Oposición al gobierno son sus rivales que lo empujan para ocupar el puesto de maquinista del tren que nunca deja las vías para llegar siempre al mismo destino. Lo critican, lo pelan, le sacan la piel -lo despellejan-, le buscan las yayitas y arman el escándalo cada vez que mete las patas. Hacen las mansas reuniones para evaluar el comportamiento y mueven a sus parlamentarios para acusarlos y meter juicios por naderías. La resistencia es construcción de otro modo de vivir y autodefensa social basada en la cohesión alcanzada por las formas de vida comunitaria con autonomía y construcción de los medios necesarios de producción de alimentos, medicinas y demás mediante la autogestión.
¿Somos oposición o resistencia? Aclaremos
Por Jaime Yovanovic (Profesor J)
Oposición al gobierno son sus rivales que lo empujan para ocupar el puesto de maquinista del tren que nunca deja las vías para llegar siempre al mismo destino. Lo critican, lo pelan, le sacan la piel -lo despellejan-, le buscan las yayitas y arman el escándalo cada vez que mete las patas. Hacen las mansas reuniones para evaluar el comportamiento y mueven a sus parlamentarios para acusarlos y meter juicios por naderías.
Así se aseguran que la población pueda verlos a ellos, los de oposición, como los salvadores de la patria que merecen sentarse en el trono del poder e incluso preparan Rambos para el futuro asalto al palacio de gobierno. Viven de eso y para eso, en fin que persiguen lo mismo y no ofrecen ni realizan cambio alguno, a lo más algunas reformas estatales o mejoras a la constitución, pero siempre con la mano tras las palancas del poder, tras el aparato del estado que si ellos lo manejan lloverá el maná del cielo.
Los de oposición de derecha o de izquierda no resisten contra el modelo capitalista, pues lo necesitan para gobernar. Las grandes empresas nos atacan por todos lados destruyendo la madre tierra y los de la oposición nos dicen que es el gobierno el que las deja pasar, pero cuando ellos son gobierno les abren las puertas y la población se envuelve en procesos judiciales, marchas y votaciones donde aparecen ellos levantando candidatos “conocidos” porque los han puesto en la cabeza de las marchas, de las reuniones y actividades, como algunos oportunistas de partidos pequeños que organizaron la Lista del Pueblo para la convención constitucional, donde agarró papa cualquier cantidad de incautos que quedaron con la boca abierta cuando empezaron allá arriba a pelearse por llevar candidato a presidente. Oh. Dios mío! Otra estafa, la número 412. Paciencia, ya aparecerá, siga comprando el boleto de lotería.
Esa es la oposición contra el gobierno, de los legales y los ilegales. Todos pelean por lo mismo: el poder. Algunos dicen que hay que hacer el poder de nosotros, lo que es falso, pues lo que llaman órganos del poder popular son meras plataformas para el asalto al poder central, como pasó con los consejos o soviets en Rusia, cuyo congreso aprobó que todo el poder pasara a los consejos y luego los bolcheviques dirigidos por Lenin, Stalin y Trotsky los engañaron creando el “consejo supremo” donde se instaló la burocracia renovando el aparato estatal, como hizo Evo Morales en Bolivia estafando a los movimientos sociales que quedaron colgados de la brocha, o como hizo Maduro en Venezuela o Daniel Ortega en Nicaragua. En fin que de vuelta en vuelta, de uno a otro, todos van terminando por aferrarse con dientes y uñas al estado, como Putín, el líder y superstar de la ultra derecha europea y de Trump, admirado y apoyado por Ortega, Maduro, Evo Morales, digamos los los izquierdistas latinoamericanos que Jadue, el alcaldo de Recoleta y figura del estalinismo chileno está visitando uno por uno para mostrar al mundom que el partido comunista chileno está firme en la defensa del aparato del estado, gobierne quien gobierne (aún asesinando y expulsando a la población).
Esas son las perlas que nos gobiernan y los que se les oponen.
Ser de oposición es ser parte del sistema.
