el despojo de sus territorios ancestrales; la imposición de tributos y servicios personales como el de “carga de personas y objetos”30 , y el de “terraje”, que niños y adultos pagaron hasta la década de los ochenta del siglo XX a los ilegítimos propietarios de sus territorios31 ; la prohibición de hablar la lengua32 ; la satanización de sus creencias religiosas; y en políticas públicas de extinción de los resguardos33.

 

“(…) el idioma se fue perdiendo porque en las escuelas era prohibido hablar el idioma Nasa, porque los profesores castigaban a los niños. Tenían que aprender a hablar español (…)”34.

“Hace como unos 23 años, se vivía una discriminación enorme, nuestros abuelos pagaban el famoso terraje. Podríamos decir que aún éramos esclavos, porque teníamos que obedecer a lo que dijeran algunas personas que nos explotaban siempre y en todo. Los tumbaban en los negocios aprovechando la inocencia de ellos. En los negocios del café nos tumbaban, algún préstamo que hacían nuestros abuelos, los emborrachaban y les hacían firmar una letra y cobraban triplicando el préstamo. Y vivíamos mal, porque todo el trabajo que hacíamos era para dárselo a otros”35.

“En ese tiempo había el terraje (…) consistía, que un dueño de hacienda a un indígena le entregaba una plaza o dos placitas para que construyera su casita o tuviera su buena huerta de pan coger y por vivir ahí le tocaba pagar terraje a la hacienda. O sea, en el mes le tocaba ir a pagar tres o cuatro días de trabajo en la hacienda, desmatojar en los potreros y durante los días de trabajo ir a pagar terraje (…)”36.

En la historia reciente, la violencia estructural se ha evidenciado en discriminación social, política y económica; y en altos índices de necesidades básicas insatisfechas de las comunidades indígenas.

“Por el Estado hemos sido marginados, la intromisión de los terratenientes era fuerte acá. Ellos explotaban y engañaban al indígena. Muchos indígenas sus cosechas las tenían empeñadas (…) Aquí se castigaba, se maltrataba al indígena por el hecho de no hablar bien el castellano. Se consideraba al indígena como bruto (…) Aquí nos dejamos robar por no saber las matemáticas, el juego del comercio, el mercadeo. El analfabetismo era muy alto (…) El abandono del Estado en salud ha sido muy grande, ocupamos el primer puesto en enfermedad de los pulmones. Todavía son altos los índices de desnutrición. En ese tiempo era peor”37.

Respecto de la violencia directa, durante la invasión española, los indígenas fueron sometidos por la fuerza a la esclavitud, marcados con hierro como el ganado, cazados con perros, se les inflingieron atroces castigos físicos, se incendiaron sus comunidades, se les combatió en condiciones ostensibles de desigualdad militar y se les reprimió por la fuerza. Desde entonces, algunas expresiones de esta modalidad de violencia se han prologando hasta nuestros días, siendo ejercidas por diversos actores38.

“(…) la práctica de cazarlos con perros de presa, el establecimiento de mercados de esclavos y la costumbre de marcar a los indígenas con hierro candente, fueron consecuencia lógica de la filosofía política que sobre la “guerra justa” se elaboró en España durante la prolongada lucha de reconquista contra los Moros y Sarracenos”39.

En su momento, la violencia política partidista también dejó su huella en las comunidades indígenas del Cauca. Ella se evidenció en la división y el enfrentamiento que causó al interior de las comunidades por banderas de lucha que no eran propias; la presencia en sus territorios de cuadrillas y bandoleros al servicio de los partidos tradicionales; el accionar de guerrillas liberales y autodefensas del partido Conservador; el impacto de su dimensión de terror en masacres, torturas y formas degradadas de segar la vida; en impedir o dificultar el surgimiento de un proyecto político propio; y en la significativa generación de las víctimas que dejo a su paso.

“Los pájaros eran la violencia liberal y la violencia conservadora. Y es decir, ellos se hacían dos guerras, que parecía que fueran entre ellos, pero el punto que uno analiza es que querían terminar a los indígenas y ellos quedarse con el territorio”40.

“Muchos abuelos recuerdan historias muy tristes de esa época: a Julio Tróchez por ejemplo le tocó ver amarrar a doce o trece compañeros en las pencas de los plátanos y con un solo tiro los acabaron por ser liberal no más. También le tocó ver coger y tirar un niño de lo alto y apararlo con un cuchillo y decirle: ‘Tenemos que acabar hasta con la semilla’. Esto decía la pajaramenta”41.

A su vez los pueblos indígenas del Cauca han soportado el impacto del conflicto armado y sus diversas dinámicas desde finales de la década de los sesenta del siglo XX, cuando emergieron guerrillas revolucionarias42. Desde entonces, han registrado en sus territorios el tradicional enfrentamiento entre el Estado y la insurgencia, la posterior confrontación entre el Estado y las autodefensas con la insurgencia, y la creciente agresión de todos los actores armados contra la población indígena.

Por parte de la insurgencia, las comunidades indígenas han soportado la presencia de guerrillas de primera generación43, como las FARC y el ELN; y guerrillas de segunda generación44, como el M-19 y el Movimiento Armado Indigenista Quintín Lame, desmovilizados a comienzos de la década de los noventa; y el Jaime Báteman Cayón, sector disidente del M-19.

“(…) aquí han estado todas las fuerzas subversivas, los grupos de las FARC, el M-19 que hizo la paz allí en Tacueyó, en Santo Domingo. Estuvo el Quintín Lame, que era de aquí y estuvo aquí, el Ricardo Franco con esa tragedia inmensa, el PRT, está el Jorge Eliécer Gaitán — JEGA— (…) las AUC aquí, ocuparon todo el territorio, pero creando una frontera alrededor, en Corinto, en Miranda, en Caloto. Y cada uno trata de hacer lo que hace el gobierno, tener sus informantes, tener sus apoyos, reclutar”45.

A su vez, se han identificado fuerzas parainstitucionales en los territorios indígenas del Cauca desde la época conocida como “La Violencia” de mediados del siglo XX. Éstas han registrado diversas características según el momento histórico del que se trate.

Durante la confrontación partidista de mediados del siglo XX, operaron los “Pájaros”, que ejecutaban asesinatos, venganzas y desplazamientos forzados por encargos políticos, con la anuencia de directorios políticos, el gobierno regional y la policía46; y en la década de los setenta y buena parte de la de los ochenta, “pájaros” que ejecutaban el asesinato y la amenaza, en defensa de los intereses de terratenientes afectados por las recuperaciones de tierras indígenas y campesinas47, y que contaban con la colaboración activa u omisiva de miembros de la Fuerza Pública48.

 

A mediados de los ochenta, se registró la presencia de grupos de defensa privada, conformados por narcotraficantes que se asentaron en el norte del Cauca, que veían como un obstáculo las recuperaciones de tierras de los indígenas49; y a partir de 2000, comenzaron a operar las Autodefensas Unidas de Colombia, a través de los Bloques Calima, Farallones y Libertad50.

Es importante destacar que la expresión del conflicto armado en el Cauca ha registrado características propias como las que se señalan a continuación:

• Tradicionalmente se ha evidenciado una mayor presencia de la insurgencia, principalmente de las FARC - EP51.

• Allí surgió a mediados de la década de los ochenta del siglo XX, el Movimiento Armado Indigenista Quintín Lame, único de este corte en el país, por su estrecha relación con las comunidades indígenas, respecto de las cuales asumió la expresión de su sentir52.

• La Fuerza Pública ha sido percibida como un factor generador de violencia, pues en su afán de recuperar el control territorial, ha desbordado sus funciones constitucionales, incurriendo en violaciones de los DDHH e infracciones al DIH53. A su vez, se han denunciado vínculos entre miembros de la Fuerza Pública y las Autodefensas54.

• En diversas ocasiones, los actores armados han desplegado su accionar violento sobre las comunidades, como producto de alianzas con empresas privadas y en defensa de sus intereses. Durante la década de los ochenta, se señalaron alianzas entre las FARC y los terratenientes, en detrimento de las luchas reivindicatorias de los indígenas55. En igual forma, se han evidenciado vínculos entre las Autodefensas y empresas privadas del norte del Cauca, o entre autodefensas y grupos de narcotraficantes56.

• En el contexto actual, en el marco de la política de seguridad democrática del Estado, se ha registrado una mayor militarización de las comunidades, dado que además de la tradicional presencia de los actores armados que se asientan en el territorio, ha ingresado la Policía Nacional, se han instalado Batallones de Alta Montaña, y se han conformado soldados campesinos y redes de informantes57.

La militarización de las comunidades hace ruptura en la cultura, el tejido social, y las formas de producción propias, escala aún más el conflicto armado y coloca a la población civil como objetivo militar de los actores armados o víctimas de los enfrentamientos entre éstos58. A su vez, desconoce los procesos de resistencia indígena comunitaria, sus logros y la eficacia de sus acciones directas no violentas.

• El conflicto armado registra su degradación, en la tendencia creciente de los actores armados de utilizar a la población civil como estrategia de guerra y en el impacto directo del escalamiento del mismo sobre ella59.

• El conflicto armado se ha expresado en escenarios de dominio excluyente de un actor armado y escenarios de disputa, por la convergencia de diversos actores armados60.

• En la actualidad, se registra un escenario de escalamiento del conflicto armado, con mayor énfasis en algunas regiones de este departamento, como la del norte y la de la Bota Caucana. Este escenario encuentra su origen en diversas razones, como la opción de los actores armados por una solución militar, ante la imposibilidad de una salida negociada del mismo, desde concepciones propias e irreconciliables; la tradicional presencia de la insurgencia en este departamento; los intereses económicos que ofrecen diferentes regiones del departamento; y la política de seguridad democrática, que soporta la seguridad en el incremento del pie de fuerza, la militarización de la sociedad y la recuperación del monopolio de la fuerza del Estado en todo el territorio nacional61.

