Los marxistas progresistas creen que pueden cambiar la historia y la realidad social solo cambiando el discurso. Pretenden imponer una narrativa, que a la final es simplemente aplicar un dogma, puesto que no surge desde el ser colectivo histórico sino desde la particularidad del narrador en el poder.
Cuando Evo Morales ganó la presidencia de Bolivia me emocionó mucho, y todo lo que se escribía sobre él y que me llegaba (hacia el Ecuador) como noticias positivas me lo creía y apreciaba, y obviamente, desechaba y criticaba todo lo que se decía en su contra. Era una relación de simpatía por la idea o la imagen que representaba ser el “primer presidente indígena” de Abya Yala (América). En consecuencia, todos los que estaban a su favor eran mis compañeros o aliados, y viceversa. Era una solidaridad ingenua, a partir de creencias, de ideologías, de rostros, de imaginarios.
A un poco más de la mitad de su gobierno tuve la oportunidad de ir por 6 meses hasta La Paz, y todo el castillo de naipes con el que llegué en mi cabeza se cayeron rápidamente. Comencé a escuchar una serie de críticas que le hacían, y que no eran solo de la derecha sino principalmente de las izquierdas, del movimiento indígena, e incluso, al interior del propio partido de gobierno. Entre todos ellos, estaba el Mallku Quishpe, el propio David Choquehuanca y muchos líderes indígenas. Toda la imagen que yo me había hecho o que me había dejado hacer se desvanecieron. Me di cuenta que a muchos, por no decir a todos de fuera de Bolivia, les pasaba lo mismo.
Observé que Evo era muy similar a Rafael Correa, de quién también se tenía una imagen positiva afuera del Ecuador, gracias a la campaña millonaria con fondos públicos que hacía el correismo sobre su tal “revolución ciudadana”. Por mis actividades educativas he tenido la oportunidad de viajar por distintos países y me he encontrado con personas en mi misma situación en relación a Evo, viéndome obligado a presentarles otra verdad a la que decía la propaganda correista. Todos mis interlocutores se quedaban admirados de lo que les contaba y también se les caía el cuento del progresismo o al menos les quedaba la duda o la intriga.
Como decía Foucault todo discurso siempre está ligado al poder, y todo eso que se decía de positivo de Evo y de Correa eran simplemente las versiones de quienes estaban arriba, los que necesitaban posicionar en el mundo su invención discursiva. Con estas experiencias acentué más mi sentido de vida, de que para tomar posición por algo o por alguien, debía conocerlo más personalmente en detalle antes que dejarme llevar únicamente por reflexiones o interpretaciones de otros. Todavía más si se trata de casos muy delicados y complejos.
En las últimas elecciones realizadas en el Ecuador, el progresismo mundial empezó una campaña sucia para desprestigiar al candidato indígena Yaku Pérez, acusándolo de agente de la CIA, derechista, fascista, falso indígena, etc. Y presentando a su candidato Andrés Arauz como el verdadero y único izquierdista, al que toda la izquierda y la mayoría del movimiento indígena ecuatoriano le apoyaba. Etc., etc. Muchos de sus devotos internacionales escribieron sendos artículos en contra de Yaku y del movimiento indígena, como lo demostró Salvador Schavelzon[1].
Algunos personajes reconocidos internacionalmente por su trabajo y posición, también ofrecieron su apoyo al candidato del progresismo, entre ellos los que conformaban la recién constituida Internacional Progresista[2] para apoyar a Luis Arce y Andrés Arauz, entre ellos, Noam Chomsky, Naomi Klein, Yanis Varoufakis.
Nos pusimos en contacto con Chomsky con el propósito de dialogar y explicarle nuestra versión. Le enviamos nuestro artículo “Colonizando por la izquierda y por abajo”[3] y también la respuesta[4] que hicimos a la carta de Boaventura de Souza a dos jóvenes indígenas del Ecuador. Y nos respondió: “Gracias por enviar esta correspondencia. Lamento profundamente que esta división se desarrolle en un momento en el que necesitamos cooperación y apoyo mutuo para enfrentar desafíos abrumadores. Ojalá supiera lo suficiente sobre Ecuador, y América Latina en conjunto, para participar de alguna manera constructiva en estos intercambios. Lamentablemente, no lo hago.”.
