Los postes de los aerogeneradores son de doscientos metros de altura, sus aspas miden entre sesenta y ochenta metros, escarban hasta diez metros a quince de profundidad para rellenar con cemento para fijar el poste y esto corta el canal natural del agua, los pájaros y los murciélagos caen abatidos por las aspas como hemos caído como pueblo maya abatidos debajo de esos postes.
Resistencia del territorio maya frente al despojo
Pedro Uc
Desinformémonos
En cambio, el petate recibía las primeras palabras que se colocaban cuidadosamente sobre él para que todas y todos las pudieran observar; eran como pequeños postes con alas pintadas de rojo sembradas con profundidad en el estómago de la madre tierra.
Son días estos del año en los que se seca la flor del maíz en las escasas mil-pas del noreste maya de Yucatán, se va muriendo, no de muerte natural; ha enfrentado al igual que nosotros algunas pandemias como la inundación, los gusanos, la sequía, la langosta y el Covid de una desnutrida tierra.Los tejones en resistencia saltan el muro de la guardarraya como dies-tros “mojados” de la frontera norte para conseguir algo de comida y llenar su sabucán con la remesa para sus hambrientos hijos que han dejado en el profundo sur.Algunos campesinos cuelgan retazos de láminas de zinc en los árboles para generar un considerable ruido para ahuyentarlos, otros dejan a sus perros adiestrados para atrapar con sus enormes colmillos a los “ladrones” de mazorca tierna, otros aún empuñando cual border patrol un arma de fuego, emboscan al hambriento tejón para darle muerte en medio de un silencio de la justicia embozada y secuestrada por el crimen organizado, por los partidos políticos.La generosidad del maíz anuncia una exposición de colores con la poli-nización del arcoíris, que tarde con tarde de lluvia se deja caer como rocío
Resistencia del territorio maya frente al despojo2de la mañana sobre cada mazorca prendida como un par de senos en un cuerpo de mujer que alcanza la mayoría de edad, así Yuum Iik’, Yuum K’áax, Yuum Cháak y Yuum K’iin miran complacidos el fruto de su trabajo que empiezan a cosechar cuando el venado realiza su primera danza en medio de la milpa, servida como una mesa para los animales en resistencia contra el olvido, encarnando a cada Guardián del día y de la noche.La voz de los pájaros detrás del fumigado muro de la milpa, no se alcanza a identificar —si cantan, lloran, o lanzan consignas—, lo que nadie puede negar es que aún están ahí después de quinientos años de conquista y colonización y si-guen descolonizados, libres, rebeldes, haciendo uso de su lengua como auténtico pueblo originario que guarda la palabra de su estirpe y prepara la semilla para los hijos y nietos de la resistencia, que empollan en sus nidos en el profundo sur que se acerca a los campos minados de la globalización del despojo.La serpiente de cascabel, emblema de la tolerancia y la prudencia, está convertida en un número cero, no para no contar, sino al revés, para darle origen a los números de los que nos encontramos en este espacio no uni-versitario, pero sí universal, con un solo fin, hacer de la comida una activi-dad comunitaria, donde todas, todos, participamos con nuestras manos, con nuestra carne, con nuestra energía, con nuestra voz, con nuestras plumas, con nuestras alas, con nuestro canto, pero también con nuestra resisten-cia, con nuestra rebeldía, con nuestros modos de organizarnos como aves, mamíferos, acuáticos, espíritus, colores, sonidos, esperanzas y creencias comunitarias en las que nuestro espacio de comida sea también nuestro es-pacio de aprendizaje sobre las mejores maneras de hacer la vida, no mi vida, sino la vida que está en la carne pero la que está también más allá de la carne.Así, la gente maya con identidad floreciente mira lo que otros han deja-do de mirar o nunca han conocido, como las flores del monte que se niegan a ser del jardín de los bancos, de los poderes del Estado y de las oficinas públicas. Por fortuna hay una vida que puede crecer detrás del muro del individualismo, del egoísmo y del supremacismo. Los despojos en contra de la comunidad mayaLa Lengua: El pensamiento maya se va desdoblando en la palabra antigua, la lengua maya está viva no solamente porque se sigue hablando después de siglos de conquista, sino porque sigue celosamente guardando el óol de sus creadores más primeros, así que podemos decir que tiene dos vidas, o una vida plena como de por sí los mayas concebimos la vida, en pareja, en carne y aliento, en silencio y en sonido.La lengua maya está viva no sólo porque se sigue hablando después de siglos de conquista, sino porque sigue celosamente guardando el óol de sus creadores más primeros
Resistencia del territorio maya frente al despojo3Las comunidades que siguen creando la vida con muchos materiales he-redados por nuestros abuelos más primeros, como la lengua maya, van per-diendo dos aspectos importantes que muchos pasan desapercibidos, prime-ro la conciencia de cada palabra, de cada voz, de cada pensamiento que nació maya, de una mujer y de un hombre maya; segundo, los sonidos nacidos ma-yas que sirven para sobrevivir en la comunicación básica en el trajín diario de la cocina, la casa, la milpa, los temas comunes entre otros, van cediendo terreno a la lengua dominante que se ha encargado de derrumbar primero los significados más profundos de las palabras originarias para convertirlas en sonidos que comunican su sentido colonial y dominante.Algunos esfuerzos importantes que se han hecho para la conservación y el fortalecimiento de la lengua maya no han sido fruto de la reflexión y decisión de las asambleas comunitarias al respecto, sino de especialistas mayistas de la universidad y de ciertos círculos religiosos; consiste en una convención sobre un tipo de escritura en 1984, lo que se ha convertido últimamente en una obra llamada “Norma Maya” promovida por el Insti-tuto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI). Aunque representa un aporte muy interesante padece un problema fuerte, es un trabajo ajeno al pueblo maya que habla el idioma pero que no lo lee ni lo escribe.En medio de una complejidad empujada por dos acontecimientos im-portantes como lo fue la “Campaña 500 años de resistencia indígena y popular” en 1992 donde se dio el primer sismo continental de pueblos ori-ginarios en contra de la colonización, la exigencia del respeto a los dere-chos indígenas aparecidos en 1989 en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas el primero de enero de 1994 (con su Primera Declaración de la Selva Lacandona), los pueblos originarios re-claman no dádivas o prebendas como los partidos políticos creyeron, sino libertad, justicia, democracia, igualdad entre otros derechos fundamenta-les. Estos dos acontecimientos que surcaron la historia reciente de México llevaron a muchos ojos nacionales e internacionales a inclinar su mira-da sobre los pueblos indios mayas que declaraban que durante la llamada Guerra de Castas se habían ido a sembrar la tierra y por eso interrumpían la guerra, pero que ya regresaron. Así va el panorama de la lengua de nues-tros abuelos más primeros.Otro aspecto importante es el surgimiento de escritoras y escritores en lengua maya, aunque tampoco es una expresión de las asambleas comuni-tarias sino la emergencia singular de algunas personas que tuvieron opor-tunidad de cursar alguna carrera universitaria o en alguna Escuela Normal,
Resistencia del territorio maya frente al despojo4y que aportan expresiones que van más allá de las anécdotas caseras que circulan comúnmente en las familias. Es decir, comienzan a proponer un trabajo que cada vez adquiere una forma más literaria, estimulado por al-gunas convocatorias de concursos en lengua maya. Al día de hoy, hay al-gunos trabajos relevantes que esperan con desesperación ser conducidos a las veredas de las comunidades para ser compartidos, que sirvan como espejos a los jóvenes principalmente para que se apropien de sus cuali-dades, pero sobre todo de las formas de narrar, de darle cuerpo tanto a un poema como a una obra de teatro. Las comunidades aún no han sido to-cadas por este esfuerzo literario que se ha estacionado en la ciudad; si se tarda en bajar a las comunidades puede conformar una clase elitista que produce para intereses personales pero no para guardar y fortalecer la pa-labra, la memoria y el sueño de nuestros abuelos y abuelas más primeras.Escribir en lengua maya es escribir con los colores de la cultura, con los valores de la memoria, con las imágenes de esta tierra roja, con la luz de nuestras luciérnagas, con la vitalidad de nuestras velas, con la alerta de la lechuza, con el cortejo del pavo de monte, con la danza del venado, con la profecía de la xtakaay, con la dulzura de la xunáankaab, con la consisten-cia de nuestro atole de maíz nuevo.Pero no sólo eso, hoy, nuestro territorio está siendo perseguido, está ame-nazado, está bajo un fuego extraño, le han contaminado su leche materna, su mazorca, su flor, su polen, están rellenado con escombros su cenote, están fu-migando sus abejas, están derribando sus ceibas, están desapareciendo sus ritos, están borrando sus símbolos, están blanqueando la mente de sus niñas y niños por una escuela televisada, por eso nuestra palabra escrita tiene que abordar esta temática sin descuidar la denuncia a sus traidores, a los que han colgado a sus espaldas un signo de peso como el precio de su dignidad.Las letras son representantes del pensamiento y del corazón, son figuras que comunican nuestra identidad, es la voz del xko’áak’ab, del ts’uju’uy, del ch’och’liim, del xsak chiik y otras onomatopeyas con las que nuestros Yuumnos asisten, nos iluminan, nos hablan. No podemos como hijos legítimos de esta tierra guardar un silencio cómplice, menos convertirnos en la voz de nuestros esclavizadores en nombre de la democracia o el desarrollo.El viento con su chak iik’al nos lo puede reclamar, el sol con su tsalamnos lo puede advertir, la lluvia con su búulkabal nos lo exige; escribir lite-ratura maya es poner semillas seleccionadas de todos los colores entre las piedras que resguardan la tierra para moldear la nueva carne de la vida.El siguiente texto es el intento de ofrecer palabras en lengua maya pero no sólo eso, es más bien un aporte del espíritu maya, de lo que llamamos óol en Hoy, nuestro territorio está siendo perseguido, está amenazado, está bajo un fuego extraño…
