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El lugar de la mujer está en la revolución

Movimiento No Tav Valle de Susa, Italia :: 03.05.22

En Valsusa, la gente se moviliza desde hace casi treinta años para impedir la construcción de una línea férrea de alta velocidad. Una comunidad, la valsusiana, que con la lucha de los años ha logrado crear un movimiento de masas y que a la vez ha sido transformada por él.
“La participación de las mujeres del movimiento No Tav es evidente, ciertamente no tengo que decirlo, aunque solo sea por la lista de heridos, detenidos, denunciados. Es un protagonismo muy concreto, real, que ha emergido con fuerza a lo largo de los años. Si tenemos mujeres heridas, detenidas, haciendo barricadas es porque las mujeres están en todas partes en esta lucha, además de estar en las cocinas

Movimiento No Tav Valle de Susa, Italia

El lugar de la mujer está en la revolución

 

No Tav

 

En Valsusa, la gente se moviliza desde hace casi treinta años para impedir la construcción de una línea férrea de alta velocidad. Una comunidad, la valsusiana, que con la lucha de los años ha logrado crear un movimiento de masas y que a la vez ha sido transformada por él.

“La participación de las mujeres del movimiento No Tav es evidente, ciertamente no tengo que decirlo, aunque solo sea por la lista de heridos, detenidos, denunciados. Es un protagonismo muy concreto, real, que ha emergido con fuerza a lo largo de los años. Si tenemos mujeres heridas, detenidas, haciendo barricadas es porque las mujeres están en todas partes en esta lucha, además de estar en las cocinas»1.

A partir de este fragmento de una entrevista, que data de 2012, realizada a una compañera que siempre ha estado activo en la lucha contra los No Tav, queremos comenzar a contar, lamentablemente sin pretender ser exhaustivos, el protagonismo que las «Fomne» (mujeres en el dialecto de Val di Susa) han tenido en esta lucha, desde sus inicios, y como esta ha sido el motor de los análisis y batallas del movimiento.

Las «Fomne No Tav», deciden encontrarse entre mujeres, jóvenes y menos jóvenes, pero rebeldes, dentro del movimiento y en constante dialéctica con él; a lo largo de los años han querido demostrar cómo no podemos luchar por un presente más justo sin luchar contra la violencia estructural que este sistema descarga sobre las mujeres. Las Fomne han aclarado cómo luchar por la propia tierra, defenderla de los abusos de la devastación, significa directamente hacerlo también por la propia libertad: «Mío es el cuerpo y nuestra es la tierra» es una de las consignas más antiguas que se han puesto en los bosques y caminos de la Valsusa. “Aquí hay un verdadero protagonismo, no ideológico sino práctico. Entonces pienso esto: que tenemos años de historia, milenios en los que nos han dicho que somos nosotras los que cuidamos, cuidamos a las personas, a la casa. Traducido aquí entendemos que debemos cuidar el territorio. La tierra como lugar que se explota, se piratea, se viola, es un tema que las mujeres entienden muy bien; por lo tanto, por el bien de nuestros hijos «debemos defender la tierra».

Emanciparse de un orden de explotación que impone la militarización de los lugares en los que vivimos, el control férreo de nuestras vidas, el silenciamiento de nuestras voces, que nos priva del derecho a decidir nuestro futuro, que trata de dividir y romper la el tejido social y las relaciones que construimos día a día, son batallas que el movimiento ha convertido en tema a lo largo de los años, y que las Fomne han sabido impulsar afrontándolas desde su punto de vista, a partir de sus propias experiencias. Cuando estas mujeres dicen que se han emancipado en las barricadas, subrayan una importante conciencia: sólo en la lucha se pueden romper las relaciones de dominación y recomponerse bajo un signo más justo. Es en el corazón de los momentos de lucha, en los principios, en los momentos de convivencia, en los paseos por el bosque, en los momentos de intercambio de saberes que tantas mujeres han podido encontrarse y confrontarse, reconocerse.

«Eran las mujeres las que iban a la choza por primera vez en la noche, después del 3 de julio, cuando hacíamos la jornada del sábado, un camino entre lo lúdico, lo creativo y lo político. Fuimos 40 a Clarea mientras en el campamento de Chiomonte tiraron gases lacrimógenos hasta en la cocina. Era una situación muy dura pero queríamos y teníamos que demostrar que no teníamos miedo, que esta era nuestra tierra y que también podíamos ir solas, sin escoltas, sin la protección de nuestros compañeros. Si ha habido una pequeña gran revolución dentro del movimiento, seguramente las mujeres han hecho gran parte de ella y quizás sean ellas también las que más se pueden beneficiar de esta transformación: porque hoy son mujeres más libres, más independientes, que piensan, que ven menos televisión, que salen de casa. ¡Aquí salimos hasta de casa para bloquear la carretera!».

