¿Por qué los mapuche no votan?
Jaime Yovanovic (Profesor J)
Los porcentajes de participación electoral del pueblo mapuche en el Wallmapu ocupado son mucho más bajos que el resto de los territorios ocupados por el estado chileno, que ya ha llegado a la cifra de 36% en tanto en el territorio mapuche no llega al 20%, dato que surge de la consulta no vinculante sobre la continuidad de la militarización, quizás el tema más importante que se haya votado alguna vez.
Mostrar 80% de votos a favor de la militarización con apenas 20% de votantes es un truco de efecto cuando se esconde el total de votantes posibles, pues la gente solamente ve ese 80% y piensa que son muchos y si viera el total vería que la cifra de 80% en realidad es de los que rechazaron la votación, o sea no sólo rechazan la militarización, sino los mecanismos –incluso los electorales- que la acompañan y justifican.
Los mapuche están resultando más vivos y despiertos que el resto de los habitantes de esta fértil provincia. Tal vez no sea casualidad que la gente del estallido enarbolara la bandera de esa nación
“fértil Provincia, y señalada.
En la región Antártica famosa,
De remotas Naciones respetada,
Por fuerte, principal y poderosa:
La Gente que produce, es tan granada,
Tan soberbia, gallarda [valiente], y belicosa [guerrera],
Que no ha sido por Rey jamás regida [gobernada],
Ni al extranjero dominio sometida.
Gente sin dios ni ley…”
(Canto I - La Araucana / de Alonso de Ercilla)
¿Qué podemos aprender de los mapuche?
En primer lugar no son “nuestro pueblo originario” como indica más de un historiador o antropólogo, sino solamente un pueblo ocupado que no ha podido ser asimilado, salvo algunos amarillos como Loncón. Los españoles no pudieron pasar y establecieron relaciones respetando la frontera, cosa que no copiaron los estados chileno y argentino que se lanzaron como jauría a ocupas sus tierras e intentar someter a sus habitantes.
En segundo lugar su forma de vida es comunitaria, pero no en el sentido de la “comunidad” de la cultura colonial (un montón de gente), sino en el agregado de decenas de familias que se relacionan horizontalmente en forma de lof, y cada lof se vincula horizontalmente con otros, por ello no necesitan estado.
Nosotros los chilenos vivimos dentro de la ley constitucional establecida por y para el estado y el poder patriarcal colonial que nos maneja hasta hoy, por eso odian los lof mapuche, que en su esencia son lo contrario al estado y algunos chilenos los apoyan solamente “porque luchan” y usan las banderas mapuche para alcanzar los puestos de comando del aparato estatal con el pretexto que lo van a llevar en otra dirección, pero necesitan dinero para financiarlo y por eso las empresas se prestan para contribuir generosamente en tanto destruyen la madre tierra, en conclusión el estado para subsistir lo hace con el capitalismo, las derechas con el capitalismo a secas y las izquierdas con el capitalismo de estado. Los mapuche no necesitan ni quieren ninguno de los dos, de allí que no están ni ahí con el estado y los votos, a diferencia de los partidos chilenos que dividen a la población peleando por los cargos estatales entre los capataces de derecha contra los capataces de izquierda, en concreto el capataz Kast contra el capataz Boric, ambos luchando para ponerse a las órdenes del mandamás, del patrón, que son los empresarios capitalistas.
Así se explica que el pueblo cansado de gobiernos de izquierda y de derecha estalle con las banderas mapuches.
Así la invitación hoy día es hacer de cada barrio un lof, un enlazamiento comunitario de vecinos y sus familias que lo administren y aprendan a gobernar las comunas autosustentables sin necesitar al estado y sus aparatos, sino con las propias manos, la autogestión y la democracia directa para articularnos horizontalmente con los lof mapuches y los ayllus andinos.