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Chile: ¿Es triste y lamentable que en Iquique se rechace y se quemen pertenencias de inmigrantes? Cómo evitar esas actitudes “nacionalistas”

Jaime Yovanovic (Profesor J) :: 27.09.21

Los del estallido y los inmigrantes somos la misma cosa, rotos de m… dispensables que nos desalojan y queman las cosas, y justamente por eso lo que nos queda es unirnos por barrio, sin coordinarse debido a que por allí andan los partidos haciéndose los autónomos y quieren utilizarnos para su eterna lucha de la “toma del poder del estado” evitando cuidadosamente que podamos transformar los barrios en el verdadero espacio de toma de decisiones donde los de abajo decidan en democracia directa.
Así, mientras nos invitan a sumar fuerzas para el asalto al poder, acá abajo preferimos construir una nueva sociedad donde el poder centralizado de unos pocos es sustituido por la democracia directa barrial de los muchos. Ahí caben perfectamente los inmigrantes.

¿Es triste y lamentable que en Iquique se rechace y se quemen pertenencias de inmigrantes? Cómo evitar esas actitudes “nacionalistas”.

Por el Profesor J

 

En primer lugar hay que cortarla con los lamentos y realizar acciones de cooperación y apoyo a quienes vienen a vivir aquí con los chilenos y con los pueblos de los territorios ocupados.

 

Nada sacamos con protestar ante las autoridades y ante la ley, pues es evidente que los poderosos de este país han determinado que no pueden entrar, salvo los que tengan título universitario o un fuerte billete, dado que hoy día el universitario es rey y hasta quiere ser presidente de algo.

 

No conseguiremos nada pidiendo o exigiendo que otros o alguna institución los defienda mientras nosotros nos quedamos quietos y nos lavamos las manos o a lo más vamos a una marcha convocada siempre por partidos o por quienes dicen que no son militantes de algo.

 

¿Y qué podemos hacer?

 

En segundo lugar hay que aprender a confiar más en nuestro cuerpo y cuerpa, así como en la relaciones entre nosotros los humanos que nos tienen viviendo divididos y nos lanzan a unos contra los otros. Con eso podremos al fin comprender que el vecino de nuestro barrio no es un desconocido y con él, con ella, con ellos, elloas y ellitos, es decir entre todos nosotros podemos hacer algo y no poco.

 

No cuesta nada que dos o tres vecinos publiquen una declaración de apoyo desde su barrio en las redes sociales. Es claro que dos o tres no consiguen nada, pero muchos de esos dos o tres hacen una presencia diferente a los mil de una marcha.

 

Se pueden establecer relaciones con los residentes del barrio que hayan llegado hace 8 años o hace 8 horas desde otros países, tales como invitarlos a las ferias barriales, a las ollas comunes, a las reuniones de las juntas de vecinos y aún a las directivas vecinales de centros de madre, adulto mayor, clubes deportivos, etc. y aprender a quitarnos de encima ese arribismo de compartir con los poderosos la categoría de “chilenos”, que es lo mismo que aplaudir a los empresarios que destruyen la madre tierra y explotan a sus trabajadores. Personalmente me considero muy diferente a los empresarios chilenos (la mayoría nietos de alemanes y otros europeos que escaparon de sus guerras de conquista territorial).

 

Me identifico mucho más con los millones que escapan de sus países por la crisis y por los gobiernos duros (o maduros) de todos los colores, que con los empresarios y políticos “chilenos”, así como esos arribistas chupamedias del poder que se dejaron arrastrar a incendiar las pertenencias de los hermanos perseguidos y que según ellos hay que incendiarlos a todos, escondiendo detrás de la espalda a los empresarios que mandan a quemar los bosques como en Valparaíso quedaron cientos de familias sin casa por su causa y culparon a los pajaritos que pololeaban en un alambre eléctrico o armando el tremendo escándalo porque la resistencia mapuche quemó un camión.

 

La conclusión es que los empresarios y políticos chilenos necesitan casi un cuarto de millón de personas para la cosecha de la fruta de exportación y discuten si dejan pasar unos cuantos para luego echarlos nuevamente. Queda claro que no le están quitando el trabajo a nadie, como queda claro que están empujando a la gente del campo a venir a amontonarse en las periferias de las ciudades.

 

Las medidas de gobierno no cortan ni pinchan en todo esto, pues son los empresarios los que cortan el queso, de modo que cualquiera que sea gobierno va a depender de la circulación capitalista y están engañando a la gente los que prometen que cuando sean gobierno cambiarán las cosas o “cuando los trabajadores se tomen el poder”, como Maduro en Venezuela o como Ortega en Nicaragua los dos países de donde salen arrancando millones de personas que según esos gobernantes son “agentes de la Cia”.

 

El apoyo a los inmigrantes comienza desde cada uno, diga usted las medidas concretas que se pueden tomar pensando que el estallido social fue hecho por los insatisfechos y nos engañaron los partidos haciendo creer que con una “nueva” constitución estaremos flor cuando lo más que harán será llenarla de derechos del pueblo que no podrán cumplirse porque no se pueden modificar los mecanismo de la toma de decisiones, es decir que el poder quedará como siempre intocable y los empresarios y políticos cantarán juntos el venceremos codo a codo con los jóvenes arrogantes de la pequeña burguesía ilustrada que han venido a salvar la patria del peligro de l masa de los flaites del estallido.

 

Los del estallido y los inmigrantes somos la misma cosa, rotos de m… dispensables que nos desalojan y queman las cosas, y justamente por eso lo que nos queda es unirnos por barrio, sin coordinarse debido a que por allí andan los partidos haciéndose los autónomos y quieren utilizarnos para su eterna lucha de la “toma del poder del estado” evitando cuidadosamente que podamos transformar los barrios en el verdadero espacio de toma de decisiones donde los de abajo decidan en democracia directa.

 

Así, mientras nos invitan a sumar fuerzas para el asalto al poder, acá abajo preferimos construir una nueva sociedad donde el poder centralizado de unos pocos es sustituido por la democracia directa barrial de los muchos. Ahí caben perfectamente los inmigrantes.


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