Resistencia del territorio maya frente al despojo5esta lengua que es un vehículo que conduce a encontrarse con las aguas pro-fundas de este náab cultural. Las figuras, las imágenes, los símbolos, las mira-das, los colores tienen otra textura, una que se le puede llamar originaria, quizá no es porque sea mejor o peor que otras, como la dominante, es simplemente diferente porque ha nacido en otro calendario y en otra geografía.NéenNéen u ja’il a wich yuuk,ti’ ku néentikubáa tu ja’il sayable ken a ni’chi’it u ja’ile’,néeno’ob yach’ik u táan a wich.Ti’ ta k’ajóoltaj máaxechi’,ti’ ta wilaj a nool tóoka’abtumen u k’áak’il ts’ooni’,ma’ili’ yanak a na’at tu táan kíimili’.Ti’ p’áat pektal u paakati’,ti’ pekekbal u ti’al a chiichi’,ti’ je’ela’an u ti’al a yuumi’,ti’ ku ninibaankil u ti’al a na’i’,ti’ xan yaan u ti’al a kiiki’.U paakato’ob ka’aj wuk’ikle ken a túunt le ja’o’,u yicho’ob ka’aj paktikle ken chíinik a wich yóok’ol u bo’oy.U ki’ibokilo’ob ku máan ta ni’le ken u yúuts’bent le ja’o’,u xtóosa’il a wich ku yuk’iko’oble ken a ts’u’uts’ u yoochelo’ob ich le ja’o’.Túulis a paktik u tsikbal le néeno’,ja’ili’ ka’aj wáak’ u ch’i’inile’,k’íitil tu beetaj u tséetsejal a ch’i’ibal,beey sa’ap’ik u k’a’ajlayil a xíimbalo’.EspejoEspejo es el agua de tus ojos, yuuk,en el agua de la fuente se miracuando roza con sus labios el agua,espejos aplastan su rostro.Ahí descubriste tu anchura,ahí conociste a tu abuelo quemadopor el fuego de la escopeta,cuando aún desconocías la muerte.Ahí quedó derribada su mirada,ahí yace la de tu abuela,ahí reposa la de tu padre,ahí vibra la de tu madre,y también la de tu hermana.Bebes esas miradascuando tocas sus aguas,miras esos ojoscuando se posa tu rostro sobre su sombra.Sobre tu nariz camina su aromacuando el agua se deja oler,beben la llovizna de tus ojoscuando tus labios tocan su rostro lacrimoso.Íntegra es la historia del espejo,hasta que explotó el siguiente cartuchoque esparció las astillas de tu estirpe,así secaron la memoria de tus pasos.Como se puede ver, aquí el venado es una comunidad maya abyecta que intenta regresar a su fuente de agua donde encuentra un espejo que le per-mite mirarse, sus ojos se confunden o trascienden y miran en el espejo a
Resistencia del territorio maya frente al despojo6su estirpe que ha sido derrumbada por la emboscada del cazador. Cuando toca con sus labios el agua parece que le aplastan el rostro por la historia y sin darle tiempo de generar rebeldía en su memoria lo alcanza también el cartucho invasor dejando tirado su cuerpo junto a su abuela y toda la familia que siempre quiso recuperar sus aguas y su territorio.Aquí se cuenta una realidad tan actual como histórica para un pueblo que aún permanece en la comunidad maya para darle vida a lo maya, no a lo que parece maya, sino al espíritu maya, no a la fibra sintética que imita la piel maya, sino al trabajo maya desde esa mirada auténtica que afirma el trabajo como medio de vida y no finalidad de la vida, trabajo que promueve la libertad en vez de limitarla, por ejemplo, a la monetarización hasta de los sueños.La Cocina: La comunidad maya cada día pierde sus guisos y bebidas o su cocina frente a la globalización, en la práctica hay una marcha de algunos poderes sobre el mundo para uniformar, hacer del planeta una sola pieza, un solo color, un solo sonido, un solo valor; a esto le han llamado globali-zación. Los que nos hemos atrincherado en nosotros mismos, creemos y defendemos la diversidad, no sólo por el derecho de cada quien a ser quien
Resistencia del territorio maya frente al despojo7es cultural y científicamente, sino por la lección de la naturaleza misma donde hemos crecido como comunidad maya.Hemos encontrado aquí colores, sabores, formas, texturas, luces, som-bras, sonidos, tamaños, sólidos, líquidos, etcétera, también entendemos que cada ser va cambiando en su propio ritmo que la vida misma le ha marcado con la armonía de quienes lo rodean para convivir en pequeños y grandes universos que enriquecen la creación misma en los intercambios. Un mundo de una sola pieza no puede hacer intercambios, no tiene mo-chila cosida de sus propias manos y menos los hilos crecidos de la tierra que ha formado su cuerpo y su mirada.La comunidad maya aún conserva algunos sabores de su cocina, es decir, todavía tiene cocina, está su fogón vivo, los colores de su fuego siguen ace-chando desde la ventada de las tres piedras que lo guardan en una comuni-dad de leña en complicidad para darle vida a un calor que crea sabores.También tenemos que lamentar lo mucho que hemos perdido. Mucho de lo poco que nos queda en nuestra cocina maya está siendo converti-do únicamente en un folclor para el turismo en tanto deja de ser parte de la cotidianidad del pueblo originario. Las tienditas de las esquinas en los municipios ofrecen enlatados de plásticos “comestibles”, los supermerca-dos ofrecen cualquier cantidad de productos de consumo que “nos parece bien” y hasta necesario sin que esta realidad suplante lo originario para mantener la riqueza del intercambio. Nosotros pensamos que un pueblo es como un cuerpo vivo, está en constante cambio como una fruta que va madurando cada día, tiene una naturaleza que ayuda a ser mejor cada día, el calor, el frío, el tiempo, la luz, la oscuridad, el sonido y toda la realidad que lo rodea lo hace ser mejor cada vez, entonces la comunidad viva tiene en su propio ritmo su maduración.La comunidad maya, a partir de la invasión, es como una fruta que ha sido sometida a la industrialización, ha sido encarburada para madurar, ha sido convertida en mercancía simplemente, le han puesto falsos colores para ser atractiva a los ojos de quienes buscan placeres en los sabores exó-ticos. No estamos rechazando los cambios ni cerramos nuestras puertas y ventanas a los nuevos frutos que nos llegan, lo que queremos hacer es con-servar y fortalecer los nuestros para intercambiar con ellos, que nos dejen decidir cuál de sus frutos deseamos en este momento y cuáles luego, si es que lo consideramos tomar al igual a los frutos que les ofrecemos. Lo que tratamos de señalar es que la pizzatización del paladar maya por la fuerza del mercado o la colonización no ayudan a la universalidad, a la intercultu-ralidad; la espaguetización de la cocina maya no abona a la pluriculturalidad …los colores de su fuego siguen acechando desde la ventada de las tres piedras que lo guardan en una comunidad de leña…
Resistencia del territorio maya frente al despojo8y la chinización del fogón maya suplanta el sabor maya de nuestra tierra y limita el paladar y el buen sabor que debe conservar la humanidad.Partimos de la premisa de que un pueblo vivo no es el que sólo consume sino es el que produce también, así mismo entendemos por producir no sólo replicar, no sólo manufacturar, no sólo copiar y pegar, no sólo es repe-tir los mismos sonidos, no es replicar la misma canción. Entendemos más cercana a creación la palabra producción, por eso creemos que no es muy sano imponer un solo sabor, un solo color, un solo sonido en nombre de la globalización, o del desarrollo y menos de la igualdad.El sabor de la cocina maya como las otras cocinas del mundo deben ser conservadas, promovidas y recreadas por su fogón de origen, que sean como la selva, llena de diversidad de hojas, de cuerpos, de sombras, de co-lores, de veredas, de flores, de plumajes, de rocío, de humedales, de cuen-cas, de llanos, de colinas, y de todo lo que la naturaleza nos enseña para que la vida tenga dinamismo.La intención de monolitizar contraviene el pensamiento y la voluntad de cada corazón, de cada comunidad, de cada cocina, de cada mirada; de eso que llaman democracia en la sociedad moderna que tampoco ha sido muy respetuosa con ella. Por eso creemos que nuestra cocina debe ser ecológica, democrática y diversa sin renunciar a su identidad, pero sobre todo con un indiscutible sabor maya para que no sea un emblema sino una vida cotidiana de quienes hemos nacido en esta tierra donde janal o ja’nal tiene su origen en el maíz y el agua. Los ritos: Las comunidades mayas de la península de Yucatán realizaban muchos ritos, principalmente agrícolas, aunque había otros relacionados con la salud o medicina, con los conflictos familiares, las uniones de pareja o la presentación familiar de los niños y niñas. Algunos han permaneci-do hasta el día de hoy, el más conocido es el Ch’a’acháak o el pedido de la lluvia, es muy vistoso, emotivo, comunitario y solemne. Se realiza en el mes de marzo, abril o mayo y dura hasta tres días, está encabezado por un equipo de personas mayores quienes se encargan de toda la organización comenzando por hacer el acuerdo con un J Meen quien será el oficiante y la autoridad moral de todo el tiempo que dure la ceremonia.Es importante seguir con cuidado el tejido de todos los seres vivos y no vivos en una realidad que quizá se le pueda llamar naturaleza o creación de la vida, comenzando por los compromisos de colaboración y participación en una actividad muy importante que se hace cada año fundada en una creencia, en un saber y en una renovación de la vida comunitaria con los Un pueblo vivo no es el que sólo consume sino es el que produce sus propios alimentos en su milpa, su propia comida en su cocina
