Las respuestas agresivas de los defensores de los progresismos reclamando el apoyo a Arauz como la única salida consecuente, adoptan una posición pontifical de condena a los traidores, ignorantes, dogmáticos, académicos: “Arriesgaría dos hipótesis ante la pregunta de por qué las izquierdas no apoyan a Andrés Arauz: 1ª) Porque se vendieron al imperialismo o porque éste las ha comprado. (…) 2º) Porque son ignorantes y fanáticos.” (Atilio Borón, los subrayados son de él).
Vea el artículo de los firmantes y la respuesta a los ataques pontificiales de la izquierda capitalista.
La Carta del 1° de abril de 2021 ¿Por qué las Izquierdas de Ecuador no apoyamos a Andrés Arauz? ha desatado un debate en la Sociedad de Economía Política Latinoamericana (SEPLA).
Empecemos por la forma: las respuestas agresivas de los defensores de los progresismos reclamando el apoyo a Arauz como la única salida consecuente, adoptan una posición pontifical de condena a los traidores, ignorantes, dogmáticos, académicos: “Arriesgaría dos hipótesis ante la pregunta de por qué las izquierdas no apoyan a Andrés Arauz: 1ª) Porque se vendieron al imperialismo o porque éste las ha comprado. (…) 2º) Porque son ignorantes y fanáticos.” (Atilio Borón, los subrayados son de él)
Y piden que se excluya de la SEPLA a esas “personas que abusan de esta lista, para enviar mensajes políticos partidarios y además, como en este caso, reaccionarios (autoatribuyéndose ni más ni menos se autoatribuye que la portavocía de “las izquierdas”). SEPLA “tiene, y es su primer valor, una posición inequívoca de combate frontal contra el imperialismo. Por el socialismo, sin apellidos. (…) y así evitar su degeneración provocada por su colonización por intereses espurios a los de la Sociedad.” (Xabier Arrizabalo)
Se han presentado también voces que reclaman la apertura a un debate fundamentado y respetuoso: “No le temamos a la lucha ideológica, es vital. La dialéctica es eso, contraponer. La SEPLA no se creó para imponer una posición monolítica, no hay una verdad revelada y eterna, ni un Papa que tenga el veredicto final indiscutible. No se puede debatir descalificando se debe aportar argumentos.” (Rubén Elías Dutra) “Dejemos de lado los insultos y las agresiones, debatamos con razones y argumentos. Demostremos que si podemos hacerlo de forma franca y respetuosa.” (Alberto Acosta) Dice Gerardo Díaz, “espero que la discusión transite por caminos fraternales y no se recurra al vergonzoso recurso de decir que el insulto fue hecho con todo respeto.”
El debate de fondo es el binarismo que desconoce cualquier ruta alternativa y desemboca en el llamado a la estrategia del mal menor. Atilio Borón le dice a Alberto Acosta: “Tienes dos opciones, sólo dos: o colaboras con el triunfo de Arauz, por poco o nada que te guste; o colaboras con el candidato del imperio, que sé que te repugna, pero la realidad política es lo que es y no lo que tú o yo quisiéramos que fuera. Es muy dura y a veces muy desagradable. Ergo, cuando te niegas a apoyar a Arauz, objetivamente estás apoyando al candidato del imperio. Y esa es una forma de alentar candidaturas de derecha, aunque no quieras hacerlo; pero lo haces.” (Los subrayados son del original)
Curiosamente, muchos partidarios de Guillermo Lasso acusan a Pachakutik, la CONAIE y los defensores del voto nulo, de estar apoyando objetivamente el retorno del correísmo. En este caso, con algo más de información empírica se puede constatar que las zonas indígenas, serranas y de voto tradicional del centroizquierda, votaron masivamente por Guillermo Lasso en la segunda vuelta de 2017. Si la fuerza política que obtuvo el mayor apoyo en la primera vuelta en esas mismas zonas (Pachakutik, la CONAIE y sus aliados), llama a votar nulo y tiene seguidores, es más probable que el voto por Guillermo Lasso sea el más afectado.
