La izquierda revolucionaria dominante ha venido considerando el control obrero como parte de un sistema dual de poder, solo necesario durante la transición al socialismo, como contestación al poder de la burguesía y del estado capitalista. Desde esta perspectiva, los consejos obreros serían estructuras temporales relevantes solo hasta la conquista del «poder real», en general traducido en la consolidación de un partido revolucionario o de un «Estado revolucionario». Sin embargo, una corriente minoritaria —que se esboza desde en los escritos de Marx sobre la Comuna de París hasta en el comunismo consejista, el trotskismo, el anarcosindicalismo, el operaismo italiano y otras corrientes «heréticas»— siempre consideró el control obrero y sus consejos como la base de una sociedad socialista autogestionada.
Control y autogestión obrera desde La Comuna hasta el presente
Darío Azzellini e Immanuel Ness (eds.)
Índice
Introducción, de Immanuel Ness y Dario Azzellini ……………………… 13
Primera parte - Consejos obreros: panorama histórico y debate teórico
1 Control obrero y revolución, de Victor Wallis ………………….. 25
2 Consejos obreros en Europa:
un siglo de experiencia, de Donny Gluckstein …………………… 55
El topo rojo: los consejos obreros como medio
de transformación revolucionaria, de Sheila Cohen …………. 77
4 La forma política al fin descubierta: los consejos obreros
contra el Estado capitalista, de Alberto R. Bonnet …………… 101
Segunda parte - Consejos obreros y autogestión
en revolución: principios del siglo XX
5 Del sindicalismo a los consejos obreros:
los delegados sindicales revolucionarios en Alemania,
1914–1918, de Ralf Hoffrogge …………………………………………… 125
6 Los comités de fábrica en la Revolución Rusa,
de David Mandel ……………………………………………………………… 151
7 Consejos de fábrica en Turín, 1919–1920:
«los únicos y auténticos representantes sociales
de la clase proletaria», de Pietro di Paola ………………………… 187
8 La democracia de los trabajadores en
la Revolución española, 1936-1937, de Andy Durgan ………… 211
Tercera parte - Control obrero en Estados socialistas
9 Yugoslavia: autogestión como paradigma de Estado,
de Goran Musić ……………………………………………………………….. 243
10 «¡Devolvednos nuestras fábricas!» Entre resistencia
contra la explotación y el combate por el poder obrero en
Polonia, 1944-1981, de Zbigniew Marcin Kowalewski ………..269
11 Control obrero en Java, Indonesia, 1945-1946,
de Jafar Suryomenggolo …………………………………………………… 291
12 De la autogestión obrera al control burocrático de Estado:
la autogestión en Argelia, de Samuel J. Southgate …………….. 315
13 Límites y posibilidades de control obrero dentro del Estado:
Mendoza, Argentina, 1973, de Gabriela Scodeller …………….. 341
14 Consejos obreros en Portugal, 1974-1975,
de Peter Robinson …………………………………………………………….. 361
Quinta parte - Control obrero
contra las reestructuraciones capitalistas del siglo XX
15 Control obrero y ocupación de fábricas:
Gran Bretaña, años setenta, de Alan Tuckman ……………….. 387
16 Acción obrera directa y control de fábricas
en Estados Unidos, de Immanuel Ness …………………………….. 411
17 El «Otoño caliente»: consejos de fábrica
y asambleas obreras autónomas italianas
de la década de 1970, de Patrick Cuninghame …………………… 437
18 Fórmula para la anarquía: la ocupación de la Telefónica
de la Columbia Británica en 1981, de Elaine Bernard ………… 459
Sexta parte - Control obrero, 1990-2010
19 Control obrero en un Estado de India gobernando por
el Partido Comunista: conflictos laborales y sindicatos
en Bengala Occidental, de Arup Kumar Sen …………………….. 483
20 Las empresas recuperadas en Argentina:
ocupar, resistir, producir, de Andrés Ruggeri …………………… 495
21 Control obrero en el proceso bolivariano:
con, en contra y más allá del Estado, de Darío Azzellini ……. 519
