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Levantamiento de barrios populares en Sudáfrica tras prisión del jefe de una de las dos corrientes del partido de gobierno

Agencias :: 14.07.21

Esperamos más datos de las dos corrientes del partido de Mandela, la del poderoso empresario Ramaphosa (actual presidente) y la de Zuma el socialdemócrata ex comunista, corrientes que han administrado el neoliberalismo que hoy día hace agua en ese país como le ocurrió a la Concertación y la Nueva Mayoría en Chile.

¿Qué está pasando en Sudáfrica? La violencia toma las calles tras la encarcelación del expresidente Jacob Zuma

 


 

¿Qué está pasando en Sudáfrica? El país africano lleva una semana sumida en una ola de violencia, marcada por los disturbios y los saqueos masivos, que ya ha dejado varios muertos y miles de detenidos. Te explicamos qué está pasando en el país.

El detonante ha sido la entrada en prisión del expresidente Jacob Zuma el pasado jueves 8 de julio, aunque el descontento por los niveles de desempleo y la pobreza del país se venía gestando desde hace meses.

¿Por qué empezaron los disturbios?

Las protestas se iniciaron en KwaZulu-Natal, provincia natal del expresidente Zuma, en respuesta contra su encarcelación. El exmandatario se entregó pacíficamente a las autoridades, pese a que él mismo llevaba tiempo insistiendo en que era víctima de una persecución político-judicial y en que la pena de prisión sería para él una “sentencia de muerte”, según explica a Newtral.es el periodista especializado en África David Soler.

Ante este contexto, sus simpatizantes salieron a cortar carreteras como muestra de apoyo, una acción que se extendió rápidamente por otras zonas, especialmente en  Johannesburgo. No obstante, las protestas pronto degeneraron en una oleada de saqueos y vandalismo indiscriminado. 

“Mucha gente se está aprovechando de la situación. Ya no son solo seguidores de Zuma. Protestan porque Sudáfrica es uno de los países que más está sufriendo por la COVID-19, económicamente es el país con el coeficiente Gini -que mide la distribución de la riqueza- más desigual del mundo y hay mucha pobreza”, resalta Soler. El periodista destaca también que hace apenas un mes el Gobierno volvió a decretar restricciones para frenar la pandemia. “Ha vuelto el toque de queda, el cierre de establecimientos a las ocho, el cierre de escuelas y la prohibición de la venta de alcohol”, explica.

¿Qué está pasando en Sudáfrica y cual es la situación?

Los incidentes se concentran ahora mismo en dos regiones: en la provincia oriental de KwaZulu-Natal y en el corazón político del país, la provincia de Gauteng (donde se encuentra la capital, Pretoria, y la ciudad más grande, Johannesburgo).

La Policía y el Ejército se han desplegado en estas zonas para intentar estabilizarla situación. Se calcula que durante esta semana han fallecido 72 personas y 1.234 han sido detenidas, según los datos de las fuerzas de seguridad sudafricanas recogidos por la Agencia EFE

¿Cómo ha reaccionado el Gobierno?

En una comparecencia televisada, el actual presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, aseveró el 12 de julio que  “el camino de la violencia, de los saqueos y de la anarquía sólo lleva a más violencia y devastación. Lleva a más pobreza, más desempleo y más pérdida de vidas inocentes. Esto no es lo que somos como pueblo”.

El ministro de Seguridad sudafricano, Bheki Cele, llamó a la calma en las zonas afectadas en declaraciones a la cadena de televisión sudafricana eNCA y aseguró que ante lo que está pasando en Sudáfrica “existen elementos de criminalidad organizada” en los hechos.

¿Qué tiene que ver el encarcelamiento de Zuma con lo que está pasando en Sudáfrica?

Jacob Zuma, presidente de Sudáfrica entre 2009 y 2018, ha entrado en prisión para cumplir una condena de 15 meses de cárcel por desacato, de la cual solo tendrá que cumplir cuatro meses antes de obtener el tercer grado. 

El expresidente, el primero en la historia del país en entrar en prisión, se niega a declarar en un caso abierto contra él por corrupción. Concretamente, está siendo investigado por una comisión que él mismo creó cuando era presidente en 2016, forzado por su partido y los múltiples casos de corrupción que se le asociaban, puntualiza Soler. 

“Se calcula que durante su mandato desapareció un tercio del PIB de Sudáfrica por contratos a dedo, sobornos y desvío de fondos”, explica el periodista. Por un lado, Zuma estaría involucrado en una trama creada por los Gupta, una familia India que habría aprovechado el trato de favor del expresidente para desviar dinero a sus negocios. “Se llegó a decir que los Gupta eran quienes nombraban a los ministros”, matiza Soler. Por otro, Zuma todavía debe rendir cuentas por pagos ilegales en compra de armas a empresas europeas en el año 1999, cuando era vicepresidente del país. 

¿Por qué Zuma tiene tantos seguidores?