Lo que las izquierdas continentales deben preguntarse es ¿por qué el correísmo generó tantas resistencias y anticuerpos entre las poblaciones más pobres que han votado tradicionalmente por el centroizquierda y la izquierda, las más organizadas, precisamente aquellas zonas donde la rebelión de octubre de 2019 tuvo más fuerza? ¿No analizaron que las zonas de mayor votación a favor de Andrés Arauz, las de la Costa, fueron las menos activas en el levantamiento popular más poderoso de los últimos años?
En síntesis, el tema central es: ¿Cuál es el carácter del progresismo?, con una segunda pregunta: ¿Es posible y existe una “tercera vía”, como se plantea el Movimiento Pachakutik en Ecuador? Ese es el planteamiento central de la Carta que debiera ser tratado: “Lo que en realidad está detrás del llamado a la independencia política y el voto nulo, es que hoy, por primera vez en los cuarenta años de democracia representativa liberal, tenemos la posibilidad cierta de construir un polo alternativo que enfrente las crisis económica, sanitaria, cultural y social, que estamos atravesando. El voto nulo no es una posición abstencionista, refleja un hecho fundamental: constituimos una fuerza que representa los intereses de las y los ecuatorianos. Nos preparamos con la fuerza y autonomía de la organización social, para enfrentar al adversario que venga, vestido del ropaje de la represión y división, o recostado sobre el egoísmo de banqueros y neoliberales.”
Hay dos líneas de razonamiento: la cuestión está resuelta para siempre, hay “dos opciones, sólo dos”. Las luchas concretas tienen que ajustarse al modelo. Queda el buen consejo de las etapas: “Trata de que gane Arauz y luego moviliza cuanta gente puedas en las calles y campos para impulsarlo a tomar las medidas radicales o revolucionarias que tú quieres,” dice Atilio. Nada de críticas y autocríticas, pues significa hacer el juego al imperialismo. No hay argumentos, sino afirmaciones supuestamente evidentes, aunque haya que alterar los hechos: “Esa “izquierda” que llama a votar Nulo mientras sus representantes votan por Lasso no sólo son oportunistas al servicio del imperialismo, sino también traidores a la historia de lucha y resistencia de la clase trabajadora y el pueblo indígena del Ecuador.” (Alhelí Cáceres). Desconoce el pronunciamiento orgánico de la CONAIE, el ECUARRUNARI, el FUT por el voto nulo y la resistencia; y repite el discurso del apoyo oculto a Lasso.
Pero, hay otras reflexiones sobre las experiencias concretas del progresismo en nuestra América. “Yo creo igual que tú, que el progresismo no es una opción anticapitalista y tampoco antiimperialista. En Uruguay ha sido todo lo contrario“. (Gerardo Díaz)
Luis Laferriere realiza un análisis del proceso de Argentina y muestra la continuidad y el fracaso del modelo desde los 90, con períodos de agudización de la crisis en 2007 y 2011, “todo esto con gobiernos ‘progresistas’ que garantizaron la continuidad del modelo neocolonial, extractivista y depredador, de saqueo y corrupción. (…) Es el gobierno justicialista actual, que sólo garantizó seguir con la caída de los salarios reales y de los haberes jubilatorios, el tratamiento favorable a las corporaciones de los sectores extractivistas depredadores, la precarización laboral multiplicada, y pagos de intereses y capital por deuda fraudulenta tomada por gobiernos anteriores.” Y concluye, “estoy convencido que los gobiernos ‘progres’ juegan un papel funcional a los modelos neocoloniales, extractivistas depredadores, de saqueo y corrupción, que vienen gestionando el Estado en distintos países de nuestra Abya yala durante lo que llevamos del siglo XXI. Junto a los gobiernos más crudamente declarados como neoliberales son los soportes esenciales del avance de esos modelos y de la contención de las luchas populares. Juegan ambos a dividir falsamente a las sociedades para desviar el eje de las cuestiones fundamentales, y nunca toman medidas que pongan en cuestión la dependencia y la entrega de nuestros bienes comunes, fieles cumplidores del pago de la deuda fraudulenta, impulsores de los agronegocios, la megaminería y fracking.“
La novedad en Ecuador es el poderío de una fuerza autónoma desde el acumulado histórico del movimiento indígena y de las organizaciones sociales, sobre todo de las mujeres, trabajadores y jóvenes, que se expresó en la insurrección de Octubre del 2019. Ese poder autónomo se mostró en el triunfo electoral del Movimiento Pachakutik y del candidato Yaku Pérez Guartambel. Se hizo evidente también en el avasallador triunfo de la Consulta de Cuenca por el Agua y la Vida, en la constitución de un Bloque Parlamentario con 27 Asambleístas.