• El narcotráfico ha constituido un factor de violencia en doble vía. Ha generado el accionar violento de grupos narcotraficantes contra la población indígena y campesina62, y en estrecho vínculo con el conflicto armado, ha incidido para que los actores armados fomenten y patrocinen cultivos ilícitos, principalmente de coca y amapola, y en menor grado de marihuana.

Durante la década de los ochenta, grupos de narcotraficantes iniciaron la compra masiva de tierras en el norte del Cauca, para destinarlas a cultivos ilícitos, conformando a su vez, ejércitos privados que les brindaran protección63. Para éstos y sus ejércitos privados, las reivindicaciones sociales de los indígenas constituían un obstáculo que debían eliminar por la fuerza.

Posteriormente, tanto narcotraficantes, como actores armados, han patrocinado la siembra, procesamiento y comercialización de cultivos ilícitos, aprovechando la fragilidad económica de sectores pobres y marginados de las regiones, la ventaja que ofrece la ubicación geoestratégica del departamento, y la ausencia de vías de comunicación que permitan el acceso a extensas zonas64.

Las actividades relacionadas con el narcotráfico hacen ruptura en la cultura de los pueblos, debilitan sus procesos organizativos, y colocan en riesgo la propiedad colectiva del territorio al posibilitar la extinción de dominio65.

• Las comunidades indígenas han generado procesos exitosos de resistencia civil, que han mostrado alcances reales frente al impacto de diversas violencias. Respecto del conflicto armado, han logrado una significativa autonomía ante los actores armados, disminuir en muchas ocasiones su intensidad mediante los diálogos, y la protección de las comunidades, su cultura, su autonomía y el territorio, mediante diversas estrategias no violentas como la “Guardia Indígena”, las asambleas permanentes y las mingas en resistencia, entre otras66.

La resistencia histórica de los pueblos indígenas del Cauca

Los pueblos indígenas del Cauca se han caracterizado a lo largo de su existencia, por su capacidad y ejercicio de resistencia frente a diversas modalidades de violencia y actores violentos67. Muy especialmente, el pueblo Nasa, que ofreció resistencia armada exitosa a los españoles que arribaron a su territorio en el siglo XVI, siendo considerados desde entonces, como un pueblo que nunca ha sido vencido68.

“(…) la resistencia de nosotros ha sido histórica, ha venido acompañándose de todos esos atropellos que nuestros pueblos han sufrido. Eso nos ha servido para seguir fortaleciéndola”69.

La resistencia ha sido comprendida por los pueblos indígenas, como ejercicio de autonomía, proceso organizativo de defensa y de lucha, y capacidad colectiva de respuesta no violenta a la agresión de diversas violencias70. Se ha ejercido contra los españoles invasores y los eurodescendientes esclavizadores, diferentes gobiernos y políticas públicas, los terratenientes, la insurgencia, las autodefensas y la fuerza pública; y recientemente, contra la globalización y el Área de Libre Comercio para las Américas —ALCA—.

“Se ha resistido contra los conquistadores, contra los colonizadores, contra los mismos grupos armados de izquierda, de derecha. Cuando grupos armados de uno u otro lado quieren imponer su autoridad por encima de las autoridades indígenas “71.

La resistencia indígena es histórica, por asumirse y reasumirse en forma permanente por las comunidades, bajo diversas modalidades, que han respondido a las necesidades de cada momento72. Esta resistencia, se ha tejido con aprendizajes del pasado, el legado de líderes históricos, el acumulado de experiencia y los requerimientos de cada presente73.

La resistencia indígena, en algunos momentos ha admitido el recurso a la violencia, y en su historia reciente, ha constituido una opción generalizada por la resistencia civil, como ejercicio de la acción no violenta74.

Resistencia con recurso a la violencia

Cuando los pueblos indígenas del Cauca han ejercido la resistencia con recurso a la violencia, han sido determinados en su accionar por una necesidad extrema de defensa, no pudiendo ser comprendida como ejercicio de la violencia por la violencia75.

Las distintas expresiones de resistencia armada de los pueblos indígenas del Cauca, han estado precedidas por un impacto creciente de violencia directa y violencia estructural, pudiéndose registrar una relación de causalidad entre violencia, necesidad de defensa y resistencia armada76. Se identifican como expresiones de resistencia con recurso a la violencia por parte de los pueblos indígenas del Cauca:

• La resistencia armada exitosa iniciada con la Cacica Gaitana contra los españoles invasores y prolongada durante los siglos XVI y XVII77.

• La insurrección indígena de Manuel Quintín Lame en 1914, luego de que no prosperaran sus reiterados recursos jurídicos para la defensa de los pueblos indígenas78.

• El Movimiento Armado Quintín Lame que emergió como autodefensa a mediados de la década de los setenta del siglo XX, frente a la violencia ejercida por los pájaros al servicio de los terratenientes y por la insurgencia que desconocía la autonomía de los pueblos indígenas79. Este grupo armado se convertiría en movimiento insurgente a mediados de la década de los ochenta de la misma centuria, para asumir la protección de las comunidades indígenas y la defensa de los derechos de los pueblos indígenas80.

Resistencia sin recurso a la violencia

La resistencia civil también se ha expresado en los pueblos indígenas del Cauca, incluso en el momento histórico de la invasión española, aunque en forma generalizada y exitosa, desde las décadas de los ochenta y noventa del siglo XX81.

La resistencia civil de los pueblos indígenas se ha nutrido como se ha mencionado anteriormente, de su resistencia histórica, el legado político de sus líderes históricos, las enseñanzas y los logros del movimiento indígena surgido con el CRIC, los permanentes aportes de sus procesos participativos y el acumulado de experiencia82.

Durante la invasión española del siglo XVI, la resistencia civil se ejerció como resistencia pasiva, expresándose en la opción por el suicidio, la decisión de dejar de cultivar la tierra para que el invasor no pudiera asentarse en ella, la huida para ocultarse en las montañas y los territorios al margen del dominio del ejército español, y en la decisión de no tener descendencia83.

A finales del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII, los pueblos indígenas a través de sus líderes históricos, los caciques Juan Tama, Pitayó y Quilos y Sikus, y la cacica Gullumus, acudieron a mecanismos no violentos como “la negociación”, para defender ante la Corona Española su derecho de propiedad sobre sus territorios ancestrales84.

Igualmente, Juan Tama dejó un “legado” para la defensa de la cultura, la autonomía y el territorio, mediante estrategias no violentas como no vender la tierra y no cruzar la sangre para no dejar abierta la puerta al invasor85.

Se destaca también dentro de este periodo la estrategia de “fortalecerse desde adentro”, que encontró su origen en la inteligencia y la malicia indígena. Consistía en tomar de la realidad impuesta todo lo que contribuyera a la defensa de su cultura, como aconteció con la institución de los cabildos que siendo creada por los españoles, fue recreada por los indígenas que le dieron una dimensión propia en defensa de sus intereses como pueblos86.

“(…) los Nasas han sido pueblos con una amplia visión política de su existencia (…) siempre han tenido una estrategia de apropiación de las condiciones políticas del momento para articularlas a sus dinámicas. Es así como ellos por ejemplo asumen el cabildo, que es una institución de carácter español, pero ellos la aprovechan y la replantean desde el derecho a la conservación de sus territorios y a la dirección desde sus propias autoridades y los cacicazgos que antes existían (…)”87.

En el siglo XX, se identifica como expresión de resistencia no violenta, la ejercida mediante “recursos jurídicos” por Manuel Quintín Lame Chantre a comienzos de dicha centuria, en su lucha por la defensa de los derechos de los pueblos indígenas. No obstante, la respuesta a las mismas, materializada en impunidad y persecución, lo condujeron posteriormente a la utilización de mecanismos violentos.

En igual forma, las resoluciones de autoridades, como la “Resolución de Vitoncó” expedida en febrero de 1985 por los 45 cabildos indígenas del Cauca, reunidos en junta directiva88. Esta norma de derecho propio, representa por primera vez en Colombia la demanda de los pueblos indígenas de respeto a su autonomía. Fue formulada frente al Estado, los actores sociales y todos los actores armados. En ella se responsabilizó al Estado por la pobreza en que se encontraban los pueblos indígenas, y se solicitaron condiciones y garantías para el ejercicio de la autonomía indígena.

“PRIMERO: recalcar y hacer valer por todos los medios que están al alcance de los Resguardos el DERECHO A LA AUTONOMÍA, es decir, derecho que los cabildos y comunidades tienen de controlar, vigilar y organizar su vida social y política al interior de los resguardos y de rechazar las políticas impuestas venidas de afuera. Esta autonomía se hace extensiva no sólo frente a personas y entidades gubernamentales, privadas y semiprivadas, que han venido decidiendo aspectos económicos, sociales, culturales, políticos y religiosos en zonas de resguardo, sin consultar a nuestras comunidades y a sus legítimos representantes, los Cabildos (…) No aceptamos, entonces, que algún grupo armado venga a decirnos a quiénes debemos recuperar las tierras y a quienes no, y a quienes debemos segregar las tierras y a quienes no. Esto lo deciden las mismas comunidades, de acuerdo a sus necesidades (…)”89.

Otra expresión de resistencia no violenta la constituyen los “diálogos humanitarios” que las autoridades indígenas realizan con los actores armados en defensa de la vida, la integridad de las comunidades, la autonomía, la cultura y el territorio. En 1985, las comunidades indígenas, haciendo uso de estos mecanismos no violentos para la resolución de conflictos, suscribieron con las FARC el acuerdo de Vitoncó90.

“Avanzado el proceso mismo del país, hoy como siempre a los pueblos indígenas se les quiere someter y obligarlos a ser parte de uno y otro bando que está en conflicto. Entendemos que este no es un conflicto de nosotros. Nosotros somos las víctimas de ese proceso. Debido a eso, los grupos armados tanto de derecha como de izquierda, nos han querido someter a los pueblos indígenas y obligarnos a participar de esa guerra que desconocemos. De eso, en el CRIC, pues han venido históricamente los consejeros a tratar de decirle a los grupos armados, cuál es el motivo por el cual ustedes están atentando contra la población, el por qué y tratando de buscar las causas de su accionar (…) no es negociar, simplemente ir a dialogar, poner nuestros puntos de vista y escuchar los puntos de vista de ellos”91.

