Durante las últimas dos semanas, hemos visto la solidaridad en todo el mundo con las voces de la paz en Palestina e Israel. Esta presión internacional ha jugado un papel crucial en el fin de la guerra reciente, que solo ha beneficiado a las élites del poder de ambos lados. Las millones de personas que han salido a las calles en apoyo de la lucha por la libertad y la democracia en Palestina e Israel, han exigido el fin de la guerra, la ocupación y la opresión. Han buscado soluciones. Ahora, después del final del bombardeo, esta solidaridad no debe perder su fuerza e impulso. Para que esto tenga éxito, es sobre todo fundamental que la solidaridad con las luchas en Oriente Medio no se produzca de forma fragmentada y sean meramente efímeras. Que comience con palabras y continúe con la acción práctica.
Oriente Medio: una región con grandes problemas
Palestina, Afganistán, Yemen o Kurdistán: gran parte de Oriente Medio se encuentra actualmente en estado de guerra y crisis. El Movimiento por la Libertad del Kurdistán se refiere a esta situación, que ha estado ocurriendo desde principios de la década de 1990, como la Tercera Guerra Mundial. Todos los países de la región, todos los grupos sociales se ven afectados por esta guerra y la crisis social, cultural, política y económica que la acompaña. Las causas se remontan a una larga historia. También se encuentran dentro de la región misma, pero han sido creadas, impulsadas y sostenidas, en gran parte, por la Modernidad Capitalista y sus principales potencias imperialistas.
El copresidente de la Unión de Comunidades de Kurdistán (KCK), Cemil Bayik, resumió esto sucintamente: “Gran Bretaña conoce muy bien Oriente Medio y sus conflictos. De hecho, ha creado muchos de los que existen hoy allí”. Lo que Gran Bretaña y Francia establecieron en Oriente Medio hace 100 años está siendo perpetuado hoy por los países de la OTAN, bajo el liderazgo de los Estados Unidos: el Estado-nación junto con su demarcación fronteriza arbitraria, culturas nacionales homogéneas y élites de poder nacionales colaboradoras. Hoy, Palestina sufre este problema tanto como Kurdistán.
La paz y la libertad son algo holístico
Un gran problema no se puede solucionar con pequeñas soluciones, localmente limitadas. Para decirlo concretamente en términos del Oriente Medio actual: Palestina nunca será pacífica y libre mientras Kurdistán gime bajo el ataque del fascismo turco. Lo mismo ocurre al revés. La modernidad capitalista es muy consciente de la necesidad de una política holística para Oriente Medio. Es por eso que Estados Unidos, como potencia líder de este sistema, ha estado persiguiendo una intervención integral en todas las partes de la región durante años, en el marco del “Proyecto del Gran Oriente Medio”. El objetivo de esta intervención es canalizar la mayor cantidad de riqueza de la región hacia los centros capitalistas, como Londres, Berlín y Washington. Pero si queremos lograr la paz y la libertad en la región, también necesitamos una estrategia para todo Oriente Medio: desde Gaza hasta Garê, y de Ankara a Alejandría.
No es una coincidencia que Abdullah Öcalan escribiera, en 2004, sobre las interconexiones de los diversos conflictos en la región: “Los problemas a mediano plazo más importantes son las relaciones árabe-israelí y kurdo-árabe, kurdo-iraní y kurdo-turco, todos ellos tienen una larga historia (…). La solución del problema árabe-israelí depende en gran parte de la paz y la democratización en la región. Existe una opinión errónea de que el problema entre Israel y Palestina debe resolverse primero. Sin embargo, este enfoque corre el riesgo de retrasar la solución por otros cincuenta años. Una de las principales causas del problema son los estados árabes y sus sociedades, que no se están democratizando. La democratización del Estado y la sociedad crearía las condiciones para la paz entre Palestina e Israel (…). El estado actual de los kurdos equivale a obligarlos a rebelarse. Si no se puede poner en marcha una solución democrática, significativa y sostenible, nos espera un baño de sangre que superaría el conflicto entre Israel y Palestina. Un conflicto con una población kurda de 40 a 50 millones que se establezca en áreas inaccesibles exacerbaría los problemas de la región”*.
Continuación de la solidaridad por Palestina en Kurdistán
Un frágil alto el fuego ha estado en vigor en Palestina e Israel desde hace unos días. Y en Kurdistán la guerra continúa sin cesar, especialmente en las regiones del sur de Kurdistán, de Avasin, Metina y Zap. Si queremos que la solidaridad demostrada en todo el mundo en las últimas semanas para que la lucha palestina por la libertad dé frutos, debemos ampliar y fortalecer nuestra solidaridad. Debemos entender que la solución a Palestina está en Kurdistán. Porque ahí es donde se defiende una alternativa al Estado y al capitalismo. Allí se ataca una esperanza que da fuerza y perspectiva a las fuerzas democráticas en todo el mundo. Mustafa Karasu también se refirió a esto cuando llamó hace dos días, en nombre del KCK, a la solidaridad internacional con la resistencia contra los ataques turcos en el sur de Kurdistán. Tomar este llamado en serio es una consecuencia lógica y coherente de la solidaridad con Palestina. Porque si en Kurdistán y Palestina se superan el Estado nacional junto con sus mecanismos de opresión y explotación masivas, todo Oriente Medio finalmente podrá respirar aliviado. Entonces la libertad y la democracia determinarán la vida de las personas desde Kabul hasta El Cairo. La solidaridad práctica en los centros capitalistas será decisiva para ello.
Nota:
*Esta cita fue traducida de la versión alemana del libro Jenseits von Staat Macht und Gewalt de Abdullah Öcalan (Más allá del Estado, el poder y la violencia).
FUENTE: Firza Amargi / ANF / Edición: Kurdistán América Latina