Si el principio de la cuántica se basa en la conversión de la materia atómica en energía pura dividiendo lo que es una unidad material en una subdivisión energética (lo que es un uno pesado en dos filas de energía o una energía duplicada) esa revolución de la concepción de la realidad material de alguna manera sigue los mismos pasos en el devenir político y mucho mas hoy en donde lo científico, convertido en suma de conocimiento destructivo propio del vaciamento del biopoder global añadido a la posmodernidad o por el contrario se hace constructivo, vital, anticapitalista, desborda la dialéctica política y la síntesis política que la democracia burguesa provoca.
Si el principio de la cuántica se basa en la conversión de la materia atómica en energía pura dividiendo lo que es una unidad material en una subdivisión energética (lo que es un uno pesado en dos filas de energía o una energía duplicada) esa revolución de la concepción de la realidad material de alguna manera sigue los mismos pasos en el devenir político y mucho mas hoy en donde lo científico, convertido en suma de conocimiento destructivo propio del vaciamento del biopoder global añadido a la posmodernidad o por el contrario se hace constructivo, vital, anticapitalista, desborda la dialéctica política y la síntesis política que la democracia burguesa provoca. Lo dual desde la cuántica no es un simple enfrentamiento de contrarios, es la unidad material que se duplica y suelta toda su energía que si es natural transforma los elementos en anillos transformadores, pero también puede ser utilizado como elemento de una discursiva dominante que justifica su dominio y desastre social y natural como siempre hicieron las clases dominantes con el espíritu emancipador.
Los principios que causaron las revoluciones hasta el amanecer en su primera época del chavismo, se manifiestan como sujetos dualísticos que no polarizaron en el sentido de las luchas partidarias, huecas y la estupidez de la representación de la vieja democracia sino en el comienzo de una auténtica lucha de clases transformadora. Polariza sí pero como un pensamiento-acción que llena de energía las clases desposeídas generando un principio constituyente y revolucionario que duplico esa realidad social ya disociada entre pobres-marginados y ricos entre energías transformadoras y conspiración y rabias contrarevolucionarias. Esto no duro sino algunos años del principio de siglo hasta que poco a poco se desmorona hasta casi desintegrar esa energía y caemos en una barranca antipolítica, corrupta y mafiosa creada desde dentro y fuera, realidad nacional descompuesta y la inmensa manipulación en la palabra y los hechos manejados por fuerzas imperiales. Desde la cuántica vemos como la materia colectiva que se multiplicaba sin perder su unidad original anula su status constituyente, batallador, creador. La cuántica social muere así en una descomunal maniobra ideológica y mitologizante (figura de Chávez) realmente macabra si lo vemos desde el punto de vista del armamento de alienación general utilizado por los medios monopólicos estatales y su canalización comunicacional globalista, hasta convertirse en una maquinaria que hace del empobrecimiento profundo y generalizado de la clase trabajadora una fuerza destructiva y totalmente desorganizadora y desesperanzadora.
Puede ser que el principio cuántico se vea como una metáfora, aún así el pensamiento político emancipador ha de comprenderlo porque se trata de recuperar un sentido de la realidad material e inmaterial que ya estaba anunciado, si se quiere absorbido y entendido por la palabra profética y la espiritualidad ancestral que precede al racionalismo moderno. Lo concreto es concreto en sus múltiples determinaciones decía Marx en el auge del positivismo, a lo cual nosotros agregaríamos que es concreto en su propia dualidad. La “nada”, el ser y no ser, la superación del “yo” individual y colectivo narcisista se transforma en esa ancestralidad espiritual en una fuente de elevación, de sabiduría, de una paz, de un ejército colectivo, pero ella puede devenir igualmente en la premisa de un inmenso vacío aparentemente activo pero siempre dominante y destructivo de toda naturaleza. En este caso efectivamente no es nada como el mismo capitalismo que no es siquiera una economía como diría el líder kurdo Ocalam, es un poder que acumula y se expande en el precio del “todo mercancía”.
La polarización es entonces una falsa dualidad o en una dualidad sin fuerza natural y unidad constitutiva. Elemento que aquí se evidenció en una payasada como la del año 2017 momento en que las guarimbas provocaron muertes y afectaron a sus propias comunidades todas ellas de clase media, preparando la convers*ión de un gobierno además de corrupto y mafioso, de un profundo autoritarismo, anticonstitucional y represivo. Estamos inmersos en una dualidad que aquí llaman polarización política totalmente falsa y sin ninguna fuerza colectiva emancipadora, mas su única fuerza es la capacidad de aplastarla aquí y en el mundo entero.