El partido de Zuma es el Congreso Nacional Africano (CNA), que lleva gobernando desde el fin del apartheid a principios de los años 90. “Hace unos años se dividió en dos corrientes: una favorable a Zuma y una que apoya a su exvicepresidente y actual presidente, Cyril Ramaphosa”, señala Soler.

“Zuma quería que su esposa fuera la próxima presidenta, pero Ramaphosa ganó las primarias del partido y forzó a Zuma a dejar el cargo. Le amenazó con sumarse a una moción de censura presentada por un partido minoritario de la oposición, debido a los escándalos de corrupción del expresidente”, destaca el periodista. 

El expresidente lleva desde entonces argumentando que toda esta causa tiene un trasfondo político. “Ha animado a sus seguidores a salir a la calle a protestar”, subraya Soler, quien destaca que Zuma es uno de los “líderes de la vieja guardia” que lucharon contra el apartheid, lo que le da legitimidad ante gran parte de la sociedad.

El expresidente tiene, incluso, una fundación, que desde su cuenta de Twitter ha amenazado con no cesar la violencia hasta la excarcelación del mandatario. “La paz y la estabilidad en Sudáfrica están directamente relacionadas con la liberación del presidente Zuma con efecto inmediato. Fue pura malicia encarcelar al presidente Zuma mientras el litigio sobre su caso todavía está en marcha”, han publicado.

Fuentes:

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Cyril Ramaphosa

 

Presentación

El quinto presidente sudafricano de color, Cyril Ramaphosa, símbolo del “capitalismo negro” forjado en el país tras la histórica mudanza de hace un cuarto de siglo, recoge en su abigarrada trayectoria muchos de los éxitos, las sombras y las contradicciones de la era post-apartheid. Hombre de carácter entusiasta y organizador y estratega brillante, su compromiso con la lucha de liberación y las metas democráticas del Congreso Nacional Africano (ANC) se expresó sucesivamente en el liderazgo del sindicalismo minero, la dirección política como secretario general del partido, las negociaciones con el Gobierno de Klerk durante el período de transición y el mundo de los negocios privados. En este último terreno, en lugar de defender los derechos de los trabajadores, se dedicó a amasar una enorme fortuna empresarial, con las consiguientes críticas desde los sectores más a la izquierda, que le acusan de trocar los ideales socialistas por el liberalismo de mercado en comandita con las élites blancas.

Antes de convertirse en el segundo magnate negro más rico de Sudáfrica, Ramaphosa fue considerado un posible sucesor de Nelson Mandela al frente del congresismo, pero en 1994 la condición recayó en Thabo Mbeki. Este descarte, acaso relacionado con su juventud -42 años-, le empujó a trasladar sus talentos a las actividades inversoras y empresariales, al tiempo que diseñaba el plan gubernamental de empoderamiento económico de la población negra, cuyos logros no incluyeron la mejora de las precarias condiciones de las masas pobres ni la reducción de las flagrantes inequidades en el reparto de la renta nacional. Hoy, Sudáfrica, pródigo en minerales preciosos e industrializado, es uno de los países con más desigualdades del mundo.

En 2012 Ramaphosa regresó al primer plano de la política a instancias de Jacob Zuma, a cuya diestra sirvió como vicepresidente del partido y, desde 2014, vicepresidente de la República. El entendimiento entre los dos dirigentes tocó a su fin meses antes de sucederse en la presidencia ejecutiva del partido en diciembre de 2017, a medida que arreciaban las presiones sobre Zuma, un presidente errático y bajo sospecha de mala conducta, por la acumulación de escándalos y reveses judiciales. En la 54ª Conferencia Nacional del ANC Ramaphosa contendió y venció por estrecho margen a la ex esposa de Zuma, Nkosazana Dlamini, tras lo cual conminó a aquel a entregarle también la jefatura del Estado a pesar de restar año y medio para la conclusión de su mandato institucional. Al cabo de un tenso tira y afloja, Zuma, recusado por la ejecutiva del partido, dimitió el 14 de febrero de 2018 y al día siguiente Ramaphosa fue investido por el Parlamento nuevo presidente de la República.

El mandatario, que en 2019 aspirará a la reelección tras los comicios a la Asamblea Nacional, vislumbra un “nuevo amanecer” para Sudáfrica. Sus promesas: un rebote económico tras siete años de declive, empleo para los jóvenes, “cambiar la marea” de la corrupción y acelerar la redistribución de tierras entre el campesinado negro pero “con responsabilidad”, lejos de la violenta reforma agraria que llevó a la vecina Zimbabwe al desastre. De puertas adentro, Ramaphosa reclama a sus camaradas un esfuerzo de unidad tras el espectáculo de divisiones, faccionalismo y corruptelas dado a la nación, y entona el mensaje mandeliano de la armonía multirracial. Tras unos años, los de la tumultuosa presidencia de Zuma, trufados de disturbios y decepciones, el ANC, hasta ahora incapaz de satisfacer las aspiraciones de los ciudadanos de los estratos más bajos de la sociedad, afronta con inquietud las elecciones generales de 2019, que podrían acelerar el final de su hegemonía, erosionada en las últimas votaciones.

 


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