El autor colabora con el Consejo Permanente del Pueblo Awajún en el diseño de acciones de incidencia, es coordinador del Área Social y de Promoción de Derechos Humanos del Servicio Agropecuario para la Investigación y Promoción Económica (SAIPE), coopera con la Escuela de Formación de Jóvenes Líderes Awajún y Wampís y participa en el proceso de construcción de un Gobierno Territorial Autónomo para la población y el territorio aguaruna: “Estamos en proceso de construcción del Gobierno Territorial Autónomo, un sistema de gobernanza dentro del Estado peruano que nos permita tomar decisiones como pueblo y entablar conversaciones de entendimiento y diálogo con el Gobierno nacional”.
Más de 1.300 km y 22 horas de carretera separan Lima de Santa María de Nieva, la capital de la provincia de Condorcanqui en el departamento de Amazonas del Perú. Puede que un poco más en tiempos de pandemia. Al otro lado de la pantalla, aparece Santiago Jesús Manuin Mayán, un joven awajún de 29 años, sentado en una estancia de estilo amazónico elaborada con material forestal.
Es hijo de Santiago Manuin Valera, renombrado líder y activista indígena que falleció de covid19 el pasado 1 de julio, durante el primer embate de la enfermedad. Santiago Jesús tiene muchos hermanos y hermanas, pero no todos han seguido los pasos de su padre en la defensa de los derechos humanos y el territorio amazónico. “Después de perder a mi padre, pensé que no podía seguir aislado y nostálgico, tenía que trabajar. Mi padre era un personaje importante en la sociedad y siempre se preocupó y se entregó mucho por el pueblo, así que yo no podía abandonar al pueblo que tanto amó mi padre y el territorio que defendió hasta el final de sus días”, así es como se expresa Manuin con respecto al legado de su progenitor.
Decenas de awajún se sumaron a las iniciativas desplegadas por las organizaciones y poblaciones locales para luchar contra la primera ola del covid19 ante la incapacidad de la red pública de salud para asistir a todos los afectados, dada la escasez de medicamentos, personal e instalaciones sanitarias. Llegaron a las comunidades con alimentos, medicinas y otros recursos de utilidad para prestar apoyo a los miles de indígenas, de hermanos y hermanas, que se contagiaron. Y es que la población aguaruna es uno de los grupos nativos más numerosos de la Amazonía y también ha destacado entre los que registraron mayores índices de contagio.
En la actualidad, el segundo embate del coronavirus parece menos devastador que su precedente, pero las organizaciones indígenas y muchos dirigentes son conscientes de la necesidad de ejercer acciones de sensibilización y apoyo en un momento marcado por las promesas de la vacuna y la amenaza de posibles rebrotes.
Por su parte, el joven Santiago comparte dicha lectura y se haya involucrado en diversas actividades destinadas a concienciar a la población awajún y wampís de la importancia de cumplir las normas de prevención prescritas por las instituciones sanitarias y sobre la seguridad de los programas de vacunación. Además, colabora con el Consejo Permanente del Pueblo Awajún en el diseño de acciones de incidencia, es coordinador del Área Social y de Promoción de Derechos Humanos del Servicio Agropecuario para la Investigación y Promoción Económica (SAIPE), coopera con la Escuela de Formación de Jóvenes Líderes Awajún y Wampís y participa en el proceso de construcción de un Gobierno Territorial Autónomo para la población y el territorio aguaruna.
¿Cómo está impactando la segunda ola de la pandemia del COVID19 en territorio awajún?
La segunda ola no ha golpeado muy fuerte, hay personas en tratamiento pero no es la magnitud de la primera ola. De hecho, la dinámica es casi normal, el comercio llega a Santa María de Nieva y la situación no es especialmente grave.
¿Cómo se está comportando la población ante este nuevo embate?
La gente de las comunidades no toman en cuenta los peligros de esta segunda ola y no están utilizando adecuadamente las mascarillas, el lavado de manos, etc. Además, la vacuna ha llegado a Santa María de Nieva y hay sectores que la rechazan por haber recibido información tergiversada. Estas historias están asustando a las comunidades y, por eso, el distrito de El Cenepa se pronunció para decir que no recibirán la vacuna en ese sector de Río.
Felizmente, instituciones como SAIPE y el Consejo Permanente Awajún se han articulado con las redes de salud de las municipalidades para ver cómo intervenir y sensibilizar a la población. Es necesario acudir a las comunidades y desmentir los discursos negacionistas y antivacuna.