Un movimiento longevo como el de No Tav ha sabido resistir a lo largo de los años gracias al cuidado que ha sabido poner en cada momento y en cada fase de la lucha, a los nuevos significados que ha sabido dar a ciertas divisiones «tradicionales» de tareas y roles: si se asume de forma colectiva que cortar las redes del lugar de la devastación no es menos importante que asegurarse de que haya bocadillos para la marcha, pues debemos avanzar juntos aportando cada uno como puede, en Valsusa no renunciamos a ninguna forma de expresión en la lucha. Muchos de los compañeros y camaradas más jóvenes han conocido a Marisa, por ejemplo, una anciana de Valsusa, que siempre ha estado activa en el movimiento, tanto por su determinación en resistir a los matones policiales, como por sus tortitas, que han acompañado a cientos de iniciativas.

Un aspecto que las Fomne No Tav tuvieron que afrontar directamente en su cuerpo fue el de la violencia de la policía, que además de ocupar durante años el territorio para defender su devastación, comete abusos de todo tipo contra las No Tav y, aquí como en todas partes, de forma diferencial sobre las mujeres. Por ejemplo, el caso de Marta, una mujer y compañera de No Tav que, a raíz de una iniciativa en la obra de Chiomonte, es fuertemente insultada y hostigada por los policías que la están deteniendo.

La historia de Marta, y el juicio que siguió, habría movilizado en las siguientes semanas a cientos de mujeres en diferentes partes de Italia, que gritaron su desprecio hacia un sistema judicial que finalmente condujo a la absolución de los policías señalados por la violencia: finalmente se estableció que Marta había «entendido mal» y el acoso sexual recibido no eran más que «maniobras de rescate» por parte de los agentes.

En tiempos más recientes, otra compañera generosa, Giovanna, durante una manifestación en defensa del espacio de San Didero, resultó muy gravemente herida por bombas lacrimógenas de la policía, disparadas a la altura de los ojos. Las fotos de su rostro desfigurado salieron en varios diarios donde se expresaron exponentes de diversas fuerzas políticas subrayando que “si hubiera estado en su casa no le hubiera pasado nada”. Tales expresiones indican la anomalía que perciben quienes defienden el sistema capitalista y patriarcal en el que vivimos, al tratar con una mujer que se determina a sí misma, que participa como y cuando quiere en la vida política que ha elegido.

La criminalización y persecución judicial del Movimiento No Tav se ha llevado a cabo metódicamente a lo largo de los años, sin embargo nunca lograron intimidar a las mujeres y hombres que saben de qué lado ponerse y que efectivamente lo han convertido en un campo de batalla político. Este es el caso, por ejemplo, de Nicoletta, figura histórica del Movimiento No Tav, que enfrentó con valentía y serenidad casi un año de prisión, a la que ingresó de manera consciente y decidida, por haber optado por no respetar las obligaciones y límites a los que la había sometido la Jefatura de Policía.

El suyo fue un mensaje muy fuerte que logró traspasar las fronteras de Valsusa y que supo señalar claramente el camino de la resistencia ante la injusticia del poder establecido, de la legitimidad de desobedecer una legalidad injusta que quiere reprimir la disidencia en todas sus formas. Por más que nos quieran aislar, la fuerza del movimiento siempre ha sido precisamente la de generalizar sus propias consignas y prácticas en mutuo intercambio con lo que sucede a su alrededor. Cuando la marea disruptiva del movimiento global del «Ni una menos» apareció en el ámbito transnacional, con manifestaciones en muchas ciudades donde se realizó la actuación del «violador en tu camino» (del grupo Las Tesis), tuvo un significado particular para muchas mujeres jóvenes y mayores el poder encontrarnos en los caminos de la Valsusa para gritar esas palabras juntas.

Historias de batallas y vidas, muy ricas en su diversidad, tendríamos muchas otras que nos gustaría contar, pero ya tendremos tiempo para hacerlo. Por el momento no olvidemos que aquí el futuro aún debe ser ganado y que quedan aún muchas batallas por venir, y muchas Fomne aún se encontrarán en los senderos y las calles de nuestro valle.

1 Esta cita y la siguiente están tomadas de una entrevista con una compañera de No Tav y publicados dentro de la obra colectiva «A will be hard, stories of life and militancy no tav», Derive e landing editore, 2012, Turín.

 


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