No es muy alentador el mundo dónde hemos nacido pero hay otro mundo en la barriga de este mundo, esperando; y es un mundo diferente y de aparición difícil, no es fácil que nazca, pero sí es seguro que está latiendo en este mundo que es. Hay otro mundo que puede ser, latiendo en este mundo que es, yo lo reconozco en estas manifestaciones espontáneas, la de Plaza Cataluña, la del Sol, de Madrid.
VIVIR VALE LA PENA
Eduardo Galeano
Del libro Indignados
Ya estuve en Sol, y aquí veo, reencuentro, la misma energía de dignidad y el mismo entusiasmo. Entusiasmo es una vitamina E, E de entusiasmo, que viene de una palabrita griega que se las trae, que significa tener a los dioses adentro. Y a mí, cada vez que en-cuentro que los dioses están adentro de una persona, o de muchas, o de cosas, o de la naturaleza, o de las montañas, o de los ríos, bueno, pues yo digo: esto es lo que me espera para convencerme de que vivir vale la pena.Estoy muy contento de estar acá, como estuve antes en Sol, porque esto es el testimonio de que vivir vale la pena, que vivir está mucho, pero mucho más allá de las pequeñeces, de la realidad política, de si se gana o se pierde, y de la realidad personal también, de que puedes ganar o perder en tu vida; eso importa poco en relación con ese otro mundo que te espera, ese otro mundo posible que está en la barriga de éste, que es un mundo más bien infame. No es muy alentador el mundo dónde hemos nacido pero hay otro mundo en la barriga de este mundo, esperando; y es un mundo diferente y de aparición difícil, no es fácil que nazca, pero sí es seguro que está latiendo en este mundo que es. Hay otro mundo que puede ser, latiendo en este mundo que es, yo lo reconozco en estas indignados_final3C.indd 1919/10/12 13:06
20manifestaciones espontáneas, la de Plaza Cataluña, la del Sol, de Madrid, son las que pude acompañar, afortunadamente. Sé que hay muchas más y que son ese testimonio.Algunos me preguntan, bueno ¿qué va a pasar? y después ¿qué será de esto? Y yo simplemente contesto lo que nace de mi propia experiencia, y digo, bueno, nada, no sé qué va a pasar, y tampoco me importa mucho lo que va a pasar; me importa lo que está pasando, me importa el tiempo que es y lo que ese tiempo que es anuncia sobre otro posible tiempo que será; pero qué es lo que será al final, no sé. Es como si yo me preguntara cada vez, cuando me enamoro, cuando vivo una experiencia de amor a fondo, de a de veras, cuando siento que vivo y no me importa morir en ese momen-to mágico del amor, cuando ocurre, y yo digo, bueno, nada, el amor es como esto, es infinito mientras dura y lo importante es que sea infinito mientras dura. No hay que plantearse todo como si uno tuviera el balance de un banco: haber, debe, haber, balance, saldo. Qué es lo que esperan. Probabilidades. Vamos a consultar a las niñas todopoderosas, a las chicas todopoderosas, a esa que se llama Standard & Poor’s, que, además, tiene un nombre muy elocuente, porque significa Promedio o Pobreza; a ver, qué dice la Promedio o Pobreza, qué nos espera. ¿Y a mí qué mierda me importa lo que esperan? Esos tecnócratas de cuarta que son unos ignorantes, que no saben un carajo de nada y que sólo cobran unos sueldos inmensos y que, en cada crisis que ellos desatan, terminan aumentando su fortuna, porque son finalmente recompensados por esas hazañas que consisten en haber arruinado el mun-do. Ése es un mundo al revés, que recompensa a sus arruinadores en lugar de castigarlos; ni un sólo preso hay de Wall Street, de los banqueros que promovieron y provocaron esta crisis del planeta entero; ni un sólo preso y, en cambio, hay miles de presos por haber consumido marihuana o por haber robado una gallina. Es el mundo al revés, es un mundo de mierda, pero no es el único mundo posible y cada vez que yo me asomo a estas concen-traciones lindísimas de gente joven, pienso, no, hay otro mundo que nos espera, ese otro mundo.Este mundo de mierda está embarazado de otro y son los jóvenes los que lo llevan adelante, esos jóvenes despreciados por las elecciones regidas por el interés de los partidos políticos donde los jóvenes no votan. Yo vengo indignados_final3C.indd 2019/10/12 13:06
