Acaba de morir en el Hospital militar de Lisboa, a los 84 años, Otelo Saraiva de Carvalho. Nacido en Maputo (Mozambique), entonces colonia portuguesa, en 1936 fue militar de carrera y participó en la lucha colonial contra los movimientos independentistas en Angola y Guinea, donde comenzó a aglutinarse el Movimiento de los Capitanes contra el régimen fascista de Salazar y Caetano, el llamado “Estado Novo”. Otelo fue el principal estratega del golpe de los capitanes, el 25 de abril de 1974, que permitiría la eclosión de la Revolución de los Claveles portuguesa. Nombrado comandante del COPCON y de la región militar de Lisboa, formó con Costa Gomes y Vasco Gonçalves el triunvirato del Movimiento de las Fuerzas Armadas.
Acaba de morir en el Hospital militar de Lisboa, a los 84 años, Otelo Saraiva de Carvalho. Nacido en Maputo (Mozambique), entonces colonia portuguesa, en 1936 fue militar de carrera y participó en la lucha colonial contra los movimientos independentistas en Angola y Guinea, donde comenzó a aglutinarse el Movimiento de los Capitanes contra el régimen fascista de Salazar y Caetano, el llamado “Estado Novo”.
Otelo fue el principal estratega del golpe de los capitanes, el 25 de abril de 1974, que permitiría la eclosión de la Revolución de los Claveles portuguesa. Nombrado comandante del COPCON y de la región militar de Lisboa, formó con Costa Gomes y Vasco Gonçalves el triunvirato del Movimiento de las Fuerzas Armadas. Fue al frente del COPCON el responsable de hacer frente al golpe contrarrevolucionario de marzo de 1975 del general Antonio de Spínola. Tras el asedio al Parlamento portugués por los huelguistas del sector de la construcción, apoyados por el PCP, el gobierno del almirante Pinheiro de Azevedo disolvió el COPCON, que se había convertido en el brazo armado de la Revolución de Abril, iniciando tras el intento de golpe de estado de los militares comunistas en noviembre de 1976 el proceso de “contrarreforma democrática” y de reflujo de la revolución socialista en Portugal.
Otelo, partidario de la democracia directa, de la liberación de las colonias portuguesas -que alcanzaron su independencia en 1976- intentó mantener por todos los medios el impulso de la Revolución de los Claveles en esta etapa de reflujo. En las elecciones presidenciales de 1976, su candidatura obtuvo el 16.4% frente a Antonio Ramalho Eanes que tendría un aplastante 61,5%.
En los años 80, con el inicio de la lucha armada de las Fuerzas Populares 25 de Abril, Otelo fue acusado de ser su principal dirigente, siendo detenido y condenado a cinco años de prisión.
Su figura se convirtió en un irritante recordatorio para las clases dominantes portuguesas de su perdida del poder en la Revolución de los Claveles, que el encarnaba personalmente. Hasta el punto que su muerte ha abierto una nueva guerra cultural por la memoria histórica al negarse el gobierno socialdemócrata de Antonio Costas a declarar el duelo nacional. Reproducimos tres artículos que reflejan como se proyecta hoy en la vida política portuguesa el fantasma de Otelo y de la revolución de Abril. SP
En la muerte de Otelo, un silencio insoportable
María Luisa Cabral
Aún en estado de shock por la noticia de la muerte de Otelo, no encuentro consuelo. El silencio oficial es ensordecedor. ¡¿Qué gobierno es este ?!
Cualquiera nacido después del 25 de abril podrá comprender el significado de la fecha; Quienes vivieron el 25 de abril no pueden olvidar el día, la esperanza y la alegría que llenaron las calles.
Amanecía cuando la gente empezó a darse cuenta de que la Junta Militar era una fachada. No podía ser otra cosa, esos rostros cerrados, autoritarios, marciales no se correspondían con lo que vivíamos en la calle. Los portugueses no supieron de inmediato quién estaba detrás del movimiento.
