Empezamos el mes de abril, a tres años de la potente insurrección ciudadana de 2018, con un escenario social y económico marcado por las alzas indiscriminadas en el precio de los combustibles y la canasta básica, un galopante desempleo acrecentado por el impacto de una pandemia desatendida por el gobierno, y el perpetuo estado policial ejecutado por la dictadura Ortega-Murillo.
Por otro lado, vivimos un escenario político signado por las nefastas disyuntivas que plantea la ferocidad de la clase política y económica tradicional “dueña de casillas”. En este contexto, urge recordar la importancia de la suscripción popular y las candidaturas independientes como herramienta democrática moderna.
Abril de 2018, como el evento político y social que puso en cuestión la continuidad del régimen dictatorial en Nicaragua, fue una sublevación no-partidaria, pluralista, inclusiva, horizontal y diversa. Sin embargo, hoy día hay quienes pretenden matricular la lucha azul y blanco por la democracia, la libertad y la justicia, con un sello ideológico, excluyente y partidario, secuestrando así los principios de la insurrección cívica.
En este sentido, la presidenta de CxL, con un discurso sectario, fanatizado y vertical, ha decidido que su casilla, sus intereses y sus alianzas están por encima de la unánime exigencia ciudadana por una amplia concertación opositora antidictatorial que derrote a ORMU, desmantele la dictadura y neutralice a sus fuerzas represivas, para abrirle espacios a la democracia y el bienestar colectivo en nuestro país.
El secretismo y la negociación centrada en la distribución de cargos, siguen reproduciendo las prácticas de una cultura política tradicional que oxigenará a los partidos colaboracionistas y a la dictadura. Aquellos liderazgos y organizaciones que no caigan en estas trampas, serán quienes podrán conquistar y preservar la credibilidad ante la población.
De manera alternativa, mientras las plataformas opositoras negociaban el documento de consenso sobre las reformas electorales, la Articulación de Movimientos Sociales planteó la recuperación de la suscripción popular y las candidaturas independientes en nuestro sistema político. La propuesta busca reconquistar nuestro derecho ciudadano a postular y elegir personas autónomas a los partidos, y con ello dar pluralismo a nuestra democracia, así como oxigenar y modernizar la política nica, desde siempre secuestrada por los arreglos entre cúpulas.
La suscripción popular es también un instrumento para acercar la política al territorio, a sus tejidos sociales, a la cotidianidad, y abre la posibilidad de que la ciudadanía participe directamente en la toma de decisiones, en la creación e impulso de procesos que respondan a sus problemas, expandan sus derechos y mejoren sustancialmente sus vidas.
Por supuesto, esta propuesta ha generado mucha polémica interna incluso entre plataformas prodemocracia. Al fin de cuentas, en la historia de Nicaragua las dictaduras, las oligarquías y los partidos siempre han empujado hegemonías bipartidistas que facilitan la repartición de cuotas y los pactos, a veces incluso con independencia del resultado electoral, de allí que exista resistencia.
La vergüenza pública de las cartas que van y vienen entre cúpulas partidarias, los ruegos de unidad de la Coalición a la Alianza, y la prepotente respuesta de la Alianza Ciudadana -sustentada en el privilegio de contar con una casilla otorgada por el CSE-, junto a la ausencia de una participación ciudadana en el proceso, ha llenado de desesperanza a la mayoría azul y blanco y nos confirma la urgencia de romper el monopolio de los partidos.
Por ello, debemos proponernos conquistar la suscripción popular y las candidaturas independientes como opciones para el futuro. Tenemos que lograr que sean una realidad en las elecciones municipales del 2022, porque en los municipios todas las personas saben quién es quién: quien fue paramilitar, quien es pieza ORMU o zancudo, quien es imposición partidaria sin autonomía, y quien es líder confiable.
También debemos luchar para que se levanten los obstáculos -impuestos por la dictadura en beneficio de los partidos- para que personas injustamente excarceladas políticas y exiliadas puedan postularse en sus localidades. Solo así se abrirán espacios para la verdadera representación política, en puestos públicos, de los liderazgos emergentes de abril y de los liderazgos que son parte de los tejidos sociales comunitarios, con completa autonomía, y en beneficio de una democracia plural y participativa.
Para la memoria histórica, y por si sirve de referencia, es válido recordar que fue a través del infame Pacto Ortega-Alemán de 1999 que se eliminó la suscripción popular contemplada desde 1995 y practicada en Nicaragua, como parte del proceso del desmontaje de la institucionalidad democrática.
En definitiva, hay que demandar a todas las personas que se postulan a la Presidencia, diputaciones y a las plataformas opositoras en su conjunto que, apoyando las demandas de las Madres de Abril, reafirmen públicamente su compromiso político de no negociar pactos de impunidad que beneficien a la dictadura, y de luchar por la liberación de las y los presos políticos como precondición para las elecciones.
De igual forma, respaldando la naturaleza democrática, transformadora e inclusiva de abril -que dicen es la base de sus pretensiones-, estos candidatos y candidatas deben también pronunciarse públicamente en favor de dar cabida a la suscripción popular y postulaciones independientes en el futuro, como un derecho ciudadano de la población nicaragüense.
*Abogada, ambientalista y defensora de derechos humanos