Nadie sabe para quién trabaja. La explotación que hace el propietario sobre los trabajadores es la misma que hace el estado sobre los ciudadanos, de modo que si lo mismo te explota el empresario derechista como el empresario izquierdista, también es lo mismo si te gobierna un político de derecha o uno de izquierda. El estado es órgano del capital.
La resistencia es otra cosa muy diferente y que algunos de la oposición mezclan de manera oportunista.
El ejemplo más claro a nivel mundial es el de México donde el gobierno de izquierda de Manuel López Obrador está atacando las extensas regiones de los territorios indígenas en diferentes partes del país mediante los megaproyectos de millonarias inversiones y construcciones de empresarios capitalistas como el lujoso Tren Maya que pretende atravesar varios estados mexicanos justamente donde las multitudinarias comunidades se han ido organizando mediante la autogestión y autogobierno sustituyendo las municipalidades por asambleas de vecinos y formas de gobierno propio en varios estados como en el estado de Chiapas donde el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se disolvió como guerrilla clásica vanguardista y quedó dirigido por las autoridades tradicionales de los diferentes pueblos de la selva Lacandona y alrededores formando los municipios autónomos dirigidos por vecinos mediante las Juntas de Buen Gobierno que son rotativas y no pueden participar los del ejército de liberación.
Estas comunidades y territorios no son oposición pues no están contra el gobierno, sino que se defienden contra el avance de los megaproyectos que está destruyendo la naturaleza y la vida. No se defienden con el ejército rebelde que se ha declarado pacifista, sino mediante la autoorganización y autogobierno de las comunidades y las formas de vida, construyen sus propias escuelas y propias formas de cuidar la salud. O sea, resisten construyendo ese otro mundo posible, el cambio civilizatorio desde abajo. Lo mismo están haciendo los kurdos en varios países de oriente medio, los pueblos amazónicos, los Nasa y otros pueblos del Cauca y otras regiones de Colombia, la Alianza Territorial Mapuche ATM y diversos pueblos, regiones y comunidades de barrios periféricos de todo el planeta.
La resistencia es construcción de otro modo de vivir y autodefensa social basada en la cohesión alcanzada por las formas de vida comunitaria con autonomía y construcción de los medios necesarios de producción de alimentos, medicinas y demás mediante la autogestión.
Muchos dicen que esa forma de vivir no es suficiente para derrotar al estado y sus fuerzas militares, pero esa es la forma beligerante de analizar.
Veamos:
Por ejemplo la invasión rusa a Ucrania, lleva más de un mes atacando uno de los países más poderosos del mundo a un país pequeño y hay regiones donde no han podido pasar debiendo retirarse y planear un nuevo acercamiento por el sur. Algo habrá para aprender ahí, tal vez en la cohesión alcanzada donde brigadas anarquistas han combatido codo a codo con otras formas de pensamiento o las redes y circulación de apoyos desde otros lugares. Digamos que fue un ejército contra un pueblo.
Otro ejemplo fue la invasión norteamericana a Cuba por Bahía Cochinos donde las tropas, barcos y aviones yanquis fueron derrotados por un pequeño pueblo en armas, donde hasta los niños disparaban piedras con hondas (es un decir, obviamente). La cohesión de pueblo es condición básica. La gente sabía que estaba construyendo algo nuevo, aunque después el gobierno se orientó a reforzar el aparato del estado en vez de reforzar el protagonismo y la autogestión entregándose finalmente al estalinismo soviético.
Estos dos casos se refieren a agresiones extranjeras, lo que es distinto en caso de choques internos. Veamos lo que sucede en Chile:
Las amenazas del golpe contra el gobierno de Allende eran claras y abiertas. Todos sabían que venía el golpe, lo que obviamente ya no sucederá más. Nos referimos al “aviso” del golpe, pues los próximos no serán avisados, por lógica.
Tres eran los actores: las fuerzas armadas, la burocracia gobernante de izquierda y el pueblo. Las fuerzas armadas golpearon internamente a las tropas y suboficiales que se negaron a disparar contra el pueblo. El trabajo interno nuestro era insuficiente y la izquierda movía sus militantes adentro en función de lo que se lograba en las negociaciones por arriba.