22 Fábricas recuperadas brasileñas:
las limitaciones del control obrero,
de Maurício Sardá de Faria y Henrique Tahan Novaes …….. 549
Sobre los editores ………………………………………………………………………….573
Sobre lxs autorxs …………………………………………………………………………. 575
Introducción
Immanuel Ness y Dario Azzellini
Durante el último siglo, los trabajadores han ocupado los medios
de producción, fabriles o no, formado consejos obreros y auto-
gestionado empresas en prácticamente todas las regiones del glo-
bo. Independientemente de las formas estatales y las orientaciones
políticas de su contexto, los trabajadores han luchado por participar
en la toma de decisiones de los centros donde trabajan y aspirado a
desarrollar diferentes formas de autogestión, de poder obrero. Han
creado cooperativas y consejos como expresión genuina de sus inte-
reses históricos y materiales. Pareciera que incluso desde el descono-
cimiento de sus precedentes históricos, la gestión colectiva a través
de asambleas de trabajadores tiende a emerger con naturalidad como
el camino a seguir por la militancia de base. Tanto los textos clási-
cos en defensa del poder obrero como los estudios contemporáneos
sobre el mismo evidencian su carácter emancipatorio y su potencial
de superación de las situaciones de alienación capitalista y control
autoritario. Al estudiar los sucesos de París en La guerra civil en Fran-
cia, Marx enfatiza que la Comuna «era, esencialmente, un gobierno
de la clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora contra la
clase apropiadora, la forma política al fin descubierta que permitía
realizar la emancipación económica del trabajo».
Con los capítulos de este libro pretendemos documentar esas
experiencias de control obrero, desvelar prácticas y voluntades,
pasadas o contemporáneas, que hasta el momento apenas han sali-
do a la luz. Desde los marcos institucionalizados y bajo diferentes
formas estatales, desde mediados del siglo XX los sindicatos insti-
tucionales han mantenido un monopolio sobre la historia sindical.
Nada les incita a difundir las luchas obreras autónomas, cuya mera
existencia cuestiona el papel y las estructuras tradicionales de lo
14
sindical. Tampoco son muchos los partidos de izquierdas, socialis-
tas o comunistas, que han promovido el control obrero, que pone
en jaque la centralidad de los partidos. Perdidas para los relatos
históricos y contemporáneos quedan las prácticas creativas y cons-
tructivas, desarrolladas por los trabajadores para salvaguardar sus
centros de trabajo y estabilizar sus comunidades a través de formas
de democracia participativa tanto en el trabajo como en la sociedad.
Nuestro objetivo es poner el foco tanto sobre esos momentos de
empoderamiento en la historia del trabajo como revelar la impor-
tancia de las luchas obreras contra formas de control autocráticas
o injustas impuestas por el capital, las empresas, los sindicatos ins-
titucionales o incluso por los partidos o burocracias estatales.
Durante el último siglo, los ejemplos de control obrero a menu-
do han estimulado la imaginación de la militancia y fructificado
tanto en nuevas posibilidades para la organización democrática de
centros de trabajo y comunidades, como en innovaciones genuinas
dentro de los sindicatos. La militancia de base y las redes de trabaja-
dores organizados fuera de las estructuras sindicales empresariales
han resultado cruciales para la emergencia del control obrero; en
algunos casos los mecanismos de mediación establecidos simple-
mente fueron desplazados por los trabajadores mediante acciones
autónomas y espontáneas. Este libro examina de forma crítica las
posibilidades y problemas inherentes a la construcción de consejos
obreros y otras formas de estructuración de la autogestión.