También se registran como manifestaciones de resistencia civil, “las experiencias locales de resistencia indígena comunitaria” que emergieron durante las décadas de los ochenta y los noventa en el norte del Cauca92. A comienzos de los ochenta, desde la propuesta del sacerdote indígena Álvaro Ulcue Chocue, surgió la primera de ellas, identificada como el “Proyecto Nasa” de Toribío. Posteriormente, a partir de esta experiencia ejemplarizante emergieron: en 1987 el “Proyecto Global” de Jambaló, en 1990 el “Proyecto Unidad Páez” de Miranda y el “Proyecto Integral” de Caloto, y en 1991 el “Proyecto Cxa Cxa Wala” de Corinto y el “Proyecto Yu¨lucx” de Santander y Buenos Aires93.

Estas experiencias de resistencia civil, han profundizado y enriquecido en lo local la plataforma de lucha del movimiento indígena surgido con el CRIC en 1971; y han creado desde sus dinámicas participativas, necesidades y aspiraciones propias, una propuesta de desarrollo concebida por ellas como planes de vida94. También, han generado y dinamizado una propuesta política propia, soportada en un concepto distinto de ejercicio del poder, al que atribuyen la finalidad específica de servicio a la comunidad; han creado diversos controles sociales que garantizan y retroalimentan el ejercicio del poder, materializados en sus procesos participativos, como las asambleas comunitarias, que proponen iniciativas, evalúan la gestión de las autoridades y el cumplimiento de los mandatos y programas; y han desarrollado importantes proyectos productivos, educativos y ambientales95.

“(…) el proyecto global para nosotros es un plan de vida de las comunidades, después de haber sufrido mucha violencia, si se puede decir mucha dominación (…) había unas organizaciones pero éstas habían quedado como apagadas (…) había cabildo y eso pero estaba débil. En unos tiempos había una recuperación de la tierra, pero el que recuperó y logró recuperar la tierra ahí quedó y no se siguió nada”96.

Otra expresión de resistencia no violenta, la constituye la iniciativa de “La María Territorio de Convivencia, Diálogo y Negociación”, propuesta por el Consejo Regional Indígena del Cauca —CRIC—. En ella, el movimiento indígena convoca a la sociedad civil al diálogo y la concertación, con miras a una participación activa en el proceso de negociación de paz entre el Estado y los actores armados97.

Son diversas, auténticas y ejemplarizantes, las expresiones de resistencia civil de los pueblos indígenas del Cauca a lo largo de su historia. Como se ha registrado en este aparte, ellas van desde opciones de resistencia pasiva, negociaciones con la Corona Española y acciones jurídicas, hasta experiencias locales y zonales de resistencia indígena comunitaria, enriquecidas con diversas estrategias.

Caracterización de las experiencias de resistencia indígena comunitaria del Cauca

Las experiencias de Resistencia Indígena Comunitaria del Cauca, se identifican como experiencias de resistencia civil, por reunir las siguientes características98:

• Son el producto de procesos construidos en forma perfectible con el transcurrir del tiempo. Algunas de estas experiencias, han alcanzado periodos de larga duración, siendo consideradas como las más antiguas del país.

• Ser generadas y jalonadas desde las bases, en lo local, zonal y regional. Estas experiencias no han emergido como producto de iniciativas o imposiciones desde afuera, sino en forma propia, desde la iniciativa de sus líderes y comuneros, sus necesidades, aspiraciones y procesos propios.

• Son acciones colectivas en torno de la transformación de la realidad y la defensa de valores y planes de vida compartidos.

• No admiten recurso a la violencia, sin que ello signifique una postura pacifista. El Pueblo Nasa cree y construye la democracia desde dinámicas altamente participativas y ha optado por la resistencia no violenta como mecanismo de defensa y de lucha, pero ello no implica que descarte la posibilidad de acudir a la fuerza, como respuesta extrema ante el cierre de mecanismos no violentos y una agresión también extrema99.

“(…) ser guerreros no significa hacer la guerra, es que ser guerreros significa tener siempre la posibilidad de hacerla, para que los violentos no se la monten (…)”100.

“(…) uno tiene que enfrentar a los actores armados, no como ellos, con armas, sino enfrentarlos políticamente, con discusión, entonces yo creo que ese ha sido un mecanismo de resistencia (…) nosotros podemos hacerles resistencia, ahí no hay igualdad de condiciones porque ellos están armados y nosotros estamos simplemente fortalecidos por el apoyo de la comunidad”101.

• La fuerza convocante de los valores que defienden o banderas de lucha, como la vida, la autonomía, la cultura, el territorio, la unidad, la integridad de sus comunidades, el reconocimiento de la diversidad étnica, y propuestas alternativas de desarrollo propio, desde su cultura y necesidades. También, su oposición a modelos económicos homogeneizantes, como la globalización y el tratado de libre comercio.

“(…) la resistencia indígena, no es de fuerza. Es una resistencia del control, y de que tenemos que defender la vida de cada pueblo indígena, de cada uno de nosotros. La resistencia indígena es de poder sobrevivir, vivir en nuestras tierras”102.

• El alto nivel de apropiación, en comunidades que residen en un territorio común, y en niveles territoriales que se articulan desde dinámicas participativas e instancias de coordinación y retroalimentación, entre lo local, zonal y regional.

• Su cohesión y fortaleza, evidenciadas en los logros alcanzados y la proyección de estas experiencias.

• La incidencia de la planeación en la emergencia de las experiencias, su desarrollo y proyección, y en el ejercicio de la resistencia no violenta. En tal sentido, se educa a las comunidades para asumir esta resistencia, se construyen de manera participativa y comunitaria los planes y manuales de resistencia civil, y estos procesos a su vez son concebidos como planes de vida de los pueblos indígenas.

“(…) aquí la gente ya sabe a dónde hay que correr y ya sabe los pasos que hay que dar, si es de una vereda o de una zona, ya sabe qué símbolos va a utilizar. Ya saben que no hay que utilizar demasiadas botas, ni camisas negras, sino camisas blancas, y que hay que movilizarse con la guardia, los cabildos y que van a llevar una banderas (…)”103.

Respecto de la evolución de la resistencia indígena comunitaria

La resistencia indígena comunitaria del Cauca, como todos los procesos sociales, a lo largo de su trayectoria se ha ido organizado en torno de unas banderas de lucha que intentan responder a necesidades concretas y que se han ido ampliando y reformulando en forma dinámica, en sintonía con los requerimientos de cada momento histórico.

En tal sentido, la resistencia civil de los pueblos indígenas del Cauca se orientó inicialmente hacia la superación de la violencia estructural, mediante la recuperación de la cultura, el territorio, la autonomía, el fortalecimiento de los cabildos y las autoridades propias, la educación y la medicina propia, y los planes de vida.

“(…) los siete puntos de lucha del CRIC salieron de la misma conformación del CRIC en el 71, pero fuera de la recuperación de la tierra, también estaba el fortalecimiento de los cabildos, al mismo tiempo tenía la conservación de la cultura y la educación propia de los indígenas, formar profesores indígenas que enseñaran en la propia lengua de los indígenas y que siguieran sus tradiciones y su cultura, digamos que la idea de hacia donde se iba se tenía desde el principio pero en los primeros años pues el punto principal sí fue la tierra”104.

Las estrategias de resistencia no violenta fueron entonces la unidad, la organización comunitaria, la participación comunitaria, la capacitación, la planeación y un proyecto político propio.

Posteriormente, cuando el conflicto armado se expresó con intensidad en sus territorios en detrimento de sus banderas de lucha, la resistencia indígena se ejerció también contra esta modalidad de violencia y todos sus actores, mediante estrategias no violentas como el diálogo, la “guardia indígena”, los manuales de resistencia civil, la formación para la resistencia civil, las asambleas permanentes, las movilizaciones masivas, las mingas en resistencia, los pronunciamientos de autonomía y acciones directas no violentas para la protección de las comunidades, la defensa de la autonomía y la liberación de secuestrados105.

“(…) nosotros entendemos la resistencia indígena comunitaria, como se dice organizándonos, preparándonos, capacitándonos, pero si no estamos bien capacitados y claros en las cosas, pues nos dejamos influenciar por ideologías como a veces tratan de distribuir, por eso es que nosotros no hemos estado ni con la derecha ni con la izquierda, no hemos estado ni con la guerrilla, ni con el ejército, es una organización que va creciendo libre. Autónomamente vamos creciendo y vamos formándonos, que la paz la debemos conseguir pero trabajando, luchando pero sin armas (…)”106.

A su vez, desde comienzos del siglo XXI, ante la amenaza del modelo económico neoliberal y el Área de Libre Comercio para las Américas —ALCA—, la resistencia indígena comunitaria del Cauca incorporó también el componente de resistencia no violenta frente a la globalización, bajo la consideración de que atenta contra la supervivencia de los pueblos, su autonomía, su cultura, su territorio y sus formas propias de producción, consumo y sostenimiento107.

“La vida misma está en riesgo de ser destruida por la ceguera de quienes se han equivocado y utilizan el mayor poder de la historia para convertir en mercado todo lo que existe. El proyecto de muerte que amenaza la vida no respeta fronteras, por eso lo llaman globalización. Llega hasta nuestras comunidades y hasta nuestros hogares en todas partes de Colombia y del mundo. Trae la guerra, la mentira y la propaganda con que engaña con habilidad y todo el poder de las leyes y del dinero a su servicio. Viene por la riqueza de la naturaleza y por el trabajo de la gente para explotarlos y venderlos como mercancía. Están en las directivas de las grandes multinacionales y en los centros financieros del mundo que se van quedando con todo”108.

