Nos estamos enfrentando a la politica abiertamente pro-capitalista de un gobierno todo poderoso que pretende clavar su bandera en territorios ocupados. El argumento, ahora, es el derecho de una Zona Económica Especial, actuando como una gran corporación multinacional, al imponer, con la violencia, su estado de paz.
CONSIDERACIÓN PREVIA
“Si seguimos con esta alianza, vemos lejos la inversión y la reactivación de una empresa que forma parte del sustento de muchas familias. Si la empresa y la Gobernación no tienen como invertir acá, deberían dejar que otra empresa, financistas internacionales inviertan aquí y así podamos levantar a esta empresa”.
Aquí, juzgo prudente, abrir el compás para reafirmar la convicción de esta reflexión política de las que habla Richard Castillejos, un trabajador del Complejo Salinero de la Península de Araya del municipio Cruz Salmerón Acosta del Estado Sucre, tienen que darse en Venezuela.
Y cuidado, ese trabajador no está hablando de una forma politica sino de la necesidad de hacer reflexiones ahora más que nunca. Más que en aquellos momentos donde los trabajadores luchaban infructuosamente por el control racional de ese medio de producción.
El gran problema de nuestros trabajadores de las salinas de Araya del municipio Cruz Salmerón Acosta del Estado Sucre, es la existencia de un gobernador regional que asumió, después de la estrepitosa caída del Socialismo del siglo XXI, con el fin de poder construir una caracterización útil para su propia filosofía política:
Malos criterios de privatización, desinformación, falta de participación, la exclusión y el desempoderamiento popular.
Resulta, que los trabajadores del Complejo Salinero de la Península de Araya del municipio Cruz Salmerón Acosta del Estado Sucre, denunciaron las siguientes irregularidades:
Para el que se esfuerce en ver en el interior de los globos, me pregunto:
¿Será un método para abordar la reflexión política de un trabajador del Complejo Salinero de la Península de Araya?
ACOTACIONES NECESARIAS
En momentos en que el poder omnímodo que controla a Venezuela, se ha empeñado en demostrar, asi sea por la violencia, que las ideologías desaparecieron y que los que sobreviven son ellos mismo, que son únicos, cuando argumentan que la transformación social, fuera de sus normas, es una utopía.
Por lo que ahora, la resistencia es ineludible. Aún si estuvieran en franca minoría ideológica, siempre valdrá la pena dejar claro que la totalidad, por más que así se la quiere presentar, no tiene el mismo aspecto que la razón.
Solo evidencia que después de la estrepitosa caída del Socialismo del siglo XXI, decididamente, globalización suena mejor que totalitarismo para explicar la intención de que todos estemos “on line”, asi sea a fuerza de la amenaza:
“¡Voy a pasarle por encima a ustedes, y a todo el mundo, si no se someten a mis designios…!”.
El desarrollo de este pensamiento lineal, y como toda línea, unidimensional, ha logrado novedosos mecanismos de autocontrol, pues se nos ha convencido de que es interés de todos lo que, en realidad, es bueno para pocos. Y que lo real, así sea virtual es lo racional.
Allí, sin duda se ha centrado la estrategia totalizadora del madurismo.
Nos estamos enfrentando a la politica abiertamente pro-capitalista de un gobierno todo poderoso que pretende clavar su bandera en territorios ocupados. El argumento, ahora, es el derecho de una Zona Económica Especial, actuando como una gran corporación multinacional, al imponer, con la violencia, su estado de paz.
Cosa que forma parte de los entresijos del poder real de su filosofía política que han diseñado los ideólogos de esa corporación madurista para promover lo que ellos consideran verdades indiscutibles. Es una argumentación en la cual las palabras son utilizadas de modos extraños, sin la definición efectiva que, históricamente tuvieron.
Que esta nueva corporación madurista, después de la estrepitosa caída del Socialismo del siglo XXI, estará bajo el control de los dueños de poderosas empresas multinacionales –en muchos casos conformado por ellos mismos-, no es ya ocultado, ni siquiera disimulado. Los intereses de los trabajadores como colectivo, pero también como individuos, que era el supuesto paradigma del Socialismo del siglo XXI, ha quedado en otro plano.
En ese intento de totalización y haciendo uso del nuevo lenguaje, el gobierno madurista llama a flexibilizar el empleo para facilitar sus inversiones lo que no pasa de ser una brutal liquidación de las conquistas laborales. Y, también, alerta sobre la necesidad de desideologizar la economía para que el mercado funcione, como si la creencia en los poderes divinos del mercado fuera un fenómeno fisicoquímico.
En definitiva, reducido el mundo a la condición de simple mercado y borrada las identidades nacionales, resulta fácil convertir a los sucrenses en habitantes de esas Zonas Económicas Especiales fantasmas, en solo ofertantes de mano de obra barata. Y punto.
Por eso, las ZEE desplazaron en los análisis económicos, al de ciudadano, al de colectivo, porque tienen una connotación peligrosa para los nuevos intereses mercantiles. Este es el objetivo último de la ideología liberal que lidera firmemente el gobierno corporativo madurista que vivimos.
POSDATA
En esa línea de pensamiento del madurismo, sin duda alguna, Joe Biden resultara mejor padre de la patria que Simón Bolívar.
¡Que se abran cien flores y florezcan cien escuelas de pensamiento¡