¿Quién habría ideado lo que más tarde se consideró la mayor operación militar estratégica en el Portugal independiente? ¿Cómo se había utilizado la infraestructura existente para revertir un régimen autoritario caduco que nos oprimió y masacró? Solo alguien que conocía muy bien la estructura militar y sus debilidades operativas. Ya había pasado el día cuando se empezó a conocer el nombre de Otelo.
La gratitud que sentimos es la misma hoy, 47 años después. No ha cambiado. Ganamos libertad y democracia, dos palabras para tanto, para todo. En este aspecto tan concreto, se hace Historia. Alguna derecha no acepta, piensa y habla de manera despreciable. Otros, en cambio, se golpean el pecho pero no dan (¿o demoran?) un paso importante, un gesto público de reconocimiento.
El duelo nacional ya debería estar decretado, las banderas a media asta serían una obligación, un homenaje mínimo. El gobierno en su vertiente PS estaba ocupado con las elecciones locales, no puede interrumpir su agenda unos minutos para reflexionar. Todo es absolutamente lamentable, triste. Indigno. Un gesto que también tendría su carga de ambición. Quizás todos podamos honrar en la calle al hombre que nos ayudó a ganarla.
https://www.esquerda.net/opiniao/na-morte-de-otelo-um-silencio-insuporta…
En la muerte de Otelo
Mario Thomas
Otelo fue el gran protagonista que, a lo largo del siglo XX, logró representar mejor las aspiraciones más avanzadas y universales del pueblo portugués.
“Dime que no soy capaz y me atrevo”
Las palabras de nuestra campeona judoka, Telma Monteiro, podrían haber sido las de Otelo en su intervención político-militar del 25 de abril
Otelo fue el gran protagonista que, a lo largo del siglo XX, logró representar mejor las aspiraciones más avanzadas y universales del pueblo portugués.
Era hora de acabar con el fascismo y la guerra colonial; era el momento de apoyar al pueblo en la impetuosa asunción de que el poder le correspondía y que, ante cualquier representación delegada, que instituyó con singular entusiasmo en la elección de la Asamblea Constituyente, era el momento de construir el marco social y económico de acuerdo con sus intereses populares indelegables.
Era la época del PREC. En ambos, la figura que el pueblo libre y no sólo liberado, erigió y eligió como referencia, como su símbolo, fue Otelo. No hacen falta charlas de tertulia vacías y pretenciosas.
Tras la conspiración y el golpe reaccionario del 25 de noviembre que quiso poner una camisa de fuerza a la democracia, dándole el formato necesario para el actual ímpetu tecnológico totalitario, fue todavía Otelo quien, en corazón y alma, con todo el entusiasmo y optimismo que tanto muchos celebran en él como la primera virtud, con el fin de disminuir su singular papel en la historia, dio su rostro y “cuerpo al manifiesto”, aceptado como abanderado del mayor y más bello movimiento de unidad popular, el GDUP, materializando el sentimiento popular revolucionario que recorrió el país durante la revolución, que dio nombre al golpe de los capitanes del 25 de abril.
Y, por tanto, fue el candidato de este movimiento de unidad quién, en un último suspiro de voluntad popular expresó con tanto entusiasmo y tanta riqueza de alegría, amor y participación, capacidad de iniciativa y realización, fraternidad y solidaridad durante el PREC, que en las elecciones presidenciales del 27 de junio de 1976, se enfrentó al jefe militar del 25 de noviembre, después de toda la reacción - PS, PPD (futuro PSD), CDS y terroristas asesinos del padre Max y María de Lurdes bajo la égida del comandante de la Región Militar Norte, Pires Veloso y el comandante del PSP Norte, Mayor Mota Freitas y con la bendición de la Iglesia otorgada por el Canónigo Melo - al entonces Teniente Coronel y futuro General Ramalho Eanes.
Otelo obtuvo el 16,46% de los votos, el resultado más alto de un proyecto revolucionario de unidad popular en todo el mundo llamado “occidental”, capitalista e imperialista.
Eanes ganó de manera sobresaliente con el 61% de los votos.
Octávio Pato, el candidato apoyado por el PCP, incapaz como siempre de integrar o apoyar un proyecto de unidad que no le estuviera subordinado, obtuvo el 7,59%.