¿Cuánto tardará en llegar la vacuna a las comunidades?
La población está en fase 2. Primero están los médicos, los militares y otros grupos de primera línea.
Entonces, tenéis la fase 1 como margen para convencer a las comunidades de que acepten la vacuna, ¿no?
Sí, estamos organizando eventos y reuniones en los diferentes sectores de Río.
Durante la primera ola del coronavirus, el pueblo Awajún registró la mayor cantidad de contagios por covid19 entre las comunidades nativas del Amazonas: se superaron en agosto los cinco mil casos documentados. ¿Por qué los awajún han sido especialmente vulnerables a la pandemia?
Muchos de los jóvenes awajún y wampis habían emigrado de la provincia de Condorcanqui a las diferentes ciudades para buscar empleo. Así que, cuando el Gobierno decretó el confinamiento, los jóvenes dejaron de trabajar y no pudieron aguantar sin ningún tipo de ingreso. Estamos hablando de más de tres mil indígenas awajún y wampís en las diversas ciudades del país. Muchos cumplieron los protocolos de traslado pero otros caminaron desde las diversas ciudades durante siete u ocho días hasta ingresar en el territorio, llegaron al bosque y se dispersaron para llegar a sus comunidades.
Otro momento de contagio masivo se dio cuando el Gobierno otorgó bonos a las familias de extrema vulnerabilidad y durante el cobro de pensiones y otras prestaciones sociales. Es por eso que la población se concentró en las zonas urbanas donde se entregaron estos bonos. Una vez cobraron los bonos y compraron medicinas y alimentos, regresaron a sus comunidades con coronavirus e iniciaron los contagios.
Tenemos hermanos que han fallecido dentro del hospital y no se han podido recuperar sus cuerpos. Entonces, las comunidades han decidido quedarse en sus casas y tratarse con plantas medicinales y medicamentos
El tercer factor de contagio es la falta de hospitales y puestos de salud. La provincia cuenta con tres distritos, 322 comunidades nativas (entre awajún y wampís) y, aproximadamente, con 85.000 habitantes, pero hay un solo hospital en todo el territorio, cuya extensión es de 30.000 km2, el resto son puestos de salud. Además, este hospital no estaba equipado con personal médico suficiente, ni medicamentos, ni camas de urgencias habilitadas, ni máquinas de oxígeno.
Tenemos hermanos que han fallecido dentro del hospital y no se han podido recuperar sus cuerpos. Entonces, las comunidades han decidido quedarse en sus casas y tratarse con plantas medicinales y medicamentos farmacéuticos. Felizmente, la gran mayoría se han recuperado: el 95% de la población awajún y wampís infectada se ha curado e inmunizado o es asintomática.
El Estado ha sido un factor de contagio al enviar a los territorios amazónicos a personal sanitario sin la preparación y el equipo necesario para prevenir la propagación del virus. ¿Cuál es tu opinión sobre la acción de Estado peruano en la Amazonía (Plan de intervención del Ministerio de Salud para comunidades indígenas y centros poblados rurales de la Amazonía peruana frente a la emergencia del covid19) durante la crisis del coronavirus?
Después de los primeros 116 días de cuarentena, el Gobierno recién lanzó lineamientos de intervención en las comunidades indígenas, cuando ya había fallecidos y muchas personas contagiadas, y entregó medicamentos de manera puntual.
No estamos en contra de las ayudas del gobierno para las comunidades, pero sí cuestionamos su forma de intervención porque, efectivamente, el Estado ha sido un factor de contagio masivo de la población. Diversas organizaciones de la sociedad civil hemos presentado una queja ante la Defensoría del Pueblo porque los Ministerios de Desarrollo e Inclusión Social, a través de los que se han transferido los fondos de los bonos rurales y pensiones, no aplicaron las medidas de bioseguridad para evitar aglomeraciones en las ciudades. Todo eso no se ha controlado y nuestra queja pretende que el Gobierno tenga más cuidado en próximas intervenciones y trabajen por sectores para mantener a la población dispersa.
Imagino que la experiencia de la primera ola estuvo llena de lecciones. ¿Qué habéis aprendido y qué estáis haciendo ahora que no hacíais antes?