Resistencia del territorio maya frente al despojo9vivos y muertos pero también con los Yuumtsil, protectores o guardianes de la vida entre los que destacan K’áax, Cháak, e Iik’ aunque el J Meen invoca a todos los que habitan la luz de arriba y los que habitan la oscuridad de abajo.La tierra, el maíz, el agua, el venado, las aves, los árboles, las hojas, la leña, las bebidas como el pozole, el báalche’, el trabajo, las invocaciones, la preparación de la comida, las conversaciones o actualización de la memo-ria a través de la historia oral, los cantos, el cigarro, el fuego, las veredas, la cacería, la entrada al cenote, la construcción del ka’anche’ o altar, el corte de las maderas, los niños que se asumen como ranitas, los ancianos que se asumen como Cháak, las mujeres moliendo el maíz para el pozole y ha-ciendo tortillas, la piedras o si’intun para el píib hacen un gran tejido de seres entre humanos y no humanos que preparan una celebración.Los ritos, como se les llama en castellano a estas actividades, cada día pierden alguna parte de su cuerpo, padecen una enfermedad muy peligro-sa, se les descomponen las manos, los ojos pierden la visión, se acalambran los pies, se les encorva la espalda, los pies pierden velocidad, el olfato ya no identifica, el paladar se seca, la piel se llena de protuberancias, las palabras se desparraman, la dentadura se va desprendiendo, la cara se llena de ca-ñadas entre otros padecimientos que enfrenta este cuerpo llamado ritos comunitarios del pueblo maya.Esto significa que los auténticos J Meen han fallecido sin que haya rele-vos, los campos y los altares están vacíos, la organización comunitaria está amenazada por el individualismo encabezado por la pantalla del televisor; El J Meen invoca a todos los que habitan la luz de arriba y los que habitan la oscuridad de abajo
Resistencia del territorio maya frente al despojo10el reconocimiento de parentesco con la lluvia, el viento, el sol y la tierra está severamente dañado, el báalche’ y la ceiba no alcanzan ni el valor que el mercado ha impuesto a los árboles maderables; los hornos eléctricos su-plantaron el píib, la cacería es una actividad comercial y depredadora, las “historias” que se alcanzan a contar a veces en las casas son de los progra-mas más triviales de la televisión en la que los temas de los antiguos ritos originarios no aparecen, la palabra sanadora del J Meen a través de sus consejos, sus saberes sobre salud, su conocimiento sobre el otro mundo de mayor luz y de mayor oscuridad. Al día de hoy nuestros ritos están siendo banalizados y trivializados por el folclorismo de los falsos profetas del ca-pitalismo neoliberal a nivel comercial y político.Los ritos que las tardes coloridas lloran hoy por estar muertos, han na-cido en las plazas gubernamentales, en las plazas comerciales, en los labo-ratorios fotográficos, en el palacio del príncipe en turno, en las universi-dades que estudian antigüedades y ruinas, en los hoteles de cinco estrellas en vez de un cielo con sak bej y entre luces artificiales como el rito mismo, como los actores y actrices que se han vestido para ese número; la cinta roja que ciñe la frente de cada uno y cada una es el principio de la afrenta de la memoria de la comunidad maya, la filipina o guayabera blanca asien-ta su carácter extranjero y extranjerizante.La colonización saquea el oro y la plata desde el principio, luego las ma-deras, la resina, los frutos, el agua, las piedras; finalmente legisla a su nombre la propiedad de la tierra. Pero no es todo, hay mucha riqueza aún para apro-piarse, está la memoria, los símbolos, los saberes, el tejido de los colores, los sonidos de la lengua maya, las imágenes y el espúreo rito de los ritos.Los hijos del falso rito han arrebatado de las manos de Yuum K’áax el calabazo en el que cargaba el sujuy ja’ para liar el sakab del ch’a’acháakpara ubicarlo en el espacio más visible del mercado, han plagiado el canto de Yuum Iik’ para atraer el oído estresado del turista que busca sonidos indios para su descanso, dispuesto a dejar sobre un retazo de tela bordad, lo que fue una servilleta de la tortilla de milpa, un dólar; han despojado al i’ o gavilán la pluma más colorida para adornar una cabeza vacía de dignidad y ceñida con una cinta roja de cinismo, han arrebatado de la mano de X Ch’eel la flor que purificaba el altar comu-nitario del pueblo maya, esa flor roja en la esquina del oriente que llama la luz del sol, esa flor oscura en la esquina del poniente que llama la noche, esa flor blanca en la esquina del norte que llama el frío, esa flor amarilla en la esquina del sur que llama la lluvia, esa flor azul, verde y color tierra en el ombligo del altar que completan el universo del altar … nuestros ritos son banalizados y trivializados por el folclorismo de los falsos profetas del capitalismo neoliberal en lo comercial y político
Resistencia del territorio maya frente al despojo11maya, donde solían humanos, animales, aves, insectos y Yuumtsilo’obcelebrar la comida comunitaria.El rito que emerge en la Península de los megaproyectos desarrollistas es el de la frivolidad, ya no se avergüenzan quienes hoy lo promueven desde que aceptaron que también un tren puede ser maya aunque de sus vagones descienda la nueva ola de barbados como llegaron en sus carabelas hace al-gunos siglos a prometer el cielo fundados en una tesis plagiada que luego le llamaron biblia. Los indios y las indias quemados en sus ritos sagrados, mu-tilados por robar el oro, ahorcados por saber demasiado y violadas por ser singularmente hermosas, necesitaban una fe que encuentra su eficacia en la espada. Por eso quienes hoy montan ritos con o sin bastón para completar el cuadro de la prosperidad, para salir de la marginación, para beneficiar-se de la bolsa de trabajo, para ser socios de los barones del dinero, celebran coloridos performances en lo que han llamado boda maya, fuego maya, rito maya, y claro, si un tren puede ser maya ¿por qué una boda con cocaína y diez asesinados en un hotel de cinco estrellas no puede ser maya?Entre tanto, Yuumtsil, en el llanto del ts’uju’uy vuela tan bajo y desaper-cibido entre los matorrales como si caminara tan lento y sus pasos fueran
Resistencia del territorio maya frente al despojo12de un Chilam Báalam sin la planta de los pies que el fuego del desarrollo le ha consumido.Los mitos: Mito le llama el pensamiento extraño, así lo enseña el sistema indigenista en las escuelas, por eso repite lo mismo el niño de educación básica que el doctor que estudia antigüedades; nuestros abuelos le dicen úuchben tsikbal o tsikbe’en, algo así como historias o vivencias de un gra-nero donde levantan el conocimiento de nuestra comunidad, así como se levantan las mazorcas con sus ropajes en un ka’anche’ o kúumche’, se abre sólo cuando llega el tiempo señalado para la alimentación y para la pre-paración de la semilla que pronto irá a la tierra que empieza a mojarse por las primeras lluvias, así abren este granero comunitario del conocimiento.Entonces los mitos, úuchben tsikbal o táan popolt’aan como también se le llama con mayor exactitud, fueron nacidos por las mujeres y los hombres más primeros, dan cuenta de lo que el método científico occidental no ha reconocido, como de por sí no reconoce mucho lo que creemos, pensamos o hacemos los que somos mayas, es más, no reconoce ni si quiera nuestros derechos aunque estén con cierto asomo en lo que llaman regulación, tanto nacional como internacional.
Pues esos mitos o tsikbe’en como les vamos a estar llamando aquí, son muchos en la Península de Yucatán, son como la materia de nuestra for-mación de vida; filosófica creo le llamarían esos mayistas que nos estu-dian. Resulta que esa información pone en nuestro saber los pasos y ca-minos de personas como nosotros que vemos, tocamos, escuchamos y con quienes creamos una relación con otras personas que a veces tienen carne en su cuerpo a veces no, a veces toman una forma, a veces toman otra con la finalidad de estar cerca de nosotros para ayudarnos a hacer mejor lo que nos gusta hacer o para alertarnos de algún peligro inminente y facilitar ante tiempos difíciles algunas formas de conservar la vida con el menor sufrimiento o con el menor dolor posible.El J Wáay es uno de los personajes más versátiles que nos enseñan a des-cubrir desde que somos niños, nos hablan de sus manifestaciones, de sus trabajos, de sus compromisos, de su relación con la comunidad y sobre todo la razón por la que comienza a visibilizarse en la población. Es de los per-sonajes más satanizados por la colonización, lo equipararon al demonio, al ángel de satanás; diseñaron estrategias para eliminarlo hasta extinguirlo, armaron con cañones de fuego a los nuevos conversos al cristianismo para emboscarlo y darle muerte, lograron lastimar a muchos, sin embargo sus municiones encendidas no han sido suficientes para acabar con él.A día de hoy, el J Wáay sigue llegando para caminar las veredas de las comunidades y cumplir con su propósito como ser originario sin ser ori-gen pero con origen en esta tierra, en este territorio; muchas escopetas asesinas han cedido su vigor ante la lluvia y el calor del sol, muchos cris-tianos bautizados tienen grietas en la cabeza como una tierra que lleva años sin probar lluvia, se les ha secado el agua bautismal y el J Wáay sigue poniendo sus diversos pies sobre sus huellas que dejó desde la última vez que visitó la comunidad con pies de ave o con patas de venado.El tsikbe’en es el alma de la comunidad maya donde aprende lecciones de lo que el pensamiento dominante llamaría ética, filosofía, humanidades, valores; su satanización lleva a las comunidades mayas al individualismo, al consumismo, a la indiferencia, al oportunismo y a comer plásticos en vez de tortilla, frijoles, calabaza y carne de venado alimentado con yerbas de esas que crecen en la milpa.El úuchben tsikbal en las comunidades mayas abundaba, se podía hasta clasificar por temas pero fue cediendo poco a poco ante la nueva ciencia, ésa que se presume como la única verdadera, la que se inculca en las es-cuelas modernas para formar a los ciudadanos honestos que dan la vida por la patria derrumbando mitos con la espada de la verdad que impone
