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Confirman que vikingos llegaron a América cinco siglos antes que Colón

Agencias :: 21.10.21

El 28 de octubre de 1492 Cristóbal Colón llegó a la isla de Cuba. Aunque la comitiva pensó que había encontrado un nuevo camino hacia Las Indias, en realidad, como se supo después, su ruta les había llevado hacia el Nuevo Mundo. Sin embargo, se acumulan las pruebas que señalan que no fue este almirante de origen incierto el primer europeo en pisar aquellas exóticas tierras, sino los vikingos, quienes habrían cruzado el Atlántico alrededor de medio milenio antes. Concretamente, en el año 1021 ya estaban aposentados en lo que ahora es Canadá.

Confirmado: Cristóbal Colón no fue el primer europeo en pisar América

https://www.abc.es/ciencia/abci-confirmado-cristobal-colon-no-primer-europeo-pisar-america-202110201701_noticia.html

El 28 de octubre de 1492 Cristóbal Colón llegó a la isla de Cuba. Aunque la comitiva pensó que había encontrado un nuevo camino hacia Las Indias, en realidad, como se supo después, su ruta les había llevado hacia el Nuevo Mundo. Sin embargo, se acumulan las pruebas que señalan que no fue este almirante de origen incierto el primer europeo en pisar aquellas exóticas tierras, sino los vikingos, quienes habrían cruzado el Atlántico alrededor de medio milenio antes. Concretamente, en el año 1021 ya estaban aposentados en lo que ahora es Canadá. Así lo atestiguan las muescas que dejaron sus hachas en algunos árboles del norte del continente, que usaron para abastecerse de madera y construir sus poblados, armas y barcos. Los resultados acaban de publicarse en la revista ‘ Nature‘.

Los vikingos navegaron grandes distancias: al oeste, establecieron asentamientos en Islandia y Groenlandia. Pero, tal y como cuentan las sagas islandesas (los relatos del pueblo vikingo que pasaron de forma oral de padres a hijos, a caballo entre fantasía y realidad), la comitiva capitaneada por Erik ‘el Rojo’ llegó aún más lejos de Groenlandia, hasta el continente americano. Allí, sobre el año 1000, fundaron Leifsbudir, donde viviría un pequeño pueblo de unas 60 personas durante varios años, hasta que las malas condiciones climatológicas y los enfrentamientos con los nativos les obligaron a volver a Groenlandia.

La historia quedó enterrada en el mito. Al menos hasta que en 1960, el investigador noruego Helge Ingstad y su esposa, la arqueóloga Anne Stine Ingstad se percataron de unos raros abultamientos en el campo de L’Anse-aux-Méduses (en español ‘la ensenada de las medusas’), en Terranova (Canadá). Debajo de aquel terreno coronado por la hierba se escondía lo que coincidía con las ruinas del viejo Leifsbudir. El vecindario lo componían al menos tres cabañas, una forja, un aserradero para abastecer el astillero y tres almacenes. Aquí se han encontrado también centenares de objetos que coinciden con los de la cultura nórdica, incluidos utensilios de costura, lo que indicaba la presencia de mujeres y un asentamiento estable.


Casa vikinga reconstruida en L'Anse-aux-Méduses (Canadá)
Casa vikinga reconstruida en L’Anse-aux-Méduses (Canadá) - Glenn Nagel Photography

La sorpresa llegó cuando se fecharon aquellas ruinas: las dataciones por carbono indicaban que se habían construido hacia el año 1000, casi 500 años antes de la llegada de Colón, y coincidiendo con las aventuras de Erik ‘El Rojo’. «Sin embargo, este método solo pudo producir resultados con un margen de error de dos siglos, el tiempo que más o menos se extendió el periodo vikingo», explica a ABC Michael Dee, de la Universidad de Groninga (Países Bajos) y director de la investigación. Es por ello que su equipo se propuso encontrar una fecha mucho más concreta. Y la han encontrado: el año 1021, tal y como demuestran las marcas que dejaron sus hachas en las cortezas de los árboles, los vikingos ya estaban allí. Y no solo eso: también han demostrado que este pueblo fue el primero en cruzar el Atlántico, momento en el cual los caminos migratorios de la humanidad rodearon todo el planeta.

Imagen del poblado reconstruido de Leifsbudir

La clave: una antigua tormenta solar masiva

El estudio analizó los troncos de madera talados de tres árboles de L’Anse-aux-Méduses. Para asegurarse de que fueron los vikingos y no los indígenas que ya vivían en aquellas tierras, buscaron marcas producidas por cuchillas de metal, una industria manejada por los nórdicos, pero que los locales no conocerían hasta más adelante. Además, los autores contaban con una ‘ventaja’: en el año 993 se produjo una tormenta solar masiva que quedó ‘grabada’ en los troncos de los árboles. «En los últimos años se ha descubierto que las tormentas solares masivas pueden hacer que los niveles de radiocarbono en la atmósfera aumenten -apunta Dee-. Este crecimiento es después absorbido por los árboles e ‘insertado’ en el anillo de crecimiento de ese año. Sabíamos que uno de estos picos ocurrió en el año 993 d.C., y esta señal se ha detectado en anillos de árboles de todo el mundo. Por eso buscamos esta misma señal en los restos de madera en L’Anse-aux-Méduses».


 

Y las tres muestras tenían este distintivo en el lugar preciso: los cortes de hacha estaban situados 29 anillos después de la señal de la tormenta solar, lo que significa que casi con total probabilidad aquellos cortes en la madera se produjeron por herramientas metálicas como las de los vikingos alrededor de tres décadas antes. Pero datar la estancia de los vikingos no fue tan fácil como ponerse a contar anillos: «Hicimos un arduo trabajo de laboratorio para acertar con la fecha de 1021. De hecho, ahora mismo, es la única prueba científica de que ese año en concreto estuvieron allí, pero no de su permanencia el resto del tiempo», afirma Dee.