Iniciamos proyectos en alianza con diversos organismos para implementar nuestros propios puestos de salud y nuestro propio hospital. Hicimos una campaña solidaria para conseguir una planta de oxígeno para Santa María de Nieva y la provincia de Condorcanqui, recaudando más de 400.000 soles. Ahora hay dos plantas de oxígeno, una gracias al apoyo del pueblo y otros colaboradores nacionales e internacionales, y otra más financiada por el Gobierno Regional de Amazonas. El hospital de la capital cuenta con suficiente oxígeno medicinal e incluso apoya a otros hospitales de la costa.
En la primera ola, las acciones destinadas a prevenir y controlar la pandemia fueron planificadas por las instituciones públicas del Estado, por funcionarios que no conocen el territorio, la dinámica social y la cultura del pueblo awajún
En la primera ola, las acciones destinadas a prevenir y controlar la pandemia fueron planificadas por las instituciones públicas del Estado, por funcionarios que no conocen el territorio, la dinámica social y la cultura del pueblo awajún. Es difícil diseñar una política de intervención sin tener en cuenta estos parámetros, por eso muchas estrategias han fracasado.
Por otra parte, las organizaciones no han hecho la incidencia suficiente para visualizar el contexto social del territorio y la precariedad de las instalaciones del sector salud. Durante la primera ola, estuvieron divididas pero, actualmente, se están articulando y están trabajando para visibilizar lo que no tenemos y participar en la toma de decisiones. Es importante la coordinación con instituciones nacionales y regionales para implementar políticas con enfoques interculturales, sobre todo en salud y educación.
¿Dirías que en esta ocasión sí que hay una respuesta por parte de las instituciones en este sentido que mencionas?
Hay deficiencias en las mecánicas de las instituciones públicas a la hora de incorporar a los colectivos indígenas, pero al menos han asumido la necesidad de trabajar en coordinación con las organizaciones.
¿Qué acciones destacadas se han llevado a cabo desde las organizaciones locales?
El protagonista de un caso emblemático de acción es ODECOFROC, una organización local e indígena de Cenepa que ha iniciado las actividades del SAMU (Servicio de Atención Móvil de Urgencia) indígena, un equipo de sanitarios que han visitado las comunidades y familias para tratar a los enfermos con medicamentos recibidos de diferentes entidades, principalmente, ONGs que se han solidarizado y organizado para el suministro de alimentos y medicinas. También hemos buscado la forma de conseguir fármacos para abastecer los puestos de salud de las comunidades.
Además, al ver que las familias con personas enfermas estaban confinadas y no podían ir al centro del poblado para hacer compras o al bosque para cazar algo, nos organizamos para suministrar alimentos a las familias más vulnerables. La pandemia ha visibilizado la situación de la Amazonía, ha permitido el aprendizaje y la reflexión. No queremos que el Estado actúe como le parezca, sino que se siente con nosotros a diseñar un modelo que se adapte a la realidad territorial y sociocultural de nuestro pueblo.
¿Cómo surgió y se organizó el SAMU indígena?
La Organización de Desarrollo de las Comunidades Fronterizas del Cenepa (ODECOFROC) es una organización muy antigua. Siempre han desarrollado programas de salud y educación intercultural, de agricultura local, entre otros. Y dado que los protocolos del Gobierno no eran compatibles con la realidad de nuestro pueblo, diseñaron otras maneras a partir de los modelos elaborados por el gobierno para llevar protección sanitaria y medicamentos a las comunidades. Ha sido una iniciativa de las propias organizaciones indígenas pues, como te digo, las entidades públicas de salud no ingresaban a las comunidades ni hacían un seguimiento de las personas enfermas con covid19. Entonces los hermanos indígenas han dicho: “Si dejamos que este trabajo lo haga el sistema de salud, nuestros hermanos van a morir”. Estos grupos están conformados por sanitarios indígenas conocedores de las plantas medicinales, conocedores de toda una sabiduría ancestral.
¿Y las iniciativas como el SAMU indígena? ¿Están preparadas para actuar ante nuevos embates?
Si realmente vamos a implementar una política intercultural, es necesario reconocer a estos SAMU indígenas y planificar la intervención conjuntamente, con ellos. Hasta la fecha, los de ODECOFROC siguen con la actividad del SAMU indígena para poder intervenir en las comunidades más lejanas, su labor es importante.
¿En qué consiste el proyecto de gobierno autónomo awajún y para qué se concibió (territorio, sanidad, educación, medio ambiente, cultura, comunicación, etc.)? ¿Qué papel hubiera cumplido dicha institución en los tiempos que corren?
