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No me parece que sea el momento de las conferencias. No creo que podamos organizar conferencias para la resistencia: ¿te imaginas que bajo Hitler se hubiera organizado una conferencia para resistir? No, hay que pasar a otras formas de acción, más concretas, y la concreción no se opone a la teoría, ya que «concreto», etimológicamente, significa «que crece junto» y es inseparable de su objeto.

Como se enseña en la universidad, no existe un método que se aplique a todos los objetos y debemos tratar de adherirnos estrictamente a nuestro objeto. Por eso se necesita una claridad particular para adherirnos a nuestra situación y encontrar el método adecuado para ello.

Aquí creo que no se dice que podamos seguir comportándonos como lo hemos hecho hasta ahora, es decir, luchar y actuar en nombre de principios y conceptos como la democracia, la Constitución, la ley, todas cosas que hace tiempo hemos visto que han perdido su sentido.

Es posible seguir batallando en nombre de los derechos, pero se puede hacer tácticamente; estratégicamente creo que es inútil, en el sentido de que, ante un gobierno que ignora la ley, parece un poco inútil invocar derechos. ¿Qué sentido habría tenido invocar derechos ante Hitler o Stalin, es decir, intentar contrarrestar con derechos a quienes han abandonado toda legalidad? Estamos ante un gobierno que ha abandonado toda legalidad, si no lo entiendes, ni siquiera entiendes en qué situación estamos. No hay legalidad.

Por supuesto, el oponente que tenemos enfrente puede aparecer, y ciertamente es irracional, quizás él mismo está confundido, quizás no sabe a dónde quiere ir, ciertamente es de bajo perfil. También creo, y esta sería quizás la única esperanza positiva, que este adversario representa una civilización, o más bien una anti-civilización, en su etapa final, y esto parece confirmado por los medios extremos que ha elegido: ¿cómo ha podido un gobierno elegir medios infames, extremos, destructivos, como este gobierno?

Sin 

embargo, el hecho de que estemos lidiando con un adversario muerto espiritual e intelectualmente no necesariamente facilita las cosas. Tengan en cuenta que luchar contra un oponente muerto es más difícil que luchar contra uno vivo, espiritualmente vivo, con el cual se pueden contrarrestar argumentos, temas, razones.

No se pueden usar argumentos contra un oponente espiritualmente muerto, ni se puede intentar convencerlo, por lo que nos espera la invención de nuevas estrategias.

No puedo sacar conclusiones, el pensamiento no puede concluir, porque el pensamiento se agota y se aparta una vez que se ha alcanzado su objetivo. Sólo puedo desear que sigas pensando, porque el bien que realmente pensarás y desearás de alguna manera lo obtendrás, de hecho creo que ya lo has obtenido.

Publicado originalmente en italiano en Nuova Italia