Has visto a estos zombis que vagan por las calles con la cara pegada a sus teléfonos inteligentes? Crees que controlan la tecnología, o que ésta los controla a ellos?
Comúnmente se define la tecnología como los conocimientos, desarrollos técnicos o prácticas que ayudan a mejorar la vida de las personas. Así pues, la tecnología sirve para resolver de manera más efectiva, rápida y eficiente algunos de los problemas que día a día se presentan creando instrumentos, utensilios y conocimientos que permiten modificar favorablemente el entorno o adaptarse a él.
Hay un discurso dominante que alaba las nuevas tecnologías porque dice que dan un acceso más rápido a la información y a las fuentes de conocimiento, estimula la innovación, facilita la comunicación, contribuye a la eficiencia de los sectores productivos, simplifica tareas (laborales, domésticos. ..), favorece el emprendimiento, aumenta las opciones de entretenimiento, facilita el acceso a la educación, dan capacidad a nuestros hijos para adaptarse a entornos cambiantes … y augura que las nuevas tecnologías que están surgiendo cambiarán el mundo: gafas de Google, impresoras en 3D, juegos de realidad virtual, el seguimiento ocular o eye tracking, el coche sin conductor …
Este discurso dominante muestra una gran fe en estas nuevas tecnologías porque dice que tienen un carácter procedimental que no te compromete con una agenda institucional determinada o con un programa político, sino que establece una serie de procedimientos técnicos a través de los que saldrán resultados correctos; las tecnologías son asépticas no hay intencionalidad particular son un bien para la humanidad.
La tecnología en la sociedad actual
Hoy, en general, cuando hablamos de nuevas tecnologías a menudo sólo hablamos de teléfonos móviles, ordenadores, videoconferencias… que funcionan problemas, incluso de la educación, la ecología o la democracia. Se sobreestima la capacidad real de las tecnologías para ofrecer soluciones a todo cuando, ciertamente, muchas de las situaciones con las que nos enfrentamos requieren otro tipo de medidas.
Sin embargo, hablamos muy poco de las amenazas y peligros a la libertad y a la privacidad, del control sobre nosotros de unos cuantos agentes tecnológicos, de la dependencia que nos crea unas nuevas tecnologías completamente herméticas que no se puede manipular, personalizar totalmente o reparar. No se es consciente de que cualquiera de nuestros datos que aparecen en el censo, encuestas, formularios, Web… pueden utilizarse para diferentes fines y con diferentes propósitos; la dimensión del desarrollo que está tomando las nuevas tecnologías digitales nos sobrepasa, incluso, cuando creemos que todo «es gratis», realmente lo pagamos con la información que voluntaria o involuntariamente proporcionamos.
La sociedad precisa una reflexión sobre la importancia, la consistencia y la eficacia real para las personas de nuevos ingenios y prácticas basadas en la nueva tecnología; quizás buena parte de éstas están llenas de incertidumbres o de intenciones no dichas.
La ideología y las nuevas tecnologías
Hay que distinguir que una cosa es la tecnología como herramienta y otra cosa es que una ideología, que no es más que una visión de la realidad, haga una interpretación del uso que se debe hacer con la tecnología. Puede haber otra ideología que haga una interpretación diferente.
Detrás de los usos de las actuales nuevas tecnologías podemos ver el interés por los beneficios económicos, una inoculación de un individualismo exacerbado y una promoción de la responsabilidad particular en labrarse un futuro socioeconómico; esto es el producto de una visón de cómo debe ser la realidad, es decir, de una ideología.
* El beneficio económico de los grandes capitales. Las grandes corporaciones tecnológicas, están invadiendo los sistemas educativos, a menudo consentidas o apoyadas por las Administraciones públicas, imponiendo sus herramientas y visiones de mundo. Podemos ver como la llamada EdTech (tecnología educativa), es de los sectores tecnológicos más prósperos. Entre 2010 a 2017 se invirtieron más de 2.000 millones de dólares en compañías de tecnología educativa para la Educación obligatoria. Esta inversión para el negocio se fundamenta en las nuevas posibilidades para la educación y en la difusión de la idea de que la enseñanza ha quedado inadecuada para responder a los retos de la sociedad actual. Esto no ha empezado ahora. En los años setenta comenzó en diferentes países este aterrizaje de las nuevas tecnologías (por ejemplo: Development Programme in Computer Assisted Learning en Inglaterra) sin la necesidad inmediata, por parte de las escuelas, de introducir ordenadores y su uso no mejoro ninguna de las enseñanzas en las que se utilizaron; sólo mejoraron las cuentas de las compañías informáticas. Desde entonces, en prácticamente todos los países, han proliferado las políticas públicas de introducción de las nuevas tecnologías en los centros o las iniciativas promovidas, de manera filantrópica, como la impulsada en su día por la Fundación Bill y Melinda Gates, considerada un fracaso educativo, o la directamente economicista Samsung Smart Class. Además de los beneficios, hay que tener en cuenta su visión tecnocrática de la educación y la enorme cantidad de datos que están obteniendo gratuitamente de los estudiantes.