José Afonso fue la figura más destacada en apoyo a la candidatura presidencial de Otelo. El encuentro entre ellos no fue casual: el gran bardo y el jefe militar del PREC unidos en el sentimiento revolucionario que emanaba del entusiasmo popular, apoyando la libertad ganada con la construcción material y política de la nueva sociedad, en el terreno concreto de la ciudad. “sin muros ni almenas”.
Otelo fue reconocido en general para asumir el mando del COPCON: Comando Operacional del Continente. Quizás mejor que nadie, o como muy pocos, hablo del MFA, Otelo se dio cuenta de que el momento pertenecía al pueblo. Y que su voz de mando y su pulso disciplinario solo interesaban al país para construir, si se combinaban con el movimiento que enterraba en la alegría y fuerza de la construcción de lo nuevo, las ordenanzas jerárquicas heredadas del pasado fascista y colonialista y que el movimiento popular, sin la seguridad y el apoyo del movimiento de soldados se debilitaría.
Así, el bastión del comandante del Copcon fue su percepción y aceptación de lo que emanaba del entusiasmo, compromiso y capacidad de superación del pueblo, base única de cualquier revolución. Porque Otelo, después de creer cumplida su misión, pensó llegado el momento de volver a su cátedra de profesor en la Academia Militar, fue advertido por sus compañeros: “¡no vamos a dejar esto en manos de la Junta!” Y se dio cuenta de que se trataba de una Revolución.
Y como no percibía nada de eso, fue a visitar a Fidel y Oloff Palme para tirar la bisectriz de izquierda. Pero al final entendió que no había bisectriz: solo había un vector principal: la lucha y la voluntad popular. ¡Espontaneismo! Lo acusaron. De hecho … Pero para aquellos que tienen casi todo el poder, es la mejor opción. La dirección se encuentra en la lucha y el conocimiento. La lucha no dispensa, requiere conocimiento; y el conocimiento solo se realiza en la lucha. No sé si lo pensó. Pero así actuó y eso es lo que importa.
Por eso se convirtió en un blanco para ser derribado por partidos, de derecha a izquierda, que tenían programas para imponer al pueblo en cuanto surgiera la oportunidad.
Por eso, los del pueblo que no tenían una visión revolucionaria sino utilitaria y casi distópica, además de su propia palidez y su propia prosapia y autocompasión, aunque adornadas de gran coraje y autosuficiencia, pensaron en acercarse a Otelo para aprovecharse de su entusiasmo espontaneista, símbolo popular del 25 de abril, para ganar el prestigio que les faltaba por sus actos.
Querido Otelo, así estamos. Muchos, algunos todavía buscan la bisectriz; otros sin dudas como siempre; otros siguen buscando una respuesta en la acción política, apoyando la lucha del pueblo que está surgiendo, cimentados en el conocimiento de las ciencias sociales y en que: “los trabajadores atacados no pueden quedar aislados”, ¿te acuerdas?
¡Fue duro, hombre! Y no fue “nuestra”.
Pero tu trabajo, tu rol y tu ejemplo tendrán más repercusiones en el futuro que las tonterías con las que pretenden engañar al personal.
Un abrazo fuerte, de esos que solo tú puedes dar, con una sonrisa fraterna que rompe horizontes solidarios
https://www.esquerda.net/opiniao/na-morte-de-otelo/75910
Otelo merecía un duelo nacional
Pedro Filipe Soares
Manchar la memoria de la revolución es la forma de atacar la democracia y la libertad. Por eso también Otelo merecía el duelo nacional: el país no se avergüenza de la revolución ni de sus héroes.
“La patria le debe la libertad y la democracia. Y esta es una deuda que nada ni nadie tiene derecho a rechazar”. Con estas palabras Ramalho Eanes resumió el legado de Otelo Saraiva de Carvalho. La elección de esta frase para iniciar el artículo no es casual, fue presidente con el apoyo de la derecha en un período caliente tras la revolución de abril y opositor político de Otelo, con quien chocó varias veces. A pesar del mar de diferencias que los separó, hay un sentido de Estado, el agradecimiento de quienes conocen la importancia del individuo en la historia y su papel insuperable, el conocimiento y reconocimiento de la historia. Memoria.