La práctica totalidad de experiencias históricas de poder obrero,
en especial los consejos obreros, chocaron irremisiblemente con
partidos políticos, sindicatos y burocracias estatales, desde la revo-
lución bolchevique a la Italia de los 70, la Polonia de los 80, la India
de los 90 o la Argentina contemporánea. La izquierda revolucio-
naria dominante ha venido considerando el control obrero como
parte de un sistema dual de poder, solo necesario durante la tran-
sición al socialismo, como contestación al poder de la burguesía y
del estado capitalista. Desde esta perspectiva, los consejos obreros
serían estructuras temporales relevantes solo hasta la conquista del
«poder real», en general traducido en la consolidación de un parti-
do revolucionario o de un «Estado revolucionario». Sin embargo,
una corriente minoritaria —que se esboza desde en los escritos de
Marx sobre la Comuna de París hasta en el comunismo consejista,
15
el trotskismo, el anarcosindicalismo, el operaismo italiano y otras
corrientes «heréticas»— siempre consideró el control obrero y sus
consejos como la base de una sociedad socialista autogestionada.
Escenarios históricos y geográicos del control obrero
Los consejos obreros a menudo han sido retratados como estruc-
turas paralizadas por extensas dificultades y acuciado por agudos
problemas institucionales. Sin embargo, han sido estructuras capa-
ces de asumir grandes desafíos en la democratización de los centros
productivos. En muchos casos, fue el Estado o representantes polí-
ticos quienes impusieron las dificultades; en otros, los trabajadores
tuvieron que afrontar significativos obstáculos internos al inten-
tar gobernar estructuras económicas desde el interior de culturas
capitalistas. Inevitablemente, de la interacción entre la sociedad y
el potencial de la producción obrera autogestionada dentro de un
contexto capitalista derivan a menudo complicaciones y contradic-
ciones para los consejos obreros.
En multitud de experiencias del siglo pasado observamos que
el control obrero normalmente emerge de una situación de crisis
capitalista, ya sea política, económica o ambas. Ese marco tem-
poral y material de crisis alimenta retos como el derivado de for-
mas de producción obsoletas o de la futilidad de determinadas
producciones, algo especialmente claro en los últimos años, en
una situación sin amenazas revolucionarias directas a los regí-
menes capitalistas. Aun así, los empresarios tienden a mantener
su oposición a la recuperación de los centros por parte de los tra-
bajadores incluso cuando las perspectivas de rentabilidad son tan
escasas que abandonan la idea de seguir gestionando la empresa.
El problema de la obsolescencia tecnológica y de los mercados en
crisis resalta en la América Latina contemporánea, pero también
cada vez más en el Norte global. Incluso en tiempos de crisis capi-
talista, las dificultades principales a afrontar por una empresa en
transición hacia el control obrero deriva de la competencia con
otras empresas nacionales o extranjeras dentro del mercado capi-
talista. Al operar fuera de la lógica del capitalismo pero dentro de
un sistema de mercado, el establecimiento de un espacio laboral
16
democrático y con condiciones salariales y laborales adecuadas
resulta excepcionalmente difícil o casi imposible.
Este volumen cuenta con la colaboración de historiadores y cien-
tíficos sociales que han estudiado el control obrero, la ocupación de
fábricas y los procesos de transformación socialista conducidos por
obreros. Desde los primeros años de la Revolución Industrial hasta el
capitalismo neoliberal de nuestros días, los consejos obreros han sido
reconocidos como formas concretas tanto para expresar el impulso
radical y democrático de la clase obrera, como para arañar cuotas de
poder a las clases dominantes a través de la organización de los tra-
bajadores bajo preceptos de solidaridad y acción directa.
Esta obra ha sido estructurada con el objetivo de presentar el
bagaje académico sobre la historia de la autogestión obrera a través
de capítulos accesibles para trabajadores, sindicalistas y activistas.