Las estrategias de resistencia civil indígena frente a este componente de resistencia han consistido en movilizaciones masivas, como la realizada en septiembre de 2004 que convocó aproximadamente a 70.000 indígenas; decisiones de congresos regionales109 y zonales que han dispuesto como forma de intercambio el trueque de productos entre cabildos y zonas, y el consumo de los productos que se cultivan en los resguardos para no depender de los que se traen de afuera; la capacitación sobre el significado y el impacto de la globalización; y las relaciones interétnicas, entre otras.

En términos generales puede afirmarse que la resistencia indígena comunitaria del Cauca se ha ejercido en forma integral, como mecanismo de lucha y de defensa, contra la violencia estructural, la violencia del conflicto armado y el modelo económico neoliberal110. En tal sentido, se ha instaurado frente al Estado, políticas de gobierno, todos los actores del conflicto armado, y la globalización y el ALCA.

Las experiencias de resistencia indígena comunitaria del Cauca constituyen auténticas expresiones de resistencia civil, que materializan y enriquecen el significado de este concepto, evidencian sus alcances frente al proceso de construcción de paz, y representan procesos ejemplarizantes por su cohesión, fortaleza, los logros alcanzados y sus propuestas integrales de construcción de la paz.

Los significados de la resistencia civil para las comunidades indígenas del Cauca

La resistencia indígena comunitaria del Cauca, alberga diversos significados y se proyecta en una dimensión integral. Encuentra su origen y se nutre de la resistencia histórica o ancestral de los pueblos indígenas asentados en este departamento.

“Hay un proceso ancestral. Y la resistencia, la catalogamos como un proceso de permanencia de la resistencia ancestral. Lo hemos librado en diferentes épocas, en diferentes espacios y con diferentes actores”111.

En cuanto a sus significados, la resistencia civil de los indígenas del Cauca es ejercicio de autonomía y un mecanismo no violento de construcción de paz, en su doble dimensión de forma de lucha contra la violencia estructural y la globalización, y sistema de defensa frente a la violencia que materializa el conflicto armado.

La resistencia indígena comunitaria del Cauca es comprendida como ejercicio de autonomía dado que ésta es concebida como una condición inherente a los pueblos indígenas y por ende como un derecho propio, el legado de sus líderes históricos y un mecanismo fundamental para la defensa de la vida, la cultura, el territorio y las comunidades frente a todas las modalidades de violencia y el accionar de todos los actores violentos.

“Nosotros decimos que la autonomía es el ejercicio de la autoridad, en el control político, social y cultural”112.

“Nosotros siempre hablamos de dos conceptos, los de autonomía y lo de la libre autodeterminación como pueblos. La autonomía, frente a todos los actores armados y no armados, que nos quieran someter o imponer. Y lo de la libre determinación ha sido frente al Estado colombiano, para las políticas y las leyes. O sea para que no se dé el exterminio de sus pueblos, de sus culturas (…) y siempre hemos dicho, no es contra nadie sino a favor de los mismos pueblos, pero sí en contra de toda situación de violencia”113.

Es a su vez la resistencia indígena comunitaria del Cauca un mecanismo de construcción de paz, por ejercerse mediante la acción no violenta y en procura y defensa de unos valores que equivalen a un imaginario de una paz integral. Dentro de ellos, la protección de la vida, la autonomía, la cultura, el territorio, la integridad de las comunidades, la diversidad étnica, el derecho propio, los planes de vida, el proyecto político propio, los derechos a la justicia y a la paz, y la opción por una solución negociada del conflicto armado. Así se expresa desde las voces de los protagonistas de estas experiencias:

“Con esta resistencia, que viene desde hace mucho tiempo, y desde ahí nosotros seguimos fortaleciendo los niveles de autonomía, tener la capacidad de analizar, de pensar, de proyectar, de tomar las decisiones frente a los problemas que puedan haber o frente a la proyección”114.

“(…) cuando uno tiene identidad y un sentido de pertenencia, y consideramos que este territorio es como nuestra casa, como cualquier propietario, se supone que frente a hechos eminentes surge una necesidad de defensa, de actuar frente a una violencia, y creo que es lo que hemos hecho, defender la casa de la violencia, defender el proceso de la organización y de lucha que hemos venido haciendo”115.

“Es resistiendo frente a la implementación de otros elementos culturales y recreando nuestra cultura (…) acá en Caldono, estamos trabajando muy fuerte en el rito del fogón, en la práctica de la autoridad indígena como autoridad. Es estar más relacionados con el sol, la luna, la tierra, los animales, y poder ir rescatando esas relaciones culturales que nosotros teníamos, como reviviendo todas esas prácticas y esa es una forma de resistir. Somos diferentes y tenemos otra forma de pensar el mundo con la madre tierra y con los seres de la naturaleza”116.

Esta comprensión de la paz, supera indiscutiblemente su restringida consideración como proceso de negociación entre Estado y actores armados, desmovilización y silenciar de fusiles. A su vez nos indica que la construcción de la paz está estrechamente relacionada con la cultura, la inclusión social, la profundización de la democracia y la superación de las diversas modalidades de violencia.

En su dimensión de mecanismo político de lucha, la resistencia civil de los indígenas del Cauca es una acción colectiva que se orienta a la transformación no violenta de la realidad. Como tal, encuentra su origen en el movimiento ind&iacut.

e;gena que se gesta a comienzos del siglo XX con Manuel Quintín Lame y a comienzos de la década de los setenta de la misma centuria, con el Consejo Regional Indígena del Cauca —CRIC—.

 

“(…) el gobierno de nosotros, nos bombardea, nos discrimina, nos impone normas y leyes, nos excluye, quitándonos los pocos derechos que la Constitución Política nos ha dado. Nosotros hacemos una resistencia también frente a esa situación que nos presenta el Estado (…)117.

“La resistencia comunitaria indígena, es entendida como un proceso, como un reto que tenemos 84 pueblos indígenas de Colombia y los demás pueblos indígenas de América Latina, no solamente en resistir frente a un mundo globalizado, sino a armar una propuesta alternativa, armar una propuesta latinoamericana (…)”118.

La resistencia indígena comunitaria del Cauca se ejerce en esta dimensión, frente a la violencia estructural y específicamente en torno de unas banderas de lucha como la recuperación del territorio, la cultura, la educación y la medicina propia, el fortalecimiento de sus autoridades, la ampliación de los resguardos, la gestación de un movimiento político propio, y la movilización contra la globalización. A su vez, se ejerce contra el Estado, políticas de los gobiernos, grupos económicos privados nacionales e internacionales, el neoliberalismo y el ALCA.

En su dimensión de sistema de defensa, la resistencia civil de los pueblos indígenas del Cauca puede ser comprendida como una acción colectiva que responde a una necesidad extrema de defensa desde mecanismos no violentos. Se ejerce frente a la violencia que materializa el conflicto armado y el accionar de todos los actores del mismo.

Esta modalidad de resistencia civil de los pueblos indígenas del Cauca se orienta principalmente hacia la protección de la vida, la integridad de las comunidades, la autonomía, la cultura, el territorio, las autoridades, los procesos comunitarios, los planes de vida y la disminución del impacto del conflicto armado sobre la población civil. Se soporta en el ejercicio de autonomía y la no colaboración frente a todos los actores armados.

“Todos esos procesos han hecho que la gente se oriente y se concientice, porque también nosotros, como autoridad tradicional, como comunidad, como plan de vida, también está el principio de la vida. Y si nosotros no defendemos el derecho a la vida, entonces ¿quién nos va a defender? O sea, el principio fundamental es el derecho a la vida”119.

“Nosotros como movimiento indígena, nos mantenemos de que no estamos ni con el ejército, ni con la guerrilla, ni con los paramilitares, vamos a mantener nuestra autonomía como pueblos indígenas”120.

“(…) pero también a los grupos armados de diferentes sectores, también les pedimos que nos respeten. La nuestra es una cultura distinta, con unos valores culturales distintos (…) ¿por qué ellos, tienen que venir a decir que son autoridad? Hace como 40 años están diciendo que van a hacer el cambio y nada que hacen el cambio. Lo que hacen es matar a la gente y así dispersan la gente (…)”121.

(…) esta resistencia indígena es una resistencia que tiene que ser frente a distintos ángulos (…) una resistencia también a los grupos armados. Los grupos armados hoy más que nunca están empeñados en tratar de construir un nuevo país a la manera de ellos, a bala, y tarde o temprano, Colombia así como va, va a terminar en una guerra civil, después de haberse destruido los unos contra los otros, tendrán que sentarse y ponerse de acuerdo (…) entonces, ahí es donde los pueblos indígenas tenemos que seguir jugando nuestro papel, mantener una posición política y autonomía (…)”122.

Fortalezas y estrategias de la resistencia indígena comunitaria del Cauca

Como se ha mencionado en reiteradas oportunidades en este capítulo, la resistencia civil de los pueblos indígenas del Cauca cuenta con unas fortalezas específicas, estrechamente relacionadas con su condición de pueblos y su cosmovisión; es muy ágil en su capacidad de respuesta frente a las diversas modalidades de violencia; y a su vez es muy rica en la diversidad de sus estrategias.

Las fortalezas y estrategias de la resistencia indígena comunitaria del Cauca han incidido en la eficacia y el éxito alcanzado por estas experiencias. Se identifican dentro de éstas:

• La unidad

Desde la cosmovisión del pueblo Nasa, la unidad es una condición propia de los pueblos indígenas dado que cada ser es incompleto y por ende requiere de los otros seres para alcanzar su integridad.

“(…) Todos los seres se relacionan porque cada uno es un ser incompleto, necesita juntarse a los otros para complementarse, son como partes que necesitan integrarse; yo tengo cualidades que otros no tienen, y los otros a su vez, tienen cualidades que yo no tengo; necesito de los otros para poder vivir, desarrollarme, pensar, decidir, trabajar”123.

A su vez, desde su pensamiento político, los pueblos indígenas del Cauca han comprendido la importancia de la unidad como estrategia en el ejercicio de la resistencia civil y para la eficacia de los objetivos propuestos por este mecanismo no violento.