En la misma línea del negocio hay empresas que han detectado que en el sector educativo se puede abaratar costes a través de sustituir docentes por algoritmos; vender dispositivos, contenidos, software, mobiliario…; crear un relato de marketing pedagógico para influir en el sistema educativo. Así aparecen las escuelas tipo «Start-up», es decir, centros educativos enteros que, con la excusa de la innovación pedagógica, hablan de cambiarlo todo y consiguen grandes cantidades de ingresos económicos.
* La promoción del individualismo. Junto a este proceso de digitalización se ha unido a una «individualización extrema» de las personas; éstas manejan las nuevas tecnologías para su uso y provecho individual del que cada uno es responsable. Se deja de lado, sean cuales sean, las condiciones sociales, económicas, culturales del sistema en el que estamos insertos, ni se habla de posibles acciones para mejorarlo, ni se crean condiciones para que las personas compartamos visiones consensuadas para cambios convenientes.
* El futuro económico de las personas. Con la creación de supuestos valores como «el espíritu emprendedor», el emprendimiento, ser empresario de uno mismo, ser autónomo … se busca la dependencia que implica el aislamiento, la soledad, la debilidad de las personas; se busca la desaparición de centros de socialización que limitaban «el mercado» (educación, familia, entorno, cultura…). En el terreno laboral se pretende imponer la lógica de la competencia para el funcionamiento del trabajo y de la economía; disfrazar los datos del paro en la población; y la desaparición del peso de los sindicatos en la negociación de las condiciones de trabajo.
El efecto de las nuevas tecnologías en el ámbito educativo
El uso de las nuevas tecnologías en el ámbito educativo se argumenta diciendo que se aprovecha más el tiempo lectivo; incrementa la motivación del alumnado; se consigue la inmediatez del acceso a los recursos y al trabajo realizado; se aumenta la autonomía del alumnado en su propio aprendizaje; y agiliza la comunicación entre toda la comunidad educativa. Se insiste, como se ha mencionado, en su carácter procedimental que no te compromete con una agenda institucional determinada o con un programa político, sino que establece una serie de procedimientos técnicos que darán unos resultados correctos.
Pero hay que decir que esta interpretación de las nuevas tecnologías conlleva posibles y serios peligros:
* La confusión entre información y conocimiento. Un error grave en la educación es confundir la información con el conocimiento pues se pervierte el saber. Informar recoge, básicamente, la significación de «dar noticia de…» y está sujeta al modo y a la intención con la que se hace, por lo que precisa o es plausible su comprobación y/o análisis. Por su parte el conocimiento tiene una significación de «tener una idea lo más completa de las cosas y las personas, de experimentación, de discernir, de tener conciencia de los actos y los hechos, de pros y contras, de examen e identificación cuidadosa de cualquier elemento constituyente «; este conjunto da el saber, es decir, la información completa, la verificación, el análisis, la crítica y la asimilación de lo aprendido por la información que se tiene.
* La creación de una nueva ignorancia, de un nuevo analfabetismo. Las nuevas tecnologías se han vinculado prioritariamente a la información y ésta, como se ha mencionado, no puede confundirse con el conocimiento. Hace casi 2000 años el filósofo chino Confucio había dicho «El verdadero conocimiento es conocer el alcance de nuestra ignorancia»; esta idea puede estar más vigente que nunca en una época, como la nuestra, en la que, incluso, se estudia cómo se fabrica para la población la ignorancia delo perdido, delo olvidado y delo ignorado. Siempre ha existido la creación de hechos falsos; tratar de convencer de la existencia de un hecho inexistente; dar un nuevo significado a una palabra; fragmentar la verdad; dar una visión parcial o sesgada de hechos o realidades… pero las nuevas tecnologías son un canal de distribución masiva que facilita su propagación y potencia su efecto. Si la persona no conoce el alcance de su ignorancia fácilmente puede caer en la radicalización, la polarización y la ausencia de empatía, un nuevo modo de analfabetismo.