Eanes no expresó su opinión desmemoriado, olvidándose de las diferencias y desacuerdos, ignorando todo el curso de la vida de Otelo - afirmó la posición “a pesar de todas las contradicciones y la autoría de perversas desviaciones políticas, con desastrosas consecuencias”. Porque hay momentos que son más grandes que la vida misma. Y es ese día, íntegro y limpio, el primero de una nueva vida, que le debemos a Otelo Saraiva de Carvalho, el estratega de la revolución de abril.
Otelo merecía el duelo nacional. No es que esto saldara la deuda que el país le debe, sino porque un país con memoria no debería hacer otra cosa. ¿De qué sirve el duelo nacional si no se usa cuando muere la persona a quien le debemos la libertad y la democracia? Hay una incomprensión general en el país. El país está de luto incluso si el estado no lo reconoce.
La vida de Otelo fue controvertida, su muerte no dejaría de recordarlo. Pero entre las diversas críticas que han proliferado repentinamente, el principal delito por el que alguna derecha quiere condenarlo es el de cometerlo el 25 de abril. Por lo tanto, menospreciado su creador, disminuida su obra. Es un proceso en marcha - la disputa por la historia -, la búsqueda de la afirmación de la dictadura light y de una guerra colonial descafeinada para atacar el período democrático y rehabilitar a la derecha que nunca se conformó con la revolución. Es el revanchismo histórico lo que ha ganado fuerza, la tribalización en curso de la política y la construcción de enormes trincheras por parte de la derecha portuguesa. Ignorar este proceso es dejarle un camino abierto hacia la victoria.
Consciente o no, cuando António Costa decidió no proponer al Presidente de la República un período de duelo nacional, tomó partido en esta lucha por la memoria del 25 de abril y por la normalización del extremismo de derecha. Marcelo Rebelo de Sousa ni siquiera tuvo que esforzarse para coincidir con el primer ministro, la sugerencia le salvó de innumerables esfuerzos y hasta le encaja como un guante en su propia memoria. Afortunadamente, su opinión no es la del país, pero demuestra la falta de preparación para enfrentar este feroz ataque que la derecha está realizando a la memoria de la revolución y el período democrático.
A medida que se acercan las conmemoraciones del 50 aniversario del 25 de abril, cuando esa fecha se vislumbra en el horizonte, las voces de los derrotados de la revolución son cada vez más audibles, buscando un nuevo ajuste de cuentas. Es una guerra cultural en curso para rescatar la credibilidad perdida. Las voces contra Othello son solo una batalla de esa guerra, veremos otras batallas hasta la fecha de las efemérides.
La táctica es recurrente: se trata de reconocer los excesos generales en los albores de la democracia, y luego atribuir al extremismo de figuras de izquierda -esto explica el duelo nacional negado a Otelo pero reconocido a Spínola, quien huyó del país en 1975, organizador del golpe de la “mayoría silenciosa” y presidente de la organización terrorista MDLP; es decir, legitimar los servicios a la dictadura con honores de estado y menospreciar a quienes sirvieron a la revolución - Salgueiro Maia vio a Cavaco Silva otorgar pensiones póstumas a los agentes de la PIDE mientras le negaba ese derecho a él; glorificar la guerra colonial, con la omisión total de los crímenes de guerra, y rechazar la violencia que significó para los pueblos, ver los vergonzosos honores de estado al sanguinario Marcelino da Mata.
Casi 50 años después del 25 de abril, existe una derecha que pretende llevar el recuerdo de la revolución a una lucha en el barro, utilizar tácticas de redes sociales en la vida real y convertir todo en un enorme pantano. Manchar la memoria de la revolución es la forma de atacar la democracia y la libertad. Por eso también Otelo merecía el duelo nacional: el país no se avergüenza de la revolución ni de sus héroes.
“Público”, 30 de julio de 2021