El presidente turco Recep Tayyip Errdogan anunció la semana pasada una nueva “operación” en el noreste de Siria. El objetivo, dijo, es crear una “zona de seguridad” de 30 kilómetros de profundidad a lo largo de la frontera sur. No es la primera vez que Ankara amenaza con imponer una supuesta zona de seguridad a lo largo de la frontera sur de Turquía y la frontera norte de Siria. En el proceso, todas las ciudades de Rojava -excepto Hesekê- deben quedar bajo control turco. La última amenaza de este tipo condujo a una guerra de agresión y a la ocupación de Serêkaniyê (Ras al-Ain) y Girê Spî (Tal Abyad), en octubre de 2019. La población local sigue sufriendo las consecuencias hasta el día de hoy.
La ocupación de Serêkaniyê y Girê Spî había sido precedida por las demandas de los dirigentes turcos para el establecimiento de una zona de amortiguación, similar a la actual. En agosto de 2019, Estados Unidos y Turquía acordaron una “zona de paz”. Parte del acuerdo incluía el establecimiento de un centro de operaciones conjuntas en la frontera turco-siria. Dos meses después, la invasión comenzó con la incursión en Serêkaniyê, una de las ciudades kurdas más antiguas. El Estado turco había intentado repetidamente tomar el control de la localidad desde 2012 con la ayuda de Al Qaeda y el ISIS. Con la ocupación en 2019, comenzó una reestructuración sistemática de la población.
Desde la proclamación de la Administración Autónoma (AANES), en 2012, todas las identidades étnicas y religiosas de Serêkaniyê convivían en armonía y se habían organizado en consejos populares. En dos años y medio de invasión yihadista turca, los ocupantes han cometido cientos de asesinatos en la ciudad, y el número de casos no denunciados es probablemente mucho mayor. Según estimaciones conservadoras, la tasa de desplazamiento forzado de la población es del 85%. Cientos de miles de personas viven en campos de refugiados improvisados cerca de Ain Issa y en otros lugares. En lugar de la población desplazada se han instalado islamistas leales a Erdogan y sus familias, procedentes de otras partes de Siria. La situación en la Serêkaniyê ocupada y los crímenes contra la humanidad que allí se cometen muestran lo que significa una “zona de seguridad” para el Estado turco.
Serêkaniyê bajo el dominio de los baasistas
Serêkaniyê está situada al este de Girê Spî, al oeste de Dirbesiyê y al norte de Til Temir. La ciudad está cortada por la frontera y separada del distrito Ceylanpınar, de Urfa. En la larga historia de Serêkaniyê, kurdos, árabes, sirios, chechenos, turcomanos, armenios y yezidíes se han asentado allí y convivido pacíficamente. La primera reestructuración demográfica decisiva vino de la mano del régimen del partido Baaz, en 1974. Cuando el régimen del Baaz puso en marcha el proyecto del “cinturón árabe” en Serêkaniyê, como en toda Rojava, el nombre de la ciudad y los pueblos kurdos se arabizaron. Se trajeron árabes a la región desde varias partes de Siria, se construyeron nuevos pueblos y se aumentó la proporción de árabes en la región. Una parte importante de los cristianos de Serêkaniyê emigró a ciudades sirias como Alepo y Latakia o a Europa, incluso antes de que comenzara la guerra civil en el país.
Incluso cuando comenzó la guerra civil en 2011, había una importante población cristiana, formada por sirios y armenios, además de kurdos musulmanes y yezidíes, árabes, circasianos y turcomanos. Cuando el 8 de noviembre de 2012 el Estado turco envió a Serêkaniyê mercenarios de varias facciones de Al Qaeda, junto con colaboradores del llamado Consejo Nacional Kurdo (ENKS), a través de la frontera y se iniciaron los combates, comenzó una nueva oleada de refugiados de la ciudad. Los mercenarios, que controlaban la mayor parte de la localidad, establecieron un régimen de terror gracias a Turquía. Una iglesia cristiana en el centro de la ciudad fue ocupada por los mercenarios, vandalizada y convertida en cuartel general. Muchos residentes fueron expulsados de Serêkaniyê y obligados a huir a Turquía. El Estado turco pretendía expulsar a la población y ya había creado un campo de acogida para los desplazados en la frontera.
Desde un barrio residencial todavía autónomo, los residentes, junto con las YPG/YPJ (Unidades de Defensa del Pueblo y de las Mujeres), liberaron la ciudad paso a paso y expulsaron a los mercenarios de Serêkaniyê. Turquía trató de impedir la liberación, lanzando nuevas oleadas de ataques. Hasta el 5 de noviembre de 2013, Ankara había lanzado cuatro grandes oleadas de ataques. El gobierno turco no se contentó con enviar a sus mercenarios a través de las fronteras y apoyarlos con logística y municiones. El ejército turco proporcionó apoyo de fuego a los mercenarios yihadistas con ataques de tanques a través de la frontera. Entonces comenzaron los ataques del ISIS, respaldados por Turquía, contra la ciudad. El ISIS llevó a cabo numerosos ataques contra los pueblos de Serêkaniyê en 2014 y 2015, y perpetró masacres contra la población civil. En el proceso, la milicia terrorista encontró una feroz resistencia por parte de las YPG y las YPJ. Ambas unidades sufrieron cientos de bajas en su lucha defensiva contra ISIS. En mayo de 2015, las YPG y las YPJ liberaron las últimas aldeas bajo control del ISIS en Serêkaniyê, como parte de la ofensiva de Şehîd Rûbar Qamişlo. Durante este tiempo, muchas personas huyeron de la región.