Esa convicción arraigada en el pensamiento estratégico de los pueblos indígenas, las apremiantes necesidades que han tenido que afrontar en los distintos momentos de su historia y la experiencia acumulada, les ha permitido un logro muy importante y ejemplarizante: la unidad en la diversidad.

Constituye la unidad una de las principales fortalezas de la resistencia indígena comunitaria del Cauca, ya sea como mecanismo de lucha política o como sistema de defensa frente al conflicto armado. En el primer caso, logra llamar la atención del Estado y los gobiernos, generando muchas veces la necesidad de negociar o incluir las demandas de los pueblos indígenas en políticas públicas; y en el segundo caso, constituye un factor de disuasión frente a la acción de los actores armados, dado que enfrentar y asesinar a los colectivos que moviliza la resistencia civil indígena es casi imposible y genera una responsabilidad política que éstos no pueden asumir.

La unidad ha hecho posible los importantes logros alcanzados por el movimiento indígena frente a la histórica exclusión que los había despojado de sus territorios ancestrales y negaba sus culturas; la protección de la vida de líderes y comuneros; el rescate de personas secuestradas; la desarticulación de laboratorios procesadores de cocaína; las movilizaciones masivas; los congresos regionales; y la protección de sus localidades frente a tomas de actores armados o combates entre éstos.

“(…) las comunidades indígenas del Cauca son exageradamente unidas, tienen unas raíces exageradamente fuertes, con una identidad muy fuerte, con una capacidad de convocatoria muy fuerte. Entonces, frente a un gran grupo de población indígena pensando de la misma forma, coordinando de la misma forma, pueden hacer resistencia a cualquier cosa y a cualquier fenómeno armado o social que se presente en el país. Entonces, la resistencia se hace acá frente a cualquier política, frente a cualquier situación anormal, y específicamente la violencia en este caso, tienen grandes impactos”124.

“(…) como pueblos indígenas nosotros somos bastante fuertes. O sea, cuando nos decidimos a algo, sea como sea, contra viento y marea, lo hacemos, y eso a nosotros nos ha permitido muchas cosas, pues la fuerza más que todo es la colectividad, la muchedumbre. Al actor armado, así tenga el arma más potente, no puede disponer de 100 ó 200 personas, le queda muy fregado. Esa es una herramienta que nosotros hemos utilizado para resistir”125.

• La identidad

La identidad, comprendida en su doble dimensión, como reconocimiento de hacer parte de un pueblo por compartir una historia, una cultura y un territorio común, y necesidad de ser reconocidos como tales, constituye una de las más relevantes fortalezas de la resistencia indígena comunitaria del Cauca. Ella convoca, cohesiona, fortalece y dinamiza el ejercicio de resistencia no violenta de los pueblos indígenas.

La identidad nutre la resistencia indígena comunitaria del Cauca por representar un mecanismo de protección frente a cualquier agresión que se genera desde afuera de las comunidades, pero también al interior de las mismas, por conservar, recuperar y fortalecer la cultura de estos pueblos.

• Regirse por la armonía y el equilibrio

El principio de armonía y equilibrio que orienta y regula a los pueblos indígenas desde su cosmovisión, también representa una fortaleza para el ejercicio de resistencia no violenta de los indígenas del Cauca.

Este principio constituye un referente permanente para las comunidades indígenas, por lo que favorece la convocatoria al ejercicio de resistencia civil indígena y su cohesión, como respuesta a toda situación o agresión que haga ruptura en la armonía y el equilibrio de estos pueblos.

“(…) la armonía significa no posiciones radicales. Se da el equilibrio y la armonía, en la medida en que se conjugan factores, fuerzas, intereses, y de ahí que los Nasas estén más dispuestos a procesos de diálogos (…) la armonía en sí misma no sólo se da en el lenguaje, en la vida. En el lenguaje, no existe el yo solo, existe el yo en relación con el otro. En la música Nasa, pueden ver siete flautas, todas tocando, ninguna toca igual, cada una toca su ritmo y se acompaña, esa es la mejor forma de armonía, en el sentido de que cada uno cumple su papel pero se articula, se une”126.

“Es el estar bien con todos los actores que los rodean, con sus páramos, con su tierra, con la misma comunidad, es el respeto a unas normas de origen (…) donde la gente tienen que vivir un estilo de vida y cuando la gente se sale de ese estilo de vida, es cuando se enferma (…) ellos dicen que si no se controla mucho lo que se está haciendo ahora, podría llegar a haber un problema más delante de hambrunas y de muchas enfermedades”127.

• La educación

La educación ha representado una importante estrategia de la resistencia indígena comunitaria del Cauca, toda vez que la fortalece y dinamiza. Ella hace posible la formación para el ejercicio de la resistencia civil, el diseño colectivo de diversas estrategias de resistencia no violenta, el logro de importantes avances frente a las banderas de lucha propuestas por el movimiento indígena, y la eficacia de los objetivos trazados por las experiencias de resistencia civil indígena.

Se destaca la particular concepción indígena de la educación, como una responsabilidad que desborda la tradicional relación entre docente, estudiante y escuela, para comprometer a la familia y a la comunidad en general. En igual forma, la diversidad de espacios educativos como el fogón, las asambleas comunitarias, los congresos zonales y regionales, los encuentros, los centros de educación y los rituales.

“(…) la educación es un elemento central de la resistencia. Por ahí nos debilitaron y por ahí entró la iglesia a debilitarnos, y por ahí entró el Estado, también acabando lo poco que teníamos los pueblos indígenas (…) donde la experiencia educativa es fuerte se mantiene la parte organizativa y donde no, también se debilita”128.

• El pensamiento estratégico

Otro factor que fortalece la resistencia indígena comunitaria del Cauca, es el pensamiento estratégico de los pueblos indígenas, conocido como la “malicia indígena”, por incidir en la eficacia de este mecanismo no violento de construcción de paz.

El pensamiento estratégico equivale a actuar en el presente, pensando en el futuro; actuar previendo los costos y los beneficios de las acciones; y a dar un paso adelante, sabiendo de antemano el lugar al que se quiere llegar129. Podría considerarse que el pensamiento estratégico o político, ha favorecido los logros alcanzados por el movimiento indígena y las experiencias de resistencia comunitaria, en el corto lapso de su existencia.

• La laboriosidad y disciplina de los pueblos indígenas del Cauca

Estos rasgos prevalentes en los pueblos indígenas del Cauca favorecen y fortalecen el ejercicio de la resistencia civil indígena al convertirse en persistencia y disponibilidad, factores que son fundamentales para la eficacia de la resistencia civil.

La disciplina y laboriosidad de los pueblos indígenas del Cauca, especialmente el pueblo Nasa, se evidencian en la manera cuidadosa como han construido sus procesos, la persistencia para sacar adelante sus proyectos, el carácter férreo de su resistencia histórica, la consecución de sus metas, y el seguimiento a las decisiones de las autoridades, los congresos y las asambleas, entre otras130.

A los Nasas les gusta soñar, tienen sueños y buscan materializarlos; por esto, una vez tomada la decisión, se comprometen todos los esfuerzos y sacrificios, porque generalmente parten de sus sueños y de los únicos recursos disponibles, que son la capacidad de trabajo, las mingas, la disciplina y la inteligencia31.

 

• La organización comunitaria

 

A partir del surgimiento del movimiento indígena en la historia reciente de los pueblos indígenas del Cauca, encarnado en el Consejo Regional Indígena del Cauca —CRIC— en 1971, y de la emergencia posterior en la década de los ochenta de las experiencias locales de resistencia indígena comunitaria, las comunidades indígenas han otorgado especial importancia a la organización comunitaria.

La organización comunitaria es una de las principales estrategias de la resistencia indígena comunitaria del Cauca, soporta su ejercicio y la dinamiza, al punto que sería imposible hablar de procesos de resistencia civil indígena prescindiendo de ella.

La organización comunitaria asigna responsables y responsabilidades, posibilita el trabajo comunitario y la disciplina y laboriosidad que caracteriza indígena comunitaria.

• La participación comunitaria

Otra estrategia de la resistencia indígena comunitaria del Cauca es la participación comunitaria. Ella se materializa en los diversos escenarios de participación que soportan las prácticas de democracia directa de los pueblos indígenas del Cauca, siendo las más relevantes, las asamblea comunitarias y los congresos regionales. Es común que las asambleas congreguen por espacio hasta de 6 días a colectivos integrados por 2.000 ó 5.000 indígenas, y se han registrado congresos de gran magnitud como el realizado en Jambaló en diciembre de 2002 que convocó a 17.000 indígenas.

La participación comunitaria enriquece y dinamiza el ejercicio de resistencia civil de los pueblos indígenas del Cauca. A partir de la misma, surgieron las experiencias locales de resistencia indígena comunitaria, se han diseñado los manuales y planes de resistencia civil indígena, se capacita para el ejercicio de la resistencia no violenta, se trazan los objetivos de la resistencia indígena, y se evalúa el desempeño de la misma. También, se aprueban iniciativas para proyectos productivos, se decide el gasto de los presupuestos de las localidades y la distribución del mismo.

“(…) aquí la comunidad tiene la palabra y la gente en una asamblea, a uno le dice lo que quiera, lo bueno, lo malo, lo feo, entonces cualquiera que no esté acostumbrado se va, se siente mal (…) uno trabaja en medio de la gente y es ella la que le da el soporte a uno también, entonces nosotros nos hemos acostumbrado a eso también (…) nosotros lo que buscamos los que estamos liderando esto, es que la gente tome las cosas en las manos, que sean dueños de lo que están haciendo (…)”132.

“(…) cada tres meses se hacen asambleas, nosotros antes del año mostramos cuáles son los proyectos que tenemos, los recursos que se van a utilizar en este año, y en el fin del año se está evaluando, qué es lo que ejecutamos y qué no se ejecutó, y cómo nos fue en la ejecución. Todo eso se evalúa, y cómo estamos en educación y cómo estamos en salud, cómo estamos en economía, y cómo estamos en la parte política (…)”133.