Son textos basados en experiencias históricas y carentes de jerga
especializada. A través de ellos pretendemos contribuir a difundir el
significado histórico y la pertinencia del control obrero tanto entre
estudiosos de la cuestión como entre trabajadores de cualquier lati-
tud del planeta. Además, gracias a las aportaciones de diferentes
colaboradores, entre ellos los autores de estos capítulos, alimen-
tamos el espacio workerscontrol.net con la intención de crear una
referencia y archivo central de investigación y debate sobre el con-
trol obrero; esperamos que ayude a incentivar la cuestión y animar
nuevos esfuerzos.
Desde 1971, fecha la publicación de la edición alemana del Arbei-
terkontrolle, Arbeiterräte, Arbeiterselbstverwaltung (Control obrero,
consejos obreros y autogestión obrera en su traducción castellana) de
Ernest Mandel no aparecía ninguna obra que presentase un pano-
rama de conjunto de experiencias de control obrero. Y aun así, el
legado de este tipo de experiencias es de máxima relevancia hoy, en
una época de crisis económica global. Hemos querido reunir pues un
amplio abanico de ejemplos internacionales para demostrar no sólo
que el control obrero y la democracia socialista son posibles, como
se desprende de esta obra, sino que pueden servir como remedio a
la miseria humana producto del ansia capitalista de plusvalías y pro-
ductividades extraídas a través de la explotación de la clase obrera.
Nuestra pretensión es que las experiencias aquí reunidas, rele-
vantes históricamente, puedan ser igual de útiles para un estudiante
17
de Johannesburgo, Manila o Sídney, como para un trabajador en vías
de ocupar una fábrica en Caracas, Chicago, Glasgow o Varsovia. Son
historias que hablan de la variedad de formas del control obrero y
que ilustran la multitud de luchas que los trabajadores han soportado
para lograr sus objetivos bajo regímenes capitalistas o no capitalistas.
Los sujetos de estudio de esta compilación cubren buena par-
te del planeta y ofrecen perspectivas internacionales, culturales,
nacionales y regionales de experiencias relevantes de control obrero
en todo el planeta, de Rusia a Brasil, pasando por Alemania, Italia,
España, Estados Unidos, Reino Unido, Indonesia, Polonia, Portugal,
India, Argelia, Canadá, Argentina y Venezuela. Algunos capítulos
ofrecen consideraciones teóricas o filosóficas. La primera parte del
libro recoge una perspectiva histórica del control obrero y esboza
sus debates teóricos. La segunda parte se centra en los consejos
obreros y la autogestión en tiempos de revolución a principios del
siglo XX. La tercera ofrece ejemplos de control obrero bajo for-
mas de socialismo de Estado. La cuarta habla de algunos ejemplos
menos conocidos de control obrero en marcos de luchas anticolo-
niales y revoluciones democráticas. La quinta examina la oleada
de ocupaciones obreras contra las reestructuraciones capitalistas
sucedidas entre finales de los 60 y hasta los 80. La última parte,
la sexta, se centra en el control obrero en época contemporánea.
Hemos organizado voluntariamente la obra como compilación,
con un abanico histórico amplio que pese a todo no implica una
voluntad de totalidad. Faltan un buen puñado de experiencias,
como la de Hungría de 1919 a 1956, la de China en la década de 1920,
Japón tras la II Guerra Mundial, Bolivia en los 50, Checoslovaquia
en el 68, Francia y Suiza del 68 al 74, Chile bajo Allende, el Cordo-
bazo argentino (1969), Brasil (finales de los 60 y los 70) y muchas
más. A esta obra le seguirá un segundo volumen sobre transiciones
a la autogestión obrera; creemos que el interés de la cuestión lo
justifica sobradamente.
En oposición al capital, el Estado y la burocracia
Partimos de distinguir claramente entre consejos obreros que desa-
fían directamente la hegemonía capitalista y cooperativas obreras
18
que operan dentro de la lógica capitalista de rentabilidad y pro-
ductividad. En varios casos aquí abordados, especialmente en los
de época más reciente, la acción directa de los trabajadores ha con-
ducido de la ocupación de fábricas a su transformación en coope-
rativas obreras, gracias a las estructuras legales permitidas en una
sociedad capitalista. Los trabajadores empujan siempre hacia for-
mas de mayor democracia y emancipación económica y política,
pero el aparato hegemónico del capital nacional y transnacional
circunscribe las fronteras de su acción.
