Fariseísmo desarrollista que hoy pondera lo autóctono para explotar y manipular, porque las “soluciones” están hechas cómo es lógico para satisfacer el máximo “ego” de un gobernante, donde el habitante no cuenta en absoluto. Mientras tanto, en el corazón de la ciudad propagandas de los gobernantes prepotentes y de mirada corta que sonríen complacidos frente al “puente-bulevar más importante de Venezuela”, “construimos miles de metros cuadrados de concreto y pintura en el área de interés histórico de la ciudad de Cumaná”. Todo fue para sus gobernantes, los únicos aparentes dueños de la ciudad.
[…] ״Por Dios! Hay veces que no puedo a menos de revelarme al ver como por el abandono -por no usar apreciaciones más crudas, pues hubiera podido decir avaricia e ignorancia-, son destruidos o abandonados monumentos que por su calidad de diseño y esplendor fueron respetados hasta por el bárbaro y desenfrenado enemigo, o aquéllos que aún el tiempo, tenaz e implacable destructor, los habría respetado eternamente״. […] ״De Re A edificatoria״, León Battista Alberti.1450.
A los distinguidos amigos del Planeta Tierra:
Hoy, 2 días de septiembre de 2.021, por la imperiosa necesidad de que se conozca con prontitud nuestra denuncia, nos vemos obligados a dirigirnos al Ministerio Público y a la Defensoría del pueblo, a la Comunidad Local, Regional, Nacional, Continental, Mundial y a los distinguidos amigos del Planeta Tierra, en vista de las situaciones del atentado que se planifica contra nuestro histórico almendrón centenario de Cumaná, con la complicidad de los entes oficiales “rectores” tanto de la política ambiental del país, como de la política urbana de la ciudad de Cumaná:
La Gobernación del Estado Sucre, La alcaldía del Municipio Sucre del Estado Sucre, el Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo (MINEC), parecen, no solo, tener consciencia de la ciudad como entidad, como organización activa y dinámica cuyas transformaciones nos afectan de diversas maneras; sino, también, por no tener consciencia de nuestra profunda pertenencia a cada una de las calles, casas, plazas y árboles. Nuestros dirigentes, en quienes se ha delegado la responsabilidad de administrar, planificar, controlar y dirigir nuestra ciudad, no saben lo que esta es. Pareciera comprensible. Son dirigentes políticos, los de antes como los de ahora, para quienes la politica es un fin en sí mismo y no un instrumento de transformación.
Hoy queremos que las reflexiones puramente teóricas se proyecten sobre un ejemplo de nuestra propia vivencia, como cumaneses, dentro de un espacio histórico-cultural llamado ciudad de Cumaná. Estas reflexiones no interesan solamente al especialista, quien sin duda podría hacerlas mejor que nosotros; por el contrario, creemos que interesan al ciudadano común, al usuario de la ciudad, a todos los que disfrutamos de ella o la sufrimos.
Nos preguntamos: ¿Qué ha ocurrido con nuestra ciudad? ¿Qué ha ocurrido con todos aquellos árboles, por ejemplo, que conforman nuestro barrio más antiguo y más tradicional? Todos sabemos, fueron destruidos y los que aún quedan, muy escasos, estan en proceso de destrucción. ¿Sabía el pueblo cumanés lo que perdía cuando se demolió la Casa de los padres del sabio Juan Manuel Cagigal o la Casa de la Gobernación poseedor de un jardín nobiliario compuesto por árboles centenarios y, por tanto, parte del entorno y continuidad visual a los monumentos de la poligonal de la Zona Histórica de la Ciudad de Cumaná? ¿Sabían las autoridades que al violar a la ciudad y a su barrio de interés histórico violaban la historia y la cultura de un pueblo?
Esa actitud forma parte del fariseísmo desarrollista que hoy pondera lo autóctono para explotar y manipular, porque las “soluciones” están hechas cómo es lógico para satisfacer el máximo “ego” de un gobernante, donde el habitante no cuenta en absoluto. Mientras tanto, en el corazón de la ciudad propagandas de los gobernantes prepotentes y de mirada corta que sonríen complacidos frente a la miscelánea “decorativista” de los presuntos “artistas” de la junta directiva de la fundación “Teatro Luis Marino Rivera”, dicen: “hicimos el puente-bulevar más importante de Venezuela”, “construimos miles de metros cuadrados de concreto y pintura en el área de interés histórico de la ciudad de Cumaná”. Todo fue para sus gobernantes, los únicos aparentes dueños de la ciudad.
A ningún funcionario le interesa que existan los árboles, los pájaros, que los niños deben salir al parque. No le interesa el olor cuando cae la lluvia. No saben que para los jóvenes, para los niños, para los adultos mayores, para los obreros, para los desempleados, para la inmensa masa humana, es la única razón de ser de la ciudad.
