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Las fuerzas sociales en América Latina y el reparto del poder en Perú

Jaime Yovanovic (Profesor J) :: 04.06.21

En Perú existe una fuerte tradición de izquierdas empezando por el mariateguismo, siguiendo por las teorías de la decolonización de Aníbal Quijano y culminando con el MRTA, organización que alcanzó los más altos niveles de organización y lucha a que se podía llegara en la fase del capitalismo de estado (como el Mir en Chile, el Eln en Bolivia, el Prt-Erp en Argentina, el MLN Tupamaros en Uruguay y tantos otros) que se agotó al no pasar las izquierdas a la fase de superación del estado que ya no podía servir como escala de transición hacia la sociedad sin clases.

Las fuerzas sociales en América Latina y el reparto del poder en Perú  

Jaime Yovanovic (Profesor J)

 

En Perú existe una fuerte tradición de izquierdas empezando por el mariateguismo, siguiendo por las teorías de la decolonización de Aníbal Quijano y culminando con el MRTA, organización que alcanzó los más altos niveles de organización y lucha a que se podía llegara en la fase del capitalismo de estado (como el Mir en Chile, el Eln en Bolivia, el Prt-Erp en Argentina, el MLN Tupamaros en Uruguay y tantos otros) que se agotó al no pasar las izquierdas a la fase de superación del estado que ya no podía servir como escala de transición hacia la sociedad sin clases debido a que el empresariado ya ha cubierto todas las áreas de control posible en el ámbito institucional y todo aquel que alcance el aparato estatal queda subordinado totalmente a la tecnología, el extractivismo y sus redes del capital financiero con sus bancos, deudas y papel sobre papel.

 

Prueba de ello es el estado chino dirigido por el partido comunista, las dictaduras de izquierda como la de Ortega en Nicaragua y la de Maduro en Venezuela, y las arremetidas de la vieja izquierda unida a la socialdemocracia y a los partidos de la “nueva” izquierda que han levantado  sus políticas de alianzas o modificaciones tácticas internas hacia partidos o grupos como el peronismo argentino o el petismo de Brasil, seguidos ambos por las corrientes de Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador, esto es el llamado progresismo de programas nacional populares, o sea populistas nacionalistas o socialismo del siglo XXI que basan su modelo en el más feroz extractivismo capitalista y la articulación con poderosos grupos empresariales y la subordinación de las fuerzas armadas entregándoles empresas y actividades de control donde podrán a su modo entrar a formar parte directamente del entramado capitalista que envuelve al estado y asegura los servicios clientelares que mantengas la dependencia de sectores privilegiados de la sociedad, especialmente el modelo del progresismo de López Obrador en México.

 

Todos ellos han tenido que lanzarse contra las organizaciones y comunidades originarias, campesinas, afrodescendientes y periferias de las ciudades para quebrarlas  creando organizaciones paralelas que eviten la resistencia y la defensa de los territorios, cosa que no han conseguido porque la población ha ideo vaciando los procesos electorales y aprendiendo a vivir y resolver situaciones sin aferrarse al mercado o a los servicios del estado, que son el mismo perro con diferente collar debido a que el estado ya no puede cumplir las expectativas populares de defensa de la vida y los territorios.

 

Al mismo tiempo crecen lentamente pero a pasos firmes las formas de democracia local y los autogobiernos que no se plantean otro estado (a menos que sean de esa izquierda que sólo vive para tener y dirigir un aparato de poder) y los pueblos se levantan en estallidos que en Bolivia aprovechó Morales para subirse por el chorro, en Argentina aprovechó el peronismo y esa izquierda que aniquiló las asambleas vecinales para instalar el progresismo kirchnerista, que es peronista, etc.

 

Los zapatistas en México como guerrilla de viejo cuño, se adentraron en Lacandona y aprendieron con  las comunidades indígenas que el cambio no estaba en la toma del poder, sino en la construcción en cada lugar del cambio civilizatorio, lo que empezaban en todas partes a construir lentamente los lenca en Honduras, la organización de los pueblos mayas en Guatemala, algunos sandinistas que salieron del Fsln para integrar la resistencia activa contra la dictadura, los nasa del Cauca y otros pueblos de Colombia, los pueblos amazónicos, en especial los ashuar, la Conaie en Ecuador y los mapuche de la Alianza Territorial Mapuche ATM

 

El estallido colombiano se mueve entre la partidocracia de la dirigencia de la CUT (básicamente partido comunista) unida a la Fecode (básicamente partido socialista), por una parte, mientras por la otra están las organizaciones barriales de las periferias de las ciudades y las autonomías indígenas, campesinas y afrodescendientes con sus propuestas de autoorganización, economía autogestionaria y autogobiernos locales. La victoria popular no se va a dar con una determinada finalización “a favor” del pueblo, sino que los avances se podrán verificar en desarrollo de las formas barriales de autoorganización, autogestión, nueva economía y autogobiernos locales, mientras el grueso del pueblo va a seguir creyendo en los sectores progresistas que les llevarán al estado y al extractivismo.

 

Es exactamente lo mismo en el caso del estallido chileno donde las izquierdas progresistas y algunos independientes cercanos a ellos van a hacer una constitución parecida a un árbol de Pascua llena de relucientes derechos donde primará la teoría ética procedimental del constitucionalista Fernando Atria, que salió de la socialdemocracia de izquierda del neoliberal partido socialista para integrar las filas del frente amplio y defender con pasión la candidatura presidencial de Boric, llamado el gusano por su habilidad de moverse en defensa del capitalismo y las instituciones con máscara de “izquierdista”. Atria cuestiona severamente la democracia directa, defiende la verticalidad, jerarquización y centralidad del estado preconizando un tipo de representación que debe ser cautelada para que las promesas de los candidatos sean cumplidas mediante procedimientos que lo aseguren, como que los poderosos (empresarios y políticos) no supieran evadir los cuellos de botellas normativas que obstaculicen su acumulación. Por eso hablamos de la teoría ético-procedimental de este prestidigitador y manipulador que hará las delicias de la partidocracia por tan ocurrente solución que va a aceptar más de algún incauto que dice no ser de la partidocracia. Ver su postura en https://www.emol.com/noticias/Nacional/2021/06/03/1022819/Fernando-Atria-representacion-vacia-ciudadanos.html

 

En Perú son las elecciones presidenciales entre la ultraderecha de la hija del dictador Fujimori apoyada por el inefable Vargas Llosa que se encarga de argumentar a la gente “ilustrada” sobre el cielo de esta candidata y el infierno del candidato de la izquierda burocrática.

 

Los resultados no nos dirán nada salvo quienes van ganando la disputa de los asientos del poder, es decir del mango de la sartén o el botón de la máquina de moler carne. Tendremos que acompañar el desarrollo de las formas barriales de organización social y las formas comunitaria de organización y economía de los pueblos originarios andinos y amazónicos, de las localidades campesinas, de los grupos autónomos de ronderos, etc.

 


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