La pandemia ha reforzado un imaginario en torno al sentido de la comunidad y el cuidado, el lado femenino de la vida. Hoy se expresa en una línea autónoma ante la oligarquía de Lasso-Nebot, y ante el progresismo conservador de Rafael Correa. Y que también se expresará en la resistencia y la movilización ante los ataques del próximo gobierno, sea cual sea. Esto es lo que produce “perplejidad” en compañeros, como Boaventura, y que ahora se trata de silenciar.
No es un camino fácil, está asediado por la ofensiva de los dos polos de poder, todavía habrá sectores del movimiento indígena y de los movimientos sociales que en la segunda vuelta se vayan con uno u otro candidato, con un voto más de rechazo y miedo a los fantasmas que por convicción. Pero, está abierto el camino, nos junta el Programa de la Minka por la Vida, levantado por el Parlamento de los Pueblos y enarbolado por Yaku Pérez y los candidatos de PACHAKUTIK.
El pronunciamiento por el voto nulo ha sido de todos los sectores sociales y políticos organizados, no solo del Movimiento Pachakutik. Están los pronunciamientos de las organizaciones históricas más representativas de esas izquierdas, la CONAIE, FUT, Parlamento de los Pueblos, Frente Popular, Partido Socialista, Unidad Popular. Eso es lo que reconoce la Carta de los Colectivos de Izquierda, no para asumir la representación, sino para tratar de encontrar el sentido profundo y las posibilidades que abren las luchas de nuestro pueblo y el pronunciamiento de las izquierdas (en plural) en nuestro país. Reconoce el voto nulo como una puerta de organización de una línea autónoma y de la resistencia ante el gobierno que proviene de un proceso viciado por sombra de fraudes e irregularidades.
No queremos generalizar, cada proceso tiene su camino; pero quizás este no es un fenómeno solo del Ecuador. Está presente también en otros países de nuestra América. A título de ejemplo, la presencia de Eva Copa y del propio David Choquehuanca en Bolivia abre estos interrogantes. En Brasil, no todo se reduce al retorno de Lula, sino que también están presentes las búsquedas del PSOL y de otras organizaciones de izquierda. Reconocemos los aportes políticos del zapatismo para ir más allá de los límites del Estado. Está emergiendo un nuevo espacio para superar el binarismo que ha dominado la escena política en las últimas décadas, entre diversas variantes de un progresismo conservador que ha tratado de ser la representación de las izquierdas, y el neoliberalismo oligárquico. Se trata de la emergencia de una “tercera vía”, el kimsañan.
Aceptamos un debate respetuoso y fundamentado. Reconocemos, como señala Walter Benjamín, que el sujeto son las clases oprimidas cuando luchan por su liberación, con avances y retrocesos, certezas y dudas, pero con fe en el poder que viene desde desde abajo, por la izquierda y con la Pachamama.
La renovación de las izquierdas debe asumir la crítica y la autocrítica, cueste lo que cueste, para aprender, desaprender y reaprender de las experiencias recientes. Se mantienen conocidos desafíos y se suman nuevas urgencias. La izquierda latinoamericana debemos avanzar en alternativas al desarrollo, debe ser ecologista en tanto busca una convivencia armónica con la Naturaleza, y feminista para enfrentar el patriarcado, persistir en el compromiso socialista para remontar la inequidad social, y decolonial para superar el racismo, la exclusión y la marginación. Todo esto demanda siempre más democracia.
Quito, 7 de abril de 2021