La prepotencia, la ignorancia de las cuestiones más elementales de urbanismo, el desconocimiento de experiencias aleccionadoras, el poner en manos de burócratas decisiones que deberían pasar previamente por manos de especialistas en problemas de localización, de flujos interurbanos; todo esto ha producido unas irónicas intervenciones -a machete limpio- donde se legaliza la destrucción del área de interés histórico de Cumaná.
De llevarse a cabo el corte definitivo del histórico árbol de almendrón centenario, en unos pocos años, Cumaná estará construida con la misma desidia que permitió la destrucción de la ciudad colonial y tradicional. La nueva ciudad surgirá como un monstruo improvisado torpemente en ese incansable laboratorio de lo urbano conocido como la “permisología”, la “demolición”, la “intervención” y todo el instrumental para destruir y construir sin planificación alguna.
Porque el ciudadano no tiene ni voz ni voto en la construcción o destrucción de la ciudad de Cumaná, todo se hace en el entendido de que ésta es una hacienda y los gobernantes sus propietarios, sin que exista cosa ni que se parezca a una consulta a la opinión pública. En la ciudad de Cumaná los árboles y demás monumentos se cortan al capricho de los “jefes”. Pues, al parecer, se podría tallar todos los árboles del Parque Guaiquerí para poner una venta de perros calientes o una gallera.
Verdaderos monumentos son destrozados por la tecnocracia insensible, la especulación y la demagogia. Y con ello, referencias que abrirían claros y definidos caminos propios al desarrollo coherente de la ciudad. Se ha perdido nuestras tradiciones de la “memoria colectiva” de la ciudad. Se ha mutilado nuestro histórico árbol de almendrón como “hito” existente y estructurado, como “patrimonio” estético visual. En definitiva, se es insensible a todas las arraigadas formas de vida. y en general, a todas aquellos puntos de apoyo y continuidad de la estructura, no solo histórica, sino también cultural y ambiental de la ciudad de Cumaná.
ACUERDOS:
De consolidarse estos perjuicios serían, al mismo tiempo, contra el quehacer estético –al servicio del ser humano y la naturaleza-, frente a la miscelánea “decorativista” de los presuntos “artistas” de la junta directiva de la fundación “Teatro Luis Marino Rivera”, deshonrando un hacer estético proclamante de libertad por su carácter subversivo del arte y ser manifestación de las potencialidades del ser vivo. Porque, en definitiva, esas expresiones totalizadoras se han demostrado sustentadas, más que en criterios técnicos o científicos inobjetables, en el conjunto de valores, creencias e imágenes que hemos conformado como representativas del mundo que observamos -ideología la llaman-. Por lo cual acordamos:
Primero: Constituirnos en plataforma permanente de alerta frente al crimen ambiental: Comité de Defensa.
Segundo: Instar la investigación legal de responsabilidades penales, administrativas, laborales y disciplinarias, contra quienes resultaren culpables del ecocidio.
Tercero: Exigir la destitución preventiva e inmediata del cuerpo directivo de la fundación “Teatro Luis Mariano Rivera”.
Cuarto: Solicitar de los organismos competentes, que se obligue a los autores intelectuales y materiales del conjunto de daños ambientales producidos en la ciudad de Cumaná, a acometer programas de reforestación y cuido de nuestras flora y fauna.
¡El Ministerio Público y a la Defensoría del pueblo tiene la última palabra!
NOTA:
Este manifiesto está en consulta amplia y solidaria en diferentes organizaciones comunitarias. Para suscribir el presente “Manifiesto ambientalista de Cumaná: El árbol de almendrón centenario”, lo puede hacer enviando su nombre y profesión al correo: tetralectica77gmail.com.
¡Que se abran cien flores y florezcan cien escuelas de pensamiento!
Arquitecto- Es autor del libro “Desde la Comunidad”: la arquitectura de multitudes (junio, 2010) dirigido a la formulación de propuestas de planificación del desarrollo estratégico para captar el objetivo esencial y específico de clarificar el compromiso y la responsabilidad de la explosión del Poder Popular con la problemática total de la ciudad, mediante todas las escalas de sus propias acciones para marchar rumbo al nuevo sistema de Ciudades Comunales, los Distritos Motores de Desarrollo y los Territorios Federales. Y autor, también, del libro “La Ciudad Comunal, la lucha de clases por el espacio” (nov, 2013) donde plantea una interpretación de los fenómenos urbanos, que constituye una herramienta sobre lo que ?desde afuera? de la estructura urbana, el poder económico y el poder político, conforman la lucha de clases por el espacio y avanza en el señalamiento de la necesaria ruptura con los valores, instituciones, relaciones de poder y las raíces más profundas de la sociedad capitalista.