bajo la autoría del Economista Andrés Rosero.
Ecuador Yoday
La Primera vuelta electoral terminó en un escandaloso fraude que excluyó a quien representó la posibilidad de una tercera opción, ni neoliberal ni populista. Es que esta “democracia” no admite la irrupción de los sectores populares. La candidatura de Yaku Pérez recogía la lucha de resistencia anti-neoliberal y antiautoritaria indígena y popular; el movimiento de Octubre de 2019 en los componentes disruptivos que podía contener; y quizá podría construir un programa democrático alternativo con elementos indígenas, comunitarios, feministas, ambientalistas, de los trabajadores, los campesinos y los sectores populares. Por primera vez la lucha social se tradujo en acumulado electoral, en Pachakutik incluso más allá de las presidenciales.
Pero el pacto oligárquico Nebot-Correa volvió a funcionar. Los finalistas del tongo fueron Andrés Arauz y Guillermo Lasso.
Guillermo Lasso representa la declarada persistencia del programa neoliberal proempresarial que con matices se aplicó desde los años 80 hasta la actualidad, incluso con fuertes continuidades durante la “revolución ciudadana” (pese a la retórica). Es el representante de la derecha oligárquica, es decir, del capital monopólico interno y transnacional (de EEUU y el FMI), y del conservadurismo social (miembro del Opus Dei). Las propuestas fundamentales son eliminar impuestos, libre comercio, privatizaciones (combustibles, salud,…), liberalización bancaria, cambiar el ingreso a las universidades, entre otras. Ha sido banquero y súper-ministro de Mahuad, esto es, cómplice del feriado y del salvataje
bancario (1999), especulador con CDRs (a costa de la pérdida social), aportante del primer Correa, apoyo de la política económica de Lenin Moreno y de la represión anti-popular.
Andrés Arauz, candidato impuesto a dedo por el caudillo (como antes Lenin Moreno), solo puede representar la búsqueda de impunidad y la lumpenacumulación del grupo emergente, esa neo-burguesía “progresista” y conservadora que pretende continuar su acumulación originaria de capital desde el poder político, que arrastra a sectores pequeño-burgueses arribistas a la caza de dinero y “oportunidades”, que encarama el interés de otros capitales imperialistas (China, Rusia, las trans-latinas como Odebrecht…) y monopólicos nacionales. Desde una visión tecnocrática, las propuestas giran en torno al desarrollismo, a una mayor intervención del Estado en la economía (olvidando el carácter de clase de esa institucionalidad), a la continuidad primario-exportadora, extractivista (como si 300 años no fueran suficientes). Hizo carrera de burócrata “dorado” en el gobierno anterior con súper-prebendas: funcionario del Banco Central, donde trabajó solo 2 de los 12 años siendo favorecido con licencias para altos cargos con mega-sueldos (un medio millón de ingresos) o para estudios, sin embargo negoció su renuncia obligatoria por 27.500 USD, casi 70 veces el Salario Básico (en medio de la pandemia). El apoyo de sectores oligárquicos (como Isidro Romero Carbo) confirma el carácter neo-derechista de la candidatura de Arauz. A su vez el apoyo del Presidente de la CONAIE es una expresión más del divisionismo en las organizaciones sociales que ha practicadoel correísmo.
Un posible triunfo de Arauz será la continuidad del gobierno de Correa, aquella“caricatura de revolución” que restauró la hegemonía burguesa y modernizó el capitalismo periférico, que tuvo en el capital monopólico y los bancos a los grandes ganadores, que concesionó el petróleo, la minería, las telefónicas, carreteras, puertos, aeropuertos, que atacó y privatizó la educación y la salud públicas, que recibió apoyos de capitales de dudoso origen, etc. En medio de alardes fascistoides y represivos en contra de los sectores populares y de oposición, extendiendo el miedo y restringiendo las libertades públicas.
Por todo lo dicho, en esta segunda vuelta electoral evidentemente el pueblo no tiene opción. Estamos entre el cáncer y el corona-virus, una vez más. Por lo que se impone anular el voto como forma de rechazo a la institucionalidad que expresa el interés de la clase dominante de forma excluyente y contra las prácticas corruptas y fraudulentas que la caracterizan.
Pero hacia adelante el pueblo debe construir una opción propia, con independencia y radicalidad. A partir de la oposición frente a quien resulte electo, con la legitimidad ganada en la resistencia, efectivamente debemos construir una opción que supere al neoliberalismo y al populismo. Una opción de los pueblos y nacionalidades, de las mujeres, de las diversidades, de los trabajadores, de los campesinos, de los sectores democráticos, del conjunto del campo popular. Una opción por un futuro diferente, por un país diferente, en el que todos/as/es quepamos con dignidad humana y soberanía colectiva.
¡¡¡VOTO NULO POR LA INDEPENDENCIA DEL BLOQUE POPULAR!!!
COLECTIVO DE TRABAJADORES