El equipo sugiere que aquel grupo pudo haber llegado al centenar de miembros durante su apogeo, siendo la mayoría hombres, si bien habría también alguna mujer. «Sabemos que su sociedad estaba muy estratificada, con varias clases sociales. Y también podemos deducir que estaban en América del Norte para obtener madera, que escaseaba en su colonia en Groenlandia», dice el investigador.

¿Pudieron llegar antes?

Se desconoce el número de expediciones vikingas y su duración, si bien según las pruebas actuales, todo parece indicar que, tal y como revelan las sagas, el periplo fue corto. Seguramente esta es la razón de las pocas pruebas, tanto físicas como culturales y ecológicas que este pueblo dejó en el Nuevo Continente. «No obstante, existen pruebas botánicas en L’Anse aux Méduses que confirman que los vikingos sí exploraron tierras más al sur que Terranova», afirman los autores.

«Podríamos encontrar pruebas similares que nos ayuden a reconstruir dónde más fueron los vikingos», apostilla por su parte Dee, que señala que ya existen hipótesis que afirman que este pueblo también visitó otros sitios de Canadá, «si bien esas teorías están siendo muy discutidas». Quizá el viaje del séquito de Érik El Rojo no desmereció en nada las aventuras de la expedición de Cristóbal Colón. Aunque su legado real quedase más diluido en el mito.

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 Un nuevo estudio muestra que los vikingos llegaron a América siglos antes de la llegada de Colón – 21/10/2021 – Ciencia


Siglos antes del viaje pionero de Cristóbal Colón, sistema operativo vikingos Ya habían llegado al continente americano, aterrizando en lo que hoy es Canadá. Un nuevo estudio utilizó ingeniosas técnicas de datación para determinar con precisión cuándo existió el asentamiento nórdico en las Américas: exactamente hace mil años, en el año 1021 EC.

La conclusión que acaba de salir Artículo en la revista científica Nature, gracias al análisis de artefactos de madera del sitio arqueológico de L’Anse aux Meadows, en la región de Terranova y Labrador (el punto más oriental de Canadá). El estudio fue dirigido por Michael De de la Universidad de Groningen en los Países Bajos, quien trabajó con colegas de instituciones en Canadá y Alemania.

Se sabe muy poco sobre La aventura de los navegantes escandinavos en el nuevo mundo. Los viajes a las tierras de este lado del Atlántico se mencionan en los relatos (novelas que mezclan la historia con la leyenda) escritos en Islandia en los últimos siglos de la Edad Media.

Los grupos vikingos habían llegado a Canadá desde Groenlandia, donde pudieron establecer asentamientos que duraron siglos (solo fueron abandonados alrededor del 1400). Las sagas islandesas hablan de la abundancia de madera en la tierra recién descubierta y mencionan las luchas con los pueblos indígenas, que los escandinavos llamaron “skraelingjar”, que posiblemente significa “personas que usan pieles de animales”.

Las excavaciones llevadas a cabo en L’Anse aux Meadows en la década de 1960 mostraron que los relatos eran ciertos y que el área pudo haber servido como base. Expediciones a otras zonas de la costa atlántica. Sin embargo, las fechas obtenidas en el sitio arqueológico fueron caóticas, abarcando casi la totalidad de la llamada Edad Vikinga (que va desde el 793 hasta el 1066 d.C., según la convención adoptada hoy).

Esto puede deberse a limitaciones tecnológicas en los métodos de datación en el momento en que se llevaron a cabo las excavaciones originales, sin controles capaces de tener en cuenta la contaminación del material y otros factores.

Ahí es donde entra la nueva investigación, coordinada por Michael D. Al igual que en la década de 1960, los investigadores utilizaron el método del carbono 14, una forma inestable del elemento químico carbono que se encuentra en los organismos vivos.

Cuando se corta un árbol para que su madera se convierta en una silla, por ejemplo, el carbono-14 que ha incluido a lo largo de su vida irá desapareciendo lentamente de la madera. Dado que esto sucede después de una tasa conocida, es posible saber cuándo un árbol estaba vivo a partir de la cantidad de carbono 14 en la madera.

Afortunadamente para los investigadores, fue posible identificar artefactos de madera producidos con herramientas de metal, que los aborígenes de Canadá no tenían en ese momento. En otras palabras, solo podría haber sido creado por los vikingos. El siguiente paso fue tener en cuenta las anomalías en la cantidad de carbono-14 que producen los rayos cósmicos, el tipo de radiación que el sol y otras estrellas envían hacia la Tierra.

Resulta que una “tormenta” particularmente poderosa de rayos cósmicos, cuando golpean átomos de carbono, produce un exceso de carbono 14. Otros estudios ya han demostrado que una de estas “tormentas” ocurrió en 993 d. C. Si esta anomalía pudiera identificarse con precisión en el grabado en madera, sería fácil descubrir la fecha exacta del asentamiento vikingo.

 

Esto es lo que hicieron los investigadores, con la ayuda de anillos de crecimiento de madera. Sucede que los árboles, en diferentes partes del mundo, forman anillos de madera en su tronco a medida que crecen, y cada uno corresponde a un año.

Sabiendo que uno de los anillos interiores correspondía al año de una tormenta de rayos cósmicos, y que el anillo exterior de madera correspondía al final del crecimiento del árbol, fue suficiente contar los otros anillos, de adentro hacia afuera, para concluir que el artefacto fue realizado en el año 1021.

La datación cuidadosa debería ayudar a los investigadores a comprender mejor el contexto en el que se estableció el asentamiento escandinavo y por qué finalmente fue abandonado.

 



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