No bastó con apresar a la mujer con el grillete representado por el anillo de forma tal que al pasar de los tiempos ellas llegaran a pensar que era “el modo natural de vivir” y que los sentimientos de placer debían acotarse a la devoción a un solo hombre –su propietario-, sino que ese patriarca, “el pater familias”, portador de la “dominica potestas” (potestad de dominio, de señorío) encomendó a los tradicionales consejeros, brujos o pitonisos que interpretaban la voluntad de los dioses que eran energías representadas por serpientes, el jaguar, el sol u otros componente de la naturaleza según las cosmovisiones ancestrales, que dieran forma de macho barbudo y fuerte sentado en un trono a esos dioses representando el espejo del patriarca.
Conversemos un poco de religión y espiritualidad
Por Jaime Yovanovic (Profesor J)
La sociedad patriarcal nació destruyendo la comunidad que era la forma histórica de vivir y relacionarse entre humanos y de éstos con la naturaleza, para lo cual subordinó a la mujer a los dictados de la propiedad de la unidad productiva -tierra y ganado- constituyendo la unidad reproductiva.
Pero no bastó con apresar a la mujer con el grillete representado por el anillo de forma tal que al pasar de los tiempos ellas llegaran a pensar que era “el modo natural de vivir” y que los sentimientos de placer debían acotarse a la devoción a un solo hombre –su propietario-, sino que ese patriarca, “el pater familias”, portador de la “dominica potestas” (potestad de dominio, de señorío) encomendó a los tradicionales consejeros, brujos o pitonisos que interpretaban la voluntad de los dioses que eran energías representadas por serpientes, el jaguar, el sol u otros componente de la naturaleza según las cosmovisiones ancestrales, que dieran forma de macho barbudo y fuerte sentado en un trono a esos dioses representando el espejo del patriarca. El propietario quería ser como un dios todopoderoso ya que poseía el poder de la vida y la muerte sobre la mujer, los hijos y los demás miembros del conjunto de fámulos, la familia, además de los animales, vegetales y aguas que compartían.
El papel de esos consejeros fue entonces de transformar la espiritualidad inherente a la vida comunitaria en una modalidad de cohesión o integración que en lo corporal inmediato significara que la mujer era una costilla del propietario y por ende todo lo que provenía de ella entraba en el corral de la familia aquella, igual como se encerraban las ovejas, por lo que serían los corderos de este dios propietario. Para amarrar y subordinar las voluntades en esta idea de dependencia a la propiedad, se usó la idea de ligar o más bien el concepto de re-ligar, pues se había destruido la ligazón comunitaria y ahora había que re-ligarla en torno a al patriarca propietario simbolizado en ese dios supremo. Así nace la re-ligión. Nos volvemos a ligar pero esta vez no entre nosotros y la naturaleza, sino a través de ese ser todopoderoso que ideó posteriormente la inquisición y que hoy oculta cubriendo con manto sagrado las trapacerías de los re-ligiosos que utilizan el poder de dios para manosear y utilizar de diferentes modos los cuerpos y cuerpecitos de los feligreses.
Así la religión es la ideología patriarcal de sometimiento al poder, lo que pone a las iglesias en la misma condición de los partidos políticos que luchan por dirigir el estado. Ambos son diferentes pero actúan juntos como la mugre en la uña. Sólo que ambos son la mugre y la uña son los cuerpos y cuerpas que anhelan re-encontrarse debido a que la comunidad originaria está grabada en los genes después de millones de años y el instinto grita por ella.
A pesar de la religión y la política partidaria nos encontramos millones en el estallido y de inmediato comenzamos instintivamente a construir el mundo nuevo rescatando las relaciones comunitarias y autogestionarias en centenares de ollas comunes. La solidaridad y el afecto van indicando el camino de la verdadera espiritualidad, el amor, las ganas de estar juntos cambiando el mundo desde abajo, desde las miradas y los corazones donde habla el instinto y esos millones de años de la memoria histórica de la especie presente en cada cuerpo y cuerpa.
Las religiones y los partidos a través de sus militantes y las instituciones que dirigen, como municipios, sindicatos y juntas de vecinos, corrieron a recuperar la cadena de dependencia al poder negando que podemos alimentarnos entre nosotros mismos y llevando dinero, alimentos o cosas, acabando así con el sentido autogestionario, comunitario y espiritual de las ollas.