Aun siendo los trabajadores un elemento fundamental para
el control democrático, ¿su derecho a decidir sobre los procesos
productivos ha de ser mayor que el de los consumidores y otros
miembros de la comunidad? La asunción de la preeminencia de
los trabajadores sobre otros sujetos de la sociedad, ¿conlleva una
contradicción potencial? ¿Cómo ha de hacer la clase obrera para
actuar de una forma diferente a la capitalista cuando pasa a contro-
lar los medios de producción? Al controlar unidades empresariales,
los trabajadores muchas veces han adoptado lógicas capitalistas o
entregado completamente el poder de decisión a las direcciones
empresariales. Operar dentro de la esfera del capitalismo conlleva
dilemas que muchas cooperativas obreras han de enfrentar. En con-
secuencia, durante las últimas décadas y con vistas a construir una
sociedad auténticamente democrática, muchas voces han defendi-
do acompañar el control obrero sobre la producción con una incor-
poración significativa de sectores subalternos de la sociedad en los
procesos de decisión sobre las cuestiones sociales clave.
Están emergiendo nuevos territorios de debate entre los socia-
listas que defienden el potencial transformador de la autogestión
obrera. Por ejemplo, los trabajadores tienen que debatir no sólo ya
cuestiones de control y propiedad sino qué y cómo producir en vir-
tud de su interés social y no de su beneficio privado. ¿Qué sucede,
por ejemplo, con trabajadores que controlan una fábrica francesa
que produce minas militares, o con una planta de pesticidas brasi-
leña cuyas emisiones contaminan a su comunidad? Otro sujeto de
debate, más controvertido quizás, es el futuro de la producción de
vehículos para el transporte individual, que parece haber llegado al
final de su recorrido y que encara un futuro complicado vinculado
a las preocupaciones ecológicas y energéticas.
19
La ocupación de fábricas y el consiguiente control obrero en
actividades nocivas para el entorno natural (como las derivadas de
la producción de suministros industriales, químicos, electrónicos,
en los sectores agroalimentarios o militar…) deben plantearse la
forma en que tales producciones se vinculan con las necesidades de
la comunidad, cómo afectan a la sustentabilidad ecológica y cómo
a menudo se vinculan a la creación de desigualdades o pobreza.
Un entresijo fundamental a resolver es cómo reconvertir industrias
capaces de producir plusvalías pero que no contribuyen al bienestar
social de sus comunidades.
En suma, hacerse con el control de una empresa no acaba con
todos los problemas. La autogestión implica discutir sobre cómo
organizar los procesos laborales para mejorar las vidas de trabaja-
dores y sociedad. Tal y como se mostrará a lo largo de esta obra, a
menudo, los trabajadores tienen que afrontar las condiciones labo-
rales más arduas, inseguras o insalubres sin el apoyo de los sindi-
catos institucionales. El control obrero sobre unidades productivas
requiere asegurar el desarrollo de entornos seguros y provechosos
socialmente. Los trabajadores tienen que hacerse con el control de
sus empresas y organizar democráticamente la producción en un
entorno de apoyo social. El término «control obrero» no resulta
aplicable si la división social del trabajo y las jerarquías laborales
no quedan reemplazadas por la democracia directa en el centro de
trabajo. Sin embargo, las más de las veces, incluso cuando existe un
apoyo estatal para el control obrero, la democracia tiende a perci-
birse como una amenaza al liderazgo burocrático y queda supedi-
tada a las búsquedas de productividad y, en ocasiones, rentabilidad.
