El piueblo wampís ocupa 1.327.760 hectáreas de selva tropical y se mueve entre los bosques y ríos preparados para los peligros que los rodean: la tala y explotación ilegal de madera fina, el narcotráfico, la minería ilegal, la trata y el contrabando.
En la región Amazonas y Loreto, muchos de los 15.300 habitantes de las 85 comunidades wampis caminan temiendo lo que sucede a su alrededor, lejos de los ojos del Estado. Ocupan 1.327.760 hectáreas de selva tropical y se mueven entre los bosques y ríos preparados para los peligros que los rodean: la tala y explotación ilegal de madera fina, el narcotráfico, la minería ilegal, la trata y el contrabando.
Ayer, el exministro del Interior, Carlos Basombrío, alertó que más de 100 taladores ilegales y sujetos armados habían ingresado a territorio wampis y temía una tragedia.
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Así, frente al abandono e indiferencia del Estado para frenar esta amenaza latente, el Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis (GTANW) ha declarado, por 30 días, el estado de emergencia comunitaria y ambiental en su territorio.
“Necesitamos el apoyo del Ejército y la Policía, el crimen organizado se ha instalado en la provincia de Condorcanqui y desde ahí mueven sus tentáculos. Mensualmente perdemos 200 mil pies tablares de madera fina”, señala Galois Flores, vicepresidente del GTANW.
El objetivo de la medida, dice Shapiom Noningo, secretario del GTANW, es recuperar la armonía, convivencia pacífica y erradicar las actividades ilícitas.
Los dirigentes manifiestan que distintas mafias han puesto en peligro al pueblo wampis, sobre todo en Alto Santiago, que está viviendo los estragos de la extracción indiscriminada de especies maderables finas.
El 31 de mayo y el 3 de junio las fuerzas comunitarias y demás autoridades de Puerto Galilea, en Kanus, y Santa María de Nieva, intervinieron dos embarcaciones fluviales con 27.000 pies de madera fina. Según las autoridades, el tráfico ilegal de madera es permanente, sin que el Estado haga el control debido.
Los madereros convierten los troncos en tablas de 1,20 o 1,30 metros de largo por las que pagan entre US$ 3 y US$ 5. El precio por metro y medio de topa en Ecuador bordea los 30 dólares. Desde ese país, la madera es exportada a China.
Galois Flores asegura que existen comunidades tituladas con permiso forestal y declaración de manejo forestal (DEMA) que vienen extrayendo la madera sin control y de manera indiscriminada. “La venden y generan conflictos entre los nativos”, afirma.
Esta situación se viene agravando aún más por el contrabando masivo de combustible procedente del Ecuador y el tráfico de drogas. Las redes del narcotráfico usan la vía fluvial para llevar cocaína desde el Vraem y el Huallaga hacia territorio ecuatoriano.
Asimismo, se ha observado el ingreso de productos alimenticios y bebidas sin control sanitario que afecta directamente la salud de las naciones originarias wampis y awajún de las dos cuencas de Kanus y Kankaim.
También existe el grave problema de la trata de personas y la minería ilegal.
Shapiom Noningo explica que frente a estas acciones criminales se han activado las bases de vigilancia y control en todo el territorio wampis. “Todo tránsito fluvial con madera es intervenido y decomisado el producto, sin ninguna reparación, bajo el mandato de libre determinación”, asegura.
El presidente del GTANW, Teófilo Kukush, advirtió que la incautación de madera por parte de fuerzas comunitarias está causando amenazas de muerte y pone en grave riesgo la vida no solo de los dirigentes, policías y rondas comunales, sino de la propia población. Piden ayuda.