Un efecto de incidencia importante en la educación también es el exceso de información que las nuevas tecnologías da y que exigiría un tiempo, un saber y una capacidad de reflexión para averiguar su veracidad y valía, además exigiría una capacidad de atención y de estudio, de evaluación, que se ve reducida por la sobrecarga de información en línea. Actualmente, sin embargo, la Administración educativa menosprecia, no valora, esta situación y nos dice que el sistema educativo debe pasar de «las TIC a las TAC», es decir, que de lo que se trata es que los aprendizaje estén mediados por las tecnologías de la información y la comunicación (Generalidad de Cataluña, El Plan TAC de centro); no se trata de utilizar las nuevas tecnologías para apoyar los contenidos, para vehicularlos, se trata de cambiar la metodología de cómo debemos enseñar. Las experiencias realizadas en otros países de este modelo (EEUU, Suecia, Francia, Reino Unido…) han mostrado las debilidades y contraindicaciones (fallos de las herramientas, contenidos limitados y superficiales, dispersión y desorientación del alumnado…), y, no se ha elevado el nivel de conocimiento del alumnado.
También habría que preguntarse si no nos estaremos equivocando construyendo una «sociedad CLIC», todo en un clic, donde niños/as y jóvenes creen que con ello se obtiene el resultado. Cada vez su mente se aleja más de conocer que todo tiene un proceso y se acerca más a que, de manera mágica, debe haber un resultado y ya está; ni observan los procesos, ni los conocen, ni los entienden, es decir, una nueva especie de ignorancia está apareciendo. Una sociedad de este tipo elimina la experimentación, las dudas, la curiosidad, la confrontación de ideas… todo aquello que conduce a los saberes y nos aleja de la ignorancia y del analfabetismo.
* El surgimiento de una innovación engaño. La llamada «nueva innovación» se presenta, en cierto modo, como causa o consecuencia de las nuevas tecnologías y como una gran aportación de éstas al mundo de la educación. Hoy en las escuelas está muy extendidas las ideas relacionadas con la innovación con tecnología. Pero, por otra parte, ha habido un aumento de metodologías prefabricadas, que vienen en kits tan prefabricadas como los libros de texto, ahora en forma de software, con la carga ideológica de la autoría; estamos en las mismas. Estas ideas de innovación educativa vienen de la mano de fundaciones, corporaciones, empresas, con o sin ánimo de lucro, bien para la elaboración de herramientas o para la creación de redes de profesorado; no se trata sólo de grandes corporaciones, sino de entidades de todo tipo que crean recursos, organizan planes de formación… siempre con TIC porque estas son neutras y nos permiten que nuestro trabajo sea eficiente. Ningún análisis crítico de su uso.
* El aumento de una dinámica segregadora. En los últimos años, a pesar de los problemas que afronta la educación, de lo único que se ha hablado es de tecnología, de las pizarras digitales o de dar un ordenador a cada niño, pero no de la dinámica segregadora que se introduce en el sistema educativo. La desigualdad en el acceso a las nuevas tecnologías entre el alumnado es obvio en función de las posibilidades económico-sociales de las familias y esto conlleva un aumento de la distancia que puede existir entre el alumnado.
* Un giro en la dirección que debe tener la educación. La educación tiene mucho que ver con la socialización de las personas. Esta socialización exige una educación, en todos los aspectos, de niños/as y jóvenes si queremos una sociedad cohesionada, responsable y justa. Por esta razón la educación no puede obviar las facultades físicas, morales, artísticas, e intelectuales de las personas y debe transmitir conocimientos, actitudes, valores y cultura, es decir, lo que se encarga de comprender y estimular todas las vertientes que formen un mejor ser humano. En definitiva una educación integral que busca que toda persona pueda encontrar su identidad, y el significado y sentido de su vida, a través de nexos con la comunidad, el mundo natural, y los valores humanos. Se trata, en definitiva, que la educación tome una dirección de ser completa e integradora, que busque despertar estima por la vida, y, el respeto por los asuntos individuales y comunes.
Pero hoy podemos ver una redirección de la educación originada, por un lado, por este exceso de información muchas veces sin ser analizada y/o contrastada, que, junto con la minoración que padecemos del currículo educativo en lo que supone trabajar sólo por competencias básicas, hace que la educación de las personas sea incompleta para el objetivo que se ha indicado que debería conseguir la educación. Por otro lado la redirección es también visible observado la tendencia que promueven las nuevas tecnologías hacia la individualización, hacia trabajar para resultados de inmediata cuantificación y dando velocidad y automatismo en todo con lo cual se pierde la cimentación de los aprendizajes y el proceso analítico que conduce al conocimiento real y no a recibir información y memorizarla.