Vida segura y libre en la Serêkaniyê autogobernada
En el período comprendido entre la liberación la ciudad de Al Qaeda y el ISIS y la ocupación por parte de Turquía, que comenzó el 9 de octubre de 2019, se estableció un sistema de autogobierno de base en condiciones difíciles. La administración de la ciudad fue asumida por un consejo popular, que se organizó en el marco del autogobierno del cantón de Cizîrê, proclamado en 2014. Todos los pueblos y confesiones que vivían en Serêkaniyê encontraron su representación en esta asamblea. La gente podía vivir libremente su fe en las iglesias cristianas, mezquitas y centros yezidíes. La agricultura se desarrolló y se creó una academia de salud. Sin embargo, la agresión de las tropas turcas desde el otro lado de la frontera nunca cesó del todo. Una y otra vez, los civiles perdieron la vida por este motivo. Pero a pesar de estos ataques del Estado turco, Serêkaniyê era una ciudad libre y segura. Cada vez más personas, atraídas por una vida libre e igualitaria en condiciones de seguridad, comenzaron a regresar a la región.
Esto cambió el 9 de octubre de 2019. La guerra de agresión representó el fin de la seguridad, la fraternidad y la paz en la región. Serêkaniyê se convirtió en un lugar de masacres y torturas. Según el Comité para el Refugio y la Migración, al menos 386 civiles fueron asesinados en Serêkaniyê, entre ellos 48 mujeres y 12 menores, entre octubre de 2019 y diciembre de 2021. 48 personas fueron asesinadas mediante tortura, y 11 fueron incluso ejecutadas en lugares públicos. El Estado turco utilizó fósforo blanco contra la población durante la invasión. Este uso entra dentro de la prohibición de las armas químicas. La Asociación de Derechos Humanos de Cizîrê documentó 33 muertes por fuego, causadas por las bombas de fósforo. Diez de ellos eran miembros de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS). Además, a finales del año pasado se documentaron 232 casos de tortura. Todavía no hay rastro de 152 secuestrados. Las fuerzas de ocupación confiscaron 1.200 tiendas y talleres y 5.500 casas de los habitantes de Serêkaniyê.
La estructura demográfica de la ciudad cambió
Con la ocupación turca, el 85% de la población original de la ciudad huyó. La zona de Serêkaniyê incluye 140 pueblos. 55 pueblos de mayoría kurda están completamente abandonados. Los pueblos de Xirbet Cemo, Dawudiyê y alrededor del 80 o 90% de los pueblos que rodean Ain Issa han sido destruidos y se han construido bases militares turcas en su lugar. Además, miembros de la alianza mercenaria “Ejército Nacional Sirio” (ENS), leal a Turquía, profanaron cementerios yezidíes en busca de valiosos objetos funerarios.
La ciudad de Girê Spî estaba bajo el control de los yihadistas desde 2012 y del grupo terrorista ISIS desde junio de 2014. En febrero de 2015, las FDS lanzaron una ofensiva de liberación que llevaba el nombre del mártir Rûbar Qamişlo. Los dos puntos de partida del ataque a gran escala fueron Serêkaniyê y la aldea de Majdal, al sureste de Til Temir. En el marco de esta ofensiva, se liberaron Mebrûka, Silûk y Girê Spî, y se conectaron los cantones de Kobanê y Cizîrê. En ese momento, Mebrûka, que administrativamente pertenecía a Serêkaniyê, desempeñaba el papel de cuartel general del ISIS y recibía apoyo de Turquía. Las YPG y las YPJ liberaron este lugar con el mayor sacrificio. Tras el establecimiento de la “zona de seguridad”, en 2019, Mebrûka volvió a caer en manos de los yihadistas. Mebrûka y Serêkaniyê se convirtieron en lugares de reorganización del ISIS.
Según la Asociación de Derechos Humanos de Cizîrê y la Asociación para la Huida y la Migración, al menos 2.000 yihadistas y sus familias se han instalado en la ciudad y sus pueblos desde la ocupación de Serêkaniyê. 55 de estas familias han sido identificadas como familias del ISIS, la mayoría originarias de Irak. Muchos ex yihadistas también se encuentran en los grupos mercenarios “Brigada Sultán Murad”, “Furqat al-Hamza” y “Ahrar al-Sharqiya”, desplegados en Serêkaniyê.
Un incidente concreto que mostró al mundo entero que Serêkaniyê es un territorio seguro para el ISIS ocurrió el 25 de octubre de 2020. Tras las amenazas de Erdogan contra Francia por las caricaturas de Mahoma, miembros de grupos mercenarios se reunieron en Serêkaniyê y quemaron una bandera francesa. Durante la acción propagandística, se exhibieron banderas del ISIS y se gritaron las consignas correspondientes. Incluso el gobernador de Urfa confirmó la exhibición de la bandera negra.
Plan de ataque a la prisión de Sina
Las confesiones del comandante del ISIS Abdullah Ismail Ahmad, que actualmente se encuentra en prisión preventiva por el ataque a la prisión de Sina, en Hesekê, el pasado mes de enero, revelaron el papel de Serêkaniyê ocupado para el ISIS. Ahmad declaró que recibió la orden del ataque al centro de detención, donde se encuentran miles de yihadistas del ISIS, del servicio de inteligencia turco MIT. Dijo que el “gobernador del ISIS” de Hesekê se encontraba en la zona de ocupación alrededor de Serêkaniyê y Girê Spî, y que trabajaba allí con el MIT. En consecuencia, los yihadistas del ISIS que habían sido liberados de la prisión también habrían sido llevados a las regiones del norte de Siria ocupadas por Turquía.
FUENTE: Beritan Carya – Cemil Ebdo / ANF / Edición: Kurdistán América Latina