Resistencia del territorio maya frente al despojo14una democracia, criminaliza la justicia, legaliza el despojo y descalifica lo que le es diferente.Fue cuando nuestro úuchben tsikbal buscó lugares de refugio, albergues poco visibles como los escombros de las antiguas ciudades destruidas, las cuevas de los cenotes, las veredas sin huellas, las tumbas de las ancianas y ancianos, el lenguaje de los pájaros, el cortejo del venado, la oscuridad de la noche, el color de los árboles, la humedad de la tierra, el misterio de la semilla, la transfiguración de la carne y la reencarnación del espíritu entre otros lugares visitados con cierta frecuencia por los estudiosos de antigüedades o tesistas que pretenden obtener un título académico con temas exóticos.Aunque la colonia sigue satanizando esta palabra, le sigue llamando mi-tos (como si fuera su democracia) para ridiculizarlo, lo cierto es que no ha logrado su objetivo, el J Wáay sigue alertando a los suyos de los riesgos de la destrucción del monte, de convertir el agua en sumidero de cerdos, de aban-donar la medicina originaria, de sustituir la ceiba con un monstruoso poste con aspas, de romper los tejidos comunitarios con el nombre de sembrando vida, de dejar de producir nuestros propios alimentos suplicando por la nissi despensa, de abandonar la milpa para ser obrero del desarrollo de la delin-cuencia legalizada, de corromper el maíz con el transgénico pensado para los animales de granja, de convertir en soya envenenada la tierra, de hacer de la Península un parque de diversión para el extraño con trenecito incluido, de la aproximación de los huracanes que avergüenzan el DN-III y esta pande-mia con cien mil muertos de cuarta transformación que padecemos desa-fiando a la ciencia verdadera que ha tenido que recurrir a las estampitas del sagrado corazón de Jesús desde palacio Nacional para detenerla.La cuestión es que el úcchben tsikbal habla entre otros temas del J Wáaycomo el póop o kot, el k’éek’en, el chivo, el miis, el túul, la X Táab entre mu-chos otros. Aunque la versión colonial ha jurado y perjurado que este ser es enviado del demonio o el demonio mismo, no hay ninguna constancia ni evidencia de que contamine el agua, que fumigue las abejas, que enve-nene a los pájaros, que trafique cocaína, que secuestre mujeres para pros-tituir, que legalice el despojo, que militarice al país, que mienta cada ma-ñana como suministro de control, nada de esto ha hecho nuestro J Wáay.Lo que sí hace, ahora ya muy pocas veces, es caminar en la oscuridad de las calles encabezando a los perros para hacer ruido con el fin de aler-tar de los riesgos sociales o naturales que se aproximan como la guerra, el asedio de las langostas, la aproximación de un huracán, la llegada de una pandemia entre otros casos que representan peligro para la comunidad. El J Wáay sigue alertando a los suyos de los riesgos de la destrucción del monte, de convertir el agua en sumidero de cerdos, de abandonar la medicina originaria, de sustituir la ceiba con un monstruoso poste con aspas…
Resistencia del territorio maya frente al despojo15No siempre elige la misma manera de aparecer, es posible verlo como un perro, un gato, un vaquero, un jabalí, un venado, una mujer hermosa o muy fea. Así mismo es para quienes hemos sido educados en estos saberes re-lativamente fácil identificarlo porque siempre va a ser diferente del cuer-po común del animal o ser que adopta y a veces se le ve salir de una cueva, de un árbol o aparecer de repente en un camino. Su oficio es siempre ser guardián de los niños, de las mujeres, de los ancianos y de la comunidad en general con sus mensajes de alerta que hoy ya no logra percibirse por una generación que ha sido formada sin este conocimiento.EL J Wáay Póop, guardián de la salud: Por las cuatro esquinas o kanti’its ka’an peninsular, hace su recorrido, es un Yuum de origen nocturno, ve-nido del satunsatmaya, ha sobrevivido a la conquista y evangelización sectaria, se ha vestido de mito, de leyenda, de literatura y hasta de cuen-to para niños; “así está bien” dicen los nukuch wíinik, nuestros abuelos más primeros, “así es de por sí el J Wáay Póop, es su modo de sobrevivir”
Resistencia del territorio maya frente al despojo16recalcan. Es metáfora, lenguaje corpóreo e incorpóreo, es la palabra pri-migenia de creación y restauración, imagen de nuestros centros cere-moniales, movimiento del tiempo que juega al solsticio y al equinoccio, a la primavera y al invierno, al día y a la noche, es serpiente que renueva su piel.En algunos pueblos le llaman J Wáay Koot, no tiene relación con la alba-rrada, sino con el águila; es un término poco conocido y usado en la lengua maya actual, salvo cuando se refieren a este guardián alado del Xi’ba’albaj;todos sus testigos afirman que su misión es procurar la salud y la alimen-tación de los pueblos que sufren hambrunas o epidemias.Este J Wáay Póop, según los nukuch wíinik, es un hombre-pájaro muy grande, algunas veces se le ve posado en algún árbol muy grande y muy fuerte, lo que tuvo qué cambiar por el techo de las enormes cajas de pared coloniales, como desafío a la evangelización, que no sólo no sabía procurar la salud, sino condenaba a los indios al hambre y a la esclavitud.Ante esta realidad el J Wáay Póop pasó de ser un guardián de la salud y del hambre, por los eventos naturales como la sequía, la langosta o los ciclones que se suscitaba en los pueblos, a ser un símbolo de la rebeldía y resistencia de los pueblos sometidos por la viruela, la sífilis y el hambre que los conquistadores y evangelizado-res trajeron para diezmar al pueblo maya.El Xi’ba’albajno guardó silencio ante la infame evangelización y conquista, en algunos pueblos azotados por alguna epidemia y hambre, apare-cía de repente un hombre maya que se identifica como vecino de algún pueblo hermano, cuyo ofi-cio es ser J Meen. Ofrece curar algunas enferme-dades con yerbas, algunas veces, en dicha región no se cuenta con las plantas medicinales apropiadas para curar cierta en-fermedad, sin embargo, promete el JMeen conseguir la planta para el día siguiente, o cuanto mucho al tercer día.En el día prometido, al llegar el paciente a su consulta, recibe para curar-se plantas frescas que no son propias de la región, pero además si la causa de su enfermedad es la mala alimentación, le hace una dieta en yerbas y le
Resistencia del territorio maya frente al despojo17regala maíz y frijol; el J Meen siempre tiene permanentemente un costal de cada grano que nunca disminuye ni se agota.En algunas noches de luna, sobre el árbol o casa colonial más vistosa, se ve posando al gran pájaro con alas de póop con una enorme bolsa, también de petate, listo para ir en busca de medicinas y alimento en los lugares que abunda, así asiste a su pueblo enfermo y hambriento.Es el único J Wáay del que no se habla nunca de cazarlo, a diferencia de otros J Waayo’ob; en ningún caso se oye que los colonizados se organicen para espiarle y darle muerte; la voz corre en el pueblo y en los pueblos cer-canos que existe un JWáay Póop en el pueblo, que es el J Meen y curandero. Cuando esto sucede y se vuelve un tema relevante, entonces el JWáay Póopasume que ha cumplido su misión; en uno de los amaneceres, su casa se en-cuentra vacía, sin rastros de plantas medicinales, ni alimentos.El póop es estera, símbolo de los gobernantes, significa el cielo de la Vía Láctea o sak bej, es de alto simbolismo en la civilización maya, es el primer mes del año del calendario; tiene cargas o energías de conocimiento, sig-nifica sabiduría, se traduce como sabio, como el tejido de las estrellas, es el mes del conocimiento para quienes nacen en sus días.Los compromisos entre las personas y familias mayas prehispánicas, hasta avanzada la Colonia, se firmaban cuando las partes tomaban un póopo petate, para sentarse frente a frente y acordar o amarrar la palabra, así se convierte en sagrada, porque está vertida sobre el póop y mirándose la cara de frente.El J Wáay Póop es el hombre alado, el hombre de petate, el curador del Xi’ba’albaj, el J Wáay que toma su carne del hombre maya, el guardián de los pájaros, el alma del gavilán; es quien recorre los pueblos de maíz para recordarnos a través de su práctica pedagógica entre los pueblos mayas que el egoísmo entre las familias y pueblos es una enfermedad muy pe-ligrosa que llegó con la evangelización y se hace llamar, hoy, capitalismo para que no lo entendamos; eso es lo que nos enferma, nos castiga con el hambre y con la falta de medicinas ante la enfermedad que él mismo crea, para llenar su panza de monedas y billetes con lo que se alimenta.En los últimos tiempos, en medio del hambre y las epidemias, algunos afirman haber visto en la noche un enorme pájaro posado sobre las casas coloniales. Yo sí les creo.Sueño: El sueño entre la comunidad maya es también una asignatura, es parte de los libros de texto gratuito que traen los Yuumtsil para aprender a leer el signo de los tiempos, náay le decimos cuando soñamos la alegría, la El J Wáay Póop es el hombre alado, el hombre de petate, el curador delXi’ba’albaj, el J Wáay que toma su carne del hombre maya, el guardián delos pájaros, el alma del gavilán
Resistencia del territorio maya frente al despojo18fiesta, la celebración, la salud, la convivencia, las flores, la vida abundante de cosechas en la milpa, el revoloteo de los pájaros y el baile del venado en-tre otras imágenes que nos despiertan con la sonrisa en los labios y el co-razón acariciando una realidad fugaz que invita a la reflexión y se apunta como contenido del programa educativo en la familia.Waayak’ es como le decimos a los sueños que nos resultan dolorosos, ésos que nos enfrentan con la violencia, el ataque de un víbora, la caída dentro de un pozo, ver un ahorcamiento, alguien nadando en un cenote y se ahoga, la persecución de una vaca para atacar a un niño, el derrumbe de una casa, el rito de las lechuzas sobre nuestra casa, la prolongada enfer-medad de un familiar, la danza de los zopilotes, la pérdida de la cosecha por el huracán o las langostas, la destrucción del monte donde habitan nues-tros abuelos más primeros y muchos otros que se presentan a veces en el sonambulismo, en el llanto, en la desesperación o en medio de un dolor de pecho al despertar.Esta palabra parece que tiene su raíz en wáay-áak’ab que sería el J Wáayde la noche, cierra el círculo que se ha formado entre el día y la noche, entre la luz y la oscuridad, entre lo bello y lo feo, entre la salud y la enfermedad, entre el cuerpo y el piixan. En algunas comunidades mayas hasta hace cin-cuenta años, era costumbre dejar por lo menos un día a la semana para la reflexión de los sueños en la familia; los intérpretes por excelencia son los abuelos que escuchan atentamente cada detalle de lo que los nietos e hijos han soñado durante los días señalados. Ellos dicen que los sueños son un tipo de vehículo o método que usan nuestros Yuumtsil para hablarnos, para formarnos; dicen que como estos Yuumtsil forman las mazorcas de la milpa con mucho cuidado y con gran arte en sus manos, y aunque estemos ahí to-dos los días no nos damos cuenta cómo pega en la planta la mazorca y nacen sus emblanquecidos cabellos contrastando con el vestido verde que cubre su tierna intimidad, así nos forman como mujeres y hombres de maíz, que el polen de la espiga que alimenta la mazorca que ha nacido es semejante a los sueños que polinizan la vida de los niños y jóvenes que deben madurar como mazorcas bien logradas en la milpa que es la comunidad. Sólo así se-remos personas con pensamientos sanos, sólo así nuestro óol encontrará en el tooj que necesita para su equilibrio, los hijos de la comunidad polinizada por el náay y el waayak’ podrán mirar con ojos lectores no sólo en la luz sino también en la oscuridad de los problemas, de la enfermedad, de la injusticia, de la violencia y hasta alcanzar la muerte que todos procuran, esa que lle-va el sello de la dignidad. Morir hundido en la vergüenza no es algo que se procura, quien muere así no es mujer ni hombre de maíz, no fue polinizado