Nos quedamos sorprendidos y se confirmó nuestra teoría del internacionalismo incauto o embaucado. Valga también anotar que le propusimos a Chomsky un encuentro vía zoom entre él y Yaku para que conversen directamente, pero nunca recibimos una respuesta a esa propuesta. Por cierto, también le enviamos los artículos citados y con la misma intención introductoria a Naomi Klein, pero nunca recibimos contestación.
Estamos convencidos, de que si comenzáramos a indagar a muchos intelectuales si conocen más a fondo la situación del Ecuador y el porqué de su apoyo a Arauz, no sabrían ir más allá de lo que dice el cuento correista, es decir, repetirían la misma cantaleta. Como incluso se atrevió a decir el podemita de Juan Carlos Monedero en el propio Ecuador, demostrando una total desfachatez, y de lo cual, recibió sendas críticas de todo lado. Y así, ha pasado con el apoyo a Chávez-Maduro, Kirchner-Fernández, Ortega-Murillo, y demás gobiernos progresistas.
A Boaventura de Souza le hemos criticado su carta anotada anteriormente, pero es alguien que conoce en buena medida la realidad del Ecuador, y eso es algo aplaudible, aunque discrepemos que terminé en última instancia apoyando a Arauz. Sin embargo, chateando nos ha dicho que esa no fue su intención de apoyarle sino de hacer una reflexión sobre la situación que se presenta para la segunda vuelta electoral, pero, todos los lectores entendieron que su voto era por Arauz. En todo caso respetable su posición, pero lo que es muy lamentable es el apoyo al correismo por parte de Chomsky y demás intelectuales, simplemente por practicar un internacionalismo incauto.
En tuiter hay un grupo que se denomina “Chalecos Amarillos Mundial”, y que difunden videos de todo el mundo a partir de una tendencia de izquierda. De igual manera comenzaron a atacar a Yaku Pérez y a endiosar al candidato correista, por lo que decidimos contactarlos para darles nuestra versión, más bien nos respondieron agresivos y a la final no pararon y siguieron con sus ataques. Entonces, nos damos cuenta que no se ha aprendido de la experiencia estalinista y de ese internacionalismo que promulgaron, y en el que después terminaron arrepintiéndose del apoyo que dieron a Stalin. Y así, con otros personajes.
Todo esto nos puede llevar a otro debate, si la realidad social es producto del discurso y del poder, o como decía Foucault que el lenguaje y la significación son constitutivos de la realidad, es decir, que el discurso y el lenguaje no son reflejos de la realidad social sino que son constituyentes de ella, todo lo cual convierte o lleva a una lucha política por el significado. Discusión planteada por los posestructuralistas sobre los marxistas, particularmente empezada por el filósofo francés.
En los casos descritos anteriormente, el discurso del poder no refleja la realidad social sino que son el poder en sí mismo y tejen la realidad a su interés. Es decir, los marxistas progresistas creen que pueden cambiar la historia y la realidad social solo cambiando el discurso. Pretenden imponer una narrativa, que a la final es simplemente aplicar un dogma, puesto que no surge desde el ser colectivo histórico sino desde la particularidad del narrador en el poder.
Muchos intelectuales se dejan influenciar por el discurso del poder (en este caso del progresismo) o son producto del discurso del narrador que está arriba y no hacen el esfuerzo por escuchar a los de abajo. Estar arriba siempre conduce a un estado de control y de perpetuación en el poder. No porque alguien se autocalifica de izquierda, es suficiente para creerle. En este último caso, la intelectualidad debía haberse preguntado cómo es que el candidato del movimiento indígena es de derecha, de un movimiento histórico que ha demostrado ser el mejor organizado y contundente en toda América, si es que no es de todo el mundo. Simplemente atraparon la carnada que les lanzó el correismo y se la comieron.
NOTAS
[1] https://desinformemonos.org/las-varias-caras-progresistas-en-campana-sucia-contra-el-candidato-indigena-del-ecuador/
[2] https://www.tiempoar.com.ar/nota/este-es-un-momento-unico-en-la-historia-de-la-humanidad-la-ip-tiene-un-papel-crucial-que-jugar
[3] https://www.alteridad.net/2021/02/15/colonizando-desde-la-izquierda-y-por-abajo/
[4] https://www.alteridad.net/2021/03/14/respuesta-a-la-carta-abierta-de-boaventura-de-souza/
Filósofo Andino, Fundador del Movimiento al Buen Vivir Global, Director de la Escuela Superior Alteridad