El estallido social, el principal referente del pueblo chileno, no fue contra la constitución de los militares, sino contra el modelo impuesto que asumió alegremente la partidocracia con pésimos resultados para la mayoría de la población, en tanto el empresariado posaba de ser el modelo neoliberal capitalista más exitoso a nivel mundial y los sectores universitarios de la juventud ilustrada hoy en el gobierno se plegaban a esos empresarios y al capitalismo.
Por la obligatoriedad, la votación de la constitución será entre votos nulos y votos válidos. Rechazo y Apruebo son una falsa contradicción.
Por Jaime Yovanovic (Profesor J)
El estallido social, el principal referente del pueblo chileno, no fue contra la constitución de los militares, sino contra el modelo impuesto que asumió alegremente la partidocracia con pésimos resultados para la mayoría de la población, en tanto el empresariado posaba de ser el modelo neoliberal capitalista más exitoso a nivel mundial y los sectores universitarios de la juventud ilustrada hoy en el gobierno se plegaban a esos empresarios y al capitalismo disfrazándose de “izquierdistas” arrastrando extensos sectores “éticos”, “feministas” y “ecologistas” de las capas medias profesionales que podían mostrarse y hasta debatir temas sociales y populares que permitieron vender la pomada de “izquierda progresista” totalmente dependiente de los empleos técnicos que ofrece el empresariado y el instrumento de su poder: el estado.
¿Por qué utilizamos comillas para lo ético, feminista y ecologista de la juventud ilustrada del frente amplio en santa alianza con los viejos partidos obreros (comunista y socialista)?
Con “ético” nos referimos a valores y normas de convivencia humana y humanista dentro de la defensa y hasta aprovechamiento del actual modelo de sociedad capitalista basado en la propiedad, la exclusión, el despojo y la ganancia, donde lo máximo que presenta esa ética es la disminución de los sufrimientos, al más puro estilo del calvario religioso, asumiéndolos como “parte” del mundo cruel que lo enfrenta cada uno para su santo, es decir, una ética de martirologio e individualista. Se sufre, pero usted puede salvarse si se incorpora a la máquina montada con las marañas y redes de la tecnología que están a su alcance y para su tranquilidad quedan por fuera de la gran mayoría del pueblo (si, los del estallido, ¿capicci?).
Con “feminista” nos referimos a aquellas, aquellos y aquelloas que, aceptando la ética basada en la propiedad establecida por el patriarcado, exigen derechos para las mujeres y los de la otredad mientras en la práctica se siguen reproduciendo las relaciones patriarcales de poder, jerarquía y autoritarismo en el hogar, los centros de estudio, los puestos de trabajo, los puestos del estado y todas las instituciones habidas y por haber. Se ve divertido si no fuera trágico que grupos de mujeres forman o adhieran a un partido político que lucha por el acceso al poder patriarcal, siendo los partidos organizaciones de origen y destino de defensa del patriarcado estatal. No hay estado sin patriarcado.
Con “ecologista” estamos diciendo que esos jóvenes ilustrados y sus aliados de los viejos partidos populares en los últimos años han formado y penetrado en las agrupaciones ecologistas y ambientalistas con el “sano” propósito de usarlas como plataforma de reclutamiento y disputa para alcanzar puestos del poder estableciendo una relación externa, funcional y autoritaria con la madre tierra reproduciendo el “mandato divino” de que animales y vegetales están a su servicio, como ellos están al servicio de un macho superior, depositario de todas las formas del poder (todopoderoso). En realidad el verdadero ecologista sabe que no va a la naturaleza, puesto que él mismo o ella misma son naturaleza. El hecho de ir o apoyar o cuidar a la madre tierra indica que se trata de dos sujetos, el protegido y el que protege, lo que es un absurdo y demuestra que estamos disgregado, separados, individualizados y que la forma adecuada de ser ecologista es primeramente cuidarnos y protegernos en nuestra dimensión natural rescatando el sujeto “nosotros” que incluye a los animales y vegetales del entorno, es decir del nicho ecológico.
Habiendo aclarado esos conceptos y el uso oportunista de quienes aspiran a sentarse en los sillones del poder como partidos legales o ilegales, de lucha electoral o lucha armada, podemos entender que la constitución es la normativa del estado patriarcal por muchos adornos y cosmética que se le ponga, o sea, la constitución de Pinochet como cualquiera otra que venga, será la norma que protege la propiedad y autoriza el extractivismo que destruye la naturaleza y las formas de vivir con ella como el despojo territorial de otros pueblos dominados también por el estado, que busca “integrarlos” como que los mapuche y otros pueblos tuvieran algo que ver con el estado chileno o argentino o el que sea.
El estallido no tiene nada que ver con este asunto, de modo que la potencia social no ha tenido para qué pronunciarse respecto a ello como no tiene para qué ir a votar, y la obligatoriedad siendo profundamente anti-democrática transforma este acto electoral en nulo, de nulidad absoluta.
Hay sectores que nos dicen que se trata de un avance y sólo están justificando lo que anhelan, pues si aspiran a sentarse en el trono, entonces nos necesitan como carne de cañón, para que les saquemos las castañas del fuego y no les conviene que aprendamos con nuestros cuerpos y nuestras manos que podemos vivir, alimentarnos y sobrevivir sin el aparato del estado, bastando que aprendamos a administrar los barrios entre los propios vecinos en las formas de democracia directa y autogobierno.
En el plebiscito de salida si no podemos abstenernos, entonces corresponde votar nulo.
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