• La formación para el ejercicio de resistencia civil

Una estrategia importante de la resistencia indígena comunitaria de los pueblos del Cauca es la formación para el ejercicio de la resistencia. En ella se soporta buena parte del éxito alcanzado por esta resistencia no violenta.

La formación para la resistencia comunitaria enriquece su ejercicio, al posibilitar desde sus mecanismos altamente participativos el aporte de ideas e iniciativas, y a su vez la planificación de las acciones que conduzcan a la eficacia de las acciones directas no violentas propuestas.

• Los manuales de resistencia civil

Los pueblos indígenas del Cauca han recogido desde sus diversas instancias comunitarias los manuales o planes de resistencia no violenta. Ellos son el producto de la participación comunitaria y por ende fortalecen el ejercicio de la resistencia civil dado que permite que quienes afrontan los rigores de las distintas violencias participen en la búsqueda de soluciones, diseñen las estrategias y a su vez las apropien.

Al quedar escritos los principios y procedimientos de la resistencia indígena comunitaria, se facilita el proceso de formación para el ejercicio de la resistencia no violenta y a su vez se favorece que se conviertan en un referente para otros.

“Entonces empezamos a hacer todo un diagnóstico, a mirar un eventual desplazamiento o concentración de la gente por zonas, en qué capacidades estábamos para atender niños, en salud, en educación, y mujeres en embarazo, o sea población específica (…) los mayores comenzaron a dar unas directrices a lo indio (…) empezamos a capacitar a la gente. Al principio parecía como terrorismo, pero lo hacíamos para equiparnos y eso sirvió (…) le mostramos al Estado, que tenemos toda una estructura, que tiene que respetar como antecedente comunitario (…) es una organización que nada tiene que ver con guerrilla, ni con paramilitares, ni con nada (…) es una organización que defiende el derecho a la vida. Pero también, que lo que se pretende es defender y resistirse a desaparecer (…)134.

“(…) lo del plan de emergencia surgió cuando se empezó a dar lo del desorden público, bueno siempre ha existido el plan de emergencia en las comunidades indígenas, sólo que ahora hemos logrado recogerlo, organizarlo, sistematizarlo de alguna manera y tenerlo más claro y ajustarle cosas que no estaban claras (…) responde principalmente a lo del desorden público (…) Es un plan que se vino organizando mucho más fuerte desde hace dos años en adelante. Es básicamente cuando pensamos resistir a los actores armados en nuestros territorios, cómo vamos a enfrentarlos, cómo vamos a sobrevivir. Cómo vamos a mantenernos135.

• Las resoluciones de autonomía

Las autoridades indígenas del Cauca, desde su condición, han proferido importantes resoluciones de autonomía que se han convertido en el fundamento de la resistencia civil de los pueblos del Cauca y en sus principios rectores. Dentro de éstas se identifican la “resolución de autonomía” y la “resolución de Vitoncó” referida en aparte anterior a este capítulo.

La “resolución de autonomía”, fue proferida por el Cabildo de Jambaló a mediados de 2000, siendo aprobada por la junta directiva del CRIC136. Esta resolución fundamentó jurídicamente el “Plan en defensa de la vida, respeto y control del territorio”, como postura de autonomía frente a los actores del conflicto armado. A su vez, organizó y reglamentó la valiosa estrategia de resistencia no violenta de la “guardia indígena”137. En ella se consignó:

“Continuar ejerciendo nuestro derecho a la autonomía territorial de acuerdo a los principios históricos, constitucionales, derechos internacionales y normas en relación con la madre naturaleza (…) no permitir que los jóvenes indígenas ingresen a los grupos armados, so pena de perder sus derechos como indígenas (…) exigir respeto hacia nuestros caciques y mártires indígenas y reclamar que ningún grupo armado use sus nombres (…) ejercer el control territorial a través de nuestras autoridades indígenas, de acuerdo con las leyes de la naturaleza y las normas constitucionales y la comunidad (…)”138.

• Las asambleas permanentes

La estrategia de las asambleas permanentes, consiste en la identificación comunitaria de sitios próximos a las localidades, en los que las comunidades pueden refugiarse y deliberar para protegerse del impacto del accionar de los actores armados o de las confrontaciones entre éstos, pudiendo regresar a sus lugares de origen una vez se haya conjurado el peligro. Estos sitios son adecuados como centros de acogida, en ellos se guardan provisiones y se instalan unidades sanitarias.

Constituyen una estrategia de resistencia no violenta dado que sin recurso a la violencia impiden el desplazamiento forzado de las comunidades, protegiendo la vida, la cultura, la autonomía, el territorio y la integridad de los colectivos que se asientan en las localidades atacadas.

“(…) ubican centros de resistencia, donde se tienen todas las provisiones, tienen un techo y podrían aceptar todo un ataque por parte de cualquiera de los bandos, porque hay que ser muy imparciales en esos casos y el ataque puede venir de cualquier bando, de las FARC, de las autodefensas, del ejército, de cualquier bando (…)”139.

• La guardia indígena

Constituye una de las más importantes estrategias de la resistencia indígena comunitaria de los pueblos indígenas del Cauca y su origen es histórico, dado que es reconocida desde los tiempos de los cacique como Juan Tama, como mecanismo de defensa de las autoridades, las comunidades y el territorio.

En la historia reciente de los pueblos indígenas del Cauca, que identificamos en el año 2000, se conformó un cuerpo de defensa civil y no violenta, integrada por hombres, mujeres, niños y niñas, y adultos mayores, que tenían la misión de proteger sin armas la autonomía de los pueblos indígenas, el territorio, la cultura, las autoridades, las comunidades, las movilizaciones y los escenarios de participación comunitaria.

Se destaca que la “guardia indígena” no sólo recibe la formación estrictamente relacionada con su misión de protección, sino también y en forma complementaria, en derechos humanos, derecho internacional humanitario y mecanismos alternativos de resolución de conflictos.

En cumplimiento de su misión la “guardia indígena” acompaña las movilizaciones masivas de los pueblos indígenas; los congresos regionales; afronta a los actores armados sin armas, sólo con la persuasión y el diálogo; brinda la seguridad a visitantes destacados durante su visita a los territorios indígenas, como cuando los visitó el juez español Baltasar Garzón, o el presidente Belisario Betancur; y en forma permanente vigila el territorio.

La “guardia indígena” ha sido reconocida en este año con el Premio Nacional de Paz y la experiencia zonal de la ACIN ha solicitado recientemente a Naciones Unidas su reconocimiento como cuerpo internacional de paz.

“(…) ya la guardia indígena existía a través de la historia, aunque no tenía tanta representatividad, cuando nuestro gran Cacique Juan Tama tenía las grandes luchas (…) cuando nosotros hacemos los congresos y las recuperaciones de tierras, tenemos guardia. Pero nosotros no la visibilizábamos. Entonces se dio la idea de que teníamos que visibilizarla, que en Jambaló se estaba vigilando el Territorio a través de nuestra misma gente, no había necesidad de tener un fusil, de tener un arma, sino solamente con el espíritu y la forma de controlar nuestro territorio con los bastones”140.

“(…) sobre la guardia indígena, surge por la necesidad de que cuando surgen las amenazas de las FARC a los alcaldes de Colombia, el Cabildo dijo no. Debíamos retomar nuestra propia vigilancia. Entonces surge la guardia indígena y la de cada vereda tiene que venir y vigilar la Alcaldía Municipal, el Cabildo, la emisora”141.

“y fue Jambaló que empezó a montar toda una estructura de la guardia. Jambaló empezó a hacer retenes para identificar motos robadas, retenes para los actores armados que no debían andar transitando libremente y así sucesivamente se empezó a hacer el ejercicio con la guardia, un ejercicio que no fue permanente porque así tocaba (…) luego ya la guardia dijo que tenía que empezar a capacitarse y se capacitó. No es algo de choque, no va a pelear con nadie, es de concientización, de control, de autocontrol, de diálogo (…)”142.

“(…) ya con la guardia, donde nosotros mismos ya empezamos a controlar (…) esos guardias son de una comunidad civil no de una comunidad armada, y se está fortaleciendo más en cada comunidad y en cada vereda (….) guardias que se están capacitando, en la parte organizativa, en la parte política, defendiendo lo que dicen los mayores, de que esto es lo que nos han dejado para que otras personas vengan a imponernos aquí (…) nosotros nos comenzamos a proteger”143.

• Las movilizaciones masivas

Representan también una valiosa estrategia de la resistencia comunitaria indígena del Cauca. Mediante este mecanismo no violento, autoridades, líderes, comunidades, comuneros, acompañantes y simpatizantes de los cabildos, resguardos y las distintas experiencias de resistencia civil indígena se reúnen y movilizan como expresión de denuncia y protesta frente a hechos violentos, políticas públicas generadoras de violencia estructural, incumplimiento de acuerdos suscritos entre el movimiento indígena y representantes del gobierno, y modelos económicos como el neoliberalismo.

La última movilización realizada por los pueblos indígenas del Cauca, en septiembre de 2003, convocó aproximadamente a 70.000 marchantes, en su mayoría indígenas, que reiteraron su rechazo a la guerra y su defensa del derecho a la vida; su rechazo a la tendencia de reforma a la Constitución Política de 1991 que reconoció la diversidad étnica y los derechos de los pueblos; su rechazo al estatuto antiterrorista; su rechazo a la impunidad y su defensa del derecho a la justicia; y su rechazo al poder multinacional, al ALCA, al TLC y las concesiones petroleras144.

• El diálogo

El ejercicio de autonomía de los pueblos indígenas va de la mano de una propuesta de diálogo y solución pacífica de los conflictos.

El diálogo representa al mismo tiempo una estrategia y una fortaleza de la resistencia indígena comunitaria del Cauca. Es el producto de la cosmovisión de los pueblos indígenas, que regula la conducta individual y colectiva por el principio del equilibrio y la armonía; pero también, de la necesidad urgente de proteger la vida, las autoridades, el territorio, la autonomía, la cultura, los procesos organizativos, los planes de vida, las experiencias de resistencia civil indígena, y la superviviencia de los pueblos.

