Se está descomponiendo arriba y está reventando abajo, entonces cuando los zapatistas alertan sobre los peligros de una guerra civil pues no están faroleando, están anunciando todo esto que vemos.
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional sorprendió a México al advertir que Chiapas está “al borde de la guerra civil” (https://lahaine.org/eH4v): por la descomposición social, el avance del narcotráfico, el control que ejercen grupos paramilitares al gobierno estatal y la falta de interés por parte del gobierno federal por mediar la situación política y social.
El boletín hizo mucho ruido a nivel nacional y recordó cuando en 1994 el Ejército Zapatista se levantó en armas en contra del gobierno mexicano encabezado por Carlos Salinas de Gortari. Sin embargo, para quienes siguen de cerca la labor del EZLN y monitorean la situación de Chiapas, no fue una sorpresa dicha declaración, pues al menos desde hace dos años denuncian ataques, robos y secuestros en contra de los militantes zapatistas, así como un ambiente generalizado de violencia consecuencia del dominio de grupos del crimen organizado.
La Red de Resistencias y Rebeldías AJMAQ señala que el boletín se lanza luego de varios ataques perpetrados desde 2019 por la Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo (ORCAO), movimiento que nace a principios de los 90, pero que se consolida en 2001 como grupo aliado del gobierno estatal al separarse del EZLN y adherirse al programa de regularización de Pablo Salazar Mendiguchía, exgobernador derechista de Chiapas entre el 2000 y 2006.
La ORCAO, señalada por los zapatistas como una organización paramilitar, tiene varias escisiones internas, siendo las facciones más agresivas las que son dirigidas por Juan Vázquez y José Pérez. Si bien se tienen testimonios de ataques y secuestros desde 2019, el ataque a dos bodegas de maíz y café y al comedor del municipio autónomo Moisés Gandhi, ocurrido en el crucero de Cuxuljá en agosto de 2020, se considera la primera agresión de una serie de ofensivas por parte de la ORCAO.
A raíz de este ataque se organizó una Caravana de la Solidaridad para recabar testimonios y pruebas de las agresiones en las diferentes comunidades autónomas. Fue ahí donde se reportó que el asedio contra las comunidades zapatistas inició en 2019 pero se acrecentó durante la pandemia.
Para principios de noviembre, poco después de anunciarse la salida de los zapatistas a Europa, se reportó el secuestro de Félix López Hernández en San Cristóbal, mientras iba en camino a Palenque. La Junta del Buen Gobierno Nuevo Amanecer en Resistencia y Rebeldía por la Vida y la Humanidad identificó a los secuestradores, miembros de la ORCAO, y denunció que dicho grupo habría usado un presupuesto de 300 mil pesos (15 mil dólares) destinado a la construcción de una escuela para comprar armas.
La profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Sandra Escutia, considera que parte del problema es que los ataques se manejan como hechos aislados cuando en realidad forman parte de una misma estrategia que opera ante la inacción de las autoridades estatales y federales.
El ‘mal gobierno’ —como ellos le llaman— no ha cambiado su relación con los grupos indígenas en general y mucho menos con el EZLN y los zapatistas que llevan tanto tiempo trabajando. El posicionamiento no sólo es la cuestión de la guerra civil que ellos declaran, sino el origen que está ahí detrás: la permisibilidad hacia una serie de crímenes contra personas muy específicas, pero también hacia una serie de anomalías que son graves para la población en general, sean o no simpatizantes, como es el hecho de la distribución de las vacunas”, declaró en entrevista la experta en el tema.
Ante la pregunta de si los zapatistas podrían verse en medio de un fuego cruzado entre la clase política chiapaneca (derivado del reacomodo de fuerzas políticas con miras a las elecciones estatales y federales del 2024), Escutia no descarta dicha posibilidad, pero también considera que podría ser sólo una nueva forma para presionar al EZLN.
“Es probable. A esto se suma que el EZLN es un actor político incómodo. Ha sido incómodo desde hace mucho tiempo porque no ha sido parte de la política tradicional. Entonces, puede ser que sea un fuego cruzado, pero también puede que sea una nueva estrategia para seguir asediándolos”, opinó.
La crisis de arriba explota abajo
La situación para 2001 se volvió a un más crítica ya que, de acuerdo con la propia AJMAQ, el narcotráfico controla la mayor parte del estado, principalmente los cruces relacionados al tráfico ilegal de migrantes, delito que ha incrementado durante la contingencia sanitaria.
Para enero de 2021 se reportó un nuevo ataque con armas de alto calibre en la comunidad de San Felipe, en el Municipio Autónomo Rebelde Zapatista Lucio Cabañas, por parte de la ORCAO. En abril, se registra el secuestro y tortura de Lázaro Sánchez Gutiérrez y Victoria Gálvez Pérez, defensores de DDHH del Centro Fray Bartolomé, en San Cristóbal.
Según el periodista mexicano, Luis Hernández Navarro (https://lahaine.org/eF8o), a estas agresiones directas se suma la escalada generalizada de la violencia en el estado consecuencia del avance de grupos criminales, como el secuestro y violaciones a estudiantes normalistas.
“Estamos viviendo una gran crisis arriba y una ruptura de los mecanismos de control tradicionales que se formaron a partir de 1994, en los que participaba la familia chiapaneca, los paramilitares, el crimen organizado, los cacicazgos indígenas (…) ese sistema está haciendo agua”, aseguró el comunicador durante una plática virtual realizada por la Red Universitaria Anticapitalista, a raíz del boletín.
Hernández Navarro considera que, a pesar de lo que se aparenta en público, es claro el quiebre en la alianza entre los liderazgos del partido autodenominado Verde Ecologista y el denominado Grupo Tabasco al que pertenecen personajes políticos como el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y su hermana, Rosalinda López, administradora general de Auditoría Fiscal Federal y esposa del gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón.
“Hay un pleito arriba, en serio, en forma, no es secundario. Y por otro lado están todas estas expresiones de descomposición social atravesadas por la presencia del narcotráfico (…) estamos hablando de un clima de violencia tremendo que tiene un momento culminante en Pantelhó”, relata el escritor, en referencia a la creación de la autodefensa del pueblo de El Machete, en dicho municipio, en julio de este año.
En este contexto se emite el comunicado de prensa del EZLN, el cual para sus simpatizantes es un llamado de alerta más que una confrontación directa con la administración de Andrés Manuel López Obrador, pues, sea cual sea el gobierno en turno, el EZLN entra en conflicto con la noción actual de Estado-Nación.
Se está descomponiendo arriba y está reventando abajo, entonces cuando los zapatistas alertan sobre los peligros de una guerra civil pues no están faroleando, están anunciando todo esto que vemos.
El gobierno federal ha insistido que todos estos casos —más muchos más— son hechos aislados, cuando no son hechos aislados, forman parte de una matriz: el modelo regional de dominio está haciendo agua, esta reventado por todos lados y tiene que ser enfrentado como una situación de conjunto, no como hechos aislados”, declaró Luis Hernández en la plática virtual.
Sputnik / La Haine