Por eso invitaron a los comandantes a formar parte del gabinete de ministros y acusaron a los marinos antigolpistas ( Cárdenas y los demás) de sedición o motín legitimando así las torturas que la oficialidad realizó contra los marineros sorprendidos entrando armas a los barcos.
Esos dos hechos (la izquierda negociando con los mandos y persiguiendo a los antigolpistas) neutralizaron y echaron para atrás la creciente incorporación de soldados, marineros, aviadores, carabineros y detectives a las filas antigolpistas, se favoreció de esa manera la cohesión interna y obediencia debida necesaria para disparar.
Mientras en los movimientos sociales crecía vertiginosamente la tendencia autogestionaria entre campesinos, pobladores sin casa y trabajadores de pequeñas empresas, se formaban cordones y consejos y se les instruía en que no había que entrar al choque contra la repre, sino acercarse a los carabineros y soldados a confraternizar, mostrar que pueblo y soldados estaban al mismo lado resistiendo a los oficiales, empresarios y burocracias. El crecimiento de las formas organizativas y autogestionarias del pueblo fue la principal causa del golpe y el hecho de sacar al gobierno permitió a los milicos reordenar la economía y retomar el camino de la disciplina social de las ovejas.
Tras el golpe la resistencia creció por abajo mientras los partidos de oposición negociaban con los militares estando ambos de acuerdo en que había que impedir una salida popular. El llamado de la izquierda y de la CUT era a protestar poniendo velas, pero la resistencia popular llenó al país de barricadas incendiarias donde llegaba la gente que se iba agrupando en las ollas comunes, colonias urbanas y autogestión barrial.
El crecimiento indetenible de la autogestión barrial y las barricadas incendiarias fue la causa de que las negociaciones entre militares y partidos decidieran la consulta del plebiscito y la transición al modo civil de dirección del estado sin modificar la economía que favorecía a las empresas que destruyen la madre tierra. Los milicos volvieron a sus cuarteles y ahí están agazapados esperando nuevas confrontaciones de la lucha por el poder.
La lección está en que las burocracias no sirven para cambiar el modelo económico pues profitan de las finanzas que las empresas traen al estado. Los militares dieron el golpe para contener el crecimiento de la autogestión popular sacando a Allende que no consiguió disciplinar al pueblo, pero debieron irse debido a la misma causa y esta vez la Unidad Popular gobernaría sin Allende junto a los golpistas de la Democracia Cristiana asegurando la disciplina social.
Esa paz de taza de leche obtenida en las negociaciones Militares-empresarios-partidos se acabó con el estallido que se transformó en cientos de ollas comunes en los barrios donde reaparece la temida y odiada autogestión popular. Los milicos salieron a la calle a contener el estallido y no se la pudieron teniendo que volver a los cuarteles. Eso despertó ilusiones de que podían derrotarlos si esos millones del estallido se suman al ejército revolucionario del pueblo y así los opositores de izquierda rebelde intentan repetir el estallido reclutando combatientes y diseñando la estrategia militar de la disputa del poder con órganos de contrapoder a los cuales se les colocará encima el soviet supremo y otra vez el estado capitalista.
La situación mundial está cayendo en una nueva crisis a causa del déficit de distribución de trigo y otros alimentos por la invasión rusa a Ucrania y tendremos que levantar nuevamente las ollas comunes, las huertas comunitarias y actividades autogestionarias apuntando a otra salud y a otra educación desde los barrios de las periferias de las ciudades estableciendo vínculos de solidaridad y apoyo mutuo con barrios de clase media y poblaciones de militares y carabineros, pues sus esposas, hijos y familiares son los vasos comunicantes no de partidos, ideologías y oposiciones, sino de la resistencia en forma de nuevas formas de vivir, nuevos valores, producción propia de alimentos y medicinas, juegos y actividades para y con los niños y jóvenes.
Que el virus de lo nuevo con la multiplicación de la autogestión generalizada llegue a contagiar a las familias de los soldados mostrando que no nos interesa disputar, ganar o destruir el poder, sino construir las formas de democracia directa que permitan el despliegue de la potencia, de las potencialidades del pueblo desde abajo.
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