“(…) Frente a la actual coyuntura política y social del país, creemos que la violencia a través de la vía armada se ha degenerado. Ha llegado a planos de no respetar principios fundamentales, no hay un horizonte de esa revolución. Y el movimiento indígena, recogiendo la posibilidad y las ideas del pacto político, del acuerdo político, empezamos a jugar en ese bando (…) La negociación política, a través de las ideas, de un pacto social, seguimos confiando en esa posibilidad, aunque estamos convencidos de que no es la última herramienta que vamos a utilizar frente a un Estado sordo, que no ve, que no siente, y que cada día insiste en que en Colombia hay solamente una sociedad homogénea”145.

“El diálogo con cualquier actor armado, que permita defender la vida de cualquier compañero y evitar cualquier acción militar que contradiga los principios de organización, de lucha, está bien dado y no lo hemos agotado”146.

Mediante el diálogo intentan resolver los conflictos que surgen al interior de sus comunidades, los interétnicos, y los que los enfrentan con el Estado. A su vez, frente al conflicto armado, sus gestiones humanitarias ante los actores del conflicto armado han logrado disminuir la intensidad de la expresión del mismo sobre sus comunidades y territorios. También, estos pueblos han insistido en la urgencia del diálogo para la solución pacífica del conflicto armado con la participación de la sociedad civil.

• Las denuncias de violaciones a DDHH e infracciones al DIH

Otra importante estrategia de la resistencia indígena comunitaria del Cauca es la permanente denuncia frente a violaciones a derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario, perpetradas por el Estado y los actores armados contra sus autoridades, comunidades, comuneros o procesos.

Esta estrategia les ha permitido alcanzar importantes logros en su lucha contra la impunidad y su necesidad de verdad y justicia; y a su vez, constituye un precedente importante frente a los actores armados con efectos de disuasión ante su opción de repetir las mismas acciones violentas contra los pueblos indígenas.

• Las relaciones interétnicas

Desde el pensamiento estratégico del pueblo Nasa, las relaciones interétnicas representan una importante estrategia de la resistencia indígena comunitaria del Cauca, dado que hace posible que otros pueblos y sectores sociales apoyen la resistencia no violenta de los indígenas y a su vez, incida en la eficacia de la misma como factor de presión y magnitud.

Los logros de la resistencia civil de los indígenas del Cauca

La resistencia no violenta de los pueblos indígenas del Cauca ha alcanzado importantes logros. Dentro de éstos se identifican:

• Respecto de su condición de pueblos

– La recuperación de 120.000 hectáreas de sus territorios ancestrales.

– La recuperación del idioma.

– La recuperación de la medicina propia, siendo muy relevante que cuenten con una EPS en la que se brinda atención tanto en medicina propia a través de los “the walas”, como en medicina tradicional mediante el personal médico de formación occidental.

– La recuperación de los ritos y costumbres, como el del Sakelum.

– Los avances en educación propia, con construcción colectiva de currículos y formación de educadores propios.

– Los avances en derecho propio.

– El fortalecimiento de las autoridades propias, como los cabildos.

– La ampliación de los resguardos.

– El reconocimiento en la Constitución de 1991 de la diversidad étnica y los derechos de los pueblos.

– La legalización de la propiedad indígena sobre los recursos minerales ubicados en el subsuelo de los territorios indígenas.

– El proceso de organización comunitaria.

– El proceso de participación comunitaria.

– Los logros alcanzados en su participación política en el nivel municipal, regional y nacional.

– La administración exitosa de los municipios con alcaldes indígenas como Toribío y Jambaló. Estas administraciones no han registrado corrupción administrativa, no tienen deudas y han ejecutado de manera racional el gasto público de acuerdo con los mandatos de las asambleas comunitarias en las que previamente se ha aprobado el plan de gastos del presupuesto.

• Frente a sus procesos de resistencia no violenta

– La generalización de la opción de los pueblos indígenas del Cauca por la resistencia sin recurso a la violencia desde las décadas de los ochenta y los noventa del siglo XX.

– Los pronunciamientos de las resoluciones de autonomía que fundamentan su ejercicio de resistencia no violenta.

– La integralidad de la resistencia no violenta de los pueblos indígenas del Cauca al ejercerse como mecanismo de lucha política y sistema de defensa; al intentar con ella responder frente a diversas violencias, como la estructural, el conflicto armado y la globalización; y a su vez, por instaurarse frente a todos los actores generadores de violencia, es decir, el Estado, los grupos económicos de carácter privado nacionales e internacionales, la insurgencia, y las autodefensas.

– Los alcances del ejercicio de resistencia indígena comunitaria frente a la defensa de la vida, la autonomía, la cultura, el territorio, la integridad de las comunidades. Ellos se han evidenciado en la disminución de la intensidad del conflicto armado, la protección de localidades amenazadas por incursiones de actores armados, la protección de las comunidades en el caso de combates entre los actores armados, el rescate de personas secuestradas, el decomiso de vehículos robados por los actores armados, y el desmantelamiento de laboratorios de producción de coca, entre otras.

– La agilidad en la capacidad de respuesta y la diversidad de estrategias de resistencia no violenta. Dentro de éstas: la guardia indígena, las asambleas permanentes, los manuales y planes de resistencia civil, la preparación para el ejercicio de la resistencia indígena comunitaria, las movilizaciones masivas, la educación al servicio de las experiencias de resistencia indígena comunitaria, las veedurías internacionales y las denuncias por violaciones a DDHH e infracciones al DIH.

– La construcción de relaciones interétnicas para el ejercicio de la resistencia civil.

• Frente a la construcción de la paz

– Evidencian los alcances de la no violencia como mecanismo de construcción de paz.

– Evidencian el potencial de la sociedad civil como actor fundamental en el proceso de construcción de la paz.

– Evidencian la importancia de la participación de las bases sociales en el proceso de construcción de la paz.

– Evidencian la potencialidad de las bases sociales en la búsqueda de soluciones a necesidades y derechos esenciales.

– Evidencian las fortalezas de las culturas de los pueblos indígenas, que a pesar de su marginalidad histórica han resistido para poder pervivir como pueblos y constituir como en la actualidad, experiencias ejemplarizantes para otros pueblos, sectores sociales y naciones, como agentes constructores de paz y democracia.

– Evidencian que la construcción de la paz está estrechamente relacionada con la inclusión social, el reconocimiento de la diversidad étnica, la garantía real a los derechos de los pueblos, el respeto a formas alternativas de producción y sostenimiento y acordes con las culturas y necesidades de los pueblos, el respeto por la autonomía y autodeterminación de los pueblos, la superación de las distintas violencias, el diálogo, la no colaboración con actores violentos, la unidad, la participación comunitaria, la organización comunitaria, y la solución negociada del conflicto armado.

– Reconocimientos nacionales e internacionales, como el premio nacional de paz otorgado en 2004 a la guardia indígena de los cabildos del norte del Cauca; los premios otorgados al Proyecto Nasa de Toribío, como el premio nacional como mejor plan de desarrollo municipal en 1998, el Premio Nacional de Paz en 2000, y el Premio Ecuatorial reconocido por Naciones Unidas en 2004; y el premio otorgado por la Fundación Alejandro Ángel Escobar al Proyecto Global de Jambaló, por su aporte al cuidado y conservación del medio ambiente.

 


1 Este es un artículo síntesis, de reflexión y análisis sobre la resistencia civil de los indígenas del Cauca, con base en la investigación sobre diez iniciativas civiles de paz registradas en Colombia, todas ellas de base social y nueve resistencia civil, realizada en el período comprendido entre 2002 y 2004. Se desarrolló dentro del convenio efectuado entre la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana y el Programa Suizo para la Promoción de la Paz en Colombia - SUIIPCOL. Fue publicada en 2004, bajo el nombre: Resistencia civil artesana de paz. Experiencias indígenas, afrodescendientes y campesinas.

2 Testimonio de Vicente Quimboa en Hernández Delgado, E. (2004), Resistencia civil artesana de paz. Experiencias indígenas, afrodescendientes y campesinas. Bogotá, Javegraf.

3 Expresión de los pueblos indígenas del Cauca, consagrada en las declaraciones, mandatos y comunicados que recogen sus pensamientos, propuestas y decisiones.

4 Hernández Delgado E. (2006), “Apuestas, propuestas y enseñanzas del movimiento indígena” [en línea], disponible en http://www.actualidadcolombiana.org, recuperado 10/11/05.

5 Denominación de los pueblos indígenas a este momento de la historia de Colombia.

6 Expresión de los pueblos indígenas del Cauca, consagrada en las declaraciones, mandatos y comunicados que recogen sus pensamientos, propuestas y decisiones.

7 Hernández Delgado, E. (2004), Resistencia civil artesana de paz, op. cit.

8 La comprensión positiva de la paz trasciende su tradicional concepción como ausencia de guerra y conflicto. Está integrada por diversos valores, como inclusión social, profundización de la democracia, respeto a la vida y demás derechos humanos, reconocimiento de la diversidad étnica y los derechos de los pueblos y desarrollo entre otros.

9 La violencia estructural puede ser comprendida, en términos de Johan Galtung, como aquella que impide a los seres humanos una vida mínimamente humana y que se refleja en la imposibilidad de satisfacer necesidades esenciales.

10 Como la de “seguridad democrática” y la de contrarreforma a la Constitución Política de 1991, entre otras.

11 Estimativo del Consejo Regional Indígena del Cauca —CRIC—, Programa de salud, Propuesta de aseguramiento de la población indígena al régimen subsidiado, marzo de 2003.

12 Hernández Delgado, E., op. cit., pp. 50 y 60.

13 Gobernación del Cauca - Secretaría de Planeación y Coordinación. Cauca biodiverso y pluricultural, Popayán, Talleres Editoriales del Departamento, 2003.