Ahora viene otra crisis y habrá que levantar nuevamente las ollas comunes, el tema es si nos apoyamos en la religión y sus iglesias o en la política con sus partidos e instituciones, o si lo hacemos entre nosotros.
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https://www.alianzaterritorialmapuche.com/2016/09/espiritualidad-mapuche.html
ESPIRITUALIDAD Y SISTEMA DE CREENCIA MAPUCHE Y SU CRECIENTE MANIPULACIÓN Y USO
“La pérdida del conocimiento y la práctica del yamvwvn y ekuwvn, propias del mapuche feyentun hacen que a veces, los propios mapuche, caigamos en todo tipo de tergiversaciones, prostituyendo con ello nuestra cultura milenaria. Que el wigka lo haga es algo normal…” (Kurukewpu, wenteche fvtalmapu)
Escudado en el pobre repertorio cultural y manejo conceptual y práctico de nuestra cultura y pensamiento propio como mapuche; muchos “indígenas”, mapuche autoidentificados y wigkas y chiñura “solidarios” con nuestra causa nacional; han venido sobrepasado todo tipo de regla moral y un mínimo de ética del sentido común, cuando intentan poner en un mismo plano, altura o nivel de valor y estatus a expresiones del “chaminismo”, “saumeristas”, “purificadoras”, “yoga” , “reflexilogía”, etc, y todo tipo de rituales y/o expresiones artísticas afínes …. Con nuestras prácticas vinculadas al MAPUCHE FEYENTUWVN o sistema mapuche de creencia. El cual, no sólo se basa ni restringe al ámbito de acción del o la machi ni lo medicinal sino que involucra una manera de ser y estar con la tierra y entre las personas. En términos mapuche, cada hombre y mujer es responsable de cultivar esa relación que es permanente, eso fue y es el significado que se viene recuperando como parte del proceso de reconstrucción. Luego de esto, puede alguien venir y decirnos “pero si es lo mismo”, entonces nuestra respuesta debe ser clara: “explicado en una lengua ajena e impuesta como el wigkadugun puedes parecer lo mismo, pero no, mapuchedugun mew rume kaletuy ta dugu”.
Los mapuche somos los llamados a cuidar lo que es nuestro y no prestarnos para estas confusiones, y si de proyectos se trata, es importante cautelar ciertas cosas, salvaguardar ciertas formas, diferenciar culturalmente lo que es propio de lo que es ajeno. No por una mal entendida solidaridad hay que vender todo el mejor postor de los financistas internacionales. Ello, debido a que otra de las modas de estos tiempos dice relación con la supuesta “defensa de la naturaleza” donde todo cabe, todo vale, y proliferan “redes”, “coordinaciones”, “grupos” muy saludables en sus fines y acciones públicas desde el activismo que tanta falta le hace a los chilenos; pero nosotros somos un pueblo diferente, con una lucha y propósitos diferentes y entonces con conductas diferentes. Los wigka pueden hacer lo que quieran, pero que nos respeten.
Así, también se ha vuelto un lugar común el discurso de la “madre tierra”, al extremo de llegar algunos a escribir que sería la base de la lucha “antipatriarcal” e inspiradora fundacional de cierto feminismo indigenista continental. El discurso de la “mapu ñuke” es una copia importada de otro sistema de creencia indígena del continente que no es mapuche. “Mapu ta domogelay” (no es mujer la idea de mapu no he dicho un kimche), puesto que mapu no es “tierra” ni femenina sino un entramado mucho más complejo de significado imposible de interpretar en lengua prestada. Coso distinta es que hoy, muchos mapuche adopten la expresión “mapu ñuke” en el contexto reivindicativo del contexto, pero aquí estamos hablando de los fundamento de las cosas.
Finalmente, otros nos llevan al carro junto a los grupor marginalizados de la sociedad, donde, habla de “animalistas”, “discapacitados”, “feministas” “antipatriarcales”, “gey, transexuales, lesbianas”, etc, sería como hablar casi de una misma lucha con los “indígenas”. Siempre es bueno hacer la diferencia en todos los espacios en los que nos corresponde hablar y actuar. Una cosa es que inviten a nuestros dirigentes a marchas “multicolores” a la capital chilena a hablar de nuestra lucha territorial, y otra cosa distinta es que se termine concluyendo allí con la idea de “una sola lucha” que no es tal.
Mapun Kimvn ATM