Resistencia del territorio maya frente al despojo19por los sueños, no se formó en esa comunidad que se llama milpa sino en un monocultivo industrial que se llama transgénico, por eso niega su identidad, presume prosperidad extraña, seca a todas las plantitas que salen en su en-torno, atenta contra las abejas y produce tumores en la comunidad. El náayy el waayak’ son palabra antigua, son huellas de nuestros Yuum, es la música para el oído maya pero también el laberinto o satunsat que le da forma a la mirada, al sentido común, y sobre todo a construir la paz comunitaria.Fue en ese espacio que llamamos Teología India iniciada en la diócesis de San Cristóbal de las Casas bajo el obispado del Ta t i c don Samuel Ruíz en 1991 donde redescubrí y me reencontré con la comunitarización de la reflexión de los sueños. Este encuentro que se realiza hasta el día de hoy en el mes de noviembre sea en Chiapas o en Yucatán, está habilitado por mujeres y hombres de comunidades mayas de los estados del Sureste mexicano que profesan la fe católica, protestante y la originaria. Es un es-pacio ecuménico donde se realiza una celebración de cinco días durante la primera o segunda semana de dicho mes en alguno de los estados del país que participan en el proceso.Las comunidades realizan cada mes en sus regiones o estados, reuniones para acordar y proponer al espacio general (el encuentro anual) el tema y pro-grama a reflexionar. Llegada la fecha para este evento se construye un altar con flores, frutos, semillas, mazorcas, hojas, velas, tortillas y otros elementos de la naturaleza para que en torno a este singular altar se desarrolle un pro-grama de cantos, música, baile, oraciones, reflexiones, meditaciones, obras de teatro, lecturas, exposiciones, celebraciones litúrgicas, ritos, compartición de ritos, alimentos, bebidas y otros elementos indígenas u originarias.Mención especial para esta ocasión es el tema del sueño, la última no-che del evento intensivo es para levantar en el morral lo que cada uno y una ha soñado, durante el día será el tema a compartir e interpretar, ha sido tan provechoso porque muchas veces llegan nuestros abuelos más antiguos desde el Xi’ba’albaj a traernos consejos, los pájaros nos hablan, Yuumtsiljunto con su comunidad de espíritus, el Alux, el J Wáay, el Báalam, la X Táabay, y muchos otros y otras traen generosamente regalos como ramos de flores coloridas para compartir y renovar los compromisos, fortalecer la identidad y animar la vida comunitaria del pueblo maya.Soñar no es para la comunidad maya un azar, es más bien un ejerci-cio, es un propósito, pero sobre todo un encuentro con el otro mundo o el mundo muy otro, es la fuente de energía que sostiene nuestro caminar maya, nuestra mirada maya, nuestro conocimiento de Yuumtsil, nuestro cordón umbilical con el lugar de la luz y el lugar de la oscuridad, es cuando
Resistencia del territorio maya frente al despojo20logramos superar las limitaciones de la lengua para fortalecer el lenguaje que nos permite comunicarnos con la ceiba, con el viento, con la lluvia, con la tierra, con el monte, con el gavilán y con nuestros muertos.Soñar es crear posibilidades de comunitariedad, es reafirmar valores, es mejorar el discernimiento, es recordar y renovar compromisos con la tierra, con el maíz, con el agua, con el viento, con la lluvia, con las flores, con nues-tros abuelos que nos visitan en el llamado día de los finados, con el J Wáay, con X Táab y nuestros hermanos y hermanas que habitan la oscuridad de la noche y la luz del día. Así le damos continuidad a nuestros saberes, a nues-tras creencias, a nuestros pasos y miradas como pueblo maya.Muchos hombres y mujeres de nuestras comunidades han dejado de soñar, su cordón umbilical con el mundo de nuestros abuelos que habi-tan la luz y la oscuridad del Xi’ba’albaj está roto, entonces no les llegan los mensajes, no se fortalece su saber, poco a poco se seca su raíz, no buscan la interculturalidad sino integrarse a las formas dominantes del sistema occidental que califica a la naturaleza como un simple recurso y al humano también, así que hay recursos naturales y recursos humanos, por eso ren-tan o venden sus tierras y venden sus manos, su fuerza y sus ojos; ya no ven a sus abuelos en el agua, ni en la tierra, ni en el maíz, ni la ceiba; pero hay algunas y algunos que aún soñamos y miramos una comunidad cele-brando con cantos de poesía maya donde el J Wáay encabeza a su comuni-dad. Lamentablemente ahora estamos en una noche de waayak’ que a día de hoy no logramos despertar ni amanecer, se llaman partidos políticos, como es de notar a partir de su nombre empieza la desgracia.La política partidista en las comunidades mayas de la Península de Yuca-tán es como un hacha para los árboles, es arma tan eficaz para el derrumbe de la vida comunitaria, los meses de las campañas políticas han sido los más letales para las familias que son tierra fértil para la simulada confron-tación entre los partidos políticos que introducen palabras desconocidas, como democracia en las comunidades en su mayoría monolingües, prin-cipalmente las mujeres. La mayoría de los adultos no saben leer ni escribir, entienden un castellano muy básico que les sirve para resolver sus acti-vidades productivas cuando salen a la cabecera municipal a vender sus productos como el chile u otros que cosechan de su milpa.Hace algunos años, antes de que la televisión llegara a las comunidades a ser el médico, el maestro y el líder de la familia, alguna estación de radio llegaba tímidamente a los hogares. La gente desconoce lo que significa la palabra política, aunque también algunos académicos tienen a veces este Muchos hombres y mujeres de nuestras comunidades han dejado desoñar, su cordón umbilical con el mundo de nuestros abuelos que habitanla luz y la oscuridad del Xi’ba’albaj está roto…
Resistencia del territorio maya frente al despojo21problema, pero bueno, las mujeres y hombres de la milpa están tan aleja-dos de estos conceptos que usan los políticos profesionales para marear-los, controlarlos y enfrentarlos entre si.Expresiones como alternancia, coerción, legislación, ciudadanía, civilidad, compromiso democrático, censos políticos, padrón electoral, ánfora, urna, ca-silla contigua, corporativismo, cultura de la legalidad, democracia directa, de-mocracia representativa, derechos humanos, derechos sociales, sector social, desobediencia civil, discernimiento político, disenso político, esfera pública, Estado de derecho, institucionalidad, legitimidad política, opinión pública,
Resistencia del territorio maya frente al despojo22opinión publicada, razón de Estado, reciprocidad, soberanía popular, toleran-cia y vigilancia ciudadana entre otras, forman parte del arsenal de los líderes partidistas que llegan a la comunidad a pescar con esta red tan bien tejida para atrapar al banco de peces que se llama comunidad indígena.Por eso tanto los de derecha como de “izquierda”, que son también pala-bras ajenas a la comunidad, usan términos que denigran a la gente, le llaman masa, casi biomasa, para referirse a niños, mujeres, ancianos que responden a sus convocatorias para desparramar con presunción esta lista de palabras que tampoco ellos entienden bien muchas veces pero que saben usarlas para la manipulación de la gente que atraen para sacarles el voto.En la mayoría de las comunidades, la única palabra que más ha calado y que repiten sin cesar es apoyo, se la han aprendido de memoria; cualquier líder político partidista o no partidista que llegue a la comunidad le pre-guntan si trae apoyos para las personas del pueblo, esta actitud de la gente es resultado de una constante siembra de dependencia, de corporativismo, de capital político, de mentiras, de colonización, de corrupción, de dogma-tización de los líderes de los partidos políticos que buscan cada tres años un escaño en la función pública, sea como presidente municipal, diputado local, diputado federal, senador, gobernador y presidente de la república.Lo cierto es que sobre la comunidad está tendida la sábana de la oscu-ridad que se puede nombrar como desinformación, manipulación, abuso, mentira, división, egoísmo, individualismo, consumismo y muchos otros ismos que preparan esta “masa” para tomar el territorio por asalto y con-vertirlo en su campo desarrollista a través de sus megaproyectos que le llaman “riviera maya y tren maya” entre otros.El gran saldo de la actividad de todos los partidos políticos en las comu-nidades mayas de la Península de Yucatán es la vulnerabilidad de estos pue-blos. Cuando llegamos a los poblados vemos cerros de basura en las entradas de la calle principal, plásticos de bebidas azucaradas, envases de agroquími-cos, chatarras de artículos electrodomésticos, niños y jóvenes que ya no ha-blan la lengua maya, cazadores de apoyos que emboscan a los politiquillos de las cabeceras municipales que llegan a hacer campañas, asambleas ejidales que presionan a una mayoría para buscar compradores de tierras, jóvenes que rompieron su cordón umbilical con la milpa y se van como migrantes de mano de obra barata en las zonas turísticas, espíritus derrotados y resigna-dos a esperar la despensa que han solicitado por siniestros en la milpa que ya no hacen, el pago de Procampo, el pago por ser adulto mayor, el pago de jóvenes de destruyendo el futuro y algunos que militan en el programa que sólo tiene de interesante el nombre, sembrando vida… cizañosa.Así nos forman como mujeres y hombres de maíz, el polen de la espiga que alimenta la mazorca que ha nacido es semejante a los sueños que polinizan la vida de los niños y jóvenes que deben madurarcomo mazorcas bien logradas en la milpa que es la comunidad