14 Ibíd.

15 Departamento Administrativo Nacional de Estadística —DANE—, estimativo de proyección de población para 2002.

16 Información suministrada en entrevista con Jorge Caballero Fula, coordinador de Comunicaciones del CRIC, durante el trabajo de campo realizado en marzo y abril de 2003.

17 Gobernación del Cauca - Secretaría de Planificación y Coordinación, op. cit.

18 Novoa, E. (2002), Cauca: neomodernización violenta y resistencia social. Popayán.

19 Ibíd.

20 Ibíd.

21 Castañeda Salamanca, F. (2002), El indio: entre el bárbaro y el cristiano. Ensayos sobre la filosofía de la conquista de Las Casas, Sepúlveda y Acosta, Bogotá, Alfaomega grupo Editor S.

22 Hernández Delgado, E., op. cit., p. 60.

23 Ibíd., p. 60.

24 Ibíd., pp. 60-65.

25 Ibíd., p. 66.

26 Ibíd., p. 61.

27 Ibíd., p. 62.

28 Castañeda Salamanca, F., op. cit., p. 5.

29 Pineda Camacho, R. “Pueblos indígenas de Colombia: una aproximación a su historia, economía y sociedad”. en Tierra profanada. Grandes proyectos en territorios indígenas de Colombia, Bogotá, Disloque Editores, 1995.

30 Liévano Aguirre, I. (1978), Los grandes conflictos sociales y económicos de nuestra historia, Bogotá, Ediciones Tercer Mundo.

31 Cátedra Nasa UNESCO - Nasa‘Uus Kayatxisa, Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca —ACIN— (2001), La recuperación de tierras en la zona norte del Cauca, Santander de Quilichao.

32 Pineda Camacho, Roberto, op. cit., p. 8.

33 Ibíd.

34 Testimonio de Omaira Medina Pechené en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 139.

35 Testimonio de Heliodoro Yatacue Ascue en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 111.

36 Cátedra Nasa UNESCO Nasa Uus Kayatxisa, Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, op. cit., p. 30.

37 Testimonio de Marcos Yule en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 77.

38 Hernández Delgado, E., op. cit., p. 65.

39 Liévano Aguirre, I., op. cit., p. 16.

40 Testimonio de Daniel Marino Tombe, en Hernández Delgado E., op. cit., p. 140.

41 Cátedra Nasa UNESCO, Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, op. cit., p. 78.

42 Hernández Delgado, E., op. cit., p. 46.

43 Denominación empleada por diversos analistas como Eduardo Pizarro Leongómez y Alejo Vargas, entre otras, para señalar los movimientos insurgentes que emergieron en Colombia durante la década de los sesenta del siglo XX.

44 Se alude a los movimientos insurgentes que emergieron en las décadas setenta y ochenta del siglo XX.

45 Testimonio recogido en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 108.

46 Medina Gallego, C. y Téllez Ardila, M. (1994), La violencia parainstitucional, paramilitar y parapolicial en Colombia. Bogotá, Rodríguez Quito Editores.

47 Hernández Delgado, E., op. cit., p. 46.

48 Ibíd.

49 Medina Gallego, C. y Téllez Ardila, M., op. cit.

50 Hernández Delgado, E., op. cit., p. 47.

51 Ibíd.

52 Pizarro Leongómez, E. (1996), Insurgencia sin revolución. La guerrilla en Colombia en una perspectiva comparada. Bogotá, TM Editores.

53 Comisión de Superación de la Violencia, (1992), Pacificar la paz. Lo que no se ha negociado en los acuerdos de paz, Bogotá, Editorial Presencia.

54 Ibíd.

55 Ibíd., p. 88.

56 Ibíd.

57 Hernández Delgado, E., op. cit., p. 47.

58 Ibíd.

59 Ibíd., pp. 47 y 48.

60 Ibíd., p. 48.

61 Ibíd.

62 Comisión de Superación de la Violencia, op. cit., p. 85.

63 Ibíd.

64 Novoa, E., op. cit., pp. 26 y 27.

65 Comisión de Superación de la Violencia, op. cit., p. 87.

66 Hernández Delgado, E., op. cit., p. 48.

67 Ibíd. p. 67.

68 Testimonio de Graciela Bolaños, en Hernández Delgado, E. op. cit., p. 67.

69 Testimonio del Consejero José Ramos en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 178.

70 Hernández Delgado, E., op. cit., p. 67.

71 Testimonio de Leonardo Jurado en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 126.

72 Hernández Delgado, E., op. cit., p. 68.

73 Ibíd.

74 Ibíd.

75 Ibíd.

76 Ibíd.

77 González, D. (1947), Los paeces o genocidio y luchas indígenas en Colombia. Bogotá, La Rueda Suelta.

78 Quintín, M. (1997), 7 de octubre 1967. Los pensamientos del indio que se educó dentro de las selvas colombianas. Bogotá, Funcol.

79 Peñaranda, R., op. cit., p. 75.

80 Laurent, V. (2001), Pueblos indígenas y espacios políticos en Colombia. Motivaciones, campos de acción e impacto (1990 - 1998). Bogotá.

81 Hernández Delgado, E., op. cit., p. 72.

82 Ibíd.

83 Consejo Regional Indígena del Cauca —CRIC—, (1999), Recopilación de la Legislación Indígena. Popayán.

84 Diversas fuentes: entrevista con Yule M.; Pineda Camacho, R.; y Consejo Regional Indígena del Cauca —CRIC.

85 Hernández Delgado, E., op. cit., p. 74.

86 Ibíd., pp. 55 y 56.

87 Testimonio de Graciela Bolaños en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 56.

88 Consejo Regional Indígena del Cauca —CRIC—, op. cit.

89 Ibíd.

90 Ibíd.

91 Testimonio de Elides Pechené en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 97.

92 Hernández Delgado, E., op. cit., p. 74.

93 Ibíd.

94 Ibíd., pp. 76-198.

95 Ibíd., p. 187.

96 Testimonio de Omaira Medina Pechené, en Hernández Delgado, E., op. cit.

97 Ibíd., p. 159.

98 Ibíd., pp. 72 y 73.

99 Testimonio de Abelardo Ramos, en Hernández Delgado, E., op. cit.

100 Testimonio de Graciela Bolaños en Hernández Delgado, E., op. cit.

101 Testimonio del Consejero José Ramos en Hernández Delgado E., op. cit., p. 179.

102 Testimonio de Daniel Marino Tombe en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 152.

103 Testimonio de Andrés Betancur Conda en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 153.

104 Testimonio de Pablo Tattay en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 86.

105 Hernández Delgado, E., op. cit., pp. 152, 153, 154, 155, 156, 175, 176, 177.

106 Ibíd., p. 151.

107 Consejo Regional Indígena del Cauca —CRIC— y Autoridad del Norte del Cauca, Cxab Wala Kiwe. (2004), Gran Minga “Marcha” por la Justicia, la Alegría, la Libertad y la Autodeterminación de los Pueblos”. Popayán.

108 Consejo Regional Indígena del Cauca —CRIC—, (2004), Congreso Indígena y Popular: Convocatoria Abierta y Pública al Pueblo Colombiano. Popayán.

109 Como el realizado en Jambaló en diciembre de 2003.

110 Hernández Delgado, E., op. cit., pp. 67 y 68.

111 Testimonio de Gilberto Yafue en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 178.

112 Testimonio de Jairo Perdomo en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 154.

113 Testimonio de Marcos Cuetia en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 154.

114 Testimonio de Marcos Cuetia en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 151.

115 Testimonio recogido en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 175.

116 Testimonio de Alicia Chocue en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 180.

117 Testimonio recogido en Hernández Delgado, E., op. cit., pp. 151 y 152.

118 Testimonio de Arquímedes Vitonás en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 126.

119 Testimonio de Jairo Perdomo en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 152.

120 Ibíd.

121 Testimonio recogido en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 152.

122 Testimonio de Arquímedes Vitonás en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 126.

123 Espinosa Alzate, R. (2003), El gobierno comunitario de los territorios indígenas del norte del Cauca colombiano. Descentralización o autonomía. Codacop. Bogotá, Arfo Editores e Impresores Ltda.

124 Testimonio de Nelson Montero Uribe en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 98.

125 Testimonio de Alicia Chocue en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 180.

126 Testimonio de Graciela Bolaños en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 58.

127 Testimonio de Alfredo Muelas en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 58.

128 Testimonio recogido en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 98.

129 Hernández Delgado, E., op. cit., p. 55.

130 Ibíd., p. 56.

131 Ibíd.

132 Testimonio de Arquímedes Vitonás en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 127.

133 Testimonio de Camilo Ulcue en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 154.

134 Testimonio de Andrés Betancur Conda en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 155.

135 Testimonio de Asnoraldo Ipia en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 128.

136 Hernández Delgado, E., op. cit., p. 150.

137 Alcaldía y Cabildo Indígena - Resguardo de Jambaló, (2002), Resolución por la cual se organiza el plan de emergencia en defensa de la vida, el respeto y control del territorio, Jambaló.        [ Links ]

138 Consejo Regional Indígena del Cauca —CRIC—, (1999), Por la autonomía de los pueblos indígenas frente a los conflictos que atentan nuestro proyecto de vida, Jambaló.

139 Información suministrada en entrevista con Nelson Montero Uribe, durante el trabajo de campo realizado en marzo de 2003.

140 Testimonio de Daniel Marino Tombe en Hernández Delgado, E., op. cit., pp. 155 y 156.

141 Testimonio recogido en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 155.

142 Testimonio de Andrés Betancur Conda en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 155.

143 Testimonio de Camilo Ulcue en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 156.

144 Consejo Regional Indígena del Cauca —CRIC—, Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca Cxab Wala Kiwe —ACIN—. (2004) Comunicado: “Gran Minga Marcha por la justicia, la alegría, la libertad y la autodeterminación de los pueblos”.

145 Testimonio de Gilberto Yafue en Hernández Delgado, E., op. cit., p. 179.

146 Ibíd… p. 180.

 


Referencias

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