Luis Carrión Cruz (1952) es uno de los nueve comandantes de la revolución sandinista que acabó, en 1979, con la dictadura de los Somoza en Nicaragua. Fue compañero de armas del presidente Daniel Ortega. Se exilió de su país el pasado 23 de junio, cuando el oficialismo arrestó a varios miembros de su partido, el progresista Unamos, formado por sandinistas antidictatoriales
Luis Carrión Cruz (1952) es uno de los nueve comandantes de la revolución sandinista que acabó, en 1979, con la dictadura de los Somoza en Nicaragua. Fue compañero de armas del presidente Daniel Ortega. Todavía guarda fotos de aquellos años, fusil en mano, junto al ahora líder del país. Carrión rompió con Ortega en los 90, después de que el sandinismo perdiese el poder. Desde entonces es opositor. Se exilió de su país el pasado 23 de junio, cuando el oficialismo arrestó a varios miembros de su partido, el progresista Unamos.
Seis candidatos presidenciales y una treintena de opositores han sido detenidos en las últimas semanas en Nicaragua, a cinco meses de las elecciones, suscitando duras críticas de la comunidad internacional. Carrión atendió a La Voz vía videollamada.
-¿Por qué varios revolucionarios históricos rompieron con Ortega en los 90?
-Rechazábamos la política de violencia, el uso de la fuerza, que Daniel Ortega empujaba en las calles. Hubo en esos años del Gobierno de Violeta Chamorro acciones armadas, asonadas callejeras, secuestros y bombas en casa de diputados, en un intento de someter a su voluntad a los Gobiernos correspondientes. Se reveló que, aunque Ortega decía respetar las reglas el juego democrático, no había renunciado al uso de la fuerza como medio para imponer su voluntad política.
-¿Cómo afronta el país las elecciones presidenciales de noviembre?
-Ya han sido convertidas en una farsa, con los aspirantes presidenciales más importantes encarcelados, con partidos políticos a los cuales se les ha suspendido la personalidad jurídica, con un ataque sistemático y leyes que ponen en peligro la libertad de expresión, y con una represión permanente. Estas elecciones Daniel Ortega las ha liquidado. En estas condiciones, no van a ser una salida a la crisis. Va a haber votaciones, pero no va a haber elección.
-¿Cuál es el futuro del país?
-Se están encaminando a la construcción de un modelo cuasi totalitario, en el que no se permite ningún tipo de crítica al régimen. La represión que se extiende al sector privado también va a tener consecuencias en las decisiones inversionistas. Ha metido un temor muy grande entre los empresarios, pequeños y grandes, que obviamente va a tener consecuencias en la recuperación económica del país. La crisis social también va a prolongarse y a agravarse. Eso no es sostenible. Afecta a todos los grupos que están alrededor de Ortega y que ayudan a sostener este régimen. Toda esta crisis, y la debilidad política que claramente tiene Ortega, van a forzar una salida democrática. Cuándo, es más difícil de definir. Nicaragua es un país pequeño. No tiene los recursos de Venezuela. Está muy interrelacionado. Más del 50 % de nuestro comercio exterior es con Estados Unidos. Hay unas condiciones estructurales que no hacen posible que lo que Ortega quiere hacer tenga viabilidad.