Como en todo compromiso de verdad, ambas partes han cedido en algo. Grillo ha tenido que abandonar su control sobre la comunicación, algo que tanto apreciaba, así como la primacía en política exterior. Conte, por otro lado, ha aceptado que el papel de garante no sea tan simbólico y honorario, sino que conlleve peso político real.
Cada uno de los dos dispondrá del 50% del poder de nombrar al tesorero. Sigue existiendo el riesgo de una “diarquía”, algo que Conte, “abogado del pueblo”, quería evitar
Las próximas decisiones del M5E, empezando por el grado de oposición a la reforma del sistema de justicia del ministro Cartabia, dejarán claro quién ha ganado realmente la batalla interna.
Tras el anuncio el domingo del acuerdo alcanzado entre Grillo y Conte, la perspectiva de una escisión del Partido parece perder relevancia: el ex-primer ministro se presenta para ser elegido presidente por medio de una votación digital (en otra plataforma, no la Rousseau [habitual del M5E]) que ha de celebrarse a finales de julio, mientras que el cómico conservará el papel de “garante”, entendiendo por ello “guardian de los principios y valores de acción política” (más o menos como en los viejos estatutos de 2017), con el poder de designar al colegio de garantes y al colegio de árbitros (probiviri), que tienen la última palabra en asuntos enormemente sensibles, tales como las expulsiones del Partido.
Como en todo compromiso de verdad, ambas partes han cedido en algo. Grillo ha tenido que abandonar su control sobre la comunicación, algo que tanto apreciaba, así como la primacía en política exterior. Conte, por otro lado, ha aceptado que el papel de garante no sea tan simbólico y honorario, sino que conlleve peso político real.
Cada uno de los dos dispondrá del 50% del poder de nombrar al tesorero. Sigue existiendo el riesgo de una “diarquía”, algo que Conte, “abogado del pueblo”, quería evitar, aunque Conte se haya asegurado para sí la formula según la cual será el presidente “la única persona a cargo y responsable de determinar y poner en práctica el rumbo político del M5E”.
Y tendrá el poder de designar a los miembros del secretariado político, que deben ser aprobados luego en la votación digital. En resumen, se da un claro desplazamiento hacia el poder presidencial, tal como deseaba el ex-primer ministro.
Todo esto, salvo que haya cambios de posición de última hora, puesto que ambas partes trabajaban todavía en el acuerdo el lunes por la noche, que es la razón por la que el lunes no había más que un silencio ensordecedor en las filas del M5E. Era una especie de suspense, por miedo a que algún tecnicismo haga que prenda de nuevo el conflicto.
Al final, no serán los estatutos acordados por los abogados de ambas partes, sino la política real la que deje sentado quién está verdaderamente al mando. Y la primera prueba será la de la reforma judicial. En la reunión del domingo, que podía haber sancionado una ruptura irremediable y comenzó, en cambio, con el anuncio de tregua, hubo quienes hablaron en contra de la reforma de la prescripción [de delitos]. Y Conte, en sus conversaciones, ha dejado claro que el telefonazo de Draghi a Grillo para asegurarse la aprobación por parte de los ministros del M5E era una falta de respeto que “no debe suceder de nuevo”.
Además, queda claro para cualquiera, del Partido Democrático (PD) al Palazzo Chigi [sede del gobierno italiano], que la instalación de Conte a la cabeza del M5E no le aportará tranquilidad al gobierno. Todo lo contrario. Desde el 3 de agosto —comienzo de los últimos seis meses del mandato del presidente, frente a nuevos conflictos sobre las medidas del gobierno a las que los Cinco Estrellas dan mucha importancia (como el ingreso de ciudadanía, que quieren sabotear Renzi y Salvini), el empuje de los parlamentarios del Partido favorables a dejar la mayoría será cada vez más fuerte: hasta el antiguo primer ministro ha reiterado que quiere “tener mayor voz” y “no ha pensado jamás siquiera” en provocar una crisis de gobierno.
La primera prueba será la reforma de la Justicia. La línea de Conte consiste en combatirla en el Parlamento, mientras que Di Maio (uno de los principales mediadores) ha empezado a presionar para asegurar cambios. El presidente del Comité Judicial de la Cámara, Mario Perantoni, se encuentra entre los más belicosos en contra de la reforma Cartabia (que se verá en su comité antes del 23 de julio), y otro tanto le sucede a Giulia Sarti [diputada del M5E que se ocupa de Justicia] (“Una basura por la que no votaré jamás”).
En la Cámara se encuentra también el exministro Alfonso Bonafede, furioso por que se esté reescribiendo la ley que él aprobó. En el Senado, el número de senadores del M5E que se oponen está por encima del 70% del grupo, el nivel de presión del M5E contra un paso clave para el gobierno de Draghi servirá de estimación para saber si el liderazgo de Conte goza verdaderamente de autoridad en los grupos.
Pero el primer ministro ya ha explicado que no tiene intención de aceptar cambios en un compromiso que ha logrado forjar con gran dificultad junto a Forza Italia, Lega e Italia Viva, alineados en una línea prorreformista. De manera que será una batalla dura.
En el campo del PD, Letta exhaló un gran suspiro de alivio ante las noticias de una tregua en el seno del M5E. Y otro tanto hizo su predecesor Zingaretti, que dio la bienvenida al acuerdo, tachando de “locura” cualquier duda sobre la necesidad de construir una alternativa a la derecha junto al M5E.
Goffredo Bettini [dirigente del PD] [mantuvo una postura semejante, desafiando a quienes en el PD se estaban alineando con Renzi y se regocijaban de la crisis del M5E: “No veo cómo se puede uno alegrar de las dificultades con las que se ha encontrado el intento de Conte. La fragmentación llevaría a una desestabilizadora confusión, a la vista además de la elección del Jefe del Estado. Y eso dejaría al PD sin socio principal para su propuesta de gobierno.
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Traducción: Lucas Antón