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Louise Michel y el autogobierno de la Comuna de París

El Salto :: 24.12.21

Hermanos, en tal desmedida lucha,
amé vuestro coraje ardiente,
bajo la metralla rugiente y tonante,
con las rojas banderas flameando al viento
Volveremos por todos los caminos
Volveremos…

Contigo empezó todo
Louise Michel, la Comuna de París hecha mujer

La maestra francesa Louise Michel fue una de las principales instigadoras de la insurrección parisina que asombró al mundo.
 
 
El Salto
22 dic 2021 06:00

En diciembre de 1871, París era en parte cementerio y en parte cárcel. Cementerio, porque en la primavera anterior una cifra estimada entre 20.000 y 30.000 personas habían sido ejecutadas. Cárcel, porque otras 40.000 están siendo procesadas, afrontando condenas de prisión, cárcel o deportación.

Entre estas últimas está una delgada y enérgica mujer de 41 años de nombre Louise Michel. Es una de las mujeres más destacadas de la Comuna de París, el experimento de autogobierno radical y democrático de la capital francesa durante poco más de dos meses, antes de ser aplastado en la Semana Sangrienta por el Gobierno de Versalles. Michel escapó del fusilamiento tras la caída de la ciudad, pero se entregó para salvar a su madre, capturada como rehén en su lugar por los versalleses. Ahora se enfrenta al cuarto consejo de guerra. Los cargos: intento de derrocar un gobierno; instigación de una guerra civil; utilización de armas para la insurrección; falsificación de documentos; planear el asesinato de rehenes; ser partícipe de arrestos ilegales.

La acusada, impertérrita, toma la palabra. Rechaza defenderse y reta a los hombres que deben decidir sobre su vida: “Ya que, según parece, todo corazón que lucha por la libertad solo tiene derecho a un poco de plomo, exijo mi parte. Si me dejáis vivir, no cesaré de clamar venganza y de denunciar, en venganza de mis hermanos, a los asesinos de esta Comisión”.

La maestra disidente

Michel nace en Voncrourt-la-Côte, en el nordeste del país, fruto de la relación entre una sirvienta y el terrateniente para quien trabajaba. La familia se ocupa de su educación, y ella se forma para ser maestra. Sus convicciones le impiden llevar a cabo una vida preestablecida, pues su negativa a jurar lealtad al que sería último monarca de Francia, Napoleón III, le imposibilita acceder a la enseñanza pública. En su lugar, abre escuelas con pedagogía innovadora, primero en su zona natal y a partir de 1856 en París. La Ciudad de la Luz era, ya antes de la Comuna, considerada como un municipio rebelde e indócil, cuna de levantamientos y barricadas en diversos episodios del siglo XIX. Allí, Michel traba amistad con lo más granado del pensamiento radical parisino y posteriores communards, como Eugène Varlin, uno de los fundadores del sindicalismo francés, o el periodista Jules Vallès, en cuyo periódico Le cri du peuple colaboraba. Durante los años 60, Michel se mueve como pez en el agua entre la red de cooperativas, publicaciones, escuelas, clubs políticos y asociaciones de mujeres que serán imprescindibles para que la Comuna, “el heraldo glorioso de una nueva sociedad” en palabras de Karl Marx, pueda florecer con el cambio de década.

A las armas, ciudadanas

18 de marzo de 1871. En el marco de la guerra franco-prusiana, el Gobierno francés firma un armisticio con el enemigo. Ni la rendición ni mucho menos la ocupación extranjera son vistos con buenos ojos en París, donde la Guardia Nacional, una milicia ciudadana, conserva 400 cañones y ametralladoras. Cuando se da la orden de desarmarla, una manifestación de mujeres con Louise Michel, presidenta del comité de vigilancia del distrito XVIII, al frente, trata de impedirlo. Cuando se ordena a las tropas que disparen, estas se niegan y confraternizan con guardias nacionales y pueblo parisino. El comité central de la Guardia Nacional renuncia a su poder y se celebran elecciones, que el 28 de marzo darán lugar al Consejo de la Comuna, nuevo órgano de gobierno de la ciudad que, sin llegar a posturas radicales, tomará importantes decisiones en el ámbito social. En la base de una ciudad cercada pero más viva que nunca, Michel se multiplicará, liderando el Club de la Revolución de su distrito, consiguiendo que se cree una red de comedores para niños y organizando un servicio de guarderías infantiles. Cuando el Ejército asalta París, Michel defenderá la Comuna, primero como ambulancia y después como combatiente.

Exilio y retorno

Tras su reto al tribunal, Michel será una de los 10.000 parisinos deportados. Pasará siete años en Nueva Caledonia, donde apoya a los canacos sometidos al colonialismo y se une definitivamente al socialismo antiautoritario. En 1880 regresa ovacionada a París y, con 50 años y una intensa vida a sus espaldas, retoma su compromiso con la misma fortaleza. Hasta su muerte 25 años más tarde en plena gira de conferencias para trabajadores, seguirá codo con codo con desempleados, prostitutas y hambrientos, sufriendo órdenes de busca y captura, grilletes y mazmorras, buscando hacer realidad su poema “Volveremos”, escrito en la prisión de Versalles poco después de la caída de su añorada Comuna:

¡Pasará el tiempo, los días, los años!
¡Crecerá la hierba sobre los muertos!
Acabará sus días lo que hoy nazca;
Los barcos no volverán a los puertos
Pasarán las noches oscuras,
se harán polvo las altas montañas,
las celdas, las tumbas,
pasarán como las olas
pero, proscritos o muertos,
volveremos.

Volveremos en multitud innumerable;
Volveremos por todos los caminos,
como espectros vengadores saliendo de la sombra,
volveremos apretando los puños.
Unos en sus pálidos sudarios,
otros todavía sangrantes,
lívidos bajo las rojas banderas
los huecos de las balas en sus flancos.

¡Todo acabó!
Los fuertes, los valientes,
todos habéis caído, oh, mis amigos,
y ya se arrastran los esclavos, los traidores y los viles.
pero ayer, yo os soñé,
hermanos míos,
hijos del pueblo victorioso,
fieros y valientes como nuestros padres marcharon,
con la Marsellesa en los ojos.

Hermanos, en tal desmedida lucha,
amé vuestro coraje ardiente,
bajo la metralla rugiente y tonante,
con las rojas banderas flameando al viento
Volveremos por todos los caminos
Volveremos…

 


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