Lo importante en este caso es que tenemos que encontrar de una dualidad que se siembra y una dualidad espectral y vacía. Los opuestos dialécticos del modernismo son hasta demasiado inocentes, mucho más en un mundo posmoderno de dominación global corporativa. Las tecnologías contemporáneas, que por medio de la maquínica intersubjetiva comunicacional devienen en un segundo cerebro que empieza a invadir y determinar todos los planos de la vida, la individualizan terriblemente, políticamente empiezan a jugar un papel fundamental. Son su canal para construir engañosas verdades, o posverdades, que permiten mantener nivel máximos de control social que van acentuándose infinitas veces, tanto como el imaginario dominante del capital va moldeando el hoy y el futuro. Se absorbe lo que se desea, se subsume lo que naturalmente se desea individual y socialmente y a la vez produce un pánico permanente paralizante dentro de un apocalipsis que continuamente se anuncia y se hace viral en los medios, allí esta su falsa energía si lo vemos desde la premisa cuántica, se controla el devenir del mundo desde un lenguaje de libertad y autodeterminación de los pueblos. Aquí no hay lógica dialéctica para nada, es en la fase posmoderna un regreso explícito, cultural, económico y político, al orden imperial pero sobre una humanidad hiperabultada, heredera desde hace siglos de un debate entre el poder y la libertad. Pero en la dualidad, en la verdadera materia que se duplica en energía moviendo y transformando desde la nuestra naturaleza al universo entero, eso también genera una rebelión que se mundializa que sigue expresando y recordando la unidad dualística que nos llena de sentido provocando el desacato, la desobediencia revolucionaria que son imposibles de explotar y manipular por el reinado capitalista.
Venezuela desde una mirada a estos nuevos descubrimientos, hay dos fases que es fundamental ponerlas en claro. Una es su propia descomposición interna, una es la traición descomunal, que ya vemos como una partida de individuos utilizan el poder para perdurar y enriquecerse en un cuadro desaparición del propio sueldo, una explotación de las fuerzas productivas manuales y cognitivas sin comparación en el mundo. Pero esto no es solo una descomposición traicionera interna. Lo interesante es ver a Venezuela como un importante laboratorio geopolítico donde se expone esa falsa dualidad claramente. Se trata de acusar, bloquear, denunciar con razón o no, pero al mismo tiempo se utiliza esa misma factura geopolítica para provocar medidas nacionales que propician si se quiere de manera desesperada un neoliberalismo salvaje cuyas resultantes (contrabando, privatizaciones hasta del mismo estado, narcotráfico,etc) se disputan las fracciones legales e ilegales del imperio capitalista, las oligarquías nacionales. La ventaja aparente en la disputa geopolítica las llevan China y Rusia, pero los inmensos capitales muchas veces en combinación con el blanqueo de dinero son apropiados preferiblemente por las redes bancarias y corporativas occidentales. Digamos en este caso que Venezuela quedó al uso experimental de una dualidad muerta y generadora de muerte (ya lo dirá en su lenguaje Petros el candidato de izquierda en Colombia respecto a Maduro) a nivel geopolítico, pero que sabe perfectamente utilizarla en favor del regreso a este imperialismo totalitario que como diría Antonio Negri supone un clima de guerra civil global extraestatal. La misma dualidad muerta en todos sus aspectos sirven a la final para inflar los sistemas supermillonarios de acumulación, principalmente por las guerras inducidas y los continuos performan de guerra diplomática en un mundo canalizado, cual vieja religiosidad, por el pánico apocalíptico. Todo tiende a la fragmentación en una especie de cuántica de la muerte que no supone ninguna energía hecha de la misma materia sino del mundo del simulacro y las gigantescas manipulaciones que hoy vivimos.
¿Cuál sería el problema de lo que aún llamamos “movimientos populares”? Saberse duales multiplicadores naturales y quebrantadores de todo dominio real e irreal, en el sentido de su propia diversidad multiplicante y unificada como la misma cuántica. Una unidad que no necesita polarizarse, no es una división espectral del mundo contemporáneo es una unidad dual, está aquí y allá en una misma unidad que es de clase de multitud organizada. No es tampoco en razón a esa unidad material primaria la búsqueda del héroe, los caudillos que gritan libertad, no hay egos centrales ni destinos personalizados, es el cuerpo colectivo en ascendencia y capacidad de multiplicarse cuánticamente y por tanto un devenir en energía de liberación que se dispersa y vuelve a reunirse material y socialmente para afrontar los nuevos retos de la lucha y las guerras actuales. Desde allí –pienso- podemos recrear el “manifiesto comunista” del siglo XXI. Si en Venezuela esa misma energía originaria para los años noventa y comienzos del dos mil fue quebrada y aprovechada por un poder estatal, una máquina de dominio que se hacía corporativa y militarizada, ella misma se encontrará con los átomos que se duplican, células organizadas en lenguaje político que afrontan la calamidad del hambre y el desfalco completo para reinventar el espacio nacional.
La república libertaria que se achica desde el momento en que se produce el fenómeno de la despolitización, se quiebra y burocratiza el colectivismo creador y se afianza la individualización, más en un mundo pandémico generado por los propios laboratorios, esa república permanece como se repite y rearma la misma conversión de la materia atómica en energía pura. La conclusión no puede ser otra: el mundo se repite como la vida, hoy como han dicho tantos pareciera que somos un pueblo cobarde en las calles y que corre a buscar auxilio por otras tierras. Cierto, pero el momento histórico cambia y repite, reconstruye sus fortalezas; la cuántica fortalece el conocimiento desde la partícula atómica hasta la comprensión del mismo universo pero también multiplica la razón del centro de la esperanza…no hay pueblo vencido!.