Otra visión de las nuevas tecnologías y de su uso.
Se define la tecnología como los conocimientos, desarrollos técnicos o prácticas que ayudan a mejorar la vida de las personas, pero es que en la vida de las personas «están las personas» y esto presupone que las personas mejoran. La tecnología dicen que permite modificar favorablemente el entorno o adaptarse a él, pero atención, adaptarse no presupone que será mejor; entonces esta adaptación es «sometimiento» y con ello no está claro que una persona mejore.
El discurso dominante valora las nuevas tecnologías porque dice que dan rapidez, estimulan la innovación, facilitan la comunicación, simplifican tareas, favorecen el emprendimiento…, pero obvia hablar de aspectos negativos como los problemas de privacidad digital, los dilemas éticos ( pela inteligencia artificial o el alcance de la biotecnología), la generación de desechos contaminantes… y de los que todavía no somos conscientes.
Que las nuevas tecnologías tengan carácter procedimental no quiere decir que no te comprometan con una visión parcial y particular o con una agenda política; todo dependerá del contenido que se trabaje con estas «herramientas procedimentales» o se ponga en sus manos y, evidentemente, del uso que se hace de ellas.
Hay que evitar que las nuevas tecnologías modelen las personas, determinen sus objetivos particulares y su vida, porque si las nuevas tecnologías están en manos de una visión y de un interés particular este controla la subjetividad y el designio de las personas. Las nuevas tecnologías son una herramienta; hay que insistir, lo que se haga con ellas será lo positivo o lo negativo para las personas.
Las nuevas tecnologías no pueden estar al servicio de las ganancias del poder económico, sino de las personas y no deben promover valores como el individualismo ni responsabilizar únicamente a la persona de su futuro económico, si no es el caso; las nuevas tecnologías pueden y deben estar al servicio de facilitar la conexión y la acción en el mundo común.
La confusión entre información y conocimiento no debe producirse. Las nuevas tecnologías facilitan el acceso a la información, pero el conocimiento, como se ha mencionado anteriormente, es el conocimiento completo, la verificación, el análisis, la crítica y la asimilación de lo aprendido por la información que se tiene. Se necesita no sólo tener las oportunidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías si no, además, estar formado por tener la capacidad de aprovechar la información, de manera crítica, que de ellas podemos obtener.
Las nuevas tecnologías no tienen por qué crear un nuevo analfabetismo ni dinámica segregadora si son utilizadas como herramienta que nosotros utilizamos para contenidos deseados, no impuestos por la herramienta, y está al alcance de todos. Sí que hay que prestar atención a cómo el uso de las nuevas tecnologías puede dar un carácter a las personas de manera que piensen que con «un clic mágico» se han de obtener resultados, respuestas… y se pierda el del sosiego y la inteligencia para entender y captar que en todo hay, y debe haber, un proceso que hay que conocer, porque puede explicar mucho sobre el resultado o la respuesta obtenida.
Las nuevas tecnologías no debe variar la dirección de la educación si no es para que ésta llegue con más calidad y para todos/as; la dirección y el objetivo de la educación es abarcar y desarrollar todas las vertientes de la personalidad humana (individual y colectiva), y, conseguir una sociedad inclusiva, cohesionada, responsable y justa.
En el ámbito profesional no es sólo importante tener un buen manejo y destreza en las nuevas tecnologías, también se debe hacer un debate de fondo, ideológico y permanente, sobre qué es ser un/a buen/adocente en cada circunstancia y tiempo en función de cómo es la sociedad y de la situación específica de nuestro alumnado. En cualquier caso no se trata de negar el papel positivo que pueden tener las nuevas tecnologías para la educación, sino de controlar su uso y que sea la práctica docente la que indique cuáles y cuándo introducirlas.
Convendría también que desde las facultades de Educación se analizaran críticamente las posibles implicaciones y riesgos que puede conllevar la adopción de ciertas herramientas, servicios y relatos promovidos. No para descartar las aportaciones positivas de las nuevas tecnologías, sino para ser conscientes y tener herramientas para evitar que el futuro del sistema educativo acabe siendo colonizado por la «tecnología del control de las personas» y por los vendedores de humo de una pseudo-pedagogía.
*Miembro del Seminari Ítaca d’Educació Crítica (SIEC)
Publicado originalmente en Viento Sur