Comunizar
Desde abril de 2021, “tang ping” (tumbarse), se convirtió, entre las generaciones más jóvenes de la China continental, en una palabra que recuerda a la formula «I would prefer no to«, de Bartleby, el escribiente de Melville: un fuerte rechazo a la enajenación capitalista.»
Tang ping significa adoptar una actitud de pasivo rechazo frente a la vida sobre-exigente del sistema chino y mantenerse alejado de la competencia feroz, de esforzarse por un mejor trabajo o un ascenso, comprar un departamento demasiado caro, o participar en opciones de inversión con la esperanza de hacerse rico y otros empeños similares.
Para entender este nuevo fenómeno, debemos hablar de otras dos palabras de uso corriente en el lenguaje de los jóvenes chinos.
Una de ellas es jiucai (puerro). El puerro es una hortaliza muy popular en la cocina china. Es una planta perenne, fácil de cultivar y de rápida propagación. Tiene una característica particular: se puede cortar la parte superior para su consumo y la parte inferior volverá a crecer. En otras palabras, se puede cosechar varias veces durante su temporada de crecimiento. Debido a esta característica, jiucai fue un término despectivo que se utilizó para describir a los inversores individuales ingenuos e inexpertos en China. El mercado bursátil chino experimentó altibajos muchas veces. Por lo general, las instituciones financieras, muchas de las cuales eran propiedad del gobierno, consiguieron superar los momentos difíciles sin muchas dificultades. Estas organizaciones creaban turbulencias para succionar el dinero de los inversores individuales, que solían ser los mayores perdedores. Estos pequeños inversores veían cómo sus cuentas subían y, de repente, todo se esfumaba. Eran los jiucai, que fueron eliminados en el mercado de valores, aunque más tarde aparecieron en el mercado más inversores de este tipo. Se convirtieron en los nuevos jiucai, listos para una nueva ronda de cosecha.
La utilización del término se ha ampliado. Ahora los consumidores chinos de clase media se llaman a sí mismos jiucai. Perciben que el campo de cosecha no está sólo en el mercado de valores, sino también el mercado de la vivienda y en todos los terrenos del consumo en general.
Con la desaceleración de la economía y la escalada de las «guerras comerciales» con Occidente, los trabajadores de cuello blanco del sector privado y los propietarios de pequeñas y medianas empresas se sienten perciben como jiucai, sacrificados para en beneficio del sistema del Partido Comunista Chino (PCCh).
Una caricatura en Internet describe vívidamente la situación. Muestra una mano agarrando un manojo de jiucai y otra mano usando la hoz, que, con el el martillo, forman parte del símbolo del partido único oficial de China.
La otra palabra de uso actual entre los jóvenes es nei juan. “Nei” en chino significa “interior” y “juan” quiere decir “rodando”. Describe un proceso que se curva hacia adentro. Implica una competencia interminable y sin sentido. Uno puede trabajar muy duro para aumentar sus posibilidades, pero su esfuerzo pronto se degradará, ya que todos los demás trabajarán más duro. El resultado neto es un aumento de la carga de trabajo y la intensificación. Se trata, básicamente, de un vértigo sin destino, un «progreso» sin propósito. La palabra más parecida en castellano podría ser «involución».
Un ejemplo típico de nei juan es la feroz competencia interna en el negocio de reparto de comida en China. Muchas personas quieren ser repartidores debido a la falta de otras oportunidades de trabajo. Por lo tanto, aceptan recibir menos salario aunque, al mismo tiempo, se comprometen a un servicio de entrega más rápido. En 2019, un repartidor ganaba 1,41 dólares por cada pedido. En 2021, bajó a 0,63 dólares. Al mismo tiempo, las empresas exigieron que el tiempo de entrega bajara de cuarenta minutos por entrega a treinta minutos, y luego, a finales de 2020, a veinticinco minutos. No faltaron candidatos. Cada día, al menos seis millones de conductores salen a hacer repartos en sus scooters. Se convirtieron en una de las principales causas de numerosos accidentes de tránsito. A menudo, estos accidentes resultan mortales.
Otro ejemplo es el de la hiper-competitiva industria tecnológica china, en la que los agotadores horarios de trabajo se convirtieron en la norma. Los trabajadores del sector tecnológico codifican sus horas de trabajo como “996”, lo que quiere decir de 9 a 21 horas, seis días a la semana. Algunos casos extremos se conocen como “007”, es decir, de medianoche a medianoche, los siete días de la semana. En 2020, la palabra nei juan entró en la lista de las diez palabras más populares en China.
No puedes ponerte de pie, pero no quieres arrodillarte. Entonces lo que puedes hacer es tumbarte”
Unos meses después, se popularizó entre los jóvenes el término tang ping, (tumbado). Para muchos jóvenes chinos un título universitario no significa nada en el mercado laboral. China genera nueve millones de titulados universitarios cada año, la mayoría de los cuales tienen dificultades para encontrar trabajo. Muchos acaban repartiendo comida, recorriendo las calles sobre patinetas. Si tienen suerte de encontrar un trabajo, sus salarios apenas les permiten mantenerse a sí mismos. Como los precios del mercado inmobiliario chino son monstruosamente altos, ni trabajando durante cincuenta años a ritmo demoledor podrían reunir la suma necesaria para un departamento.
Entonces comenzaron a salirse del sistema: ¿para qué agobiarse con una competencia inútil? Estos jóvenes plantean no casarse (les obligaría a comprar un departamento). No quieren tener hijos (les comprometería a grandes gastos no sólo para la crianza sino para brindarles educación escolar y extraescolar). Puesto que el precio de la vivienda está muy por encima de sus posibilidades, no se plantean tener propiedades. Lo más importante: no quieren trabajar horas extras, ni siquiera mantener un empleo estable, porque afirman que será el gobierno o la empresa la que se llevará los beneficios de su duro trabajo, mientras que ellos recibirán poco o nada a cambio.
Cuando te tumbas, la hoz no puede alcanzarte. Al menos esa es la esperanza.»
Esta vasta forma de desobediencia civil pasiva se produce en un momento en el que el régimen de partido único promueve “trabajar y consumir” para mantener la economía en funcionamiento. Como señal la preocupación gubernamental ante el movimiento juvenil, la plataforma china de medios sociales Douban censuró a un grupo de discusión sobre tang ping de casi diez mil miembros. De la noche a la mañana, se retiraron de las estanterías de los comercios diversos artículos: camisetas, cubiertas de teléfonos celulares y otros productos con diseños de tang ping o jiucai.
Los medios de comunicación estatales realizan campañas instando a los jóvenes a abandonar esta idea de deserción. La agencia de noticias Xinhua marcó la pauta en el mes de mayo pasado: “¡La nueva generación no es una generación que elige estar tumbada, sino que elige trabajar duro!”. El periódico Nanfang Daily publicó un artículo titulado “El tang ping es vergonzoso; ¿cómo se puede justificar?”. Un artículo del periódico Guangming Daily decía: “El “tang ping” trae mucho daño al desarrollo económico de la sociedad». El artículo exigía a la generación de tang ping que, por el contrario, trabajara duro. La Liga de la Juventud Comunista criticó la idea de tang ping en su Weibo: “En medio de grandes vientos y olas, los miembros de la generación joven estuvieron a la altura de su misión, de sus familias y de su país. Tienen fe, tienen sueños, tienen empeño y tienen devoción. Nunca eligen tang ping”. En lo que no hay dudas es que tang ping tocó un nervio importante en el régimen autoritario-productivista del PCCh.