Resistencia del territorio maya frente al despojo23Son comunidades que abandonan la milpa, la medicina maya, la lengua maya, la memoria de los abuelos, la celebración de los primeros frutos de la milpa, las tortillas a mano, el fogón de la abuela y sobre todo el amor a la tierra que dejó de ser para ellos una madre para convertirse en un recur-so económico a ceder por unos centavos a las empresas desarrollistas que han logrado integrar al indio a la civilización del consumismo conspicuo, al clientelismo político, a la mano de obra barata en los restaurantes y ho-teles construidos en torno a las zonas arqueológicas, cenotes, lagunas que en otros tiempos fueron propiedad comunal de abuelos que hoy les ofrecen sobre el altar coca cola y pizza en el día de los muertos.Hablarde comunidad el día de hoy es exotismo, hablar de pueblo maya hoy es cuando se visita el gran museo del mundo maya en la ciudad blanca meridana que exhibe mayas muertos en la carne y otros de espíritu que ad-ministran los espacios marginales de ese elefante blanco; hablar de lengua maya hoy es dirigirse al elitista instituto estatal de la lengua maya, hablar de celebraciones mayas hoy es encaminarse a Xcaret para presenciar una boda maya que de maya tiene lo mismo que el tren del despojo y la riviera extranjera en tierra que ha sido maya, hablar de cocina maya es un restau-rante meridano llamado la chaya maya para extranjeros capitalistas. Esto es lo que han dejado los partidos políticos en muchas comunidades.Las coyunturas de campañas políticas de los partidos que se disputan el poder municipal, estatal y nacional le dan una dinámica temporal a las comu-nidades indígenas, pintan las escasas bardas, las derruidas paredes del dis-pensario médico que nunca se atendió por la autoridad saliente que el nuevo candidato viene a prometer su reconstrucción, que ahora sí lo haría si votan por él como lo dijo el que ahora está de salida, llegan despensas, celebran el día del niño, el día del maestro aunque la comunidad no tenga maestros y celebran hasta el día de la madre aunque los candidatos tampoco tengan una de verdad.El J Wáay que había venido a alertar a la comunidad maya, a despertar la memoria, a hablarles en la lengua originaria de nuevo, fue emboscado, espiado para abrir fuego de grueso calibre sobre su corazón y con mancho-nes de su sangre emprendió la huida, fue pintando de rojo la vereda como se hicieron los antiguos códices al encontrar su camino, por ahí encontró a la X Táabay que salía de la ceiba embarazada para visitar a la comunidad. La oscuridad de la clandestinidad y los grafitos que dejaron en las murallas derrumbadas los ha orientado para reencontrar ahora el antiguo sak bej,llegan con algunos textos que llaman ik’ilt’aan o poesía, llegan con algunos jóvenes a proponer el antiguo balts’am de la jícara rota, la X Táabay hace talleres sobre la cultura maya con niños que liberan un óol que llega de Yuum Iik’ que muestra su vitalidad en el último huracán.Las comunidades mayas y el sistema jurídico occidental son tan ajenos y extraños como para una mujer de Kisteil estar hospedada en un hotel de cinco estrellas en la playa Copacabana en Río de Janeiro que sale en traje de baño moderno de dos piezas que usan las modelos brasileñas. Lo más grave de la cuestión es que el encuentro o encontronazo entre el sistema jurídico y las comunidades mayas no es opcional, es irremediable, es inevitable, esa realidad las busca, las persigue y las acosa por más alejadas que estén de su cabecera municipal.Para empezar, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexica-nos es tan ajena a los ojos y más a los sentimientos de las comunidades, no les genera ni curiosidad, no es la sagrada biblia, no se emocionan ni les produce ni si quiera una sonrisa en sus labios como cuando ven una mazorca verde recién bajada de la planta de maíz, la primera mazorca que bajan de la milpa nueva la tocan con cariño, la acarician, miran con mucha atención sus diferentes tonos verdes y su cabellera, les agita el corazón y se la comparten al Yuumtsil del viento, del monte y de la lluvia, pero la
Resistencia del territorio maya frente al despojo25Constitución quizá les sirva para encender su candela para calentar desde temprano sus tortillas para el desayuno.Así que les da igual si es ley suprema, ley federal, ley reglamentaria, o tratado internacional, su fogón lo consume por igual sin remordimien-to. Lo que sí saben es que cuando la comunidad se reúne por medio de su asamblea y toma un acuerdo es lo que comparten en su relación familiar y social. Por eso para muchas personas y familias en las comunidades fir-mar algunos papeles o ponerle la huella no es algo tan importante en su vida diaria, quizá sea para adquirir un apoyo.La enajenación sobre el marco jurídico mexicano de las comunidades indígenas de la Península de Yucatán responde a muchas situaciones. Pri-mero, el pueblo maya tiene consciente o inconscientemente sus sistemas normativos que regulan su vida familiar y social en su comunidad; segundo, la mayoría no sabe leer ni escribir; tercero, no habla castellano o más bien, el español que habla es tan básico que le sirve sólo para comunicarse con la gente de su cabecera municipal cuando sale a hacer sus diligencias de com-pra o venta de sus productos que cosecha o trabaja en su comunidad. Luego las instituciones que intervienen en su caminar nunca han respondido a las necesidades reales de la gente sino más bien los han usado y abusado para los fines particulares de dichas personas, grupos o instituciones como las iglesias, las escuelas, los partidos políticos, el Consejo Electoral del Estado, el Instituto Nacional Electoral, la Comisión Nacional de los Derechos Huma-nos, la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Yucatán, las organiza-ciones no gubernamentales conocidas mejor como ONG, entre otras. Lo más que han logrado tener muy claro a día de hoy en este ámbito jurídico es que deben tener siempre bien resguardado y al mismo tiempo a la mano, cuatro documentos, a saber, la credencial de elector, el CURP, el comprobante domiciliario y el acta de nacimiento; es lo que les han pedido por todos y todas las que llegan al pueblo, ya sea que se presenten como “promotor” de la salud, como el nuevo profesor que viene a cubrir al ante-rior que llegaba una o dos veces por semana a impartir clases en español solamente cuando la mayoría de los niños hablan maya, el representante del partido político que viene a ofrecer apoyos, el director de cultura que viene a traer un balón y hace que le firmen veinte, más todo un conjunto de accesorios deportivos, el policía que viene de parte del Ayuntamiento a investigar un robo etcétera. Lo cierto es que para estos casos saben muy bien que deben tener listos estos cuatro documentos.Aquí vale la anécdota, hace algunos años en una comunidad del poniente de Bacalar llegamos con un compañero de entuertos a impartir un taller sobre El J Wáay que había venido a alertar a la comunidad maya, a despertar la memoria, a hablarles en la lengua originaria de nuevo, fue emboscado…
Resistencia del territorio maya frente al despojo26derechos indígenas que promovía un compa de lucha que recién se había ins-talado en esas tierras; oscureciendo llegamos a dicha comunidad y una cam-pana sonaba ferviente no sobre alguna iglesia sino en la casa ejidal. Después del repique escuchamos que por un altavoz se anunciaba que los maestros que impartirán el taller sobre derechos indígenas han llegado, que por favor se es-pera la asistencia de la comunidad a esta actividad a las ocho de la mañana del día siguiente. Estábamos tan emocionados con esta notable bienvenida que pocas veces habíamos presenciado. Antes de la hora convenida, la casa ejidal estaba repleta de gente y nosotros asombrados de felicidad por el po-der de convocatoria en tanto otras y otros pobladores seguían llegando, pero nos llamó la atención que todas y todos traían una carpeta bien cuidada y nos pusimos más contentos porque intuimos que era para que tomaran apuntes, pues no; al empezar el taller y dijimos en maya a lo que hemos venido, una señora se levantó y dijo: “yo pensé que trajeron apoyos como los que siempre vienen, me levanté temprano para ordenar mi CURP, mi acta, mi comprobante domiciliario y mi copia de credencial”, dicho esto se encaminó en la puerta y se regresó a su casa, en poco más de cinco minutos la casa ejidal ya estaba vacía. Esto es lo que han hecho las instituciones a nuestras comunidades con-tagiadas ferozmente con dependencia, corporativismo, manipulación y cero justicia desde la perspectiva del derecho.Las comunidades mayas no sólo desconocen los códigos como el penal, o el electoral, sino la misma Ley Agraria, el artículo dos y el 27 constitu-cional sin que estén conscientes de la importancia que podría tener para reclamar el cumplimiento y respeto a sus derechos colectivos. Este vacío de información a la que se suma la desinformación que vienen de todos los aparatos ideológicos del Estado dejan en completa vulnerabilidad a los pueblos que caminan sobre un tesoro codiciado por empresarios depreda-dores de la naturaleza en complicidad con las instituciones del Estado que tienen por deber proteger el medio ambiente, la tierra, el agua, la flora y la fauna, pero nada de esto sucede a pesar de la ley, con la ley y sobre la ley.Los contratos de usufructo que traen ya elaborados los representantes para leer en las asambleas ejidales convocadas para escuchar maravillosas ofertas que mejorarían su vida y la de sus familias, están redactadas en cas-tellano por abogados especializados en temas agrarios, empresariales y en asesorar megaproyectos en diferentes partes del país y del mundo. Después dan lectura, donde nunca se entiende nada, fragmentos como éste:“El propietario otorga en usufructo a el usufructuario, la superficie descrita en la declaración del presente contrato, siendo que el usufructuario lo recibe exclusivamente para uso y goce temporal, según se requiera, para el desarrollo Dejan en completa vulnerabilidad a los pueblos que caminan sobre un tesoro codiciado por empresarios depredadores de la naturaleza en complicidad con las instituciones del Estado…