La historia de los consejos obreros, el control de los trabajado-
res sobre los recursos económicos vitales para sus vidas, no sólo
resulta prodigiosa sino que ofrece una de las formas más radica-
les de acción obrera contra la dominación económica. Pese a que
hayan fracasado a la hora de mantener una presencia durable en el
tiempo, las lecciones del pasado hablan a los esfuerzos contempo-
ráneos de los obstáculos y dificultades en la construcción de una
democracia obrera.
20
Acción directa y control obrero: condicionantes
y perspectivas de futuro
Los fundamentos teóricos del control obrero beben del socialismo
de finales del XIX y de principios del XX, que consideraba a la clase
obrera como la fuerza más democrática de la sociedad. La emergen-
cia de consejos obreros en la Europa de esa época coincidió con un
periodo de optimismo generalizado entre trabajadores y socialistas
que consideró esas formas como manifestaciones de un proceso
teleológico de colapso capitalista y aparición de una sociedad igua-
litaria. Como evidencian los capítulos de este libro, las insurgencias
obreras reforzaron la imagen de que la apropiación obrera de los
medios de producción representaba una etapa emergente de lucha
de clases hacia la posterior creación de un nuevo Estado de demo-
cracia e igualdad.
En Europa occidental, pese a que los trabajadores no tomaron
el poder estatal —a excepción del breve interregno de la Comu-
na de París— los consejos obreros representaron la mejor arma de
su arsenal y como tal fue despiadadamente combatida tanto por
el capitalismo como por el Estado. El significativo ejemplo de la
acción directa obrera en la Alemania, Italia y España de principios
de siglo XX no acabó con las sociedades capitalistas pero insufló a
una multitud de observadores socialistas la idea de que el proceso
era inevitable. Como más adelante documentaremos, la Revolu-
ción bolchevique recibió el impulso de la ocupación de fábricas,
demostrando el apoyo inicial de la mayoría de la clase obrera rusa
al proceso revolucionario. Pero la revolución dio paso a la represión
estalinista y a un sistema estatal burocrático en un proceso de dege-
neración histórica alimentado por las intervenciones extranjeras y
sostenido por una continua hostilidad interna. Sin duda alguna, la
centralización burocrática de un partido profesional desempeñó
un papel fundamental en la deslegitimización del Estado socialista.
¿Cuáles son las dinámicas del control obrero en la era neoli-
beral y cómo han cambiado respecto a las de la era fordista? ¿La
escalada de acción obrera directa vivida entre 2000 y 2010 augura
un cambio decisivo y decidido hacia una insurgencia obrera ancla-
da en la conciencia de clase? En un contexto de crisis económica
neoliberal, ¿qué posibilidades hay de desafiar la negativa patronal
a reconocer la autogestión obrera? La capacidad del capitalismo de
soportar y sobrevivir a escenarios de crisis plantea otro obstáculo
más a la construcción de unos consejos obreros que se ven obliga-
dos a competir por cuotas de mercado contra empresas privadas
apoyadas por el resistente Estado capitalista.
Incluso cuando el Estado tolera los consejos obreros, experien-
cias históricas como las recogidas en este volumen ilustran que tan-
to los gobiernos capitalistas como los burocráticos dan preferen-
cia a formas basadas en la extracción de plusvalías. Por definición,
el objetivo capitalista de la productividad siempre prima sobre las
necesidades sociales o comunitarias. Y al final los cambios produc-
tivos y laborales de la era postfordista —el final de las grandes fábri-
cas que reunían y homogeneizaban a multitud de trabajadores, la
fragmentación de los procesos productivos y la popularización del
outsourcing y la subcontratación— hacen que los consejos de fábri-
cas clásicos sean impensables en muchos escenarios laborales. Aun
así, salvar el abismo entre lo económico, lo social y lo político sigue
siendo condición necesaria para la emancipación y la superación
del Estado capitalista burgués. Y confiamos en que los trabajadores
y las comunidades, como manifiesta la historia, encontrarán sus
respuestas y desarrollarán nuevas formas de organización colectiva
para afrontar los retos del siglo XXI.