21ahora de América del Sur, los jóvenes chilenos no votaron en Chile, no vota-ron porque no creen en la democracia que les ofrecen. Y ahora, ¿cuántos jóve-nes no votaron en España?, ni sé cuántos; no han sido contados, pero dentro de esos 10 millones de españoles que no votaron debe de haber unos cuan-tos jóvenes que no lo hicieron por qué no creen en la democracia que les ofre-cen, no en esta democracia manipulada, en este nombre secuestrado por los banqueros, por los políticos mentirosos, por los artistas de circo que ofrecen una pirueta diferente cada día.Había un viejo político en el Uruguay, murió hace muchos años, que no era revolucionario ni nada, se llamaba Herrera, el viejo Herrera, era un político del sistema pero era un hombre que conocía de la vida más que muchos otros y que cuando le ofrecían un candidato a diputado en las lis-tas del Partido Nacional, le decían “qué le parece si ponemos para senador a fulanito”, él decía “no, no, porque ese es un redondo”. Él llamaba redondos a los que quedan redondos de tanto darse vuelta; es la verdad, en la realidad política actual hay una inmensa cantidad de redondos, que quedan redon-dos de tanto darse vueltas. ¿Los jóvenes tienen la culpa de no querer a los redondos?, o son los redondos los que tienen la culpa de que los jóvenes no crean en ellos. Por eso me gusta estar acá charlando, como si nada, porque eso es lo mío, charlar como si nada. Si me hubieras dicho que iba a charlar para ofrecer mi visión del destino de la humanidad, te hubiera dicho que no. A mí lo que me gusta es charlar como si nada, conversar con mis iguales, que son iguales a mi, porque somos todos iguales en la lucha por una vida diferente; y ojalá que eso siga vivo, porque si no ¿para qué más voy a vivir si no es porque creo en algo mejor que lo mío? ¿Qué es lo que me espera?Yo no tengo que transmitir ningún mensaje, para nada, no. No soy un gran sabio ni nada. Yo no quiero ser un intelectual, cuando me dicen “un distinguido intelectual”, digo: no, yo no soy un intelectual, los inte-lectuales son los que divorcian la cabeza del cuerpo, yo no quiero ser una cabeza que rueda por los caminos. Yo soy una persona, soy una cabeza, un cuerpo, un sexo, una barriga, un todo, pero no un intelectual; abominables personajes, ya lo decía Goya, “la razón genera monstruos”. Cuidado con los que solamente razonan, cuidado. Hay que razonar y sentir y cuando la razón se divorcia del corazón, te convidó para el temblor…, porque esos indignados_final3C.indd 2119/10/12 13:06
22personajes pueden conducirte al fin de la existencia humana en el planeta. No, yo no creo en eso, yo creo en esa fusión contradictoria, difícil pero necesaria, entre lo que se siente y lo que se piensa, y cuando aparece uno que solamente siente pero no piensa, digo “este es un cursi”; y cuando veo que hay uno que solamente piensa pero no siente, digo “hay qué horror, este es un intelectual”; que espantosa cosa, una cabeza que rueda. Yo no quiero ser una cabeza.A mí me interesa la que combina el cerebro con las tripas, la que combi-na todo lo que soy, todo, sin olvidar nada, ni la barriga, ni el sexo, ni nada, nada, nada… ni la cabeza que piensa, eso es importante también, pero con cuidado, porque la cabeza que piensa solita es muy peligrosa. Es como el dinero: ahora, hay una especie de himno que cada día se lanza, la alaban-za del dinero. Algunos colegas míos, escritores, la practican. ¡Ay, qué mara-villa la libertad del dinero! La libertad del dinero es enemiga de la libertad de las personas. Mucho cuidado con el dinero libre, que es mucho peor que un animal salvaje hoy en día. El dinero libre ha provocado las mayores catás-trofes de la humanidad. Lo importante es que nosotros, las personas, sea-mos libres y plenamente conscientes de que somos parte de la naturaleza; y ese es el mandamiento que se le olvidó a Dios decir: serás parte de la natu-raleza, obedecerás a la naturaleza de la que formas parte. A Dios se le olvidó porque estaba ocupadísimo, pero es hora de recuperarlo.