Faltan cuatro 4 días para que los contendientes suban al ring: en una esquina la partidocracia y el poder, y en la otra esquina el pueblo con la democracia y la abstención aprendiendo a administrar los barrios entre los vecinos.
Las elecciones de constituyentes, gobernadores, alcaldes y concejales del 15-16 de Mayo son la respuesta de la partidocracia al estallido social donde esperan zanjar el tema haciendo creer que es una pelea izquierda-derecha
Elecciones 15 y 16 de mayo. Contendores al ring: En una esquina las elecciones del poder, y en la otra esquina el pueblo
Faltan cuatro 4 días para que los contendientes suban al ring: en una esquina la partidocracia y el poder, y en la otra esquina el pueblo con la democracia y la abstención aprendiendo a administrar los barrios entre los vecinos.
Las elecciones de constituyentes, gobernadores, alcaldes y concejales del 15-16 de Mayo son la respuesta de la partidocracia al estallido social donde esperan zanjar el tema haciendo creer que es una pelea izquierda-derecha.
Los que votan no creen en la potencia, capacidades e iniciativas del pueblo y se someten al dominio de la partidocracia que administra las grandes empresas del capital que destruyen la madre tierra. Colocan allá arriba a sus “representantes” para que hagan la gerencia empresarial extractivista y los servicios que presta el estado que se dedica a evangelizar y concientizar que ese estado cumple y puede cumplir los derechos que ellos conceden al pueblo.
Miles de oportunistas e incautos van como constituyentes a una convención que redactará la “nueva constitución” que no tocará el tema de los aparatos del poder, pues toda constitución tiene dos partes principales la parte dogmática donde están los principios y derechos, y la parte orgánica, que es como se organiza el poder que va a decidir si aquel derecho se va a aplicar o no.
La “nueva” constitución incorporará nuevos derechos que harán las delicias de las izquierdas, pero al no tocar el poder ni sus órganos, hará las delicias de las derechas. O sea que las izquierdas serán dueñas de la sartén que pintarán de colores maravillosos, en tanto las derechas son las dueñas del mango de la sartén.
Esa es la alianza estatal de las izquierdas con las derechas que juntos conservadores, críticos y rebeldes administran donde entrarán las empresas destructivas y como someterán a la población para que se trague esas hostias del tamaño de una rueda de carreta.
Pero mientras se arreglan los bigotes allá arriba repartiéndose los regalos y coimas que llueven en lo alto y que financian los palos, lacrimógenas y balas que caen encima de los de abajo, acá en tierra, en los barrios, la gente escapa de los partidos que les capturan como arañas hambrientas, y ya ha comenzado a cambiar las cosas por su cuenta, entre vecinos, sin esperar que vengan con su dichosa constitución a dictarnos las “nuevas” reglas del juego del poder hacia los ciudadanos sometidos gracias a que unos cuantos van a sus elecciones y les dan el gas necesario para apalearnos.
Ya casi no hay barrio que no cuente con los inicios de la autogestión alimentaria en la forma de ollas comunes y huertas comunitarias. Ya son muchos los barrios que están convocando a los trabajadores de la salud a constituir una salud comunitaria, así como son muchos los barrios donde profesores y estudiantes se juntan para hacer una nueva educación.
O sea que el estallido no ha sido para que la partidocracia de la izquierda avance en sus planes de disputar el poder a la derecha y los planes de todos ellos de compartir y repartirse los cargos de los aparatos del poder, sino que ha servido para acrecentar la conciencia de que acá abajo ya no manda el poder y que ese poder estatal sobrevive porque algunos de nosotros están allá adentro o quieren entrar para bañarse en leche.
Aprendimos y estamos aprendiendo que ya no los necesitamos, que se traguen sus discursos y promesas, que ya esa fase de engaños y manipulaciones ha pasado y ahora le toca al pueblo que construye el cambio civilizatorio con sus propias manos y sin el aparato del estado, bastando que podamos administrar los barrios y comunas entre nosotros los propios vecinos, así la democracia entre vecinos puede sustituir el poder centralizado en los aparatos del estado.
Así el enfrentamiento electoral del 15 y 16 de mayo en realidad es entre poder y democracia. El poder se impone con mentiras y con la fuerza, la democracia se impone con el ejemplo de vida compartida en cada barrio.
Los que van a votar confunden democracia electoral formal con democracia vivida o democracia real. Nosotros no nos confundimos, por eso no votamos y no vamos a hacer esas filas electorales que dan sustento al poder centralizado. Somos la abstención, pero no vacía, sino llena de contenido de pueblo, llena de actos y cambios hechos en la democracia del barrio donde esperamos acabar con las malditas diferencias izquierda-derecha para reconstruir la gran familia del barrio, la comunidad.
Por eso no estamos en actitud pasiva, sino que estamos golpeando la mesa y diciendo claramente que basta de engaños, basta de explotación, basta de miseria, basta de divisionismo, Las elecciones nos dividen, la democracia del barrio nos une.
Haga de su parte, comparta este texto o haga el suyo y que corra la avalancha de quienes no creemos en la partidocracia ni en el poder y queremo llaman solamente a salir a la calle, en cambio otros que van creciendo llaman y organizan con los vecinos la autogestión y administración propia del barrio.
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