El poder omnímodo que controla a Venezuela se ha empeñado en demostrar, así sea por la fuerza, que las i**deologías desaparecieron
La necesidad de esa reflexión es ahora más importante que nunca. Más que en aquellos momentos iniciales, donde aporrea luchaba infructuosamente por el control racional de los métodos de producción.
Ahora, en momentos en que el poder omnímodo que controla a Venezuela se ha empeñado en demostrar, así sea por la fuerza, que las i**deologías desaparecieron y que lo que sobrevive es él mismo, que es único, cuando se argumenta que la transformación social, fuera de sus normas, es una utopía.
Ahora decía, la resistencia es ineludible. Aún si estuviéramos en franca minoría ideológica, siempre valdrá la pena dejar claro que la totalidad, por más que así se la quiera presentar, no tiene el mismo aspecto que la razón.
La sola pretensión de igualar estos dos conceptos, evidencia –para el que se esfuerce en ver en el interior de los globos-, la existencia de una sociedad decididamente administrada que asumió:
Primero, la decisión unilateral de asediar un Portal Web nacido al calor de las luchas del pueblo venezolano -ya no es igual a liberación, emancipación, libertad-, ésta fue cambiada por la censura arbitraria, ilegal e inconstitucional.
Y luego, después de la estrepitosa caída del Socialismo del Siglo XXI, que globalización suena mejor que totalitarismo para explicar la intención de que todos estemos “·on line”, asi sea a la fuerza.
El desarrollo de ese pensamiento lineal, y como toda línea, unidimensional, ha logrado novedosos mecanismos de autocontrol, pues se nos ha convencido de que es interés de todos lo que, en realidad, es bueno para pocos. Y que lo real, asi sea virtual es lo racional. Allí, sin duda, se ha centrado la estrategia totalizadora.
Nos estamos enfrentando a la política abiertamente totalitaria de un estado poderoso que pretende clavar su bandera en nuevos territorios ocupados –aunque sus tropas siguen actuando de la misma manera-. El argumento ahora es el derecho de un estado poderoso, actuando como una corporación multinacional, a imponer, con el bloqueo, su momento de paz.
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Cosa que forma parte de esa nueva manera de argumentación que han diseñado los ideólogos del órgano rector en materia comunicacional denominado CONATEL para promover lo que ellos consideran verdades indiscutibles.
Es una argumentación en la cual las palabras son utilizadas de modos extraños, sin la definición efectiva que, histórica y literalmente tuvieron. Que esta sociedad, llamada -en ese nuevo lenguaje- del “mundo libre”, esté bajo el control de los dueños de poderosas empresas multinacionales, no es ya ocultado, ni siquiera disimulado.
Los intereses de los ciudadanos como colectivo, pero también como individuos, que era el supuesto paradigma del sistema norteamericano, han quedado en un segundo plano. Se habla, ya abiertamente, de los intereses generales del sistema económico mundial, que ha logrado aprobar, en foros internacionales controlados por los países ricos, leyes supranacionales que impiden a las naciones pobres, ejercer sus propios derechos.
En esta línea de pensamiento, sin duda alguna, Washington resultara mejor padre de la patria que Bolívar. Queda explicado, con aquella afirmación terrible de septiembre once:
“[…] el que no está con Estados Unidos está contra nosotros”.
Y ese pensamiento es el que establece una de las diferencias esenciales entre el terror de CONATEL y puebloalzao@aporrea.org. Y no es un tremendismo. Analícenlo.
¡Que se abran cien flores y florezcan cien escuelas de pensamiento¡*