Resistencia del territorio maya frente al despojo27y posterior construcción, puesta en marcha, operación y mantenimiento de proyectos eólicos. Dichos proyectos estarán compuestos, de manera enuncia-tiva más no limitativa de aerogeneradores, cimentaciones, casas de máquinas, cables, conductores subterráneos, tendidos de cables eléctricos, subestaciones, caminos, zanjas, plataformas, instalación de torres de anemometría, líneas de alta tensión, así como la línea de evacuación de la energía generada desde la subestación hacia el punto de interconexión designado por CFE. La vigencia del presente contrato, será de 30 años, según lo establecido en el artículo 45 de la ley agraria vigente, la cual podrá ser prorrogada sin necesidad que exis-ta consentimiento alguno para su prórroga de acuerdo en la establecido en el artículo mencionado; siempre y cuando exista el debido cumplimiento en las obligaciones adquiridas por el usufructuario, derivada de la construcción y operación de los proyectos.” (Contrato del núcleo ejidal de Suma, Yucatán).Entonces se le anuncia a las personas en lengua coloquial y a veces hasta en maya que la empresa interesada en rentar la tierra les dará em-pleos en su propia tierra en la que sembrarán árboles frutales y otros cul-tivos que van a beneficiar a la comunidad. Además remozarán la escuela, pondrán nueva pintura a las paredes del dispensario médico y durante la
Resistencia del territorio maya frente al despojo28construcción del proyecto eólico (palabra desconocida por la comunidad) les convidarán los domingos con comida como la cochinita, muy popular en los pueblos. Esto último es lo que se entiende y se aprueba en la asam-blea con las manos en alto en tanto el visitador agrario tiene el día más feliz de su vida al entregar buenas cuentas a la empresa y a sus representantes. Como se puede notar, se usa por los emisarios de la empresa y el gobier-no una lengua totalmente ajena a personas de la comunidad que en estricto sentido son monolingües en maya, quienes cansados, por sus años y por las crisis tanto física como moralmente, aceptan que por fin les ha llegado la mejor oportunidad para que pasen el resto de sus días con un ingreso económico seguro, entregando una tierra que les han hecho creer ociosa y que al ofrecerla a las empresas sería como una ofrenda para que el mundo no siga siendo contaminado por el uso de energía contaminante y que de-ben sentirse orgullosos de contribuir a atenuar el cambio climático.Algunas palabras relacionadas directamente con los temas jurídicos que circulan en el lenguaje de los mercenarios de la invasión del territorio son las siguientes: apelación, interés legítimo, jurisprudencia, tesis, regulación, ór-ganos de representación, acreedor, agravantes, allanamiento, apremio, ami-cus curiae, arancel, arbitraje, atestado, cosa juzgada, avenencia, careo, carga, descarga, cautelar, agravantes, atenuantes, cohecho, curatela, consignado, consuetudinario, delito culposo, delito doloso, desistimiento, diligencias preliminares, efecto retroactivo, emplazamiento, extemporáneo, extrajudi-cial entre los que florean el lenguaje de los abogados.Debajo de este manto extraño de palabras ajenas para muchos ciudada-nos que no están relacionados directamente con un contexto jurídico, se lle-van a cabo reuniones entre los abogados representantes de las empresas y los ejidatarios de las comunidades, cualquier persona capaz de usar el senti-do común se puede percatar de este gran impacto o choque, más bien el lati-gazo de un rayo, en el que sucede un avasallamiento que finalmente aplasta a los campesinos como la gravilla de un tramo carretero en reparación sobre el que pasa una maquinaria pesada velozmente para aplanarlo. Así sucede entre estas dos partes involucradas en este hecho que consiste en la “ne-gociación” por las tierras ejidales de los núcleos de la Península de Yucatán.Las desventajas de los campesinos son visibles a leguas de distancia. La mayoría de ellos son personas mayores de cincuenta años casi mono-lingües de la lengua maya, no saben o saben muy poco leer y escribir, es-cuchan palabras jurídicas que jamás en su vida han escuchado, miran al visitador agrario a quien le tienen confianza y lo ven sonriente de alegría complaciente con la “oferta” de la empresa, entonces ellos se entregan en El latigazo de un rayo, un avasallamiento que busca aplastar a los campesinos como la gravilla de un tramo carretero en reparaciónsobre el que pasa una veloz maquinaria pesada para aplanarlo
Resistencia del territorio maya frente al despojo29las manos del invasor sin el mayor esfuerzo de esta filosa espada que les atraviesa el corazón como lo hacen los diestros taurinos con sus toros de corrida a modo.Así se consuma el despojo sin bajas del lado invasor, con la ley en la mano, con la ley como testigo, con la ley invocada, con la complacencia del
Resistencia del territorio maya frente al despojo30representante de la ley, con el peso de la ley, con la ceguera de la ley, con la espada de la ley. La falta de cultura jurídica no es un déficit solamente de los pueblos indígenas, es una asignatura pendiente del grueso de la sociedad, es una realidad imposible de ignorar sin que nos cobre una factura muy cara; a los ejidatarios mayas de la Península de Yucatán les está costando la tierra, el agua, las plantas medicinales, las semillas, los animales para la cacería, las piedras, la memoria, la dignidad, la vergüenza, la muerte por hambre de sus hijos y nietos, en síntesis su territorio, este territorio, nuestro territorio.De la Asamblea de Defensores del Territorio MayaMúuch’ Xíinbal. “La tierra no se vende ni se renta, No a los partidos políticos.” Con estas dos consignas fundamentales nace la Asamblea Múuch’ Xíinbal el 13 de enero de 2018. Este colectivo de mayas que somos, nos reunimos en la ciudad de Mérida, la de los blancos; habíamos salido de por lo menos veinticinco comunidades de la Península Maya de Yucatán en busca de la palabra her-mana, de la palabra maya, de la palabra de maíz, de esa palabra que sopla
Resistencia del territorio maya frente al despojo31el viento, pero no de cualquier viento, ése que conocemos por nuestras abuelas y abuelos que llamamos Yuum Iik’.Ya estábamos cansados y cansadas de la palabra falsa, de ésas que nos leen y están encarceladas en papeles con firmas y sellos que tampoco en-tendemos, dicen que es por la legalidad; al principio creímos que eran co-sas buenas para nosotros, luego nos dimos cuenta que los usan para qui-tarnos nuestras tierras, nuestras aguas y destruir la casa de los animales que viven libres en los montes. Vimos que en vez de maíz siembran con grandes maquinarias una planta extraña para nosotros que llaman soya en cientos de hectáreas que luego fumigan con avionetas. Pronto nos dimos cuenta que el sol comienza a calentarse más por falta de sombra de los ár-boles, las plantas medicinales se mueren y desaparecen por el líquido con que las fumigan, los animales ya no llegan a tomar agua en los cenotes y aguadas, los pájaros huyeron lejos donde encontraron árboles y nuestras abejas se murieron de una pandemia llamada RoMonsanto.De esta palabra estaba lleno nuestro morral cuando salimos de nuestras comunidades para venir a la Asamblea que luego llamaríamos Múuch’ Xíin-bal, no sabíamos que nacería y menos sabíamos que se llamaría de esa ma-nera, lo que sí sabíamos es que habían otros y otras que también salían de sus comunidades para llegar a poner sobre un petate la palabra que traen en su morral y la jícara de agua que traen en su calabazo para compartirlo como de por sí hacemos con nuestro alimento y con nuestros dolores.Habíamos visto de lejos en medio de una densa oscuridad una débil luz de una velita (muchos grupos formales le llaman convocatoria) encendida por tres hermanos en el áaktun del Arux, él dice que no está seguro que sea vela, él cree que es un sáastun; el caso es que desde ese espacio familiar junto con otros hermanos y hermanas apareció esta pequeña luz y segui-mos su recorrido hasta el día y año ya mencionados, las dos comadronas estaban muy atentas porque su experiencia les hizo mirar que la ceiba es-taba embarazada y siguieron permanentemente su dilatación, de un lado de la hamaca señalada para el alumbramiento estaba Articulación Yucatán y del otro lado estaba la Red de Resistencia y Rebeldía Jo’. Las palabras fue-ron puestas sobre el petate con un poco de agua, lo demás lo hicieron los Yuumtsilo’ob, como grandes artesanos y artesanas desde el origen para dar origen, Yuum Iik’ puso el aliento, Yuum Cháakllenó la jícara de agua, Yuum K’áax puso el Maíz, Ixch’el trajo flores tejidas con colores y X Táab trajo el mecapal. Así nació ese-esa niño-niña que lleva por nombre Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal. Somos mayas y no mayas, somos mujeres y hombres, somos niñas y niños, somos abuelas y abuelos, La comunidad se dividió y en poco tiempo vimos cómo las maquinarias destruían nuestra selva y se convertían en grandes plantíos de esa yerba que llaman soya