Estamos en proceso de construcción del Gobierno Territorial Autónomo, un sistema de gobernanza dentro del Estado peruano que nos permita tomar decisiones como pueblo y entablar conversaciones de entendimiento y diálogo con el Gobierno nacional. A través de este sistema, queremos ejercer nuestro derecho consuetudinario a la libre determinación y plantear al Gobierno nuestro modelo de desarrollo en el marco de la educación intercultural, el control territorial y, especialmente, de la transmisión cultural, para no perder nuestra lengua y nuestras costumbres.
En un momento como éste, es fundamental aplicar enfoques de salud intercultural, es decir, compatibilizar la intervención del Estado en el territorio con el reconocimiento de los saberes ancestrales del pueblo awajún
En un momento como éste, es fundamental aplicar enfoques de salud intercultural, es decir, compatibilizar la intervención del Estado en el territorio con el reconocimiento de los saberes ancestrales del pueblo awajún. Al fin y al cabo, estamos saliendo de esta crisis con la ayuda de las plantas y la sabiduría de nuestros ancestros. Si el Perú busca ser un país pluricultural y pluriétnico, es importante que comience por reconocer la autonomía de los pueblos indígenas, una obligación que figura en la Constitución y en los Tratados Internacionales firmados por el Estado.
En 2020, con casi diez meses de pandemia, se registraron mayores índices de deforestación que en los años anteriores. Actividades como el narcotráfico o la tala y minería ilegal se han intensificado como consecuencia de emergencia suscitada por la pandemia y la incapacidad del Estado de actuar sobre los territorios más inaccesibles. ¿Cómo se ha vivido el aumento de las actividades ilegales de gran impacto ambiental y social en Condorcanqui?
La deforestación en nuestra región, en territorio awajún y wampís, es muy fuerte y no es debida principalmente a la tala de madera (que no deja de crecer de manera indiscriminada), sino al incremento de suelo destinado a la siembra de coca. El 90% de la deforestación podría estar asociada al negocio de la droga. Y como se paralizaron las actividades comerciales durante la pandemia, nadie ha delatado la extensión del narcotráfico y el cultivo de coca.
En varias oportunidades, hemos denunciado desde SAIPE o desde el Consejo Permanente este peligro para que el Estado pueda tomar acciones al respecto. Sin embargo, la pandemia ha sido una gran ventaja para los narcotraficantes, que han ampliado su dominio. Es más, varias autoridades de la provincia de Condorcanqui están presuntamente involucradas en este negocio.
Por otra parte, la minería ilegal está presente ahorita mismo en todos los sectores de la provincia. He participado en reuniones con ODECAM (Organización de Desarrollo Económico de las Comunidades Aguarunas del Marañón) para evaluar un informe sobre la presencia de minería ilegal en las riberas del Marañón que afecta las parcelas de algunas comunidades donde se practica la agricultura familiar con cultivos diversificados.
La presencia del narcotráfico está vinculada al aumento de la trata de personas y de la violencia. ¿Cómo se viven esos efectos en la provincia de Condorcanqui?
Sí, trata de menores, violaciones, alcoholismo, drogadicción… Todo está relacionado con el negocio de la coca. Es una situación desastrosa y esperamos encontrar mecanismos pertinentes que nos ayuden a resolver el problema sin asumir consecuencias irreversibles.
¿Qué diría Santiago Manuin en un momento como éste? ¿Qué dijo al respecto de la pandemia antes de morir?
Mi papá me habló en varias ocasiones, me dijo: “Hijo, no tengo miedo a la muerte, me iré en cualquier momento, lo sé y no tengo miedo, estoy preparado. Pero ustedes tienen que estar preparados para enfrentar la realidad que les va a tocar vivir”. Es lamentable decir que si el Estado hubiera construido más hospitales en nuestro territorio, quizás el destino de mi padre hubiera sido otro. Los que quedamos seguimos trabajando, incidiendo y buscando recursos para poder dotar a nuestro territorio de todos los servicios necesarios.
Un joven de la escuela de líderes de Río Santiago llamó a la radio mientras se retransmitía la ceremonia de mi padre y dijo: “Me siento triste pero, sobre todo, orgulloso de haber asistido a las clases de Santiago Manuin Valera en la escuela de líderes. Santiago Manuin murió, se fue, pero quedamos cientos de Santiago Manuin con las mismas convicciones, con las mismas ganas de luchar para obtener la libertad”. Mi papá siempre nos acompaña y descansa en el territorio que defendió hasta el final de sus días.