Resistencia del territorio maya frente al despojo32somos campesinas y campesinos, somos ejidatarios y no ejidatarios, so-mos estudiantes y profesores, somos obreros y desempleados, somos po-cos y muchos, pero sobre todo somos maíz, somos tierra, somos agua, so-mos pájaro, somos venado, somos gavilán, somos jaguar.Ante la primera persona que compartió las entrañas de su morral, fuimos testigos de cómo fue sacando las palabras de dolor para ponerlas frente a nuestros ojos mientras las dejaba caer una por una sobre el petate. Nos dijo entre otras cosas que en su comunidad llegaron unos hombres blancos, altos vestidos de overol conocidos como menonitas a pedir 1,500 hectáreas de tierra para sembrar como nosotros sembramos pero que además nos darían empleo en los cultivos que harían. La asamblea ejidal no le resolvió nada en esa ocasión pero pasando los meses nos enteramos que estaban apoyados por el gobierno y el comisario ejidal ya estaba haciendo acuerdo con ellos porque el visitador agrario dijo que estaría muy bien y que los menonitas pagan muy bien el precio de la tierra. La asamblea ejidal entró en un con-flicto y muchos querían dinero y los pocos que no queríamos nos insultaron y amenazaron con golpearnos si no damos nuestra conformidad. La comu-nidad se dividió y en poco tiempo vimos cómo las maquinarias destruían nuestra selva y se convertían en grandes plantíos de esa yerba que llaman soya, más tarde supimos que no es sólo soya, o sea no es natural, le llaman soya transgénica, eso lo hacen para que dé mucho fruto, también nos ente-ramos que es para la crianza de cerdos y la extracción de aceite, pero noso-tros no criamos cerdos en grandes cantidades ni tenemos fábrica de aceites, entonces nos dijeron que el gobierno con las grandes empresas son los que compran con seguridad la cosecha todos los años y si es abundante es me-jor para ellos. Cuando corrieron los primeros años vimos que en esa zona desaparecieron los animales y los pájaros, no podíamos ir a cazar porque ya no había animales, luego vimos a muchos hombres con motores fumi-gadores que impactaban a nuestras abejas que se morían a montones, así mismo vimos cómo rellenaban aguadas y cenotes o cuevas que son los que naturalmente absorben el agua cuando llueve mucho y llegan los huracanes evitando las inundaciones. Vimos también que los menonitas no son ami-gables, procuran evitarnos, sus casas las construyen con materiales dife-rentes a las de nosotros y desperdician toda la madera, guano y bejuco que cortan. Las apilan dentro de su desmonte y los queman. Delante de nuestros ojos vimos cómo nuestra madre tierra se llena de dolor, su piel chorrea san-gre como un árbol de chico zapote chicleado, sus pies quemados como los de nuestros Chilam Báalam por el fuego invasor, sus manos mutiladas como los esclavizados recolectores de oro en las minas bajo el control del extraño,
Resistencia del territorio maya frente al despojo33sus ojos perdidos como los ciegos, sus labios secos como los que nunca les ha llegado el amor y su corazón apenas palpitando como las últimas horas de un convaleciente. Así está nuestra madre tierra a día de hoy y los jóvenes comienzan a acelerar sus pasos para abandonarla, se encaminan a ese lugar donde dice la televisión que la vida es un paraíso: le llaman la Riviera Maya, no sabemos por qué le llaman así. Hay muchos lugares que ofertan diversión y trabajo en los hoteles, en los restaurantes y en las playas como Cancún, Xcaret, Playa del Carmen, Isla Mujeres y Cozumel. Nuestras comunidades están olvidando poco a poco la vida de nuestras abuelas y abuelos, el rito del Ch’a’acháak pocos lo celebran a día de hoy, el jets’ lu’um pocos lo recuerdan, el jéets méek’ también se está borrando de la memoria y de la práctica de los más jóvenes; cuando regresan a la comunidad ya no hablan la lengua maya, presumen su mal español y dicen que hasta inglés ya hablan, esto sucede mucho porque al perder nuestra tierra y territorio se va borrando también esta manera de vivir, en cambio se ha incrementado la violencia en nuestras comunidades, como las peleas con arma punzocortante o de fuego; el robo, la desaparición de las señoritas, la prostitución, la venta y consumo de dro-gas, el aterrizaje de avionetas llenas de cocaína, los conflictos familiares, el abandono de los ancianos y ancianas, el abandono de niños por sus padres, la violencia contra la mujer, en fin, así se está transformando nuestra comu-nidad a raíz de la pérdida de la tierra, la asamblea ejidal ya no representa el corazón y el pensamiento de la comunidad y los integrantes son señalados como los traidores del pueblo por vender la tierra.Así concluyó el primer hermano que desparramó su morral sobre el pe-tate comunitario de esta reunión fundante, esta reunión de origen sin ser origen, de esta junta de corazón palpitante por el dolor de la madre tierra; en tanto el momento estaba como la primera palabra del Popol Vuj que nos cuenta sobre el origen; cuando todo estaba en calma, en silencio, en reposo, apacible, tranquilo, en sosiego, solo el corazón se movía como el agua que responde al paso de la brisa.Antes de que el segundo morral se abriera se escuchó levemente el paso de Yuum Iik’ que nos hizo suspirar a todos, como que nos devolvió la vida, en tanto el petate recibía las primeras palabras que se colocaban cuidado-samente sobre él para que todas y todos las pudieran observar; eran como pequeños postes con alas pintadas de rojo sembradas con profundidad en el estómago de la madre tierra. El compa que expuso la carga de su morral, decía que en su comunidad llegó una persona que se dijo representante de una empresa que quiere ayudar a la comunidad a mejorar sus condiciones económicas de vida creando empleos en la misma tierra en la que habitan
Resistencia del territorio maya frente al despojo34y trabajan los ejidatarios de la comunidad. El proyecto consiste en sembrar árboles frutales como el limón, la naranja y la estevia, los mismos habitantes serían los trabajadores y les pagarían un buen salario, se haría mediante un contrato de usufructo con dicha empresa que muestra buena voluntad a través de una mochila de dinero que ha enviado para que los campesinos se lo repartieran en este mismo momento con la única condición de que firmen que estaban recibiendo esa ayuda, que no les compromete a nada más que a de-jar constancia de la buena voluntad de la empresa de mejorar la vida económica de los dueños de las tierras que hasta ahora han permanecido ociosas pero que se podrían aprovechar mejor.La mayoría de los presentes en la asamblea ejidal lanzaron incrédulos sus ojos desesperados sobre la mochila para percatarse si en verdad estaba llena de billetes, y sí, efectivamente estaba llena de billetes. Sin que mediara reflexión al respecto pidieron a gritos que se repartiera inmediatamente el contenido de esa bolsa empresarial para poner a prueba la buena voluntad de la empresa; forma-dos en fila como se les indicó, desde los más viejos hasta los más jóvenes, depositaban su firma o su huella (para el caso de los que no saben escribir) en unas hojas en blanco ante la desbordada generosidad de la empresa, con-firmada en el rostro sonriente de su representante; pero al parecer ésta fue la única fiesta que trajo sonrisas, las demás que siguieron fueron choques de acusaciones, injurias, amenazas, abusos y confrontaciones entre ejida-tarios, entre ejidatarios contra la empresa, entre familias y hasta entre los niños que compartían aula escolar que estaban enterados de las confronta-ciones de los papás por el problema de la tierra.Fue cuando llegó la noticia en la comunidad que aquellas hojas blancas que firmaron se habían convertido en un contrato de usufructo de dos mil hectáreas de tierra por treinta años más diez, prorrogables hasta por dos veces más por el mismo tiempo sin la necesidad de la anuencia de los eji-datarios, que estarían cobrando como núcleo ejidal la generosa cantidad de setenta centavos la hectárea por día, que todo los recursos materiales de ese terreno quedó bajo la disposición de la empresa para ser explota-da, que de los recursos que se mencionan en dicho contrato solamente son enunciativas mas no limitativas, que este polígono se usará para la
Resistencia del territorio maya frente al despojo35construcción de un parque eólico, que el dueño de la tierra no podrá ingre-sar al área sin el consentimiento de la empresa, de lo contrario puede ser expulsado hasta con arma de fuego y si surgiera alguna inconformidad, renuncia a su derecho a interponer su denuncia en el Estado de Yucatán pero que podría hacerlo en la ciudad de México donde se ubica la oficina de la empresa, entre otras cláusulas del contrato.Con las lágrimas recogidas en la palma de las manos para humedecer esas palabras expuestas sobre el petate concluyó nuestro compañero di-ciendo: los postes de los aerogeneradores son de doscientos metros de altura, sus aspas miden entre sesenta y ochenta metros, escarban hasta diez metros a quince de profundidad para rellenar con cemento para fijar el poste y esto corta el canal natural del agua, los pájaros y los murciélagos caen abatidos por las aspas como hemos caído como pueblo maya abatidos debajo de esos postes.Todas y todos se percataron que recogían sin pañuelo sus lágrimas en medio de un tormentoso silencio como de por sí pasa en el momento de un parto. Luego nos dimos cuenta, antes de reacomodar nuestro corazón que había salido a la calle, que el tercer morral se estaba abriendo…
Pedro Uc es, con mucho, uno de los más importantes intelectuales indígenas en México. Maya, nacido en la comunidad de Buctzotz, Yucatán, es, simultáneamente, poeta, educador, teólogo, traductor de la Biblia y organizador popular. Ha ganado tres premios de poe-sía y uno de narrativa.Pedro ha recorrido la mayoría de las comunidades de la región. Las conoce de primera mano, de arriba abajo. Pedro es mayahablan-te, descubrió el pensamiento filosófico que hay en la lengua maya. Cayó en cuenta de la enorme riqueza que posee.Pedro se comprometió en la defensa de la tierra y el territorio. La ofensiva modernizadora en la región, auspiciada por los gobier-nos, caminó de la mano de la devastación y el despojo provocados por parques eólicos fotovoltaicos, granjas porcícolas y el turismo “verde”. La construcción del Tren Maya es, según el poeta, conti-nuación del asalto contra las tierras y los territorios indígenas. Luis Hernández Navarro https://www.jornada.com.mx/2020/06/23/opinion/018a1pol